Aportación al debate sobre la función de los medios en el Imperio: Las fronteras de la responsabilidad
1. Introducción: conocimiento y acción
La Globalización ha devenido consecuencia fatal de lo que Paul Virilio(2) llamó "empequeñecimiento del mundo".
No es tanto que el Poder se extiende -que también- como que el mundo se encoge. Y no sólo, ni principalmente, el mundo físico: es la representación mental y emocional del mundo lo que mengua.
La velocidad en los desplazamientos y en las comunicaciones ha empequeñecido el mundo físico. La pobreza intelectual y emocional ha empequeñecido el mundo mental, emocional y espiritual. Para comprobarlo basta mirar unos instantes la televisión: la obviedad del esperpento es tan brutal que casi no se advierte.
Mundo plano
Mundo superficial. Superficie plana en la que los sujetos sólo pueden situarse más cerca o más lejos del centro privilegiado del que parten los discursos también planos.
La Globalización es la supresión de la tercera dimensión: la profundidad. Los gerifaltes del Estado Mayor Civilizado han construido un espacio propio, plano -superficial- en el que la velocidad ha interconectado todos los puntos produciendo una sensación de ubicuidad total.
La información está en todas partes al mismo tiempo: es una tupida malla que recubre la superficie del planeta. Sin embargo, en contra de lo que venía siendo un tópico en la era pre-digital, la información ya no es Poder; al menos en el sentido puramente cuantitativo asignado a mediados del siglo veinte.
El Poder está en la tercera dimensión: la profundidad confiere Poder. Sin la profundidad tenemos una superficie sin grosor que ni siquiera podemos tocar. Una superficie que conforma un mundo virtual. Sin profundidad estamos atrapados en Matrix.
El Poder es la gestión de la información: el Conocimiento. De modo que el Imperio no sólo no quiere restringir la información, sino que está empeñado con todas sus fuerzas en la informatización del planeta, vale decir: en el cierre total de la malla, de la Red, de modo que todos estemos conectados al mundo virtual en el que todo es -teóricamente- posible mientras estés sentado ante la pantalla, atado al ratón y al teclado, atrapado en sus programas, enmarañado en sus protocolos, enredado.
A mayor velocidad, menos posibilidades de análisis contextualizado y, por tanto, menos comprensión.
La tercera dimensión es el conocimiento... y la acción.
2. Contradicciones y gestión (ética) de las contradicciones
Lo importante no es dónde estás, sino qué haces. Porque, más allá de tu localización física, tú te sitúas, tú construyes tu mirada al exterior y tu relación con él; tú marcas tus fronteras.
Ejemplo: los corresponsales no incrustados de los distintos medios presentes en Bagdad compartían una localización física similar, pero el día que las bombas comenzaron a caer sobre la ciudad, un locutor de Radio Nacional de España se refirió a ellas como "nuestros misiles", mientras la cadena Al-Yazeera hablaba de "invasión".
La semántica traza fronteras. Y el lenguaje es nuestro.
Lo que marca pues la diferencia es el grado de consciencia, de conocimiento, de tercera dimensión, de profundidad.
Si eres "ignorante", no puedes levantar la cabeza porque estás en una superficie plana. De modo que no puedes contemplar lo que te rodea, ni tener una perspectiva alejada: sólo puedes ver lo inmediato y recibir noticias del resto. Sólo al integrar la tercera dimensión puedes levantarte y ver dónde estás, puedes observar la malla... y buscar las grietas.
Médicos y maestros en lugar de policías y soldados...
El problema crucial es analizar cuales son los mecanismos que hacen que la mayoría quede atrapada en esas dos dimensiones de la servidumbre. Buscar las raíces de la dominación y actuar sobre ellas en lugar de limitarnos al desgaste permanente de luchar contra un producto ya hecho.
En 1933, Wilhelm Reich comenzó a explorar ese camino: analizando el fenómeno de la victoria del fascismo en Alemania llegó a la conclusión de que "todo orden social produce en la masa de sus componentes las estructuras de carácter que necesita para alcanzar sus fines"(3); o lo que es lo mismo: que las raíces de la servidumbre hay que buscarlas en los dispositivos sanitarios y educativos que modelan al ser humano, creando así una masa de ciudadanos que Reich describió como "esclavos de no importa quién"(4).
La educación es un instrumento
El análisis multidisiciplinar de los ritos sociales que ocupan esa zona en la intersección entre lo educativo y lo sanitario que es el embarazo, el parto y la crianza de los bebes se perfila como herramienta de primer orden en esa batalla. Es preciso romper con el mito de que "la educación eleva el espíritu crítico". La educación crítica elevará el espíritu crítico; pero la educación uniformizadora lo extirpará.
La educación no es una panacea de la liberación; es un instrumento que puede ser utilizado -y de hecho lo es- con fines radicalmente opuestos. Es cierto que la ignorancia de los pueblos facilita su esclavitud; pero en los tiempos de la globalización nos enfrentamos con otros modos de dominación que no utilizan la ignorancia, sino precisamente lo contrario: necesitan inculcar en las masas conocimientos y habilidades básicas que permitan la manipulación bajo una capa ilusoria de "libertad’.
3. Los límites (difusos) de la responsabilidad
Lo propio de estos tiempos neokafkianos es que se diluyan los límites de la responsabilidad. Pondré un ejemplo en el que mantengo un frente de batalla desde hace un decenio:
Los tests de VIH a embarazadas son rutina cuasiobligatoria en la mayoría de hospitales. Existe suficiente literatura científica descalificando los tests como para bloquear la memoria de cualquier ordenador. Pero los tests continúan realizándose. Alguien te lo incluye en una analítica rutinaria, alguien te saca la sangre, alguien introduce decenas de muestras de sangre en una máquina y recoge los resultados para elaborar los informes, alguien abre un sobre y te comunica el resultado positivo, alguien te deriva a un especialista que te asigna un tratamiento conforme a protocolo: AZT, Nevirapina... es lo mismo: nuevamente productos documentados como destructores celulares, causantes de malformaciones en el feto... ¿a qué seguir?; al final de la cadena, tu bebé nace destrozado: ¿quién es el responsable? Todos y ninguno(5).
Responsabilidad difusa. Cada eslabón de la cadena hace lo que cree correcto y tiene una fe absoluta en que los demás han hecho lo propio. Cada pieza de la máquina es "inocente", pero la máquina te tritura.
Un familiar cercano trabaja como analista. Le insistí hace años para que leyera los artículos científicos que descalifican a los tests. Al cabo de unos días le pedí su opinión. Su respuesta fue: "quiero conservar mi trabajo".
Todos tomamos decisiones.
Hay quien decide "conservar su trabajo", y hay quien decide permanecer meses en la cárcel por negarse a destrozar viviendas palestinas o matar niños en Gaza(6).
Entre Maquiavelo y Kant
Examinemos pues los procesos de toma de decisiones.
Caben dos aproximaciones extremas a la hora de hacer una valoración ética previa: el extremo utilitarista que apela a la responsabilidad y a los efectos de la decisión; y el extremo deontológico -kantiano- que apela a principios absolutos y se centra en la intención.
Desde el punto de vista del sujeto que toma la decisión, podemos movernos en la gama intermedia de grises o incluso irnos a los extremos: por ejemplo, si considero que puedo defender con relativa libertad mis principios desde el interior de una determinada institución, quizá renuncie a la pureza total y acepte ingresar en ella para "luchar desde dentro".
Ahora bien, personalmente considero que hay instituciones o contextos intrínsecamente perversos en el sentido de que obligan a una renuncia drástica de principios al tiempo que permiten mínimas posibilidades -o ninguna en absoluto- para maniobras de sabotaje.
Los ejércitos o los cuerpos represivos policiales son el ejemplo más obvio de instituciones que fuerzan renuncias brutales e inmediatas de principios elementales. Sin embargo, la institución escolar -a pesar de ser infinitamente más peligrosa, y en esa medida, más valiosa para el Orden- permite un margen de actuación mayor aunque -lo sé por experiencia- pueda resultar doloroso el proceso de búsqueda de las grietas, de las posiciones más ventajosas
La misma gama de grises -del utilitarismo a Kant- puede ser empleada a la hora de aplicar nuestros criterios éticos a las decisiones de otros con el objetivo de enjuiciarlas desde fuera. Realizaremos el ejercicio en la sección final de este análisis.
4. Los medios, mercenarios del Imperio
Es cierto que los medios juegan un papel de "contención o de contentación"(7), pero son mucho más, muchísimo más que eso: los medios juegan un papel fundamental de mantenimiento en la construcción de la realidad.
Pero no son los medios los que crean al ciudadano cosificado, esclavo, bidimensional. Sin la labor previa de las instituciones escolares sería imposible mantener el discurso cínico de la "libertad de expresión" al mismo tiempo que los medios de masas se conforman abiertamente como los máximos secuestradores de esa libertad.
Ello implica que apenas hace falta manipular la "realidad’, por la sencilla razón de que la "realidad’ ya ha sido previamente modelada para que todo encaje:
"Los financieros y los empresarios que controlan (...) los medios de comunicación no tienen generalmente necesidad de dictar a los periodistas lo que deben decir o mostrar. No tienen necesidad de violentar su conciencia ni convertirles en propagandistas (...). Para que la información de prensa esté asegurada lo mejor posible en el mejor de los mundos capitalistas, vale más dejar al personal periodístico que haga libremente su trabajo (salvo circunstancias y casos particulares), o más exactamente, es necesario dejar que tenga la sensación que su trabajo no obedece a otras exigencias, a otras coacciones, que las que imponen las reglas específicas del quehacer periodístico aceptadas por todos (...). Su comunión con las ideas dominantes hace inútil la conspiración"(8).
Pero también que la tan cacareada "independencia" de los medios, que habitualmente se refiere a lazos económicos, es una trampa más. Las personas que trabajan en los medios -y los medios como empresa- pueden o no ser independientes económicamente pero son dependientes -igual que sus lectores, oyentes y espectadores- emocionalmente, intelectualmente... son dependientes de los paradigmas que les fueron inculcados.
La "Realidad’ no existe
Sólo la ingenuidad, el peso de los procesos educativos que venimos analizando, la fe desesperada en la Realidad -de la que habla Agustín García Calvo- puede explicar declaraciones como estas:
"Un cámara simplemente graba unas imágenes, y no es culpa suya que luego el lacayo de turno manipule esas imágenes y las comente de forma sesgada e interesada" . O "¿Qué coño tiene que ver el cámara que graba unas imágenes, una REALIDAD, con el jefe de informativos o redactor que corta, pega, opina y manipula sobre ese material?"(10).
Un cámara no "graba simplemente", un cámara elige constantemente qué fragmentos de lo que hay en el exterior va a convertir en material grabado. Aún suponiendo que lo que hay en el exterior fuese la "Realidad’, en el mismo instante de ser penetrado por la lente, de ser cortado en trozos, extirpado y fijado, está dejando de ser "realidad’ para convertirse en otra cosa, otra cosa que ni es inocente ni objetiva ni exterior, sino una construcción en proceso, un producto tecnológico, un mensaje que comienza a escribirse. Lo decía Bachelard: "nada se da; todo se construye".
5. Los Medios, las guerras y La Guerra
Cuentan que Calístenes, sobrino de Aristóteles y cronista incrustado en el ejército de Alejandro, no quiso prosternarse ante el General porque, según le dijo, todas las empresas que acometió el macedonio se convertían en históricas no porque Alejandro las realizara, sino porque Calístenes las contaba.
Si los medios son parte del engranaje de Poder del Imperio, ello quiere decir que son parte del ejército imperial, lo que implica que los periodistas -en principio- son soldados.
Pero hay algunos matices.
El primero es no olvidar nunca que, aunque estemos analizando el papel de los medios en las guerras, la verdadera guerra, la que nos importa a los rebeldes es la guerra contra Ellos, que desborda ampliamente los campos de batalla explícitamente bélicos.
¿Testigos incómodos?
Hay quien considera que el mero hecho de que algunos periodistas se conviertan en testigos indeseados y trasmitan las imágenes del horror ya justifica su presencia y compensa la posible manipulación que lleva a cabo el resto.
Es un planteamiento que se mueve entre el candor y la ignorancia de los auténticos y terribles mecanismos en juego.
Trasmitir el horror de la guerra no es suficiente. La mayoría ya da por sabido que la guerra es espantosa y quienes las inician lo saben. Cualquier esclavo del orden siente una repulsión instantánea al contemplar imágenes de niños destrozados, pero eso no lo lleva a comprender, cuestionar y, mucho menos, a pasar a la acción (salvo puntuales acciones automáticas teledirigidas y rentabilizadas cínicamente, como las del "No a la guerra"(11)).
Dicho de otro modo: se puede mostrar casi cualquier cosa; si entra en conflicto con la programación primigenia que el Orden ha implantado en la muchedumbre, pasará inadvertida, será desoída, ignorada, relegada.
Ahora bien, no perdamos de vista el casi. Porque ahí es precisamente donde está la esperanza, en las grietas de la Red. Y ahí es donde actuamos los rebeldes, incluidos los periodistas rebeldes.
Dos noticias recientes sirven perfectamente al propósito de observar cómo el Imperio establece con nitidez las fronteras y cómo premia o castiga con rotundidad a quién corresponda:
A un lado de la frontera: El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York ha nominado para el Premio Internacional a la Libertad de Expresión 2003 -entre otros- a Manuel Vázquez Portal "un protegido de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, o sea, algo así como un activista de la CIA"(12) .
Al otro lado de la frontera: "las autoridades españolas querían información de Allouni que les sirviera en sus investigaciones: saben que él es un periodista profesional con contactos e información que podrían serles de utilidad. Pero Allouni ha rechazado cooperar a pesar de las presiones..."(13); el resto es suficientemente conocido; en palabras de un corresponsal de El País, Al-Yazeera estaba haciendo que ésta fuese "la primera guerra en la historia contada desde el punto de vista del atacado"(14).
Iraq, 2003
Pero examinemos más concretamente esos puntos de vista en la última invasión-matanza del Imperio.
Se ha querido trazar una línea divisoria entre los periodistas "incrustados" y los no incrustados, con el propósito de trasmitir la idea de que los primeros estaban al servicio del Pentágono y los segundos eran "la prensa libre", los "medios independientes".
Otra frontera perversa que sirve a los mismos fines de confusión y manipulación. Titulares como "La guerra mejor contada de la historia" son un indicio de que unos y otros han sido -salvando las excepciones de rigor- utilizados por los agresores, aunque con fines diferentes y con diferentes estrategias.
Los incrustados
Habría que ser algo más que incautos para interpretar la proliferación de reporteros en relación con la Guerra del Golfo como una victoria para la libertad de información y no como la sofisticación de la utilización de la información como parte de la estrategia de esta campaña de agresión.
Lucian Truscott: "En Iraq, la administración de Bush (...) ha convertido a los medios es un arma de guerra"(15).
Alexander Nicoll, experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, citado por Antonio Jáquez: "En el caso actual hay equipos de varias televisiones reportando constantemente lo que sucede e incluso podemos ver algunas batallas en vivo (...) esta cobertura fue parte de la estrategia militar"(16).
Y por si quedara algún resquicio: Francis Pisani: "Estos periodistas [los empotrados] pueden llegado el caso difundir noticias que desagradan (...) con el fin de controlar estos desbordes, la Casa Blanca creó una Oficina de Comunicaciones Globales, encargada de coordinar todo lo que se le informa a los medios, de entregarles diariamente citas fáciles de usar, imágenes conmovedoras y análisis correspondientes a la visión del presidente y de su círculo más cercano"(17).
Pero además, estos periodistas podrían perfectamente ser considerados una metáfora de Falsimedia, lo que nos lleva al otro grupo.
Los no incrustados
Todos los medios han dedicado tiempo y esfuerzo a destacar el contraste entre la cobertura informativa de la Guerra del Golfo y la correspondiente a la invasión de febrero; y ello para poner de relieve la idea de que la primera fue una guerra sin notarios y esta por contraste es "la guerra mejor contada de la historia": "nunca tantos habían contado tanto"(18).
Pero lo que ha contribuido definitiva y trágicamente a remachar esa idea hasta extremos que llegan a ser sospechosos, ha sido el ataque a los periodistas del Hotel Palestina en el que se produjo el asesinato de Couso.
El grito de los medios fue casi unánime: "no quieren testigos": "[al Pentágono] le estorban los testigos que informan al mundo de lo que sucede realmente en esta guerra (...) sin periodistas subirá la aceptación de las versiones oficiales castrenses, las mentiras dejarán de tener contrapuntos"(19).
Pero, ¿quién si no los periodistas son los encargados de trasmitir las versiones oficiales castrenses o las mentiras?
Es trágico y doloroso pero los miles de periodistas que pusieron en riesgo sus vidas en Iraq -incluidos los que honestamente pretendían cumplir con su trabajo de forma objetiva y hasta los pocos que decidieron tomar partido en contra de los agresores- fueron doblemente utilizados: por los invasores como parte de su arsenal, y por la propia Falsimedia para trasmitir una imagen que nada tiene que ver con la realidad: ni los medios -insisto: los medios, no las personas que trabajan en ellos- son objetivos y equidistantes entre dos demonios, ni tienen porque serlo: en primer lugar porque equiparar a Bush y a Saddam es ya empezar a ponerse del lado del primero; en segundo lugar porque por mucho que leo y releo el Código Europeo de Deontología del Periodismo no veo que se atente contra el derecho fundamental a la información manteniendo una actitud de rechazo y condena a quienes perpetran un holocausto contra un pueblo inocente.
6. Couso
"Nos debe hacer pensar en el daño que estaba haciendo esta prensa `descontrolada' del Pentágono que, aunque no realmente independiente de los diferentes poderes económicos, escapaba ala realidad del diseño informativo del gobierno de George Bush"(20).
Toda la argumentación de Couso y Botana gira en torno a esta idea de legitimación: el asesinato demuestra que el asesinado es "culpable" -o, desde el otro punto de vista, honesto.
Es cierto que existen puntos oscuros y preguntas sin respuesta en el ataque al Hotel Palestina. Sin embargo, creo que podemos ir separando algunas ideas:
Que alguien sea asesinado por el Imperio no lo legitima como guerrillero antiimperialista. Y ello sin perder de vista quien es el enemigo principal que cínicamente pretende que se olvide su condición de atacante arguyendo que disparó para defenderse, sin dejar de apoyar a los seres queridos de los asesinados, sin dejar de exigir que se aclare lo sucedido y se castigue a los culpables.
Si bien el disparo contra el Hotel podía haber sido intencionado, ello no implica que el objetivo fuese precisamente Couso; podría haber muerto cualquier otro periodista -de hecho murió otro- incluidos los que han mostrado un perfil rastrero y servil (a mi juicio, esa es la distancia que va de la hipótesis de Couso y Botana a la de Delgado y Jotake(21)).
No parece que el ataque al Hotel pueda equipararse absolutamente a los sufridos por Al-Jazeera y Abu Dabi TV. Es poco probable que la inteligencia norteamericana no distinguiera entre esas emisoras y Tele 5.
A pesar de las limitaciones expuestas para juzgar (éticamente) cualquier caso personal y concreto, no voy a eludir una breve consideración final sobre José Couso.
Creo que, sólo en el peor de los casos, Couso era un soldado del imperialismo.
Y creo que, en el mejor de los casos, habría tomado una decisión que personalmente no comparto: habría elegido "luchar desde dentro" en un medio que considero forma parte de los que he calificado como "intrínsecamente perverso".
Digamos que desde una ética de mínimos, su situación chocaba frontalmente con la posibilidad de mantener a flote unos principios, no ya revolucionarios, sino de pura decencia profesional; y desde una ética de máximos, hacía tiempo que Couso debía haber calculado su (inexistente) margen de maniobra: podemos admitir que las primeras imágenes que entregó a Tele 5 estuviesen limpias de sospecha. Pero es evidente que, tras un cierto tiempo en nómina, Couso tuvo que hacerse consciente de lo que ocurría, de cómo la cadena utilizaba su material; pretender excusarlo es un insulto a su inteligencia. En palabras de un analista de los medios estadounidenses:
"Los periodistas no son tontos. La mayoría tiene una idea sobre cómo funciona el mundo y cómo operan las estructuras de poder. (...) Tienen la capacidad de formular preguntas, como las que existen en las mentes de millones de personas que salieron a las calles hace semanas, pero la mayoría prefiere no hacerlo. Operan en un sistema mucha mayor de medios controlados por los medios, y tienen que basar sus decisiones en lo que consideran la mejor manera de sobrevivir en ese sistema"(22).
NOTAS:
1. "Periodistas en Irak: soldados del imperialismo" (www.lahaine.org/internacional/medios/periodistas_imperialismo.htm)
2. "El Cibermundo, la política de lo peor". Madrid, Cátedra, 1997.
3. "La psicología de masas del fascismo". México, Roca, 1973.
4. "Escucha, pequeño hombrecido". Barcelona, Bruguera, 1980.
5. Ver: www.profesionalespcm.org/SIDA/FiscalGral.htm
6. "Objeción de conciencia en Israel" CDA-MOC (www.nodo50.org/moc-carabanchel); "Carta de Sergio Yahni, encarcelado por negarse a servir en los Territorios Ocupados, al ministro de Defensa israelí". Comité de Apoyo a la Causa Árabe (www.nodo50.org/csca). "Convicciones unidas contra la opresión". Majed Nassar. (CSCA).
7. "Nicalcetines limpios ni tabaco". Guimbo Santos. Rebelión, 9 de abril, 2003.
8. "¿Por qué el discurso mediático contribuye al mantenimiento del orden social?". Alain Accardo Gogoeta. Artículo publicado en Le Monde Diplomatique en julio de 2000 y reproducido por La Haine.
9. "No perder la perspectiva". Sapi. Intervención del 10-09-03 en el debate de La Haine.
10. "Armas de la resistencia". Sapi. Intervención del 09-09-03 en el debate de La Haine.
11. "Apología del Terrorismo y colaboración con banda armada". Jesús García Blanca. Cadizrebelde, 59, febrero 2003.
12. "La verdad oculta del premio a un `periodista' cubano". Ernesto Carmona. Paralelo 21. Reproducido en Rebelión (www.rebelion.org/cuba/031007carmona.htm).
13. "El caso Allouni: EEUU y Garzón contra los medios independientes árabes". Amira Howeldy. Comité de solidaridad con la causa árabe (www.nodo50.org/csca).
14. "La guerra mejor contada de la historia". Luis Prados y Guillermo altares. El País, 6 de abril, 2003.
15. Lucian Truscott. "Using the News as a Weapon. www.nytimes.com/2003/03/25/opinion/25TRUS.html
16. Antonio Jáquez. "BBC: adios a la objetividad periodística". Web de Sala de Prensa.
17. Francis Pisani. "La información y las bombas". Web de Sala de Prensa.
18. El País, 6 de abril de 2003.
19. El Periódico. 9 de abril de 2003.
20. "¿José Couso soldado del imperialismo?. Javier Couso Permuy y Santiago Botana. La Haine (www.lahaine.org/espana/couso.htm).
21. "José couso y la desobediencia a la guerra imperial". Roberto Delgado y Jotake. La Haine (www.lahaine.org/internacional/medios/couso_guerra_imperial.htm).
22. "Perros de presa, perros falderos y perros dormidos". Bill Potter. Counter-Punch, 24 de febrero, 2003. Traducido en Rebelión (www.rebelion.org).
Más información:
[Foro de La Haine]
Continúa el debate sobre José Couso y el papel de los medios en Irak