Respuesta social al bloque neoliberal de partidos de la Concertación


Los partidos de la Concertación por boca de diferentes voceros, están en ebullición. Durante varios años fueron perdiendo simpatías y votos, al punto de perder el gobierno, y hoy día las encuestas son francamente impresionantes, bajando aún más, hasta límites insospechados por todos los analistas, el apoyo ciudadano a los partidos de gobierno y de oposición y subiendo hasta límites intolerables el rechazo de la ciudadanía a todos los partidos. Algo nunca visto. La situación está muy mala para ellos y a todas luces el horno no está para bollos. Tohá ha lanzado un documento donde señala que el fenómeno es universal: hay una pérdida indudable de la cohesión y el arraigo que siempre los partidos han tenido para mantener sus privilegios al mismo tiempo que defienden los beneficios de los poderosos disfrazando muchas veces sus propuestas de “progresistas”, pero el hecho concreto es que las empresas y bancos aumentan en todas partes sus exorbitantes ganancias y el desempleo, marginalidad y exclusión de la población crecen a ojos vista, llegando otra vez a presentarse situaciones de hambruna en diferentes regiones del planeta. El “crecimiento” no llega por ninguna parte, y si lo hace, es para caer al poco tiempo en nuevas crisis que han convulsionado a Estados Unidos y Europa, haciéndose aparecer como que en nuestros países eso no sucede, tergiversando cifras y porcentajes, lo que en nuestro país se demuestra con el millón de empleos prometidos por Piñera, que tal vez ya hay casi 400 mil nuevos puestos, pero habría que explicar el por qué las cifras de cesantía aumentan levemente, lo que trae a colación el siniestro dato de que en realidad estamos ante un crecimiento explosivo del desempleo nacional, ocultado en parte por las consecuencias del terremoto y las “tasas” de empleo prometido, que no modifican el panorama.

La trampa está en hacer creer que sólo en mi caso no ha habido solución, pero las instituciones me dicen por todas partes que ha habido soluciones para “otros”. Esa es la gran armazón chilena: una fuerte ofensiva ideológica y propagandística para sembrar la idea de que sólo algunos no están alcanzando los “beneficios”, que estarían cayendo como lluvia o maná del cielo hacia los demás sectores. Las movilizaciones democráticas por el medio ambiente y la educación consiguen tapar la crisis del empleo, como que los problemas estarían en los servicios o en la administración de los asuntos públicos, leyes y medidas de todo tipo que estarían “mal aplicadas”, lo que para los partidos tarde o temprano tendrían que representar una “salida crítica” proponiendo algunas modificaciones democráticas a las instituciones. De allí que la propuesta de la Concertación y un sinnúmero de partidos y organizaciones sociales sea la de que el estado está mal conformado y mal dirigido, que bastaría hacer una nueva Constitución, plebiscitos, modificaciones electorales, cambios de caretas, máscaras, disfraces y fachadas, para que la población vuelva a confiar y les entregue el apoyo. Muy bonito. Cambiar para que todo siga igual. Los empresarios están ahora calladitos esperando que el gobierno y los partidos consigan domesticar a los estudiantes y arreglar sus casas para seguir cumpliendo la función de un estado “democrático”. Si las crisis están golpeando las puertas de Estados Unidos y Europa, hay que ser muy ingenuo o muy mentiroso para proponer solamente algunas modificaciones cosméticas y orientación de algunos fondos hacia ciertas necesidades de algunos sectores sociales más agitados, en especial si los tecnócratas, administradores y profesionales son formados en las escuelas político-económicas de esos países hoy debatiéndose en un mar de dificultades.

La Concertación prepara el “gran salto”, con el show de las tensiones, cartas y debates públicos sobre sus “errores” y la pérdida brutal del apoyo de la población. Y, mientras discuten eso, van formando sibilinamente en cada municipio las bases orgánicas, de acuerdos y alianzas que les permitirán seguir conduciendo los espacios locales desde los cuales erigir nuevas plataformas presidenciales para seguir con sus aventuras gubernamentales que aseguren la continuidad de la ganancia empresarial a costa de la mayoría de la población. Son tres los grandes conglomerados que aspiran a atraer además de los partidos que están hoy día fuera de la coalizión opositora: a los ecologistas que estuvieron a la cabeza de las movilizaciones contra HidroAysén, a la CUT y a los sectores que giran en torno a una nueva constituyente, además que hay algunos sectores vinculados a los pueblos originarios que aceptarían gustosos sumarse a ese proyecto a cambio de migajas de autonomía subordinada. El Partido Comunista, Arrate, el MAS y algunos otros, ya se han sumado a esa dinámica y van a formar parte del Gran Circo Gran. Los directivos del Colegio de Profesores, de la Fech y la Feuc están muy dispuestos también a ello, aunque deben dejar pasar unos días a que se “supere” la problemática estudiantil antes de separar aguas, así como la gran mayoría de los dirigentes de la Anef y del cobre. Los partidos nuevos como el PRO y el Partido Igualdad están analizando las nuevas condiciones del gran conglomerado propuesto por la Concertación y que goza del total apoyo del PC, sin embargo perderán mucha base de apoyo si deciden sumarse a esa mafia, no obstante ello, la alianza neoliberal Concertación-PC no pierde las esperanzas de atraerlos para las elecciones municipales. Es lógico que la superstar Camila va cumplir un papel fundamental en este nuevo juego de palabras cruzadas.

Por qué la Concertación está teniendo ese viraje cosmético? Cuáles son los indicadores que les llevan a ello? Básicamente son dos: el primero dice relación con la fuerte caída de los partidos ante los ojos de la opinión pública, y el segundo se relaciona con las propuestas prácticas que se están levantando en todas partes, especialmente en los centros estudiantiles y muchos barrios, de una democratización ya no sólo asentada en la elección de representantes o voceros, sino más bien en los asuntos cotidianos, ya no sólo coyunturales o reivindicativos, sino atravesando formas de vida, relacionamientos, asambleas, consensos, debates abiertos, horizontalidad, ocupación de locales, huelga de hambre, almuerzos comunitarios, compartir el día a día, movilizaciones incipientes todavía hacia los barrios y muchas más, una verdadera escuela democrática de lo cotidiano, que transforma en los hechos en irrelevante el gran juego superestructural de los partidos. La consolidación de esos espacios y de esas prácticas es la mejor garantía de avances hacia cambios democráticos comprobados corporalmente por la ciudadanía, ya no sólo “simpatizando” con esta o la otra propuesta que viene desde las reuniones cupulares, de allí que el gran salto de la Concertación puede ser un salto al vacío.

Para ello es fundamental el ejercicio de prácticas que agrupen a la población en los barrios a construir, confeccionar juntos emprendimientos productivos, huertas, energía alternativa, salud comunitaria y escuelas autónomas, así como actividades y juegos con niños y adultos, sembrando nuevas relaciones directas y aprendiendo que con las propias manos se cambia el mundo desde los cuerpos, la familia, la cuadra y el barrio, que la unión de vecinos hace la fuerza, que la unión de partidos hace la burocracia y la partidocracia. Hay que multiplicar los carteles y lienzos de que el pueblo unido avanza sin partido, en cada movilización, local ocupado y reuniones, sin firma de grupos, que pase de “propuesta” a ser voz de la gente.

Al mismo tiempo ya es hora de que los candidatos independientes que se están perfilando en algunos municipios pasen a ocupar palestras públicas emitiendo declaraciones y presentándose en diversas asambleas como tales. No es necesario contar con votos o grupos de apoyo, pues la población está bien dispuesta a escucharlos y formar parte de equipos de trabajo para implementar desde ahora formas de autoorganización. Hay que salir del underground del lento reclutamiento mediante las afinidades ideológicas, para pasar a la incorporación abierta y masiva de vecinos a tareas conjuntas de beneficio y utilidad en el barrio, sin esperar el resultado de las municipales, la campaña local debe culminar no con el voto, sino con la multiplicación de los espacios y modalidades participativas y autónomas de vecinos, aunque habría que inscribirse como candidatos independientes para ofrecer alternativas concretas a la partidocracia, sacarlos de allí, desplazarlos. Hay efectivamente una ira y descrédito hacia los partidos, de modo que no podemos dejarles ese terreno, que los programas locales sean elaborados en asambleas y se instale el mandar obedeciendo.

Pueden juntarse varios amigos y familiares para ello, no importa que tengan o no tengan experiencia política, pues los trámites y papeleos, así como formas de campaña y autofinanciamiento los tenemos organizados en forma de manuales prácticos que podemos enviarles sin ningún compromiso de afinidad.

Podemos intercambiar al respecto.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
municipiosindependientes@yahoo.cl