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Mundo, Mundo :: 19/12/2017

Perú: PPK, entre la renuncia y la vacancia

César Zelada

La situación política peruana se caracteriza por la volatilidad generada por la polarización entre los tres poderes del Estado. Pero en especial por el golpe de estado parlamentario al pedir la vacancia por incapacidad moral del presidente de la República. Horas antes del acuerdo congresal del último viernes, PPK, dio un manifiesto a la Nación, para tratar de evitar lo inevitable. Para varios analistas y periodistas, PPK, en vez de lograr convencer a la opinión pública dejó más dudas.

De esta forma hemos llegado a un punto crítico de desequilibrio temporal (con vació de poder incluído), que pone en un dilema al connotado tecnócrata neoliberal que todavía vive en la Casa de Pizarro: O renuncia o es vacado por el Congreso de la Nación.

La renuncia como salida rápida y “discreta”

Para algunos analistas como Juan De la Puente, la renuncia es la salida más rápida a la crisis. Para Fernando Rospigliosi, “…el fujimorismo no quiere vacar a kucynski porque eso de todas maneras tendría un costo político. Claramente han lanzado un globo de ensayo la semana pasada con Yeni Vilcatoma y Carla Schaefer, planteándole una salida menos traumática, mas decorosa, y la han vuelto a reiterar en el Congreso. A ellos les conviene porque dirían: “nosotros no lo vacamos, el renuncio, porque estaba comprometido…”, (“El fujimorismo no quiere vacar a Kuczynski”, diario La República, 17/12/17).

Y en efecto, al apro-fujimorismo no le conviene vacarlo no solo porque sería una sangría política sino porque se le puede voltear la tortilla.

Así redacta una de las principales revista de la clase dominante peruana, “…No es casual, por ello, que el pedido de vacancia se sustente principalmente en ese punto: que PPK mintió al país . Esta revista, por cierto, discrepa de la afirmación contenida en ese documento en el sentido de que “mentirle reiteradamente a…[los] peruanos configura una incapacidad moral indiscutible”. Si ese fuera el estándar, casi ningún presidente –casi ningún legislador, casi ningún político– podría retener su puesto… Aunque por factores en parte contingentes –el propio escándalo Lava Jato, su escasísimo capital político, etc.–, es fácil concluir que PPK no podrá mantenerse en el cargo hasta el final de su mandato. Debido a sus laxos estándares en materia de conflictos de interés y de transparencia con la ciudadanía ha perdido auctoritas –autoridad moral–, y ése era uno de los poquísimos pilares sobre los que se sostenía su debilitado gobierno. Lo cual nos lleva a la segunda pregunta, la de la conveniencia de la vacancia…”, (PPK: Mejor renuncia que vacancia, Revista Semana Económica, 15/12/17, http://semanaeconomica.com/article/legal-y-politica/politica/258993-ppk-mejor-renuncia-que-vacancia/).

Luego, la revista, que también apoyo a PPK en la campaña electoral, concluye, “… Por ello lo recomendable es que el presidente renuncie y le ahorre al país el triste expediente del juicio político . De esa manera la reconstitución de la legitimidad gubernamental empezará más rápido.
Pero en cualquier caso – renuncia o vacancia – se debe respetar al milímetro la línea de sucesión constitucionalmente prevista. La idea del llamado anticipado a elecciones generales no debe ser acogida. Una democracia republicana es la que aplica su Constitución pase lo que pase, y por cierto quién reemplaza al presidente anticipadamente saliente y en qué términos, es una de las provisiones constitucionales más importantes. También debe respetarse escrupulosamente el debido proceso…”.

Sin embargo, PPK, es todavía reacio a renunciar talvez porque existe un proceso abierto en la fiscalía en su contra por el mismo caso. PPK debe estar esperando una señal clara para la negociación.

La vacancia sería una guerra despiadada

La vacancia es un proceso de más aliento, cuestionado por algunos constitucionalistas (argumentando que todavía no está probada la corrupción), que tiene que pasar por la votación de 87 de 130 congresistas (el pedido de vacancia fue hecho por el izquierdista Frente Amplio que tiene 10 votos, más los del fujiaprismo que son 77, sumarían 87 votos suficientes), y ser ratificado en tres plenos parlamentarios. Para la oposición la vacancia es un tema político (por perjurio) más que legal.

Pero a la misma vez la vacancia al durar más tiempo dará lugar para que la dinámica de la guerra política sea más despiadada y el antifujiaprismo petardee a su enemigo, sacando a la superficie más escándalos, y viceversa.

A la alianza apro-fujimorista no le conviene la vacancia del presidente porque todo se puede convertir en un boomerang ya que ellos también tienen rabo de paja. En otras palabras, pueden ir por lana y salir trasquilados.

En verdad, la renuncia de PPK es la salida más salomónica para el sistema político neoliberal, porque permitiría expulsar un poco de presión de la olla hirviente, retomando la relativa calma que existía antes de la crisis.

Los poderes económicos presionan para un acuerdo que no paralice la economía

Y es que producto de la crisis del régimen (basado en la constitución de 1993), la bolsa de valores cayó, el dólar si disparó y las inversiones privadas están semiparalizadas (el gremio patronal de la CONFIEP ha emplazado a los partidos a llegar a un pacto por el bien del país).

Por estas razones, los poderes económicos (con factores nuevos como la prisión de tres directivos de grandes empresas socias de Odebrecht), están presionando para darle una salida rápida a la crisis.

Pero como decimos en una nota anterior “… Así las cosas, las declaraciones de Marcelo Odebrecht, confirmando que Keiko y Alan García, han recibido plata para sus campañas electorales, y que PPK, fue consultor de la constructora, han generado una guerra en las alturas, al no ponerse de acuerdo en cómo enfrentar las contradicciones que genera el escándalo…”, (Crisis en las alturas y asamblea constituyente, Rebelión, 24/11/17).

Y en efecto, la falta de acuerdo político, por este clima tan enrarecido (producto del escándalo Odebrecht), complejo y contradictorio, es la que está llevando a tensar más la cuerda entre los poderes políticos en pugna. Incluso se rumorea que solo sería cuestión de días para que Keiko vaya presa siendo este miércoles su citación fiscal para que esclarezca las denuncias en su contra.

La escopeta de dos cañones de Odebrecht

En este contexto, el “salvavidas” que le lanzó Odebrecht a PPK, señalando que en los años que la empresa de éste último les hizo consultorías el sindicado no estuvo al mando y que fueron contratos lícitos, parece más una estrategia brazuca para aplacar la herida que produjo la carta anterior dirigida a la fujimorista Comisión Lavajato, donde señalaba que PPK sí había realizado contratos con Odebrecht.

Es decir que Odebrecht primero dispara contra Keiko (con apuntes como "aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita"), para luego disparar contra PPK.

Y es que Odebrecht tiene actualmente varios negocios pendientes en Perú al poner en venta varias obras a capitales chinos y foráneos. Es decir, que Odebrecht, en vista de la debilidad de PPK, puede estar negociando con el fujiaprismo el futuro de sus negocios que alcanzan los miles de millones de dólares.

No obstante, PPK, dio una entrevista televisada el día de ayer domingo tratando de valerse de la última carta de Odebrecht, pero dejando de nuevo las mismas dudas de siempre.

“… ¿Un banquero que ha manejado miles de cuentas y tanta plata ajena como PPK no sabe lo que pasa en su cuenta corriente y con su plata? ... ¿El único dueño de una cuenta no es responsable de lo que pasa con esta? ¿PPK ignoraba que Sepúlveda trabajaba para Odebrecht y para labores en el Perú? ¿PPK desconocía el artículo 126 de la C-93, que un funcionario público NO puede estar cerca de esos entripados? ¿Importa que los contratos Odebrecht-Sepúlveda sean supuestamente “lícitos” y “solo coordinados entre ellos” si finalmente Westfield es de propiedad de PPK? ...”, se pregunta el columnista de derecha Aldo Mariátegui ( Simplemente insostenible, diario Perú 21, 18/12/17).

Encuestas: La mayoría popular exige nuevas elecciones

Las últimas encuestas hechas por IPSOS (https://elcomercio.pe/politica/ipsos-57-favor-ppk-deje-cargo-presidente-noticia-482244; 1287 personas entrevistadas entre el 13-15 diciembre), dan a PPK nueve puntos menos en un mes llegando a una aprobación del 18% mientras que su rechazo está en el 75%. Y los que quieren que PPK renuncie son el 57% contra el 41% que quiere que termine su mandato. Otros datos reveladores son que el 67% quiere nuevas elecciones, que solo el 30% acepta la asunción de Martin Vizcarra como nuevo presidente y que el 61% estaría de acuerdo con que PPK cierre el Congreso de la República y convoque nuevas elecciones.

PPK se va quedando solo

Sin embargo, el presidente ya no tiene la fuerza suficiente para cerrar el Congreso. La foto del viernes último con una parte de su gabinete y bancada congresal es simbólicamente categórica. Casi todos estaban con un semblante fúnebre.

PPK está aislado. Los altos mandos de las FF.AA. o fueron puestos por los Humala o por el fujiaprismo. Los poderes económicos ya no apoyan a PPK y piden una salida rápida a la crisis. No tiene bancada sólida (a pesar de haber ganado la elección presidencial quedó tercero en el Congreso talvez gracias a Gilbert Violeta quien fue denunciado por ex candidatos por cobrar cupos para integrar la lista parlamentaria).

Sus aliados de la comunidad de Gobiernos Regionales (GORE) y municipales están a la expectativa del desenlace. No tiene ningún sector del movimiento popular organizado que lo apoye. Su vicepresidente Vizcarra twitteó una nota desmarcándose de él en nombre de la gobernabilidad. Y para colmo de males su Ministro del Interior, Carlos Basombrío, acaba de renunciar a su cargo, por diferencias con PPK (dicen que pidió su renuncia para oxigenar al gobierno).

Negociaciones en las alturas

Así las cosas, la suerte de PPK, parece estar echada. Es decir, que la tendencia principal, por ahora, es hacia la renuncia o vacancia (aunque PPK nunca se caracterizó por tener un carácter fuerte).

Y en este punto debe estar la carta de negociación entre los bandos en pugna.
PPK va exigir inmunidad total y la cancelación de juicios mientras que Keiko va exigir que se archiven los procesos contra ella y su brazo derecho Joaquín Ramírez por lavado de activos y donaciones de Odebrecht.

De llegar a un Acuerdo político, PPK, diría que “por el bien de la Nación y las inversiones”, da un paso al costado. Sería una salida “elegante”.

No obstante, el factor del poder judicial (con un aproximado de 30% de respaldo popular), pareciera por ahora elevarse como un árbitro por encima de la pugna entre los politicastros.

Algunos de los fiscales que están llevando los casos de Odebrecht van a tener que ser muy presionados para allanarse al acuerdo político. Y es que algunos como Carhuancho han hecho carrera pública metiendo a la cárcel a varios tiburones corruptos. Y es probable, como ya ha pasado antes en la historia, como con el juez español Garzón (o César San Martin en Perú), que pese más los principios a las presiones de los poderes fácticos.

De no ser el caso, asistiremos al típico borrón y cuenta nueva, es decir que cambie algo para que nada cambie en el fondo. Todos se pondrán de acuerdo para superar el impase que pone contra las cuerdas al sistema político neoliberal que ha enriquecido más a unos cuantos y mantiene en la pobreza a millones con 948 000 niños (3-5 años), con anemia, como un síntoma del fracaso del mismo.

Solo EE.UU. puede salvar a PPK

De no llegar a un acuerdo, EE.UU. tendrá la varita mágica para resolver el impase. Lo que no está claro es de qué lado está hasta hoy la caricatura de bonapartista DonaldTrump. Antes que éste llegara al poder, la estrategia de Washington era la de no dejar que el fujimorismo llegue a Palacio. La traición de Fujimori-Montesinos vendiéndole armas a las FARC o coqueteando con la KGB rusa fue el detonante de las relaciones con los servicios de seguridad yanquis, que son los que en última instancia mueven los hilos del poder tras bambalinas.

PPK creció y se formó académicamente entre Inglaterra, Suiza y EE.UU. Varias de sus oficinas de negocios residen en EE.UU. y su mujer Nancy Lange (prima de la connotada actriz Jessica Lange), es norteamericana. En otras palabras, PPK es más norteamericano que peruano (aquí nació porque su padre germano-judío askenazí, vino buscando una vida mejor después de la crisis post 1ra guerra mundial).

Y en verdad, es difícil pensar que EE.UU. abandone a uno de sus alumnos tan prestigiados en el mundo financiero como PPK y que en este año y medio de gobierno ha seguido al pie de la letra la línea política de Washington denunciando a Nicolás Maduro y Kim Jong Un (algo muy raro para la historia de la diplomacia peruana).

Esta cuestión lo vimos no solo con el lobby judío que ejerció la ex primera dama Eliane Karp para evitar que caiga su esposo Alejandro Toledo que llegó al digito de aprobación popular sino ahora con el refugio del ex presidente en la tierra del tío Sam.

Sin embargo, al final, como dijera el ex secretario del presidente Eisenhower, John Foster Dulles, “…EE.UU. no tiene amigos sino intereses…”. Y en efecto, si EE.UU. ve que PPK no ata ni desata y que Keiko les puede garantizar el respeto a sus intereses políticos, pues, no lo dudarían ni un minuto.

Con Vizcarra o Araoz la crisis no cerrará

“…Pero oír argumentos no es el plan armado por Fuerza Popular y el Apra. Su plan es avanzar en el control institucional del país que incluye el dominio sobre el TC –objetivo que se le ha complicado por decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos–; sobre el Ministerio Público derribando al fiscal de la nación, sea desde el congreso o el CNM para manejar los casos de los dirigentes fujiapristas; y derribar a PPK para poner ahí a Martín Vizcarra y hacerlo gobernar a su servicio…”, escribió Álvarez Rodrich ( Ecos de una entrevista, La República, 18/12/17).

Pero en caso que Vizcarra asuma la presidencia, la crisis no cerrará porque al igual o peor que PPK, éste adolece de un partido solido (el de PPK le hacía la vida a cuadritos), no tiene muchos aliados y la mayoría de la gente no lo quiere. La única opción que tendría sería la de cerrar el Congreso, pero no por cuestión legal (porque la ley no se lo permite ya que su competencia es terminar el mandato del 2016), sino por presión de las masas, produciendo una colisión con la oposición apro-fujimorista, que plantearía la vacancia por el caso chincheros o cualquier otro. Eso si es que no lo hacen renunciar antes de la investidura presidencial.

“… No se le puede pedir al sucesor constitucional de PPK –el vicepresidente Martín Vizcarra– que asuma su responsabilidad histórica si es que le va esperar la misma suerte que a su predecesor en materia de relaciones Ejecutivo-Legislativo. Es la hora de la colaboración, no del oportunismo. Si el fujimorismo cree que este desenlace es un triunfo, está absolutamente miope…”, redactó la revista Semana Económica.

La única que puede darle cierta garantía al apro-fujimorismo es la segunda vicepresidenta Meche Araoz por sus vínculos con el APRA. Sin embargo, Keiko ya tiene la mala experiencia que, si no tiene a alguien de su confianza absoluta en la primera magistratura del Estado, le pueden robar los votos como pasó con Ollanta apoyando a PPK con el avión militar para viajar a la selva o evitando que los policías voten en las elecciones. Además, Araoz, también tiene sus “anticuchos”, presa fácil de roer para que renuncie.

Claro que esta estrategia también traería un desgaste político de las fuerzas golpistas apro-fujimoristas. Pero al no haber por ahora un partido fuerte que le pueda disputar a la maquinaria de guerra del apro-fujimorismo las futuras elecciones, pues, poco les debe importar a estos el degaste político, que también salpica a los demás partidos con la excepción de Alianza Para el Progreso (APP), Frente Amplio (FA) y Acción Popular (AP), quienes también tiene sus debilidades como líderes o estructuras solidas con el movimiento ciudadano.

Colectivo “No a Keiko” y la necesidad histórica de la intervención de las masas con independencia política

Es en este contexto de volatilidad y golpe parlamentario que el colectivo No a Keiko convocó a una movilización nacional que contó con la participación de unos cuantos cientos de personas el viernes 15 de diciembre. La cantidad de por sí sola ya habla de los límites de la confusa consigna de “no al golpe parlamentario”, cuando si bien es cierto existe en efecto una estrategia golpista, pues, con las ultimas notas de Odebrecht, está claro que PPK también está involucrado, así como sectores de la izquierda local.

Esta cuestión se refleja en el ambiente social donde la mayoría exige nuevas elecciones. Esto implica “que se vayan todos”. Y aquí comienza la polémica con algunos líderes de izquierda que creen que esta consigna le haría un favor al apro-fujimorismo como si en la actualidad estos golpistas por antonomasia no estarían haciendo lo que se les viene la gana con la Patria.

Por esta razón, los poderes fácticos van a tratar de llegar a un acuerdo político para dar una salida a la crisis en el más breve plazo a través de la renuncia (destapando más escándalos que involucren a PPK) y así evitar que la crisis política se convierta en crisis económica (ya hay elementos de estancamiento). En cambio, la vacancia al demorar más tiempo podría despertar al “león dormido” que está entretenido con las fiestas de fin de año. Es decir, que, si en este fin de año no se cierra la crisis del régimen, pues, en enero podríamos asistir a la intervención del pueblo en la forma de una explosión social.

CALPU

 

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