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Angeles Maestro :: 27/09/2001

Estado de guerra

Ángeles Maestro - La Haine
Es muy difícil encontrar análisis con un mínimo rigor sobre los últimos conflictos bélicos

, que no apunten hacia el control de productos energéticos como uno de los factores causales más importantes.

"Para que la globalización avance es imprescindible que EE.UU. actúe con toda su omnipotencia. La mano invisible del mercado jamás funcionará sin el puño invisible. Mac Donald's no prosperará sin la MacDonnell Douglas que ha construido el F15. El puño invisible que garantiza un mundo seguro para Silicon Valley se llama, ejército, aviación, marina y Cuerpo de Marines de Estados Unidos" (Thomas Friedman. The New York Times, 28-3-1999.)

El comentarista de The New York Times y antiguo asesor de Madeleine Albright nos recuerda que el capitalismo es en sí mismo expropiación de la mayoría por la minoría y, en esa medida, inseparable de la violencia. En condiciones de crisis económica, la necesidad de intensificar el expolio, implica la exacerbación de la misma

La brutal respuesta de EE.UU. a los atentados sobre el World Trade Center en Nueva York y sobre el Pentágono en Washington, en forma de una guerra sobre un número indeterminado de países que se anuncia como "larga y sucia", tiene la dolorosa virtud de mostrar con innegable nitidez la naturaleza bárbara y sanguinaria de este imperialismo, más global que nunca.

Hemos vivido una etapa en la que los acontecimientos económicos, políticos, sociales e incluso los militares se han sucedido ante la pasividad estupefacta e impotente de la gran mayoría de las organizaciones de la izquierda europea, incapaces de explicar siquiera lo que sucedía y cada vez más debilitadas para responder a las agresiones crecientes sobre los intereses populares.

Para cambiar la historia es preciso, tanto comprender los procesos sociales, como articular la voluntad colectiva para alterar su curso. La ausencia de ambas facultades, han sido los ingredientes básicos de una larga derrota.

El hundimiento sucesivo de los tres sistemas sociales complementarios, que coexistieron con la Guerra Fría - la URSS, el Movimiento de los No Alineados y el Estado del Bienestar - coincidiendo con una profunda crisis económica, inaugura una nueva etapa de guerra. Si esta sólo se ha materializado, hasta ahora, como intervención militar directa en la lucha por el control de recursos naturales en la periferia del sistema, es porque el brutal incremento de la explotación de la fuerza de trabajo se ha producido mayoritariamente en condiciones de paz social garantizada mediante la cooptación de cúpulas dirigentes de la izquierda.

La devastadora expansión del neoliberalismo ha puesto de manifiesto algo frente a lo que han debido luchar todos los movimientos emancipatorios de la historia de la humanidad: el pilar básico sobre el que se asienta la dominación, es la instalación de su inevitabilidad en la mente de los dominados. La condición fundamental que ha hecho posible la expansión de la globalización capitalista, más allá de los avances tecnológicos, e incluso de su poderío militar, ha sido el debilitamiento de las organizaciones de la izquierda social y política como resultado de la aceptación básica de los contenidos del nuevo orden, incluida la integración de sus máximos representantes en las estructuras de poder.

Hoy, la gravedad y la extensión de la crisis económica, social y ecológica, el nivel creciente de rebelión popular y su voluntad de articularse a escala mundial, la liquidación de principios democráticos presuntamente intocables para imponer mecanismos represivos y de control social más eficaces, y el recurso a la guerra imperial pulverizando los últimos vestigios del Derecho Internacional, muestran toda la coherencia con la que el sistema de dominación se expresa. Se destruyen así máscaras de legitimidad que sirvieron, hasta hace poco, como coartadas de la renuncia a cuestionar el orden social dominante.

Del Bienestar al Neoliberalismo

La imposición de las políticas neoliberales y la ruptura unilateral por parte del capital del Pacto Social del Bienestar, pusieron fin a tres décadas de aplicación de las tesis del capitalismo keynesiano en Europa occidental. Durante esa época, la paz social - entendida como el compromiso asumido por la mayor parte de las organizaciones sociales y políticas de la izquierda europea de que la lucha de clases en ningún caso sacudiría los cimientos del sistema - fue la contrapartida legitimadora de un capitalismo de "rostro humano" que exhibía en plena Guerra Fría la construcción de un importante sistema de derechos laborales y de protección social.

Al final de esta etapa, el gobierno del conflicto social en los países del sur de Europa exigió la participación de diversas fuerzas políticas y sindicales representativas de la izquierda para asegurar el mantenimiento de las relaciones de poder en las zonas de influencia capitalista establecidas en el Tratado de Postdam. Las movilizaciones obreras y estudiantiles en Francia e Italia, la reconducción de la revolución portuguesa de 1974 o la gestión de la transición española, son buenos ejemplos de cómo se reconstruyeron el consenso y la paz social con la intervención, más o menos encubierta pero nada desdeñable, de los poderes fácticos de EE.UU. en auxilio de las burguesías locales[1].

Pero no se trataba de una intervención realizada desde fuera en momentos críticos. El modelo socio-económico europeo del "Bienestar", respuesta capitalista a unas determinadas condiciones históricas entre las que no hay que menospreciar la influencia de la Revolución de Octubre y el importante desarrollo de las organizaciones de la izquierda victoriosas en la lucha contra el fascismo, estuvo desde el primer momento sometido a los intereses estadounidenses. Tras la II Guerra Mundial, el Plan Marshall y la OTAN aseguraron la hegemonía de EE.UU. ante cualquier veleidad de independencia por parte de los Estados europeos. El análisis de los acontecimientos que se han producido en la década transcurrida desde el derrumbe del Bloque del Este, permite cuestionar seriamente la justificación defensiva esgrimida para la creación de la OTAN - que en cualquier caso precedió al Pacto de Varsovia -. Samir Amín lo expresa así: "La OTAN fue creada en 1949 para asegurar - según decían - la defensa de Europa occidental contra una eventual agresión de la Unión Soviética. Que esta amenaza fuera real o no (y yo digo que esta amenaza no existía, que la URSS no imaginó jamás avanzar más allá de las fronteras del Tratado de Yalta), y en consecuencia, que la existencia de la OTAN haya sido una exigencia incontrovertible, o sólo el pretexto mediante el cual EE.UU. ha establecido su hegemonía política sobre el conjunto del mundo capitalista, complementando la hegemonía económica de la que se benefició desde el final de la II Guerra Mundial (y yo afirmo que la tutela de Europa era el único objetivo verdadero de la OTAN), constituyen cuestiones históricas que no examinaré aquí, aunque no sea más que porque habiendo desaparecido de escena la URSS, la amenaza que hubiera podido representar ya no existe".[2]

La llamada "revolución neoliberal" se sustenta en la doctrina de la Nueva Derecha. El neodarwinismo social, que propugna sin reparos la supervivencia del más apto y que se apoya en la prioridad absoluta del individuo sobre la colectividad, es el alter ego de la competitividad constituida en ley suprema del funcionamiento del sistema socio-económico. Ambos conceptos integran la gran coartada ideológica sobre la que se asienta la aplicación de políticas que contradicen punto por punto al "Estado del Bienestar": desfiscalización progresiva de las rentas del capital, disminución de las cotizaciones sociales y reducción drástica del sistema de protección social con la privatización correspondiente de las parcelas rentables de los sistemas públicos (pensiones, educación sanidad, vivienda,..etc) venta de empresas públicas en sectores económicos estratégicos (agua, gas, electricidad, combustibles, telefonía, líneas aéreas, ferrocarriles, astilleros, ..etc.) precedida de generosas inversiones estatales,..etc.. Pero probablemente la clave de bóveda de las políticas neoliberales es la liquidación de todo el sistema de garantías y derechos sociolaborales. La introducción masiva de la precariedad en el empleo no ha supuesto sólo la reducción drástica de los costes laborales y la máxima adaptabilidad del empleo a las condiciones del mercado. Lo más grave es que ha implicado un debilitamiento sin precedentes de las organizaciones de l@s trabajador@s, tanto como consecuencia de la clamorosa insuficiencia de estructuras eficaces para enfrentar el nuevo modelo, como de la conculcación de derechos y la persecución sindical que instauran las nuevas relaciones laborales.

Para situar cronológicamente la implantación de las políticas neoliberales es frecuente aludir a los gobiernos de Ronald Reagan y de Margaret Thatcher, en EE.UU. y en el Reino Unido respectivamente, a comienzos de la década de los 80. Se suele olvidar que la cascada de golpes de Estado y dictaduras militares que se inicia en América latina con la aniquilación de Unidad Popular chilena en 1973, respondió directamente al objetivo de yugular el potente movimiento popular existente en esos países e iniciar, en condiciones favorables, la experiencia de implantación de las recetas de la Escuela de Chicago.

Sin pretender ningún análisis exhaustivo de la represión que ha acompañado la liquidación de conquistas sociales en los diferentes países, vale la pena constatar que sucesos como el golpe de Estado militar producido en Argelia hace una década, que desencadenó un baño de sangre e instauró brutales mecanismos de represión y control social que aún se mantienen, responde a razones semejantes. Más allá de la lucha contra el "integrismo islamista" -que encuentra en la precariedad y en la desprotección social condiciones idóneas para su desarrollo-, la exacerbación de la represión y el mantenimiento de la situación de guerra civil más o menos larvada con explosiones como la de La Cabilia, están directamente relacionados con la imposición de programas de ajuste estructural que incluyen el desmantelamiento de los servicios sociales públicos, la privatización del sector estatal energético y productivo y la correspondiente corrupción de las cúpulas del gobierno y del ejército. La subsiguiente penetración de capital europeo y estadounidense en sectores económicos estratégicos argelinos no es ajena a la comprensión solícita con que las grandes potencias acogieron la dictadura militar, ni a la pasividad cómplice con la que se asiste a la depauperación y al desangramiento cotidiano de su pueblo. El círculo se cierra con una Unión Europea(UE) blindada, que niega derechos fundamentales a quienes emigran a la desesperada, buscando una posibilidad de vida en los países a los que retornan los beneficios que en los suyos se producen.

En Europa occidental, el asalto al "Estado del Bienestar" - principio inspirador e inseparable del concepto mismo de Europa, según se afirmaba - no ha requerido planes de ajuste, ni intervenciones militares. El instrumento político ha sido la implantación de un modelo de UE estrictamente neoliberal estructurado por el Tratado de Maastricht (1992) y sus desarrollos posteriores. La imposición con carácter de ley suprema de las condiciones macroeconómicas y monetarias para la libre circulación de mercancías y capitales, garantizadas por un Banco Central Europeo ajeno a cualquier tipo de control democrático y en ausencia de planes de armonización económica, política y social, llevaba inevitablemente implícita el final del sistema de derechos sociales y laborales construido tras la II Guerra Mundial.

Pese a esta evidencia, el mito de una construcción europea como espacio político democrátrico, soberano y garante de derechos laborales y sociales - que ninguna norma concreta permitía siquiera vislumbrar - fue aceptado por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas y sindicales. Cuando el proceso de liquidación de derechos sociales se iba haciendo evidente, la renuncia a resistir elevaba la agresión al rango de "orden natural" de las cosas: no había otra política posible. La hegemonía de la "Tercera Vía" en la socialdemocracia sanciona la integración completa de la misma en el neoliberalismo. Este proceso también ha provocado rupturas de gran trascendencia en otras fuerzas políticas y sindicales de la izquierda europea, que durante un tiempo justificaron tras un vergonzante "sí crítico" la reclamación de unos derechos sociales incompatibles con la lógica del modelo neoliberal que aceptaban. Lógica que inevitablemente trascendía la esfera estrictamente socio-económica para extenderse a otros ámbitos. Los Tratados sucesivos fueron aplicándose sin que las voces minoritarias que exigían referéndum populares fueran oídas, pese a la vulneración directa de preceptos constitucionales y al déficit democrático que con ellos se establecía. Las pocas consultas realizadas han mostrado con claridad el alto grado de rechazo popular con el que la construcción de la UE se realiza. La preocupación que en las élites políticas tales hechos han suscitado, sólo se ha traducido en una intensificación de la propaganda. Esta degradación de la democracia y de la soberanía de los pueblos de la U.E., sacrificada en aras de la libertad irrestricta de mercados y capitales, acabó pronto con cualquier sueño de construir una Europa independiente de EE.UU.

El capitalismo neoliberal conseguía en Europa su principal victoria: la ideológica. Lograba que la instauración de la más estricta subordinación de las necesidades sociales a las condiciones de reproducción del capital fuera aceptada dócilmente por quienes detentaban mayoritariamente la representación de quienes sólo poseen su fuerza de trabajo. La ruptura unilateral del pacto social del "Bienestar"por parte del capital se admitía sin rechistar y se justificaba como la única política posible.

El derrumbe de la URSS y el hundimiento de los proyectos de nacionalismo popular articulados en torno al Movimiento de los No Alineados, producidos en un tiempo histórico insólitamente corto, abrieron la puerta a la imposición del capitalismo neoliberal a escala planetaria.

El imperialismo en las condiciones del neoliberalismo global

La primera muestra de los contenidos y el alcance de lo que G. Bush calificó como "Nuevo Orden Mundial", tras la desaparición del bloque soviético, fue sin duda la Guerra del Golfo. La intensidad y el salvajismo con que las grandes potencias, capitaneadas por EE.UU., se aprestaron a asolar un país infinitamente menos poderoso, echaron pronto por tierra los ingenuos - o cómplices - análisis que se hacían desde las "democracias occidentales" acerca de un futuro en el que la realización de los derechos económicos y sociales de los pueblos, se correspondería con unas relaciones internacionales basadas en el equilibrio entre estados y en la paz y el diálogo como instrumentos para resolver los conflictos. Estos planteamientos, que aunque hoy parezca increíble tuvieron amplio eco en sectores de la izquierda europea, teorizaban acerca del final de la OTAN, una vez desaparecido el Pacto de Varsovia, de la disminución progresiva de los gastos militares y el incremento correspondiente de la cobertura pública de necesidades sociales, del fortalecimiento de la Organización de Naciones Unidas (ONU) como marco democrático para resolver los conflictos entre Estados,..etc. El fin de la Historia, concebido como el entierro del imperialismo y, con él, de la lucha de clases a nivel internacional, era el tranquilizador futuro que se diseñaba para la era del final de las ideologías. Este idílico escenario duró apenas un año, pero jugó su papel.

La guerra contra Iraq supuso el primer gran ensayo de guerra mediática previa a la ofensiva militar. EE.UU. aprendió de su derrota en Vietnam que las guerras imperiales pueden perderse, a pesar de la superioridad militar, si la opinión pública rechaza sus presuntos objetivos de "interés nacional" y que, por ello, no acepta la justificación patriótica de sus muertos. La Guerra del Golfo fue precedida de una monumental campaña informativa destinada a manipular a una opinión pública internacional -sobre todo europea - mayoritariamente homogeneizada por la derrota ideológica que representó la ausencia de pensamiento alternativo al imperialismo. Se impuso así, sin apenas fisuras, la construcción propagandística de la necesidad de intervenir militarmente en defensa de los "derechos humanos", frente a un enemigo público que atentaba contra los fundamentos de la "civilización", un "eco-terrorista" armado hasta los dientes...y el sin fin de mentiras mediáticas que hoy conocemos bien[3].

El objetivo de la intervención militar multinacional contra Iraq nada tenía que ver con la campaña diseñada desde los medios de comunicación y la misma ocupación de Kuwait fue un oportuno pretexto[4]. El efecto conjunto de la guerra y un embargo genocida que ha causado la muerte de cerca de un millón de niños menores de cinco años y que ha dejado a un país con ingentes recursos naturales en la más absoluta de las ruinas, con los efectos del uso de uranio empobrecido prolongando indefinidamente la enfermedad y la muerte de su pueblo[5], es un precio que según la tristemente célebre frase de Madeleine Albright "vale la pena pagar". ¿A cambio de qué?. Dragan Plavsic pone palabras a lo que hoy es una evidencia: "se trata de la destrucción económica y militar de Iraq y con ello, de la idea misma de un poder árabe que osase amenazar el control occidental sobre el petróleo de Oriente Medio y los inmensos beneficios de las gigantescas multinacionales petroleras estadounidenses y británicas, como Chevron, Exxon y British Petroleum. Además es difícil encontrar mejor ejemplo contemporáneo de cómo la integración del poder económico del capital multinacional, con el poder político y militar de EE.UU. y de los principales estados capitalistas, conforma el impulso hacia la guerra imperialista en nuestro tiempo"[6]. La estrecha vinculación entre multinacionales del petróleo e industria armamentista puesta de manifiesto es manifiesta en la operación militar contra Iraq, se concreta incluso en los más altos cargos de las Administraciones de la familia Bush. Nombres como Richard Cheney, Colin Powell y Donald Rumsfield protagonistas de la Guerra del Golfo, vuelven a ocupar el estrellato del Gabinete de Guerra de Bush Junior tras un lapso de diez años en el que las petroleras recompensaron generosamente la guerra que organizaron para ellas.

El complejo militar industrial norteamericano no sólo vio crecer de forma espectacular su cartera de pedidos tras los bombardeos masivos sobre Iraq[7], que por otra parte continuaron de forma intermitente durante la Administración Clinton, mostrando la dimensión estratégica de los intereses actuantes en la zona. Hasta la fecha permanecen 30.000 soldados norteamericanos en el Golfo Pérsico, sin que su presencia tienda a disminuir, sino todo lo contrario. También se inició una etapa de aumento insólito y sostenido de los gastos militares de los aliados árabes, sobre todo las petromonarquías, Egipto y Jordania, quienes a pesar de haber visto llegar generosamente la ayuda militar norteamericana, han ampliado exponencialmente su deuda exterior. Este incremento de la militarización Oriente Medio responde a un doble objetivo: sostener la escalada militar en una zona altamente inestable y asegurar el control interno en países con una situación social explosiva agudizada por las consecuencias de los planes de ajuste impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El acercamiento turco-israelí, concretado en el trascendental Acuerdo de Cooperación y Educación Militar firmado por ambos países en 1996 introduce nuevos elementos de desestabilización regional. En él se regula la celebración de maniobras militares conjuntas con posible presencia estadounidense e inversiones importantes en equipamiento militar de fabricación estadounidense, vía Israel o directamente a partir de la industria militar israelí[8]. La escalada militar particular de Israel, siempre financiada con largueza por EE.UU., es el telón de fondo de la guerra permanente contra Iraq, y de la masacre sostenida desde hace 53 años sobre el pueblo palestino que conoce desde hace un año una feroz intensificación.

La nueva escalada militar que marca la expansión internacional del imperialismo tras el hundimiento de la URSS, no había hecho más que empezar en la Guerra del Golfo. La penetración del capital multinacional en los países que integraron el Pacto de Varsovia abrió una nueva zona de fricción entre la UE, hegemonizada por la potente Alemania unificada, y EE.UU..

Los intereses geoestratégicos que se jugaron en la Guerra de Yugoslavia, el último país aliado de Rusia en los Balcanes, fueron: lLa neutralización y el aislamiento de esta última y el bloqueo de cualquier posibilidad de integración de la misma en una UE independiente y soberana, el control del acceso a los recursos petrolíferos de las ex repúblicas soviéticas, y la imposición de la hegemonía militar de EE.UU. sobre la UE. a través de la expansión de la OTAN hacia el este. El estallido político de la exYugoslavia se inicia en 1991 con el reconocimiento unilateral, al margen de la UE, por Alemania y el Vaticano, de Croacia y Eslovenia. El entrenamiento militar y el envío de armas desde la República Federal Alemana, comienza más de diez años antes. El cerco económico fue decidido explícitamente por EE.UU. desde noviembre de 1990[9] y ejecutado a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La suspensión de créditos, la imposición de planes de ajuste y la exigencia del pago inmediato de la deuda, con el correspondiente bloqueo de las transferencias económicas desde Belgrado a las diferentes repúblicas y provincias, crearon las condiciones de facto para la secesión.

La coincidencia de intereses estratégicos entre Alemania, como gran potencia dentro de la UE., y EE.UU., no debe ocultar la existencia de contradicciones íntercapitalistas que aportan explicaciones de gran trascendencia sobre la decisión de estos últimos de intervenir militarmente a través de la OTAN, así como sobre la forma y el momento elegido.

En enero de 1999 se pusieron en funcionamiento los mecanismos de control macroeconómico para la entrada en vigor de la moneda única en el seno de la UE. El comienzo brillante de la andadura del Euro, fuerte en su cotización frente al dólar, sustentó todo tipo de especulaciones acerca de las posibilidades de desarrollo de una UE que actuara como contrapeso de EE.UU.. El viejo sueño de la multipolaridad, con una Europa democrática y social frente al capitalismo salvaje del otro lado del Atlántico, se puso otra vez en marcha. La ilusión duró poco. Las mentiras mediáticas, la transmutación del ELK de fuerza terrorista en movimiento de liberación nacional al que se armaba e instruía militarmente de forma cada vez más evidente, la condescendencia con que se permitía su financiación en conexión estrecha con las mafias del narcotráfico de Sicilia y Turquía,..etc, habían preparado el terreno para la "injerencia humanitaria". Las conversaciones de Rambouillet fueron poco más que una escenificación destinada a crear la apariencia de postura dialogante por parte de la "comunidad internacional" que, subordinada a EE.UU., ya había decidido la intervención militar. Con objeto de responsabilizar al gobierno yugoslavo del fracaso del intento de solución pactada, se intentó ocultar que el precio de la paz era la invasión de todo el territorio yugoslavo por las fuerzas de la OTAN[10].

A lo largo de la guerra el espectáculo de la subordinación de los gobiernos y de la mayor parte de las fuerzas políticas europeas - incluida de forma destacada la socialdemocracia - fue patético. Clinton anunciaba decisiones adoptadas en primera persona y le seguía el miserable espectáculo de la corte de presidentes europeos contorsionándose para hacer creer que las mismas habían sido tomadas colectivamente. Como afirmó Samir Amín, el presidente de EE.UU. cooperó gustosamente en esta farsa porque "el objetivo de dar luz verde a la intervención de la OTAN era, por encima de todo, anular toda veleidad de independencia de los estados europeos y de mostrar que la Unión Europea no existía. Lo logró."[11]

Probablemente el hecho que simboliza y condensa en mayor medida los elementos fundamentales de este complejo proceso, es el nombramiento del norteamericano William G. Walker como jefe de la misión en Kosovo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE). No solamente ejemplifica las dimensiones de la "independencia" europea. No sólo fue acusado de connivencia con los escuadrones de la muerte mientras fue embajador de EE.UU. en El Salvador. También lo fue de ser uno de los principales responsables del Irán-Contra, entramado de la CIA para financiar a la siniestra "contra" nicaragüense mediante el tráfico de drogas, organizado por el presidente R.Reagan y el coronel Oliver North, y en el que inició Osama Bin Laden su largo historial de servicios a EE.UU. Narcotráfico, petróleo y guerra, será el triplete manejado desde Washington que estará presente durante el largo conflicto entre Afganistán y la URSS hasta el hundimiento de esta última[12]; se repetirá en Kosovo y en Chechenia, hasta terminar nuevamente - por ahora - en Afganistán.

La cuenta de resultados de la guerra incluye miles de muertos albano-kosovares, serbios, húngaros, gitanos, ..etc, la infraestructura del país destruida, los efectos de las bombas de fragmentación y de uranio empobrecido permaneciendo durante décadas, el desastre medioambiental como consecuencia del bombardeo de industrias químicas, el hermoso Danubio convertido en río de la muerte, ..etc. La limpieza étnica, gran pretexto de la intervención militar "humanitaria", es la consecuencia incrementada y permanente de la guerra. Violencia e inestabilidad mantenidas que se extienden a países vecinos - Macedonia vendría inmediatamente después -, y que cumplen la preciada función de ofrecer ocasiones para nuevas intervenciones y, en cualquier caso, de justificar la existencia de bases y la presencia militar directa de la OTAN de forma indefinida.

En la Cumbre de Washington (25 y 26 de abril, 1999), conmemorativa de los 50 años de su creación fue oportunamente financiada por doce grandes empresas multinacionales con 250.000 dólares cada una. Las razones de su interés fueron claramente explicitadas: "La mayor parte de las firmas del comité de honor venden, justamente, el tipo de productos más demandado por los mercados emergentes de Europa oriental y central, (...) su apoyo continúa el activo papel que han jugado numerosas compañías estadounidenses, sobre todo las que lideran el sector de la Defensa como Lockheed Martín o Bethesda, en la ampliación de la OTAN. Estos últimos años, las sociedades militares de EE.UU. han ejercido una potente presión sobre el Congreso para conseguir la admisión de Hungría, Polonia y la República Checa. Gerald B. H. Solomon, antiguo diputado y hoy miembro de estos grupos de presión declaró: "Nosotros queríamos que [estos países] compren americano"[13]. En esta Cumbre se consagra el "nuevo concepto estratégico" en el documento titulado: La Nueva OTAN del siglo XXI. En él se suprimen las dos restricciones a su capacidad de actuación contenidas en el Tratado Fundacional de 1949, artículos 5 y 6: "la defensa de sus Estados miembros" y la "respuesta militar sólo tras una agresión exterior y exclusivamente dentro de sus fronteras". Cualquier país del mundo puede ser escenario de intervención de la OTAN - salvo América Latina, que desde la doctrina Monroe se considera ámbito de intervención exclusivo de EE.UU. - sin autorización previa, ni del Consejo de Seguridad de la ONU, ni de ningún otro organismo internacional, y por cualquier motivo "que pueda poner en peligro los intereses comunes y los valores de los miembros de la Alianza".

La concreción de las menazas que justificarán intervenciones militares de la Alianza es la siguiente:

- "proliferación de armas de destrucción masiva" en países fuera de la OTAN

- "peligros derivados de la amenaza de agresión a gran escala de grandes potencias regionales con intereses antitéticos a los nuestros", conflictos étnicos y religiosos, y "apoyo estatal al terrorismo y a la subversión contra gobiernos amigos". Los movimientos migratorios masivos son considerados un grave riesgo para "la estabilidad regional que puede amenazar seriamente y ser un peligro para las propias fronteras de los países de la OTAN"

- "amenazas a la democracia y a las reformas en la antigua Unión Soviética, Europa Oriental y otros lugares"

- "amenazas a nuestra seguridad nacional que pudieran dificultarnos la construcción de una economía fuerte, competitiva y en crecimiento"

La nueva OTAN, nacida en pleno bombardeo sobre Yugoslavia, representa la legitimación de la intervención imperialista a escala mundial bajo la égida de EE.UU. y garantiza su dominación mediante el recurso directo al uso de la fuerza contra aquellos estados o pueblos que se resistan a los planes del poder en cualquier rincón del planeta. Se pulverizan así los principios básicos del Derecho Internacional y todo el sistema de relaciones creado en torno a las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial.

Globalización, recesión y guerra permanente

Los atentados del 11 de septiembre - independientemente de su origen, y además de expresar de forma sintética una situación de crisis global que incluye aspectos políticos, culturales, económicos, sociales y militares - han servido como catalizador de un proceso de recesión y decadencia de larga andadura. Los mitos de consumo masivo en las dos décadas precedentes (globalización sinónimo de prosperidad ilimitada, derechos sociales, multipolaridad, paz, derechos humanos, democracia,..etc.) se derrumbaban a pasos agigantados sin que nuevos elementos de legitimación pudieran sustituirles eficazmente. Robert Rubin, Secretario del Tesoro de EE.UU. declaraba en 1998: "Estoy profundamente inquieto por el debilitamiento del apoyo popular a la globalización en el momento en que los intereses económicos, de seguridad nacional y geopolítica del país, exigen lo contrario"[14]. El capitalismo convertido en el tren sin frenos, del que hablaba George Soros[15], daba muestras crecientes de ingobernabilidad.

El argumento más fuerte que pretendió sustentar las ventajas de la globalización, se centra en el nuevo impulso a las fuerzas productivas proveniente de la revolución tecnológica y de la desaparición de las fronteras estatales. No hay datos que avalen tal afirmación. Más bien, revelan lo contrario. En EE.UU., entre 1953 y 1976, antes de la revolución informática, la productividad crecía una media del 26%. Entre 1972 y 1995, en plena época de introducción de los ordenadores, el crecimiento de la productividad se redujo a la mitad, y entre 1995 y 1999, su incremento se redujo al 2%[16]. En los dos últimos años el proceso, simplemente, se ha acelerado

La crisis global no se inició el 11 de septiembre pasado, ni en julio de 1997 en el sudeste asiático, ni siquiera en diciembre de 1994 en México. Los datos económicos apuntan a que desde comienzos de los años 70 se está desplegando una crisis de sobreproducción que ha hecho caer de forma sostenida la tasa de crecimiento del PIB real de los países del G7 y ha empujado en la misma dirección a la economía mundial. Esta larga desaceleración "engendró excedentes financieros en permanente expansión inubicables en el circuito de la economía real que inflaron deudas públicas en el centro y en la periferia, multiplicaron e hipertrofiaron los negocios especulativos y mafiosos hasta conformar desde mediados de los años 80 una gigantesca marea incontrolable, alimento e instrumento de una red parasitaria hegemónica"[17]. Los sucesivos estallidos de las burbujas especulativas que habían comenzado en Japón, se extendieron después por la periferia del sistema dejando a regiones enteras del planeta (sudeste asiático, este de Europa y América Latina, en sucesivas embestidas) gravemente desestructuradas y sin perspectivas de recuperación. Otras, como el África subsahariana, simplemente continúan viendo acelerarse su hundimiento.

EE.UU. y la UE escaparon de la recesión durante la década de los 90. Los primeros debido a la euforia consumista basada en la especulación financiera y a la imposición de mecanismos crecientes de dominación económica, producto de la exhibición práctica de su hegemonía militar. La segunda beneficiaria directa del expolio de recursos materiales y de trabajador@s altamente cualificad@s de los países de la exURSS y de la exportaciones a EE.UU. Ambos extrayendo beneficios extraordinarios de la inusitada reducción de costes laborales, mediante la aplicación de sucesivas reformas y privatizaciones, y de la explotación masiva de trabajadores extranjeros.

Un ejemplo paradigmático de la relación entre la disminución de los beneficios en los sectores productivos y la privatización de servicios públicos es la huída del capital internacional hacia estos últimos como refugio de máxima seguridad en situaciones de crisis. El negocio está garantizado: no solamente se trata de sectores con demanda inelástica al proporcionar servicios de primera necesidad, sino que las empresas privadas obtienen sus recursos de las arcas públicas. Su importancia económica es considerable. De acuerdo con la Comisión Europea el sector servicios representa dos tercios de la economía y el empleo en la UE y la mitad de toda la inversión extranjera que fluye desde la UE a otras partes del mundo; en EE.UU., más de un tercio del crecimiento económico de los últimos cinco años ha sido posible gracias a las exportaciones de servicios. Derribar las barreras legales y políticas que impiden la penetración del capital extranjero en estos sectores y que obstaculizan la realización óptima de la cuota de mercado al ser considerados por las propias constituciones como servicios públicos garantizados por el Estado, es la tarea prioritaria de la Organización Mundial del Comercio (OMC), desde Seattle a Qatar[18].

Precisamente hechos como éstos han introducido elementos de confusión en el análisis del papel de los estados en este periodo y llevado a conclusiones erróneas acerca de la disminución de su actividad. La tendencia a la desaparición de la intervención estatal como garante de los sistemas públicos de servicios sociales, que fue expresión histórica de las necesidades y condiciones de un momento concreto de desarrollo del capitalismo europeo, no supone la minoración de su papel. Por el contrario la realidad muestra su intervención decidida para favorecer a una escala tremendamente superior a la que se dio en épocas anteriores, la concentración de capitales y empresas y su expansión internacional, sometiendo con la rigidez que exigen las épocas de crisis, las necesidades sociales a las condiciones de reproducción capitalista. En el ámbito socio- económico, es el mismo estado el que articula reformas fiscales, laborales, de los servicios y prestaciones públicos en sentido contrario del que dio lugar al Estado de Bienestar, y es también el que guía y facilita el camino de las instituciones financieras, adoptando las decisiones finales[19]. Así para la preparación del Acuerdo General para el Comercio de Servicios (AGCS), "la Comisión Europea ha creado la Red de Servicios Europeos de representantes de la industria multinacional, dirigido por Andrew Buxton, presidente de Barclays S.A. para aconsejar a los negociadores europeos sobre las barreras claves y sobre los países sobre los que se debería centrar la atención"[20]. Se trata de predominio de unas funciones en detrimento de otras, produciendo un balance global que expresa el fortalecimiento de la hegemonía económica de los estados del centro, en relación a los de la periferia, dominando absolutamente las decisiones de las grandes instituciones financieras[21].

Donde sin duda ninguna el papel de todos los Estados se ha incrementado, ha sido en su faceta originaria y fundamental: la represiva. Tampoco esta dimensión es nueva. La doctrina de la "Tolerancia cero" es un sistema integral de represión y control social que parte de la aceptación de que la delincuencia es en gran medida consecuencia extensión de la precariedad, de la angustia del paro y de la marginación. Pero, lejos de actuar frente a las causas, los gobiernos neoliberales con EE.UU. a la cabeza, articulan sus estrategias judiciales y policiales para imponer su visión del orden público. El balance es estremecedor: a finales de 1999 en EE.UU. había dos millones de personas en la cárcel, habiéndose multiplicado la cifra por diez en la última década. Como se señala con frecuencia, si este grupo de población - parados y precarios, evidentemente - no estuviera privado de libertad, no solamente se modificarían sustancialmente los indicadores macroeconómicos, sino que constituirían un importante factor de desestabilización social. Antonio Maira describe así la doctrina de la "Tolerancia cero": "es la puesta en marcha de un gigantesco sistema carcelario en el que los guardianes sustituyen a los asistentes sociales y la lucha por la integración deja paso a la exclusión (...) Las operaciones policiales son concebidas como operaciones de limpieza; su escenario coincide con el de la distribución de las rentas más bajas de la población. No tiene nada de exagerada la percepción de que sobre las ruinas del "estado del bienestar" y como consecuencia de su demolición, estamos en los prolegómenos - en la definición teórica, la justificación mediática y los primeros ensayos - de una "guerra contra los pobres"[22].

En el marco de la UE mientras se retrocede en desarrollos políticos relacionados con políticas sociales, fiscales y de relaciones exteriores comunes, el avance en la armonización de políticas policiales y judiciales ha sido muy rápido y trascendente. El papel de los gobiernos españoles ha sido crucial. En 1995, todavía con gobierno PSOE se crea EUROPOL. Más tarde, ya con gobierno PP, se consigue que este organismo tenga competencias en materia de terrorismo. Los avances en el establecimiento de un espacio judicial europeo, la creación de una academia europea de policía (marzo de 2000), el establecimiento de una base de datos en la que se reuna información no sólo sobre bandas armadas, sino también sobre "anarquistas" y "radicales" en general, iban coordinando estrategias que permitieran la máxima eficacia y coherencia en la persecución de la disidencia política, aún sin que ésta practicara violencia alguna[23].

En junio de 2001 G. Bush pone a disposición del gobierno español la tecnología electrónica de la red Echelon para facilitar la lucha antiterrorista. Todo un precedente de los estrechos niveles de cooperación policial y judicial puestos en marcha tras los atentados del 11 de septiembre.

Ha sido difundida por los grandes medios de comunicación la suspensión de garantías constitucionales que EE.UU.( USA Patriot Act) y Gran Bretaña han puesto en marcha y que permiten interceptar comunicaciones y documentos, encarcelar sin juicio previo a presuntos o potenciales "terroristas", y en su caso juzgarles mediante tribunales militares de carácter extraterritorial. Han sido calificadas, justamente, como medidas dictatoriales, prolegómenos del fascismo. Se han conocido mucho menos las decisiones tomadas por amplia mayoría en el Parlamento Europeo (PE), y que constituyen un peligrosísimo camino hacia un Estado de Excepción no declarado.

Con sólo 44 votos en contra, el PE accedía a congelar las cuentas de una lista de organizaciones propuesta directamente por la CIA. Pero lo que es más grave, se prevé la aplicación de medidas que suspenden garantías y derechos para delitos "terroristas" que incluyen a quienes "amenacen a estructuras económicas y sociales", "ocupen de forma ilícita instalaciones públicas o gubernamentales, medios de transporte públicos, infraestructuras, lugares públicos..", "pongan en peligro a personas, bienes, animales y al medio ambiente".., "perturben o interrumpan el aprovisionamiento de agua, de electricidad y de otros recursos esenciales..". Se define también como acción terrorista "la amenaza de cometer uno de los delitos aquí enumerados" y se califica como grupo terrorista "una asociación estructurada de más de dos personas que actúan en un periodo de tiempo y de manera concertada para cometer los delitos terroristas señalados"[24]. Este amplio clima de consenso parlamentario entre populares y socialistas europeos ha permitido que, en la cumbre que ponía fin a la presidencia belga de la UE, se adoptara anticipadamente la decisión de crear un espacio judicial europeo en el que se suprimen los procedimientos de extradición y otras garantías procesales para delitos "terroristas" previamente tipificados. Comienza así el semestre de presidencia española en el que uno de los objetivos prioritarios señalados por el gobierno ya era, antes del 11 de septiembre, avanzar en la lucha contra el terrorismo....

Es muy difícil encontrar análisis con un mínimo rigor sobre los últimos conflictos bélicos, que no apunten hacia el control de productos energéticos como uno de los factores causales más importantes. Los datos del Departamento de Energía de EE.UU. son concluyentes: el consumo de petróleo global aumentará de 77millones de barriles diarios en 2000, a 110 millones en 2020 (un incremento del 43%); si las cosas suceden así en 20 años se habrán consumido dos terceras partes de las reservas de petróleo conocidas[25].

En cuanto a la última guerra, la de Afganistán, todos los caminos llevaban al Mar Caspio mucho antes del 11 de septiembre. A principios de 1998, Lester W. Grau escribía: "Los días de petróleo barato continúan... aún. Ahora gran parte del petróleo usado en EE.UU. viene de Venezuela y el Golfo Pérsico, mientras Europa compra petróleo en el Golfo Pérsico y en el Mar del Norte. Hace ya años que los países europeos compran gas natural de la exURSS y Rusia, y también cantidades limitadas de petróleo de la región euroasiática. Esta situación puede cambiar, pues existe una región euroasiática que posee mayores reservas de petróleo y gas natural que las de Irán e Iraq. El Mar Caspio parece estar situado encima de otro mar: el de los hidrocarburos. Muchos de los grandes petroleros de occidente están negociando allí contratos por valor de miles de millones de dólares. Las firmas petroleras de EE.UU. están muy bien representadas en esas negociaciones y allá donde se dirija el comercio estadounidense, allí están en juego los intereses nacionales". Más adelante concreta: "Más de 40 proyectos están en desarrollo en Kazajstán y Azerbaiyán, en los cuales están involucradas once compañías estadounidenses, veinticuatro compañías de otros países y dos rusas. El valor total de dichos proyectos supera los cien mil millones de dólares"[26]. Durante años Texaco, Chevron, Exxonmobil, .etc, las corporaciones petrolíferas más grandes del mundo, han invertido enormes cantidades en un oleoducto y un gaseoducto que va desde el Mar Caspio al Océano Índico. Es decir, a través de Afganistán.

El otro gran gigante económico de EE.UU., la industria bélica, se aprestaba a poner en marcha una de las mayores expansiones de su historia. El escenario lo levantó el presidente Bush Jr. inmediatamente después de reponerse del susto de los atentados. La propuesta de construir una alianza internacional antiterrorista no era una invitación: "Cada nación, cada región, tiene una decisión que tomar. O están con nosotros, o están con los terroristas". La amenaza entrañaba el final de uno de los principios más respetados del derecho internacional: el derecho a la neutralidad. Se trata de una guerra contra un enemigo indeterminado[27], frente al cual se pueden usar "todas las armas", en ataques "preventivos", ante la simple sospecha de que un estado aloje "terroristas" y por tiempo "duradero"[28] .

Frente a una dura recesión que ya había suprimido un millón cien mil empleos en EE.UU en los seis primeros meses de 2001, en la que los datos empeoran progresivamente y cuya salida no se vislumbra, la potencia imperial ve declinar los mecanismos económicos de control del mundo y apela a la "omnipotencia" de su aparato militar. La apuesta es doble: reforzar los mecanismos de dominación y utilizar a la industria militar como motor de la economía. Chossudovsky lo expresa sí: "Se utilizan las palabras "recesión" y "guerra" para imponer una reorientación de recursos [con la correspondiente reducción de los programas sociales] hacia el complejo militar industrial, proceso que financiará también la expansión del imperio norteamericano en todo el mundo"[29].

Apenas dos meses después de los atentados, el Pentágono no defraudó las expectativas. Adjudicó el contrato militar más importante de la historia a la compañía Lockheed Martín para la construcción de 3.000 cazabombarderos "Joint Strike Fighter", para las Fuerzas Armadas de EE.UU. y Gran Bretaña. Por su parte, la empresa Raytheon que ya había firmado un contrato de 414 millones para ampliar el arsenal de misiles Tomahawk, casi vacío tras Kosovo, espera facturar una cantidad similar.

Sin aventurar ninguna hipótesis acerca de la eficacia de la guerra y con ella de la destrucción de capital como instrumento de control y de estabilización del capitalismo en situaciones de crisis, es evidente que se crean las condiciones para nuevas guerras y con ellas para un incremento de la presión sobre l@s trabajador@s y sobre los pueblos[30]

Vueltas de tuerca del aparato represivo que desvelan el duro rostro de un sistema que intensifica la violencia mediante la que se sustenta, a medida que la crisis se hace más profunda y la resistencia se organiza.

En los últimos años, de Chiapas a Seattle, de Durban a Génova[31] y Argentina, los pueblos se han levantado a tientas, aprendiendo a identificar la estructura de las relaciones de poder, sus brazos ejecutores y sus instrumentos de control social. Nuevas formas de lucha y organización han surgido sobre todo en la periferia, pero también en el centro, entre los crujidos del sistema.

Frente a un sistema hipotecado por una grave crisis de representación y que muestra su cara más brutal porque tiene que recurrir a mecanismos cada vez más agresivos para mantenerse, resurge con fuerza el movimiento popular sacudiéndose el desaliento, la confusión y el aislamiento. Repite el imprescindible y originario: sí, se puede, como el único grito de esperanza posible frente a la barbarie de la globalización capitalista y de la guerra como su producto más salvaje. Si el movimiento antiglobalización - expresión del ascenso de la capacidad de articular movimientos populares diversos - tuvo la inteligencia de identificar la resistencia global como método de trabajo imprescindible, será en su seno donde se fragüen los nuevos contenidos de la lucha por la paz.

31 de diciembre de 2001

Notas

[1] Un importante análisis del papel de EE.UU. en diferentes conflictos en América latina y la Europa del Sur durante la Guerra Fría puede encontrarse en Garcés J. (1996 ). Soberanos e Intervenidos. Ed. Siglo XXI. Madrid.

[2] Amín. S. (2000) . "Alto a la OTAN. El proyecto imperialista neoliberal de la hegemonía de Estados Unidos". En: Dominación económica y militar en el "Nuevo Orden Mundial. Editado por la Campaña por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq, pág. 9. Madrid.

[3] Un exhaustivo análisis de la manipulación informativa y del control de los medios de comunicación antes y durante la guerra del Golfo se encuentra en Collon, M. (1992) Attention Medias!.Editorial EPO. Bruselas.

[4] De hecho EE.UU. había decidido intervenir militarmente antes de que el Consejo de Seguridad de NN.UU. aprobara las primeras sanciones económicas el 6 de agosto de 1990 y acordó el envío de tropas a Arabia Saudí antes de contar con su visto bueno. Sobre los aspectos económicos, diplomáticos y militares que precedieron a la guerra contra Iraq puede verse: Varea, C. (1991) "EE.UU. e Israel buscan un reajuste militar y demográfico en Oriente Medio" en Nación Árabe, nº 14, págs. 12-14. Madrid.

[5] Una importante colección de textos y documentos sobre los intereses estratégicos de EE.UU. y sus aliados que explican la Guerra del Golfo y la prolongación del embargo a Iraq, así como sobre la grave conculcación del derecho internacional que entrañan, puede encontrarse en Varea C. Maestro A. (eds) (1997). Guerra y sanciones a Iraq. Naciones Unidas y el "nuevo orden mundial". Editorial Libros de la Catarata. Madrid.

[6] Plavsic, Dragan (2001). "Guerras sin fin" Socialist Review".Abril . Pág. 20

[7] Según la Asiciación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear: "En los 19 primeros días de guerra, el tonelaje de bombas arrojadas sobre Iraq fue tres veces el utilizado durante toda la Segunda GuerraMundial. The Medical Educational Trust (1992). "Continuing Health Costs of de Gulf War. London. Citado el Informe de la Segunda Delegación a Iraq (1994) . Editado por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y el Ayuntamiento de Coslada. Madrid.

[8] Mesa Delmonte, L. (1998) "Turquía e Irán. La periferia estratégica de Israel". En Nación Árabe. Nº 35. Madrid.

[9] The New York Times, 28 de noviembre de 1990, publica un informe de la CIA que predice el estallido de Yugoslavia en los próximos 18 meses y una probable guerra civil. Indica el artículo que la decisión de EE.UU. de suspender los créditos y sus consecuencias serán una de las causas de la futura guerra. Cita do en Collon, M. (1998) Poker menteur. Bruxelles (Belgique).

[10] El apéndice B del "Acuerdo para la paz y el autogobierno de Kosovo", intentó mantenerse en secreto pero alguien lo entregó a la prensa. En el párrafo 8 se establecía: "El personal de la OTAN gozará, junto con sus vehículos, naves aviación y equipamiento, de libertad de acceso sin restricción ni impedimento alguno por toda la República Federal de Yugoslavia, incluyendo su espacio aéreo y aguas territoriales"

[11] Amín, Samir. (2000), pág. 10.

[12] Le Nouvel Observateur, 20 de enero de 1998. Zbigniev Brezinski , consejero del presidente Carter en materia de Seguridad, confirma en una entrevista lo que ya había afirmado en sus memoriasel ex-director de la CIA Robert Graves: seis meses antes de la entrada de las tropas soviéticas en Afganistán, Carter firmó la primera directiva que autorizaba el apoyo militar apoyo militar a la oposición islamista. A la pregunta de si no se arrepentía de haber dado armas a futuros terroristas (¡en 1998!), respondió: "¿Qué es mas importante desde la perspectiva de la historia del mundo?¿Los talibanes o la caída del imperio soviético?¿Algunos excitados islamistas o la liberación de Europa central y el fin del Guerra Fría?.."

[13] Washington Post, 13 de abril de 1999. Citado por Collon, M. (2000). Monopoly. L'OTAN à la conquete du monde. Pág. 92. Ed. EPO. Anvers.

[14] Rubin, R. (1998) International Herald Tribune.7 de septiembre.

[15] Soros, G. (1999) La crisis del capitalismo mundial. La sociedad abierta en peligro. Madrid.

[16] Martín Wolf, "Economía no tan nueva", Financial Times, 1 de agosto, 1999, pág. 10.

[17] Beinstein, Jorge (2001) "Recesión global y decadencia del Imperio", Nuestra Propuesta, SUPLEMENTO (4). Buenos Aires.

[18] Un importante análisis del proceso de gestación del Acuerdo General para el Comercio de Servicios y sus consecuencias en el caso de la sanidad, puede verse en: Price, D., Pollock, A. y Shaoul, J. (1999). "Como la OMC está formando políticas nacionales en el área de sanidad’. The Lancet. (vol. 354, nº 9193, 27 de noviembre)

[19] James Petras analizó en profundidad los cambios producidos en las funciones de los estados en la ponencia envida a la Contraconferencia contra el Banco Mundial, celebreda en Barcelona los dias 22 y 23 de junio de 2001, que lleva por título: "La centralidad del Estado en el mundo contemporáneo".

[20] Price, D., Pollock, A. y Shaoul, J. (1999). Op cit. Pág.3

[21] Como señala Dragan Plavsic: "EE.UU. tiene el 17% del voto en el FMI, cuando se requiere el 15% para el veto. El G7 tiene un decisivo 45% del voto. EE.UU. tiene 250 delegados permanentes en la OMC mientras los 35 países más pobres no tienen ninguno". Plavsic, D (2001). Op. Cit., pág 18.

[22] Maira, A.(2000). "¡Viva la Libertad!". El ViejoTopo.. Nº 144.

[23] Zulueta, E, (2001). Protagonismo español en la ceración del estado policial europeo. Comunicación presentada en la Contraconferencia frente a la presencia del Banco Mundial en Barcelona. No publicada.

[24] Un análisis de estas medidas se haya en el artículo: La Unión Europea: ¿hacia el Estado de Excepción?, firmado por los Eurodiputados Alima. Boumediene-Thiery (Los Verdes, Francia), Alain Krivine (LCR, Francia) y Giuseppe Di Lello Finuoli (PRC, Italia). Inédito.

[25] Datos recogidos de Klare, M. (2001) "Un nuevo mapa de conflictos. La puja mundial por los recursos naturales". En Nuestra Propuesta. Buenos Aires

[26] Grau, L.W. (1998) "La política del oleoducto y el surgimiento de una nueva región estratégica: petróleo y gas natural del Mar Caspio y Asia central". En Military Review, nº 72. Traducido al castellano en: http://www.rebelion.org/internacional/grau270901.htm

[27] El 29 de septiembre de 2001, los medios de comunicación publicaron una lista de "grupos terroristas", en la que se incluían organizaciones de los cinco continentes entre las que se encontraba el PKK (Kurdo), las FARC (Colombia), diversas organizaciones palestinas laicas, etc y países como Iraq o Cuba.

[28] En el discurso pronunciado el día de Acción de Gracias de noviembre de 2001, el presidente Bush calculó que la guerra duraría "unos diez años".

[29] ChossudovskY, M. (2001) "Los fabricantes de armas siguen a Bush". En Nuestra Propuesta. Buenos Aires.

[30] Noctiummes, T. et Page, J.P. (2001) "La croisade de George Bush Junior". Inédito.

[31] Las expectativas y las contradicciones implícitas en el nuevo movimiento antiglobalización, a raiz de las movilizaciones contra el G-8, han sido analizadas recientemente en: Maestro, A.(2001). La batalla de Génocva (VV.AA.). Ed. El Viejo Topo. Págs. 273 a 282.

* Ángeles Maestro era en 2001 responsable de Solidaridad Internacional de IU

 

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