Venezuela: Realineando fuerzas de cara a las presidenciales del 2018
Si entender lo que sucede en Venezuela no viviendo en ese país resulta muy complicado, lo es mucho más porque la información que nos llega está fuertemente contaminada por la campaña mediática desatada desde las usinas imperiales contra el gobierno chavista de Nicolás Maduro. Son mucho más honestas las explicaciones del gobierno pero no son suficientes, hay silencios, cosas no dichas, que no ayudan a clarificar la situación.
Creo que el dato más relevante para encuadrar la situación política que hoy estamos transitando es que en 2018 habrá elecciones presidenciales, lo que determinara, salvo intervención armada externa, quien gobernará al país durante los próximos seis años.
Haber llegado a esta instancia representa un triunfo indiscutible del chavismo, y una tremenda bofetada política a los que desde la muerte de Chávez (y aún antes) vinieron profetizando una y otra vez “la inminente caída del gobierno bolivariano”; la “caída estrepitosa del régimen socialista”, etc. etc.
Para llegar a esta instancia el gobierno de Nicolás Maduro ha ganado batallas decisivas:
- Se pudo imponer a la desmoralización por la muerte de Chávez.
- Fue capaz de reponerse de la fuerte derrota electoral de diciembre de 2015, que le hizo perder el control de la Asamblea Nacional.
- Pudo derrotar a la intentona de promover una guerra civil a partir de las guarimbas
- Ha conseguido transitar el período muy crítico donde se concentraron fuertes compromisos de vencimientos de la deuda externa, que se combinaron con una abrupta caída de los precios del petróleo.
Como una consecuencia de esta acumulación de victorias el gobierno de Maduro no solo se está asegurando terminar su mandato, sino que ha aumentado sus posibilidades de ganar la próxima elección
La situación de su oponente político, La MUD, es de implosión interna y de descrédito entre lo propios opositores venezolanos y los financistas e ideólogos internacionales
Estos hechos que son objetivos desatan nuevas contradicciones y disputas políticas.
Hacia el interior del chavismo porque pasado un momento político donde mantener la unidad era una necesidad impostergable para la sobrevivencia, se desatan las pujas para saber quién será el próximo candidato a presidente, como encarnación de la disputa por la futura orientación política de la revolución bolivariana.
En la oposición la disputa política por el candidato presidencial de la oposición está condimentada por múltiples pasadas de facturas: entre los partidos, entre las bases opositoras y los partidos, y entre los financistas e ideólogos externos y los partidos y dirigentes fracasados.
Estas contradicciones y disputas políticas estarán signada por:
- Un contexto macroeconómico más favorable para el gobierno chavista. Se ha pasado lo peor que fue afrontar en el 2016, con precios de 35 dólares el barril de petróleo, compromisos externos de 16.500 millones de dólares. Estos compromisos se han reducido a la mitad para 2017 y 2018 y hacia delante, con precios que difícilmente serán inferiores a 50 dólares el barril de petróleo, la perspectiva del sector externo esta bastante despejada. En los últimos meses el gobierno ha tenido problemás financieros, agravados por las sanciones extranjeras, pero la situación económica no está comprometida a mediano y largo plazo. Por eso es un país que se puede sentar a refinanciar deuda.
- Una situación de fuerte ajuste económico interno, que ha sido avalado por el propio gobierno con los precios acordados. Este ajuste reduce considerablemente la canasta de alimentos, bienes y servicios que pueden adquirirse con salarios y pensiones y deprimirá el comercio y las importaciones. En lo que hace a la adquisición de alimentos básicos este ajuste es mediatizado por los que reciben el CLAPS, entre un 30 y 40% de la población. En consecuencia, los más golpeados por el ajuste son sectores medios y quienes viven en barrios residenciales, áreas donde se registra el mayor número de personas que emigran del país.
- Una persistencia de la agresión económica con el manejo del dólar paralelo que se alimenta con la presión para conseguir divisas extranjeras a cualquier precio, porque están fugando capitales. Más allá de las maniobras agresivas, se advierte que cada vez que se diluyen las posibilidades políticas de la oposición de recuperar el poder, se incrementa el precio del 'dólar today'. Como era de esperar, después de la Constituyente y las elecciones regionales, se produjo una fuerte escalada.
Destrabe del juego y cuentas pendientes
Haciendo referencia a las contradicciones y disputas internas en el seno del oficialismo algunas noticias que son interpretadas por la oposición, o por opinantes distraídos, como resultados de la crisis terminal del chavismo, expresan precisamente lo contrario. Hay un sector del chavismo que está adquiriendo poder interno suficiente para destrabar el juego y poder afrontar conflictos, eliminando algunos nichos de corrupción conocidos desde hace tiempo.
A modo de ilustración lo ocurrido con las redes mafiosas anidadas en PDVSA, vinculadas al contrabando de combustibles y los convenios fraudulentos con empresas privadas, que se han enfrentado deteniendo a altos directivos.
Esas maniobras habían sido denunciadas por los trabajadores petroleros desde hace años. En 2014, cuando Rafael Ramírez fue desplazado del gabinete se atribuyo su reemplazo a la imposibilidad, reconocida por él mismo, de combatir a los nichos de corrupción en PDVSA. La afirmación de que esa investigación estaba detenida por la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, aporta sobre su complicidad con estos ilícitos, pero nadie puede imaginarse que tuviera espaldas suficientes para detener por sí sola una investigación de tal magnitud. El dato saliente no es que se haya descubierto la corrupción, sino que el Presidente Maduro, avalando al fiscal Tarek William Saab, tienen poder suficiente para enfrentarla y mandar a alguno de sus principales cabecillas a la cárcel.
Advierto que en el mayor poder interno que ha ido adquiriendo el Presidente y su corriente política en el seno del chavismo han aportado favorablemente algunos aciertos políticos como la propuesta de los CLAPS, la convocatoria a la Constituyente, el reemplazo de algunos gobernadores muy desprestigiados, pero también la emergencia de una nueva camada militar, no ligada a los grandes negociados, entre los que identifico a Vladimir Padrino López, la Contralmirante Carmen Meléndez y al flamante presidente de PDVSA y Ministro de Minería, Manuel Quevedo.
Esa capacidad de destrabar el juego interno anticipa la posibilidad de que Maduro pueda imponer su candidatura a la reelección, o de alguien políticamente muy cercano.
Si la disputa en la alta dirigencia del chavismo parece resolverse en un sentido favorable hacia la continuidad del proceso revolucionario, queda pendiente la enorme deuda contraída por el gobierno con el pueblo chavista, que lo ha apoyado en los momentos más difíciles. Soportando una situación de gran escasez y restricción desde mediados de 2015 hasta finales de 2016, nunca perdió presencia en la movilización callejera. Asediado por las guarimbas, las derrotó concurriendo a votar masivamente en la Constituyente y posteriormente garantizó el triunfo en las elecciones regionales, que seguramente repetirá en las municipales del 10 de diciembre.
Los paliativos del CLAPS y los bonos navideños amortiguan, pero no esquivan el golpe del último ajuste que ha empobrecido los bolsillos populares. Para agravar la situación la actitud sectaria de dirigentes del PSUV que han saboteado candidaturas comuneras, como la de Ángel Prado a la Alcaldía de Simon Planas en Lara, no contribuyen a aliviar tensiones. En este caso queda evidente que ni siquiera se trata de cálculos electorales, ya que Prado y la Comuna El Maizal hicieron un aporte importante en votos en su distrito electoral, para que se recuperara la Gobernación de Lara. Tampoco aquí cabe la excusa de que no se puede reclamar a quienes gestionan el viejo Estado que el poder comunal avance. El poder comunal avanzó, fue a golpearle las puertas a quienes gestionan el viejo Estado, y la respuesta fue negativa.
Cuando los datos macroeconómicos parecen mejorar, y las disputas superestructurales en el seno de la alta dirigencia del chavismo parecen empezar a saldarse, no parece conveniente desatender, e incluso maltratar, a quien ha sido el sujeto protagónico que garantizó la continuidad del proceso bolivariano en los momentos más difíciles, y quien puede sustentar un avance revolucionario.
¿Quien salvará a la oposición?
Después de ganar las legislativas en diciembre de 2015, la MUD se dedicó a acumular fracasos. Anunció que echaría a Maduro en seis meses y fracasó. Trató de derrotar al chavismo en la calle y fracasó. Llamó a la abstención en la Constituyente y fracasó. Se presentó a las elecciones regionales y fracasó. Pretendió que sus cinco gobernadores electos no juraran por la Constituyente y fracasó. Ahora vuelve a llamar a la abstención en las municipales y vuelve a fracasar porque algunos grupos opositores se van a presentar. En el plano internacional la MUD ha sometido a sus apoyos como el Secretario de la OEA, Luis Almagro, al ridículo. Al punto que quien supuestamente tendrá que mediar ha quedado solo y aislado, sosteniendo posiciones abstencionistas, de no diálogo y de no reconocer la Constituyente.
El desbarranque de la MUD ha incluido además traiciones y un proceso de fragmentación interna con no menos de cuatro tendencias que luchan entre sí con tanta virulencia como lo hacen contra el chavismo. Desde los grupos más reticentes a cualquier negociación como Vente Venezuela liderado por María Corina Machado y Antonio Ledesma; los neonazis de Voluntad Popular y Primero Justicia liderados por Leopoldo López, Capriles y Julio Borges; los viejos politiqueros conservadores adecos liderados por Ramos Allup, y los más “dialoguistas” de Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista liderados por Enrique Márquez y Henri Falcón
Como el dato indiscutible es que la MUD ha implosionado, la discusión se traslada a que si esta es una buena o mala noticia. Algunos observadores califican a que esta crisis de la MUD puede ser funcional a una renovación de la oposición y a la aparición de nuevas figuras. Cuando se hace este diagnóstico todas las miradas se dirigen a Lorenzo Mendoza, gerente y dueño de La Polar, la principal empresa de productos alimenticios en el país.
Los argumentos para proponerlo parecen obvios. ¿En un mundo en que grandes empresarios como Donald Trump, Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski [y próximamente Piñera en Chile] son presidentes, porque no hacer la prueba en Venezuela? ¿En un país donde aparecen como rasgos salientes el caos económico y la falta de alimentos, porque no llevar como presidente a un prolijo y joven empresario, que sabe de producir alimentos?
Cualquiera persona sensata en Venezuela debería admitir que Mendoza y La Polar han sido factores decisivos en promover el caos económico, pero a veces las emociones y las carencias inmediatas pueden anular la conciencia. Y a eso apostarían quienes promueven esta eventual candidatura.
Sin duda EEUU, que es conciente del desbande la MUD, podría apoyar una candidatura como la de Mendoza, pero no es seguro que el empresario asuma el riesgo de semejante partida. Quienes le auguran que “seguro gana”, no han demostrado ser muy confiables en sus pronósticos en los últimos 18 años.
¿Y ahora, quién gana si se gana tiempo…?
Entre 2013 y 2017 en Venezuela se concentraron vencimientos de compromisos de pago de la deuda externa y el gobierno debió enfrentar un acumulado de 71 mil millones de dólares. El primer año pudo pagarlo sin sacrificios gracias a un muy buen precio del petróleo que se cotizaba a más de cien dólares el barril, pero a partir del año siguiente se inició una debacle que lo llevó a poco más de 20 dólares en 2016.
Por aquellos años se decía, y lo escribimos en distintas oportunidades, que uno de las prioridades para la supervivencia del proceso bolivariano era “ganar tiempo”. Si las elecciones regionales se hubieran realizado en 2016, muy probablemente el chavismo hubiera perdido en la mayoría de los Estados. Las guarimbas dieron la excusa perfecta para demorarlas un año y los resultados están a la vista.
En los años transcurridos no solo se ganó tiempo, sino que el chavismo ha derrotado políticamente a la oposición. Si la batalla política fue ganada con amplitud, la batalla económica la sigue ganando el Imperio y la derecha. Los resultados de la batalla perdida los está padeciendo el pueblo en una reducción del poder de compra de sus salarios y un deterioro en sus condiciones de vida.
Desde el punto de vista económico parece conveniente seguir ganando tiempo. Los vencimientos de deuda externa no son importantes y hay posibilidad de alisar la arruga, porque hacia delante el país esta poco endeudado en relación a su potencial económico y sus reservas en minerales. El gobierno esta recaudando mayor cantidad de dólares con las exportaciones, se han creado mecanismos que permiten una distribución de alimentos sin demasiadas fugas, y se ha producido un ajuste que tendría que estar sucedido por un rebote económico.
Desde el punto de vista político la oposición políticamente existente, que es la MUD, está en una situación de total descalabro, y alguien puede pensar que sería un momento favorable para apurar las presidenciales, antes que puedan reorganizarse.
Mi gran preocupación es que no se haya comprendido que así como el apoyo mayoritario a la MUD en las elecciones legislativas de 2015 no fue un cheque en blanco, tampoco el apoyo al chavismo en la Constituyente, las regionales y seguramente las municipales, son cheques en blanco. Se votó porque se acabaran las guarimbas, porque se mejorara la situación económica de las mayorías y porque se devolviera protagonismo al pueblo. Esto todavía no ha sucedido. El futuro del proceso bolivariano sigue pendiente de pagar esas deudas.
Se viene tiempos decisivos y desde el gobierno tendrán que seguir tomando decisiones por convicción o necesidad. En muchas oportunidades el gobierno chavista avanzó más por necesidad que por convicción (alguien se imagina a muchos dirigentes que conocemos confiando la distribución de alimentos a los Consejos Comunales, si no hubieran tenido la soga al cuello). Veremos como sigue.
Unidad. Combate y Victoria.
Solo el pueblo salvará al pueblo.