25-M: AuB, el triunfo del voto digno y rebelde
Autores del texto: Arnaldo Otegi y Joseba Permach.
Publicado en Gara el 24 de mayo del 2003.
Falta cada vez menos para que se «celebren» elecciones municipales y forales en una parte de nuestro pueblo y cabe, al menos de manera parcial, hacer un balance de la campaña y plantear algunas previsiones de futuro.
La primera conclusión es eminentemente positiva: hemos acertado plenamente en nuestro planteamiento de llamar a la gente a votar las candidaturas populares abertzales y de izquierda.
El descoloque del Estado español, el nerviosismo del autonomismo y la gran aceptación apreciada por nuestras bases nos permite afirmar que hemos acertado en la elección. ¿Por qué?
Porque votar nuestras candidaturas permite constatar nuestra amplia base social, neutralizar, en parte, la estrategia del Estado y, además, permite seguir manteniendo el carácter eminentemente político del conflicto.
El Estado buscaba y busca levantar el acta de defunción política de la izquierda abertzale el 25 de mayo. Las elecciones debían permitir la desestructuración y la dispersión de nuestra base electoral. Sin apoyo social, sin base electoral, desaparece el problema político y el conflicto vasco se reduce a una mera cuestión antiterrorista.
Por otro lado, nuestra decisión de acudir a votar fue, también, duramente criticada por los sectores que se reclaman abertzales y democráticos en nuestro pueblo. Nos imaginaban en la abstención o incluso en el boicot activo. En esas circunstancias el voto útil serviría para fortalecer su posición política y electoral. Les permitiría, además, presentarse ante Madrid como el único interlocutor válido desde posiciones abertzales. Camino despejado, en definitiva, para un nuevo pacto con el Estado en claves no soberanistas y de regeneración estatutaria.
Por todo esto y, al alimón, el Estado tiembla ante una papeleta y practica detenciones, interpone denuncias y augura más estrategias de represión. Y el Gobierno de Gasteiz revienta mítines, golpea candidatos, roba papeletas y persigue independentistas.
Por eso nosotros, que no esperamos nada de los fascistas españoles, venimos haciendo dos preguntas al Gobierno de Ibarretxe que, no lo dudéis, no va a contestar: ¿van a respetar la voz del pueblo y lo que éste decida democráticamente? ¿Van a ser las nuestras las únicas instituciones europeas que no se van a articular como fruto de la voluntad popular sino como fruto de la imposición de una legalidad fascista y, por lo tanto, de excepción? Si la respuesta es sí, ya sabemos qué podemos esperar (ya lo sabíamos antes) de las promesas de consultas, soberanías y demás retóricas al uso.
Combatir el fascismo y cerrar las puertas a una situación políticamente cada vez más insostenible debe ser nuestra prioridad política. Y, en esa dirección, la fortaleza también electoral de nuestras posiciones políticas nos permitirá dar saltos cualitativos nuevos y novedosos en el camino de la construcción nacional y social de Euskal Herria.
Nuestro voto no les gusta a los fascistas. Del enemigo el consejo. El Tripartito ya obtuvo su gran triunfo electoral el 13 de mayo, ya sabemos con qué consecuencias. Ahora debe ser el tiempo de la izquierda abertzale. Hoy más que nunca, porque nosotros sí que vamos a cambiar las cosas a partir del 26.