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Mundo :: 31/01/2009

La violencia de la globalización

Vandana Shiva
El apetito insaciable de los mercados globales por obtener recursos se satisface desatando nuevas guerras para obtenerlos

Pasajes escogidos del testimonio de Vandana Shiva en el Tribunal de las Mujeres, África del Sur, el 8 de marzo de 2001.

Pensábamos que habíamos dejado atrás la esclavitud, los holocaustos y el apartheid - que la humanidad no volvería a permitir que la deshumanización y los sistemas violentos volvieran a determinar las reglas por las que vivimos y morimos. Y sin embargo, la globalización está provocando nuevas esclavitudes, nuevos holocaustos, nuevos apartheids. Es una guerra contra la naturaleza, las mujeres, los niños y los pobres. Una guerra que está transformando cada comunidad y cada hogar en un campo de batalla. Es la guerra de los monocultivos contra la diversidad, de los grandes contra los pequeños, de las tecnologías de tiempos de guerra contra la naturaleza.

Las tecnologías bélicas se están convirtiendo en la base de la producción en tiempos de paz. El "Agente Naranja", que se pulverizó sobre Vietnam, está siendo pulverizado ahora sobre nuestras granjas como herbicida junto con Round up y otros venenos. Se está utilizando la ingeniería genética en plantas y animales, convirtiendo así nuestros campos en emplazamientos para la guerra biológica. Y se está aplicando una inteligencia perversa para terminar con los ciclos de renovación de la vida diseñando semillas Terminator para que sean estériles. La violencia aumenta, la presión sobre las sociedades, los ecosistemas y los seres vivientes está alcanzando niveles insoportables. Estamos rodeados por procesos de ruptura social y ecológica.

Pensemos en los acontecimientos de nuestros tiempos que llenan las noticias de primera plana. Las vacas europeas sufren la Encefalopatía Espongiforme Bovina [EEB (BSE en inglés) N.d.T.], millones de animales están siendo quemados a medida que se extiende la fiebre aftosa como resultado de la intensificación del comercio, los agricultores en India se suicidan por miles, un niño de 15 años, Charles Andrew Williams, dispara contra sus compañeros de clase en California, la limpieza étnica.

Todas estas son guerras en tiempos de paz, que ocurren en nuestras vidas cotidianas y son la última expresión de la violencia en un sistema que ha puesto las ganancias por encima de la vida, el comercio por sobre la justicia, y que ha convertido la ética y la ecología en tecnologías violentas.

Las vacas son herbívoras, no están hechas para comerse sus propios cadáveres. Pero, en un sistema industrial globalizado de agricultura industrial que sigue las leyes de libre comercio en la agricultura, lo "eficiente" fue moler la carne de ovejas y vacas muertas y convertirla en alimento para ganado. Así se extendió la EEB entre el ganado - una enfermedad que puede transmitirse a los seres humanos.

Los niños deberían jugar con sus amigos. Las escuelas no son zonas de guerra. Pero una cultura de armas y violencia, combinada con un enfoque exclusivo en el crecimiento económico, el comercio y la acumulación material, ha dejado a las generaciones futuras desarraigadas y sin sostén, temerosas y violentas. A nuestros niños se les roba la infancia. En Irak, mueren 12 niños por hora, a causa del embargo. En otras regiones, se empuja a los niños hacia la prostitución o la guerra - las únicas posibilidades de sobrevivir cuando las sociedades se desmoronan. Por todo el Tercer Mundo, el hambre y la desnutrición han aumentado como resultado del ajuste estructural y las políticas de liberalización del comercio.

Durante 1979-81 y 1992-93, el consumo de calorías disminuyó en un 3 por ciento en México, un 4,1 por ciento en Argentina, un 10,9 por ciento en Kenia, un 10 por ciento en Tanzania, un 9,9 por ciento en Etiopía. En India, el consumo de cereales per capita disminuyó en un 12,2 por ciento en las áreas rurales y en un 5,4 por ciento en las áreas urbanas. Negar alimentos a los hambrientos y alimentar los mercados es uno de los aspectos genocidas de la globalización. Los países no pueden asegurar que los hambrientos sean alimentados porque esto requiere leyes, políticas y compromisos financieros que son "proteccionistas" - el crimen capital en el régimen de globalización.

Negar medicinas a los enfermos para que la industria farmacéutica global pueda realizar ganancias es otro aspecto del genocidio. Bajo el acuerdo de Propiedad Intelectual Relacionada con el Comercio de la Organización Mundial de Comercio, los países tienen que poner en práctica leyes sobre las patentes otorgando derechos exclusivos y monopolistas a la industria farmacéutica y biotécnica. Esto impide que los países puedan producir medicamentos genéricos a bajo costo. Con la medicina patentada para VIH/SIDA un año de tratamiento cuesta 15000 dólares, mientras que con las medicinas genéricas producidas por India y Brasil cuestan 250-300 dólares. Las patentes, por lo tanto, están literalmente robando las vidas de los enfermos de SIDA.

Sin embargo, en el orden mundial de globalización dictado por el comercio, la codicia y las ganancias, lo ilegal es suministrar curación mediante medicinas a precios asequibles. India, Brasil y África del Sur han sido llevadas al Tribunal de la OMC (el Mecanismo de Resolución de Disputas) porque tienen leyes que permiten que se produzcan medicinas a bajo costo.

En el Tribunal Mundial de Mujeres, declaramos que las leyes que obligan a un gobierno a negar a sus ciudadanos el derecho al alimento y el derecho a la medicina son genocidas.

La globalización es un sistema violento, impuesto y mantenido mediante el uso de la violencia. Cuando se eleva el comercio por sobre las necesidades humanas, el apetito insaciable de los mercados globales por obtener recursos se satisface desatando nuevas guerras para obtenerlos. Las guerras por los diamantes en Sierra Leona, por el petróleo en Nigeria, han asesinado a miles de mujeres y niños.

La transferencia de los recursos de los pueblos a las corporaciones globales también lleva a los estados a ser más militaristas, cuando se arman obedeciendo a intereses comerciales, y comienzan guerras contra su propia gente. El gobierno ha utilizado la violencia contra pueblos tribales en áreas donde se explotan yacimientos de bauxita en Orissa y Koel Karo, donde se detuvo la construcción de una gran represa.

Pero las corporaciones globales no sólo quieren poseer los recursos no-renovables como los diamantes, el petróleo y los minerales. Quieren poseer nuestra biodiversidad y el agua. Quieren transformar la esencia misma y la base de la vida en propiedad privada. Los Derechos Intelectuales de Propiedad (DIPs) sobre las semillas y las plantas, los animales y los genes humanos están destinados a convertir la vida en propiedad de las corporaciones. Al mismo tiempo que mienten diciendo que han "inventado" formas de vida y organismos vivos, las corporaciones también reivindican patentes sobre conocimientos pirateados del Tercer Mundo. La sabiduría de nuestras madres y abuelas está siendo reivindicada ahora como invención suya por las corporaciones y los científicos occidentales.

El uso de Neem (Azarichta Indica) como pesticida y fungicida, fue reivindicado como una invención de USDA y W.R.Grace. India se opuso y logró que se revocara la patente. Las semillas y las plantas de arroz basmati han sido reivindicadas como invenciones de una corporación estadounidense llamada Ricetec. Y estos son sólo algunos ejemplos de biopiratería que llevarán a la situación absurda en la que el Tercer Mundo pague por conocimientos que se han desarrollado cumulativa y colectivamente.

Desde el Tribunal de las Mujeres, declaramos que las patentes sobre la vida y las patentes basadas en la biopiratería son inmorales e ilegales. No debieran ser respetadas porque violan principios universales de respeto a la vida y a la integridad de los sistemas cognitivos de una cultura.

No viviremos siguiendo reglas que están robando a millones sus vidas y sus medicinas, sus semillas, plantas, y conocimientos, su sustento, su dignidad y su alimento. No permitiremos que la codicia y la violencia sean tratadas como los únicos valores para forjar nuestras culturas y nuestras vidas. Recuperaremos nuestras vidas, como recuperamos el derecho. Sabemos que la violencia engendra violencia, el miedo engendra miedo, la paz engendra paz y el amor engendra amor. Volveremos a tejer el mundo como un sitio de cooperación y generosidad, de paz y justicia, no un mercado donde la cooperación y la generosidad y la protección son crímenes y la paz y la justicia son impensables. Forjaremos nuevos principios universales mediante la solidaridad, no la hegemonía.

Los mundos de las mujeres, son mundos basados en la protección - de nuestra dignidad y auto respeto, del bienestar de nuestros hijos, de la tierra, de sus seres diversos, de aquellos que tienen hambre y aquellos que están enfermos. Protegerlos es la mejor expresión de humanidad. Aquellos que han tratado de transformar "protección" en una mala palabra, el peor crimen en el mercado global, ven la protección de la salud, la nutrición, la vida y piden sanciones comerciales y "castigo" en la OMC y el Banco Mundial.

A aquellos que han tratado de criminalizar la protección de la vida les decimos, haciéndonos eco del Arzobispo Tutu: "Ustedes ya han perdido. Necesitan apartarse del camino para que podamos protegernos unos a otros, a nuestros niños y a la vida en este planeta." El futuro no pertenece a los Mercaderes de la Muerte - pertenece a los Protectores de la Vida.

Znet/ Traducido por Germán Leyens y revisado por Marta Negro

 

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