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Estado español, Nacionales PP.Catalans :: 14/07/2017

El avance de los procesos soberanistas son imprescindibles para derrotar al Régimen del 78

Izquierda Castellana
El avance de los procesos soberanistas, especialmente el catalán, son imprescindibles para derrotar al Régimen, pero difícilmente se materializarán sin su derrota global

El avance de los procesos soberanistas, especialmente el catalán, son imprescindibles para derrotar al Régimen del 78, pero difícilmente se materializarán sin la derrota global de éste.


Ningún proceso de transformación popular es tarea fácil, por múltiples razones; una parte de ellas pertenecen al campo de lo previsible y planificable y dependen en lo fundamental de la capacitación teórica y práctica de las fuerzas populares, sujetos de esas transformaciones.

Otras dependen de las capacidades para defenderse y de las características del Régimen que se pretende cambiar. Entre estas está su propia idiosincrasia y su práctica histórica.
Y hay al menos un tercer gran apartado que podríamos denominar el del azar, al que Marx, por cierto, daba una gran importancia.

 Por empezar por esta última cuestión, la del azar, podemos decir que en esta coyuntura histórica parece que es favorable a los procesos de cambio.

El Régimen del 78 está pasando por una situación de crisis global, en la que confluyen todas o casi todas las posibles variantes: crisis económica, crisis política, crisis institucional, crisis generacional, crisis de género, crisis territorial... Al hacer una comparativa con la Transición en su fase inicial, debemos de recordar que los efectos derivados de la crisis económica de 1973 –la llamada primera crisis del petróleo–  fueron artificialmente retrasados en el Estado español para que no coincidieran con la enfermedad y muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975. Hasta que el sistema tuvo mínimamente encauzado el proceso de transición del franquismo al postfranquismo, no repercutieron de una forma dramática las consecuencias de la crisis sobre las clases trabajadoras. Esto se hizo a través de los famosos “Pactos de la Moncloa en 25 de octubre de 1977”.

Por el contrario, en esta fase final del Régimen del 78 asistimos a una “ciclogénesis político-social” casi perfecta.

La coyuntura histórica para los procesos de cambio es favorable.

¿Y como están las otras dos cuestiones claves para un proceso de cambio?

 

Vayamos con la primera de las citadas: la capacitación teórica y práctica de las fuerzas populares sujetos del cambio. Tal como decíamos en el título de esta editorial, en nuestra opinión, los procesos soberanistas y los diversos procesos rupturistas con el Régimen del 78 se necesitan mutuamente. Desde luego el proceso soberanista-republicano catalán abre una expectativa de ruptura con el Régimen monárquico del 78 evidente, no sólo para el Pueblo de Cataluña, sino para Castilla y para el conjunto de pueblos bajo jurisdicción del Estado español. Pero creemos que para que éste se materialice tiene que ir asociado a la derrota del Régimen monárquico del 78 en su globalidad.
El Pueblo de Cataluña está haciendo un esfuerzo épico en esa dirección y el posicionamiento de algunas fuerzas de la “nueva política” nos parece absolutamente vergonzoso.

Desde luego desde el movimiento comunero del siglo XXI apoyamos plenamente el proceso republicano-catalán, pero creemos que en los próximos meses habrá que articular de forma eficaz esos apoyos mutuos para que, efectivamente, el proceso, los procesos, se salden con una victoria. Es decir, con una derrota del Régimen monárquico del 78 en los próximos tres o cuatro años. Para eso hace falta sin duda mejorar nuestra capacitación teórica y práctica, pero ello es perfectamente posible si nos lo proponemos con convicción y método.

 

¿Y cuáles son las capacidades de defensa del Régimen al que pretendemos cambiar? Por supuesto que aún son muchas, pero por primera vez en toda la historia de la Transición, son estratégicamente vulnerables. Se les puede derrotar. Se van a defender con todos los recursos a su alcance, legales o ilegales, tal como han hecho a lo largo de estas décadas pero intensificados. La guerra sucia en todos los terrenos, pero muy especialmente en el mediático y policial, va a alcanzar niveles de absoluto paroxismo. Pero ello no va a resolver sus debilidades parciales y globales.


La represión y la manipulación les podrá servir para retrasar un cierto tiempo los procesos de cambio, pero no para derrotarlos. Por primera vez en la historia de la Transición, la victoria depende fundamentalmente de que desde el campo de las luchas populares no cometamos errores significativos.

 

Izquierda Castellana



Castilla, a 10 de julio de 2017

 

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