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Estado español :: 24/11/2015

Estamos en Guerra Imperial: la Guerra Mundos

Marcos González Sedano
En las pasadas maniobras militares de la OTAN en territorio español, ninguna marca electoral con representación parlamentaria se sumó a las movilizaciones

 

  El Estado Español está en una guerra no declarada. Porque las guerras ya no se declaran, pero los barcos, los aviones, las tropas y el armamento salen del territorio español para cometer los genocidios.

    Dentro de poco nuestros hijos o nietos estudiarán este momento histórico como el de la Guerra Imperial, la Guerra Mundo o Mundos, porque el control interestelar también forma parte de la zona de colonización.

     La Guerra Imperial empezó el mismo día en que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas perdió la Guerra Fría y se desintegró.

    Los vencedores de la contienda, EE.UU y sus aliados, el bloque capitalista, decidieron que el Mundo era de ellos. Las clases dominantes, las élites, los de arriba, lanzaron una campaña a nivel planetario para controlar los recursos naturales, las zonas geoestratégicas de la Tierra y el espacio exterior y así garantizar su hegemonía Mundos.

    Pero esa Guerra Mundos no es posible sin la derrota ideológica de la sociedad Occidental en su conjunto, que debe estar de acuerdo con el proceso de neocolonización y apoyar las campañas Imperiales. No se pueden mantener las contiendas en el exterior si en el interior, al mismo tiempo, el Estado y sus medios de coerción tienen que dar la batalla contra la Paz Mundial.

    La Guerra Imperial con su brazo armado, la OTAN, necesita anestesiar a la ciudadanía, y la colaboración de los partidos políticos y organizaciones sociales a su servicio. Los parlamentos Occidentales legislan para las contiendas bélicas, sin fisuras, sin que salgan voces críticas y activas contra la guerra.

     En las pasadas maniobras militares de la OTAN en territorio español, ninguna marca electoral con representación parlamentaria se sumó a las movilizaciones contra las maniobras de la OTAN. Incluso, la marca Podemos ha integrado en su lista electoral a un ex-general de la Organización Atlántica, Jefe del Estado Mayor con el gobierno PSOE; las casualidades no existen en el terreno militar.

 

 

   Esa actitud de las organizaciones políticas del Régimen Español, les hace corresponsales de la Guerra Mundos y en su día serán juzgadas por la ciudadanía, como en otros momentos de la Historia ocurrió.

 

 

   La Guerra Mundos detrae los recursos necesarios y los pone al servicio de la colonización: el capital financiero, las multinacionales…La oligarquía internacional diseña la economía al servicio de la guerra, porque la guerra les garantiza el beneficio y sus hijos no irán a las trincheras. Esto se puede comprobar en los presupuestos de los Estados a las órdenes del Imperio. Mientras se reducen los presupuestos en gastos sociales, las partidas en armamento e infraestructuras de guerra aumentan, se multiplican varias veces. La Guerra Imperial está subvencionada por las grandes corporaciones del capital y sus Estados, con el compromiso de repartir el botín de guerra de “forma equitativa”.
Basta mirar en manos de quienes han quedado los negocios de la reconstrucción, el control del petróleo, el gas y todos los recursos de los nuevos mercados que se abren después de la ocupación.

 

 

 

  La Guerra Mundos, hoy como ayer, es una guerra de rapiña. No se trata de llevar la civilización y la democracia a los “bárbaros”, sino de robarles a los pueblos soberanos todo lo que se pueda  asesinando lo necesario para conseguirlo.

 

   ¿Puede terminar la Guerra Imperial? La Guerra Mundos, puede y debe terminar por el bien de la Humanidad; pero no va a ser fácil, porque nuestra derrota ideológica, la de la Paz Mundial, necesita un proceso de reconquista, de dejar de ser masa ciudadana y ser seres humanos conscientes, críticos y activos defensores de la Paz.

 

 

   Por otra parte el monstruo Imperial, EE.UU, sabe que su derrota militar o una política de paz activa,es decir, la resolución pacifica de los conflictos, le haría perder la hegemonía internacional y entraría en una descomposición interna.

 

 

 

   No es fácil salir de esta coyuntura histórica, pero lo que está en juego es la propia vida, la supervivencia de la Raza Humana. No lo duden, no acepten la guerra como arma de progreso. Desenmascaren a los responsables de los genocidios, entre ellos a nuestro Estado, y juzguen a los culpables y colaboradores.

 

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