Brasil: ¿Hacia su propio 11 de abril?

La combinación de manifestaciones en la calle con el asedio mediático y posicionamiento de una salida política “posible” dan las siguientes coordenadas de esta "revolución de color" de marcado y evidente signo oligárquico en marcha:

- La sincronía post electoral de subirse al escaso margen con que ganó Rousseff para golpear su figura pública y la de su partido, el PT, con el escándalo de corrupción de Petrobras (en el que interviene como uno de los destapa olla una empresa estadounidense relacionada con el encubrimiento al capital financiero que produjo la crisis hipotecaria de 2008 en Wall Street). Al subirse a este escándalo, la oposición brasileña, principalmente el partido derrotado, el PSDB, plantea la posibilidad de que el congreso, al que controlan, le realice un juicio político a la presidenta por el escándalo y la destituyan posteriormente. Pero de todos los partidos que pudieran mencionarse, el principal operador y líder es la mediocracia, capitaneada por el mega consorcio O Globo.

- En esta clave, el asedio mediático y político se da en concordancia a manifestaciones de calle de manera escalonada hasta el "momentum" político de este domingo 15 de marzo, en el que cerca de dos millones de personas salieron bajo las consignas de "Fuera Dilma", "Intervención militar ya", "Más privatizaciones" y hasta "Basta de Paulo Freire", por si quedaba alguna duda sobre el claro contenido fascista, anticomunista y progolpista. Como si hubieran marchado en 1964, agregándole la miamización histerizada del discurso anti-PT.

- Cercana a la fecha del golpe a João Goulart (31 de marzo de 1964), la estrategia golpista utiliza este hecho histórico dentro de la épica motivadora para rescatar al país del lulismo y el PT y lo profundiza con la referencia a destitución por vía parlamentaria del presidente Fernando Collor De Mello, quien fue enjuiciado por un caso de corrupción cuando su popularidad estaba por los suelos, en un giro narrativo y comparativo similar al que se usa en Venezuela con el Caracazo y el actual mito de la olla a presión.

- En paralelo, el PT y sus aliados se movilizaron el sábado en defensa de la democracia, pero también en protesta al plan de ajuste fiscal ordenado por el ministro de Finanzas del Gobierno, Joachim Levy, del sector bancario. Este plan se da en un momento en el que el país sufre una devaluación pronunciada, una inflación creciente, un estancamiento en el crecimiento y pérdida de poder adquisitivo. Todo este coctel apunta a los cimientos de la base social del PT al mismo tiempo que moviliza a la contra para llevar al país a una creciente tensión social y política en la que un "hecho conmocionante" puede dar vuelta al tablero y alimentar la narrativa de golpe parlamentario, como la Masacre de Curuguaty en Paraguay en 2012, que derivó en la destitución del presidente Fernando Lugo.

- Al ver los movimientos de un lado y del otro se puede sostener que esta tenaza en pleno hacia el PT agarra fuera de cintura al Gobierno y su iniciativa política, y también ocurre con una ofensiva en pleno contra Petrobras para bajarle su cotización en las bolsas a través del escándalo de corrupción y boicotear las inversiones para explorar en la costosa Cumbre Pre-sal en el contexto del ataque al barril de petróleo que vuelve poco rentable estos proyectos.

- En llave y competencia contra Petrobras y sus alianzas con la estatal china Sinopec, aparecen Exxon Mobile y Chevron (de la familia Rockefeller) y de ahí sobresalen algunas de las coordenadas para entender la necesidad de inmovilizar al Gobierno brasileño dentro de una dinámica autodestructiva, para sacarlo por vía parlamentaria con el claro objetivo de volver a ocupar a la región como el "patio trasero" estadounidense, toda vez que aleja a Brasilia de la puesta en marcha de un sistema financiero alternativo con los BRICS, como se observa con el inminente lanzamiento de un banco y un fondo de reservas (para fortalecer las monedas de estos países), que servirían para salir de este bache económico y retornar a la estabilidad (consumista) propia de la movilidad social ascendente y el fortalecimiento del mercado interno.  

Al mismo tiempo Venezuela está siendo declarada enemiga número uno del "mundo libre". Varios tableros. Una sola jugada múltiple y abarcante.

De ahí el recrudecimiento de la ofensiva y su escalonamiento.