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FARC-EP: Ejemplo vivo de revolución comunista
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Las FARC-EP: Décadas de lucha por la paz, la democracia y la soberanía

"Hemos intentado con persistencia encontrar las vías que nos lleven a la paz democrática, a la paz de la justicia social por las vías políticas pacíficas y cada vez nos hemos tropezado con la violenta oposición de una oligarquía militarizada, que esgrime la fuerza y el terror como única alternativa para quienes no comparten la política del régimen o se distancian de él".
(Declaración Política, Octava Conferencia Nacional de las FARC-EP)

ANTECEDENTES

Después del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, la violencia oficial se generaliza en todo el país: las organizaciones obreras y populares son prácticamente aniquiladas y las masacres en las poblaciones de influencia liberal y comunista se multiplican. Frente a estos hechos el Partido Comunista lanza, el 7 de noviembre de 1949, su consigna de autodefensa de masas, la cual "recogía la tradición de las luchas agrarias colombianas desde los años veinte, con baluartes como Tequendama y Sumapaz (zonas de influencia del Partido Comunista), a la vez que aprovechaba la lección del movimiento obrero europeo en diversas coyunturas pero especialmente en el período de preparación del fascismo para el asalto al poder" .

Poco antes de las elecciones presidenciales, el 9 de noviembre de 1949, el presidente Ospina Pérez (1946-1950) declara alterado el orden público e impone el Estado de Sitio en todo el país. El Partido Liberal, que decide no participar en las elecciones, impulsa para el 27 de noviembre un Paro Civico general, pero finálmente se decide por una huelga pacífica.

En el marco de estos acontecimientos, el capitán Alfredo Silva, comandante de la base aerea de Apiay, se toma Villavicencio (capital del departamento del Meta), acción que es seguida por la toma armada de Puerto López, dirigida por Eliseo Velásquz; En Santander, un grupo de hombres armados al mando de Rafael Rangel, ocupan la población de San Vicente de Chucurí, el mismo día en que se realizaban las elecciones.

A partir de este momento la resistencia armada se generaliza en diferentes regiones del país: en los Llanos Orientales junto a núcleos guerrilleros (liberales) constituidos por grupos de hermanos, como "los Parra", "los Bautista", "los Fonseca", "los Villamarín", "los Calderón" emergen figuras individuales como Eliseo Velásquez, Franco Isaza, Guadalupe Salcedo y otros dirigentes del pueblo que se colocan al frente de la lucha.

En el suroeste antioqueño el símbolo de la resistencia es Juan de Jesús Franco. En el sur de Córdoba, actúa Julio Guerra y en el noroeste de Cundinamarca, Saul Fajardo, mientras que en el sur del Tolima, se conforman dos vertientes una liberal, comandada por los hermanos "Loaiza", José María Oviedo ("Mariachi") y otra comunista, liderada por Isauro Yosa ("Mayor Lister") y Jacobo Prías Alape ("Charro Negro"), en la cual combatía nuestro actual comandante en Jefe, Manuel Marulanda Vélez ("Tirofijo").

A lo largo de cuatro años de lucha, estos núcleos guerrilleros liberales avanzan de una lucha en respuesta a la violencia oficial a plantearse reivindicaciones con un profundo contenido social, especialmente en aquellas zonas donde operaron conjuntamente con las guerrillas comunistas.

El golpe de Rojas Pinilla, el 13 de junio de 1953, inagura una nueva etapa de lucha en el país. Rojas cesó los operativos militares y prometió conceder amnistía a los guerrilleros, que hicieran entrega de sus armas. El llamado de Rojas fue escuchado y entre junio y noviembre de l953 los combatientes del Llano, Antioquia y Santander, influenciados por el partido liberal, depusieron las armas. Esta "paz" ofrecida por el general Rojas fue prácticamente una exigencia de rendición incondicional hecha sobre la base de promesas que nunca se cumplieron. Muchos de los guerrilleros desmovilizados, como Guadalupe Salcedo, cayeron asesinados impunemente.

Por su parte las guerrillas de Cundinamarca y Tolima, de orientación comunista, se niegan a entregar sus armas y al ser hostigados (por el ejército y exguerrilleros liberales) reanudan su lucha.

LA "GUERRA DE VILLARRICA"

A principios de 1955, Rojas Pinilla declara la región del Sumapaz y oriente del Tolima "zona de operaciones militares", dando inicio a la "Guerra de Villarrica". Entre tanto, Manuel Marulanda Vélez ("Tirofijo") y Ciro Trujillo Castaño, mantienen en el sur del Tolima y Tierra Adentro (Cauca), otro frente de lucha. La Resistencia de los guerrilleros se prolongó cerca de tres años, optando por organizar a la población civil en columnas que se desplazan por Bejucales, el Doa, Galilea, para llegar a El Pato(Caquetá) y a El Guayabero(Meta); otros combatientes se ubican en el Alto Sumapaz, donde florecen grandes movimientos agrarios.

Con la caida de la dictadura militar, y la instauración de la política del Frente Nacional, vinieron los Planes de Rehabilitación y los decretos de reincorporación de los alzados en armas a la vida

civil. Los guerrilleros del Sumapaz, suspendieron sus acciones militares, sin hacer entrega de las armas, y conservaron sus estructuras organizativas, basadas en comités de autodefensa.

Pese al caracter pacífico de estos movimientos, los asesinatos a dirigentes agrarios, empezaron a sucederse una tras otro: El 9 de enero de 1960, un cabo de policía siega la vida del exguerrillero Silvestre Bermúdez, "Mediavida". Posteriormente cae asesinado, el exguerrillero Hermógenes Vargas "Vencedor"; y el 11 de enero es ultimado en Gaitania, el gran comandante de las guerrillas revolucionarias Jacobo Prías Alape "Charro Negro", muerte atribuida a José María Oviedo, "Mariachi", un guerrillero liberal amnistiado, puesto al servicio de los intereses latifundistas.

A partir de este momento, se intensificaron los hostigamientos contra la población campesina por parte de grupos armados irregulares, promovidos por el ejército y guiados por antiguos guerrilleros liberales. Esta situación condujo al incremento de la violencia en esta región y a la adopción por parte de los campesinos de medidas de seguridad y defensa militar, de tal modo que en los años siguientes se presentaron algunos enfrentamientos armados en las poblaciones de Gaitania y Planadas.

Para 1964 el gobierno decide atacar estas zonas campesinas. A esta operación contribuye la campaña política desarrollada por por el senador Alvaro Gómez Hurtado contra la "autonomía política" de estas regiones, a las que califica de "Repúblicas Independientes". En su intervención hecha en el Senado, el 25 de octubre de 1961, el político conservador exclamó enfáticamente: "...Hay en este país una serie de repúblicas independientes que no reconocen la soberanía del Estado Colombiano, donde el ejército colombiano no puede entrar, donde se le dice que su presencia es nefanda, que ahuyenta al pueblo, o a los habitantes... Hay la república independiente de Sumapaz. hay la república independiente de Planadas, la de Riochiquito, la de este bandolero que se llama Richard y ahora, tenemos el nacimiento de...la república independiente de Vichada .

En realidad lo que existía detrás de estas pretendidas "Repúblicas Independientes" era un movmiento agrario de autode-fensa, el cual se había venido conformando tras un largo proceso de colonización en las zonas de Marquetalia, Riochiquito, El Pato y Guayabero. Estas zonas agrarias contaban con una estructura organizativa propia, con formas de autogestión manteniendo su caracter defensivo armado.

LA "OPERACIÓN MARQUETALIA"

El 18 de mayo de 1964, bajo el mando del coronel Hernando Currea Cubides, comandante de la sexta brigada, se inició la aplicación práctica del Plan LASSO (Latin American Security Operation) contra las regiones de autodefensa campesina en Colombia. Dicho plan constituía la ejecución concreta de los programas de ayuda militar para América Latina enmarcados en la nueva estrategia militar de los Estados Unidos en los años sesentas, conocidos como "Doctrina de la Seguridad Nacional", irradiados desde la Escuela de las Américas, con sede en Panamá.

La dirección de este operativo se instaló en Neiva donde comenzó la movilización de tropas, "Para esta operación -relata uno de sus protagonistas- el gobierno disponía de 16.000 hombres armados y equipados con todos los instrumentos de guerra modernos, tales como helicópteros, aviones de reconocimiento de varios tipos, bombarderos facilitados por los Estados Unidos y algunas piezas de artillería. Además, el gobierno disponía para la operación de 500 millones de pesos, agregando la ayuda de los Estados Unidos que no era menor a los 300 millones de pesos".

Tan pronto tuvieron conocimiento de la inminencia del operativo, los grupos de autodefensa prepararon su respuesta, evacuando hacia la selva a mujeres, niños, ancianos y, en general a las familias de los campesinos, que no estaban en condiciones de combatir. Mientras que los 44 hombres que permanecieron en la región -según testimonio de sus dirigentes- procedieron a reorganizarse en guerrillas móviles.

En apoyo a este movimiento el Partido Comunista envió como comisarios políticos a Jacobo Arenas, Miembro de su comité ejecutivo, que posteriormente habría de convertirse en uno de los máximos dirigentes de las FARC y a Hernando González estudiante de la Universidad Libre y miembro de la Juventud Comunista, quien caería emboscado un año después en la región de Riochiquito.

Diferentes sectores democráticos del país se pronunciaron contra la operación Marquetalia: Poco antes de iniciarse el conflicto el sacerdote Camilo Torres se ofreció como mediador para su solución pacífica, pero las jerarquías de la Iglesia se opusieron a ello. Más allá de las fronteras nacionales, un grupo de intelectuales franceses encabezados por Jean Paul Sartre, Jacques Duclos y Simone de Behavior, dirigieron una carta al gobierno solidarizándose con los campesinos agredidos.

El 20 de julio de 1964, en medio de las contingencias de la lucha, los combatientes de Marquetalia proclamaron el "PROGRAMA AGRARIO DE LAS GUERRILLAS", que con el tiempo se convertiría en nuestro programa agrario. En dicho programa planteábamos la lucha por una reforma agraria revolucionaria que liquidara las bases de la propiedad latifundista y entregara la tierra al campesino garantizando las condiciones para su explotación económica. Señalábamos, además, la necesidad de forjar un frente único de todas las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias del país para la realización de los cambios democráticos.

DEL "BLOQUE SUR" AL EJERCITO DEL PUEBLO (1966-1984)

Una vez lograda la toma de Marquetalia por el ejército, las acciones militares se dirigieron contra Riochiquito (Cauca) y El Pato (Caquetá). Entre tanto, los núcleos campesinos que resistieron la agresión se desplazaron en pequeños grupos de guerrillas móviles a otras regiones con tradición de lucha y organización agraria, y para finales de 1965 fue convocada la Primera Conferencia Guerrillera, en la cual se hace un balance de las acciones cumplidas y se precisan planes de acción militar, política, de organización, educación y propaganda , fijando como objetivo prioritario la subsistencia del movimiento que ahora pasa a denominarse "Bloque Sur" (Por estar ubicado en el sur del Tolima, en las confluencias de los departamentos de Huila, Valle y Cauca), el cual lo integran destacamentos guerrilleros de Riochiquito, Natagaima ("26 de Septiembre), El Pato, Guayabero y Marquetlia, bajo una dirección conjunta.

A partir de la Segunda Conferencia Guerrillera, efectuada en abril de 1966, el "Bloque Sur" se constituye en Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia" (FARC), planteando la necesidad táctica de expandir la acción de guerra de guerrillas móviles a otras áreas del país. Se conforman así, seis núcleos guerrilleros comandados por: Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, Rigoberto Lozada ("Joselo"), Carmelo López, Rogelio Díaz, José de Jesús Rivas ("Cartagena") y Ciro Trujillo. Este último -segundo al mando del movimiento- concentró todas las fuerzas guerrilleras -salvo las de Marulanda y Joselo- en el Quindio, donde fueron detectados por el ejército que les infringió un duro golpe del cual sólo nos repondríamos hasta 1974.

A partir de este momento y hasta la realización de nuestra Quinta Conferencia en 1974, el movimiento vive un proceso de crecimiento lento pero continuo, configurándose ante todo como una fuerza política local pero articulada a un proyecto político de alcance nacional.

Al despuntar la década de 1980, en un ambiente favorecido por el ascenso de las fuerzas revolucionarias en Centroamérica y un repunte de las luchas populares en el país, nuestro movimiento que, para entonces, se ha erigido en una sólida organización guerrillera, con una estrategia política y militar hacia la toma del poder, declara en su séptima conferencia (mayo de 1982), su decisión de convertirse en Ejército del Pueblo (FARC-EP). Lo que significaba un profundo replanteamiento de nuestro accionar militar: por primera vez, desde que surgió en Marquetalia nuestra guerrilla revolucionaria, La Séptima Conferencia le dió al movimiento una clara concepción operacional y estratégica para un ejército revolucionario, lo que marcó un reajuste de todos sus mecanismos de dirección y mando.

LOS ACUERDOS DE CESE AL FUEGO Y TREGUA (1984)

La aprobación de la Ley General de Amnistía, en noviembre de 1982 y la derogación del Estatuto de Seguridad, a cuyo amparo, el gobierno de Turbay Ayala(1978-1982) había adelantado una abierta represión contra las organizaciones populares y democráticas, crean un clima favorable para los diálogos entre la guerrilla y el nuevo gobierno de Belisario Betancur (1982-1986).

Este proceso cristalizará con la firma de los Acuerdos de cese al Fuego y Tregua, el 28 de marzo de 1984, en los cuales las partes firmantes asumían el compromiso de un cese bilateral del fuego, -sin que esto significara la entrega de armas por parte de las FARC- y la busqueda conjunta de una salida política al conflicto. El Documento estaba suscrito por una Comisión de Paz, Diálogo y Verificación, en representación del gobierno, y por las direcciones políticas y militares de las FARC-EP, la Autodefensa Obrera (ADO) y los Destacamentos "Simón Bolivar" y "Antonio Nariño" del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Pocos meses después el acuerdo fue firmado, por el Movimiento 19 de abril (M-19) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), pero al generalizarserse los atentados, que cobró la vida de varios de sus militantes, se decidieron por la ruptura de los acuerdos.

Pese a los permanentes hostigamientos militares contra nuestros frentes, mantenemos la tregua y anunciamos nuestra decisión de encabezar "en unión con otros partidos y movimientos democráticos y de izquierda, la lucha de las masas populares por el retorno a la normalidad, a la controversia civilizada, por una apertura democrática que garantice el libre ejercicio de la oposición y su acceso a todos los medios de comunicación social, su organización, su lucha y movilización hacia crear un clima de participación popular en las gestiones del Estado". Surge así la Unión Patriótica (UP).

La Unión Patriótica (UP), participa en el debate electoral de 1986, logrando, para corporaciones públicas elegir 14 congresistas en el Senado y la Cámara, 18 diputados en 11 asambleas departamentales y 335 concejales en 187 concejos. En las elecciones presidenciales obtiene alrededor de 350.000 votos, superando las cifras electorales de los dos meses anteriores siendo, en ese momento la mayor votación en la historia de una agrupación de izquierda.

Su avance, paralelo al avance del movimiento popular, motivó la reacción de los sectores más retardatarios que empezaron a atacar al movimiento, asesinando parlamentarios, diputados, concejales, militantes y simpatizantes del movimiento. Las investigaciones sobre estos crímenes demostraron la existencia "de estrechos contactos entre los sicarios y miembros de la inteligencia militar".

Los acuerdos de paz y tregua transitaron, de esta forma, por caminos difíciles, rodeados de una atmósfera de hostigamientos, y provocaciones contra nuestros frentes en tregua. Eso permite entender, porqué el 16 de junio de 1987 en una operación militar combinada de nuestros Frentes 14 y 15, haciendo uso de su legítima defensa, emboscaron y aniquilaron una patrulla del veterano batallón de contra-guerrilla "Cazadores", parte de las contra-guerrillas élites conocidas en Colombia como batallones de Selva. El presidente Barco, haciéndole el juego a los sectores militaristas, anuncia que en cualquier sitio donde sea atacada la fuerza pública se considerará rota la tregua. Se inicia así ruptura general de la Tregua.

En Carta que entregamos al presidente, las FARC-EP deja una "constancia histórica sobre sus llamados a continuar el Diálogo y la Negociación", y advertimos que si se nos impone la guerra, responderemos a ella con el respaldo de todo el pueblo.

En septiembre de 1987, el movimiento armado revolucionario, se constituye en Coordinadora Guerrillera Simón Bolivar (CGSB), agrupando a la totalidad de los insurgentes colombianos en un hecho de trascendencia estratégica en la lucha por los cambios democráticos y patrióticos que requiere el país.

DEL ATAQUE A "CASAVERDE" A LA MESA DE NEGOCIACIONES

Como consecuencia de los procesos de paz adelantados bajo el gobierno del presidente Barco, el M-19, el PRT y un sector del EPL se reincorporan a la vida civil, siendo el gobierno quien impone sus condiciones: amnistía, espacio político legal, promesas de ayuda económica y participación en la posible constituyente que sería convocada para diciembre de 1990, bajo el gobierno del nuevo presidente.

La CGSB, excluida de estas negociaciones, sostuvo en una carta abierta "que la Asamblea Nacional constituyente debía contar con la presencia insurgente y con las de nuevas fuerzas políticas sociales, y subrayó que la imposición y exclusión generaría más violencia". Los llamados a la paz de la CGSB no fueron escuchados, por el contrario, el 9 de diciembre de 1990, el mismo día de las elecciones para la constituyente, el ejército, sin previa declaratoria de guerra, lanzó un gigantesco operativo contra Casa Verde, sede de nuestro Secretariado Nacional, intentando demostrar que estaban en capacidad de aniquilar a toda la fuerza que se le opusiera a su política neoliberal, además, queriendo mostrar la eficacia de la fuerza pública contra el movimiento guerrillero, como forma de amedrantamiento al país. Este opertativo terminó con un total fracaso: "120 bajas y 9 helicópteros fuera de servicio", según informe del comandante del ejército nacional.

En la perspectiva de abrir nuevos espacios para el diálogo y como respuesta al ataque de Casa Verde, la CGSB, incrementó sus acciones militares y de sabotaje, mediante la campaña "Comandante Jacobo Arenas, juramos cumplir", que obligó al gobierno a sentarse en la mesa de negociaciones.

Los primeros contactos entre la CGSB y el gobierno se realizaron con la toma de la embajada de Venezuela, en Colombia, por parte de representantes de la CGSB, luego se trasladaron al municipio de Cravo Norte (Arauca), donde se acordó "celebrar conversaciones directas, inicialmente en Caracas, con representantes al más alto nivel decisorio encaminadas a buscar una solución negociada a la confrontación política armada".

Los diálogos en Caracas, que se iniciaron el 3 de junio de 1991, se llevaron a cabo en dos rondas:

En la primera ronda, se abordaron los temas a estudiar, estableciendo la posibilidad de pactar un cese del fuego entre la Coordinadora y el ejército. Frente a la propuesta de un cese bilateral del fuego, sin condicionamientos previos y con mecanismos de veeduría nacional e internacional. El gobierno proponía, siguiendo el esquema aplicado con los movimientos desmovilizados, ubicar los frentes guerrilleros en áreas geográficas restringidas, negociar las condiciones de inserción política, y firmar las condiciones para una desmovilización, como si se tratara de un movimiento derrotado.

En la segunda ronda, iniciada después de acordada una supensión temporal que permitiera la realización de consultas por parte de las respectivas comisiones negociadoras, nuestro comandante Alfonso Cano, expresa que "Este diálogo, y los acuerdos a que lleguemos no pueden tener referencia distinta a la convivencia pacífica de todos nosotros", y agrega que "Es inaplazable, para avanzar en este objetivo, la revisión de la estrategia y doctrina que orientan la actividad de las fuerzas militares y de los mecanismos de seguridad del Estado, que liquide la concepción del enemigo interno e implante una estrategia sustentada en la democracia y la defensa de nuestra soberanía nacional".

Los diálogos en la ciudad de Caracas se ven interrumpidos, en esta segunda etapa, por la decisión unilateral del gobierno de suspender conversaciones, tras el atentado que fuera víctima el político liberal Aurelio Irragorri Hormaza, del cual se apresuró a sindicar al movimiento insurgente.

Después de cinco meses, las negociaciones se reanudan el 10 de marzo de 1992 en Tlaxcala (México). La CGSB plantea, como un aporte al proceso de paz, "Doce Estrategias para construir una estrategia de Paz", en donde señala sus opiniones en torno a los grandes problemas nacionales como: la aplicación de la política económica neoliberal, la explotación de los recursos naturales del país, la corrupción administrativa, la militarización de la vida nacional y los derechos humanos.

La agenda aprobada por las partes en la mesa de conversaciones, fue la siguiente:

* apertura económica y efectos sociales,

* corrupción administrativa,

* Derechos Humanos, paramilitarismo, aspectos de la confrontación que afectan a la población civil (secuestros, desapariciones forzadas, retenciones arbitrarias, entre otros), y

* Estado, Democracia, Nueva Constitución y Sistema Político.

Este temario aprobado en Tlaxcala trascendía el estrecho enfoque gubernamental, que pretendía reducir la paz al simple cese de la lucha armada, al mismo tiempo que convocaba a los diferentes sectores de la Nación, a pronunciarse en torno a problemas económicos, sociales y políticos de la vida nacional.

El gobierno, en su afan de eludir la discusión sobre política económica, toma como pretexto la muerte de Argelino Durán Quintero, retenido meses antes por el Ejército Popular de Liberación (EPL), para introducir, unilateralmente, modificaciones en el temario aprobado en Tlaxcala, en tanto incrementa el pie de fuerza, mantiene el impuesto de guerra y despliega intensos operativos por tierra y por aire sobre las áreas de asentamiento de las comandancias de la Coordinadora Guerrilla.

La intransigente posición del gobierno de condicionar el reinicio de los diálogos, a la reversión del Acuerdo original, introduciendo nuevos temas y modificando el orden aprobado en la reunión del 13 de marzo, llevó a la suspensión oficial de las conversaciones, sin que se hubiera avanzado en la solución negociada del conflicto político-militar, que vive el país desde hace varias décadas.

En una declaración pública, las partes manifiestaron su propósito de reanudar los diálogos a más tardar el 31 de octubre de 1992. Compromiso que fue incumplido por el presidente Gaviria, quien mostrando su falta de voluntad por la paz, decidió declarar la "guerra integral" a la subversión (real declaratoria de guerra al pueblo colombiano), cerrando las posibilidades de una solución política al conflicto.

El esquema de negociación manejado por el gobierno funciona para movimientos sin mayor capacidad militar y que han perdido perspectiva política. Consideramos que la solución política al conflicto que vive el pueblo colombiano necesita de la participación de todo el país y no es únicamente un problema entre gobierno y guerrilla.

Por estas razones, en nuestra Octava Conferencia, celebrada en abril de 1993, en La Uribe (Meta), y convencidos de la necesidad de una solución política al conflicto, proponemos a todos los colombianos que anhelan una patria amable, en desarrollo y en paz, una "PLATAFORMA DE UN GOBIERNO DE RECONSTRUCCION Y RECONCILIACION NACIONAL", para trabajar por la conformación de un gobierno nacional, pluralista, patriótico y democrático.

Por eso insistimos, que "Las FARC siempre ha buscado la paz; ha sido nuestra convicción que Colombia entera debe discutir sobre su convivencia democrática. Pero, los instigadores de la imposición, de la pax romana, de la paz de los sepulcros se han atravesado siempre en ese camino"

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