Chile: diálogo con un campesino de la comuna agraria de Tiltil

08.Ago.11    Campo

Diálogo con un campesino de Tiltil

En la comuna de Tiltil, en la Región Metropolitana, a 40 minutos al norte de Santiago de Chile, viven alrededor de 25-30 mil personas en diferentes poblados y villas, aunque un porcentaje menor vive en ranchas como inquilinos de fundos. La mayoría, alrededor de las tres cuartas partes de los jóvenes y adultos, incluyendo muchísimos mayores de 60 años, hombres y mujeres, trabaja como temporeros en fundos y parcelas mediante el sistema de contratistas, un administrador independiente que negocia precios con el dueño de la tierra y asegura el trabajo según la necesidad de siembra, limpieza, cosecha, acopio, carga, etc. llevando a quienes él escoge de la población.

Este diálogo ha sido efectuado a lo largo del tiempo, en varias sesiones amistosas al calor de una porotada con ají, o de una copa de vino. Llamaremos Juan a nuestro interlocutor y con ello queremos también iniciar un diálogo con ustedes para profundizar el diagnóstico y las posibles soluciones.

¿Desde cuándo trabaja en el campo?
Desde que tengo uso de razón, pues mi padre tenía una parcela en Colina y ahí trabajábamos los hijos. Conozco todos los tipos de cultivos y he trabajado en diferentes tareas como cargador, limpiador, sembrador, cosecha, etc. El campo no tiene secretos para mi.

Cuántos años tiene y si puede contar algo de su familia.
Tengo 64 años y aún trabajo, dice mi mujer que cuando no voy a trabajar o no consigo pega, doy vueltas como león enjaulado en casa. (Su “casa” la construyó él mismo de la manera más simple posible, una tabla junto a la otra martillada y latas en el techo, tiene un patio donde hizo su pozo séptico de baño y otro cuarto donde se guardan diversos objetos que va colectando y que pueden ser de utilidad). Mi mujer es también de la región y no trabaja en el campo, pues cuida a los hijos menores. Tengo tres hijos, uno de 18, otro de 12 y otro de 6 años.

¿Cada cuanto tiempo consigue trabajo?
Me considero un buen trabajador y cuando el contratista no tiene pega para mí, yo mismo hablo con los patrones y como me conocen, habiendo algo, me dan trabajo en lo que sea. La mitad del tiempo laboral más o menos trabajo con contratistas y de la otra mitad, hay un tiempo que no es poco en que no consigo nada y a veces me paso una semana en casa. Tomo la bicicleta y me largo a los fundos a ver. En ocasiones algún amigo me avisa que hay pega en un lugar y vamos juntos a ofrecer nuestros servicios.

¿Qué es un contratista?
Es un gallo que tiene el contacto con los patrones y él le avisa cuando necesita hacer un trabajo, por ejemplo cosechar la aceituna de un número de árboles, lo que requiere unos cuantos trabajadores. Ese contratista recibe, por ejemplo, 120 pesos por árbol y paga 40 a cada uno. Si hago 20 árboles gano 1.200 pesos y él se queda con los otros 1.200, de los cuales saca una parte para alquilar el servicio de un bus, muy viejo y en muy mal estado, con el cual se hace el traslado desde las casas al fundo y viceversa. De ese modo si lleva 20 trabajadores se hace 24 mil pesos, o sea 20 veces lo que nos hacemos cada uno de nosotros. Si paga al bus 100 pesos diarios por persona, darían 2 mil, lo que en la semana suma 10 mil pesos, así que le quedan 14 mil líquidos al contratista. Y si se hacen más de 20 árboles con más trabajadores, ganará más, que es lo que realmente sucede.

¿Los temporeros ganan lo mismo?
No, claro que no, pues si yo hago 20 árboles en la semana o en menos tiempo y en ese mismo tiempo otro temporero hace solamente 10 árboles, se gana por árbol hecho, así ese otro gana la mitad de lo que recibo yo. El contratista va mirando quienes hacen pocos árboles y no los vuelve a contratar, prefiriendo a quienes le hagan ganar más.

¿Es como una especie de selección o discriminación?
Es que no puede ser de otra manera, ya que el dueño pagará por árbol hecho y la oferta del contratista es pagarle a cada uno por árbol hecho, y si el trabajador no quiere no acepta y se busca otro contratista o trabaja por cuenta. Yo no aceptaría que mi trabajo diese 20 árboles y el otro 10 para ganar lo mismo los dos, entonces hago sólo 10 y descanso. Ahí se espanta el dueño de fundo y rompe con el contratista buscando otro que le asegure más árboles. Lo mismo vale para toda cosecha, siembra o limpieza.

¿Por ejemplo?
Por ejemplo la cosecha de la cebolla, se hace por corrida, por zanja, así si yo hago 10 zanjas en el día y otro hace solamente 7 de ellas, ganaremos diferente. El contratista gana por zanja hecha y paga una tercera parte a cada uno. Semejante a la aceituna, pero no con los mismos valores, que normalmente varían.

¿Cómo se hace la cosecha de la aceituna y la de cebolla?
Para la aceituna se sube al árbol con escalera y como no alcanza al tronco, se afirma en las ramas. El hombre o la mujer sube con una cesta colgando del hombro y a medida que va sacando la aceituna la va colocando en esa cesta, que normalmente es de plástico y con cinta ancha.

¿Con guantes?
Uf! Muy pocos los usan, ya que no los proveen, ni cinturón protector, delantal, chupalla ni nada. Luego se va al comienzo o al centro de las hileras de árboles donde están una grandes cajas y ahí se va tirando la aceituna. Igual que la cebolla, uno se agacha, la recoge y la pone en el cesto para llevarla luego a la caja.

¿Es mejor con contratista o solo?
Para mi ambos, pues si no me gusta la pega del contratista o como paga, lo mando a la punta del cerro, en ese sentido me siento libre, pero el dueño va a pagar lo mismo que paga el contratista, a veces un poco más, pues prefiere a los contratistas antes que estar negociando con uno y con otro y no va a estimular el fin del contratista.

¿Y si van varios juntos a ofrecer su trabajo al dueño del fundo?
El problema es que yo puedo confiar y responder por mí, pero quién responde por los otros. Si hacemos un trato entre varios basta que uno o dos fallen o se tiren a cómodos para que baje el promedio general de cosecha o siembra, tal vez obligando a algunos a esforzarse más para alcanzar ciertas metas combinadas, ya que si se cosecha poco, se perderá totalmente la confianza del patrón y nunca más nos aceptará, por eso mismo nunca aceptará negociar precios, por ejemplo con un sindicato, que tendría prácticamente que ser una empresa y aplicar disciplina interna, lo que a mi no me va, prefiero ser libre y decidir cuando quiero o no quiero aceptar la pega. Además las discusiones y peleas internas serían de nunca acabar. No es posible aplicar disciplina como en una fábrica. Aquí los únicos obligados son los inquilinos, que trabajan con horario de mañana, almuerzo y horario de tarde. Y si no responden bien al capataz del patrón, deben irse del fundo, pues ellos viven ahí.

¿Entonces la gente prefiere vivir en villas y poblados y subordinarse al contratista?
Yo no me subordino al contratista pues lo mando a aquel lugar si no me satisfacen sus condiciones.

¿Pero tiene su casa en el poblado?
Claro que si, no sirvo para inquilino.

¿El patrón prefiere el inquilino o el contratista?
Con el inquilino alcanza sólo para algunas cosas, pero normalmente debe también recurrir al contratista, de otro modo tendría un montón de gente viviendo en el fundo.

¿Aquí hubo reforma agraria?
Claro que si, se distribuyeron todas las tierras y muchos tuvieron su parcela que el golpe militar no devolvió a los patrones, sino que simplemente el gobierno dejó de ayudar o facilitar los costos de producción, insumos, etc. y fueron quebrando hasta vender las tierras a precio de huevo a los mismos de antes, quienes volvieron a rehacer sus grandes haciendas, aunque algunos vendieron y han ido llegando nuevos patrones y empresas.

¿Y si no hubiera habido golpe?
Igual, pues dependíamos del estado, del mercado, de los acuerdos entre partidos y de los bancos y si uno perdía su cosecha por cualquier motivo, los bancos ofrecían préstamos leoninos. No se, pero volver atrás no era idea de nadie, se había conseguido la tierra, ahora la pelea era por la semilla, el insumo, la electricidad, el agua, el mercado, etc.

¿Si usted tuviera una parcela la dejaría quebrar?
Claro que no, pero no depende de uno, pues a veces no cae suficiente agua y las papas o cebollas son así de chiquitas y secas. No se, habría que pensar.

¿Seguimos conversando en otra oportunidad?
Pero claro que si, hace bien sacar estas cosas afuera y puedo contarle aún más cosas si quiere, venga cuando quiera a servirse una porotada.

De esa manera dejamos hasta aquí el diálogo y nos hacemos las siguientes preguntas para compartirlas:

Hay organización de temporeros en otros lados?
Podrían contarnos como lo hacen?
La legislación respectiva cubre la actividad del temporero?
Cuál es esa legislación?
Cuáles son sus derechos?
Y cuando ya no puedan trabajar, hay sistema de pensión?
Cuántos viven así en los territorios controlados por el estado chileno?

Hay organizaciones campesinas dirigidas por partidos que más que los derechos de los trabajadores operan según el interés táctico o estratégico del partido, especialmente la DC, el PS, el PC y antiguos sectores del MAPU, además se trata de pequeños agricultores absolutamente ligados al mercado institucional, por lo que no nos interesan esas experiencias ni propuestas, de modo que hay que descubrir y profundizar una línea de trabajo autónomo que pueda encontrar y presentar resultados que sean de utilidad para el campesinado y contribuyan al empoderamiento territorial comenzando por formas de asociatividad mínima que le permitan durante un tiempo navegar entre las aguas asociativas y las formas comunitarias del Buen Vivir. Por eso mismo no nos interesa ni nos va a interesar la propuesta y las actividades de la CLOC, Confederación Latinoamericana de Organizaciones del Campo, ni de la Vía Campesina, por estar justamente dirigidos desde las cúpulas partidarias que intentan arrastrar al campesinado a la lucha por el poder central independientemente de la construcción de capacidades de contrapoder local.

Nosotros no vamos a entrar en la discusión de la reforma agraria, pues es una vertiente que se articula con el mercado y el estado. Tampoco vamos a ir en la lucha por tener tierra, sino que vamos a aprofundizar el sentido de libertad del campesino que no quiere atarse a una disciplina que le obligue a responder a los requerimientos del mercado, la competencia y las instituciones en general. Veremos primero la capacidad de asociatividad mínima para ir avanzando en ese terreno. Después de ello discutiremos el uso concreto de la tierra. Podremos demorarnos en descubrir encaminamientos construidos junto a Juan y otros como él, pero creemos que hay que hacerlo.

Rogamos que este material pueda hacerse llegar a personas interesadas en el tema o experiencias dentro del marco presentado, para poder conversar al respecto. Nos interesa redireccionalizar parte de la producción campesina de la comuna de Tiltil en forma de economía directa a precios inferiores que los del mercado hacia los comités de Comprando Juntos en barrios del norte de Santiago.

Gracias de antemano.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Red de Economía Popular y Ecología Social
redecosocial@gmail.com