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7 de septiembre de 1986: Atentado a Pinochet

4 de Septiembre de 1970, Santiago de Chile

Con el 36% de los votos, el socialista Salvador Allende es elegido presidente de Chile representando a la Unidad Popular. Por primera vez un frente que se autoproclama marxista sube al poder por medio de elecciones. Allende le gana por poco margen a la Democracia Cristiana, con un programa de gobierno democrático-popular con intenciones antiimperialistas y tenuemente socializantes. Sus banderas son la nacionalización de la banca y el mercado exterior, la expropiación de las grandes empresas y de todos los sectores estratégicos de la economía, y la tan deseada reforma agraria.

Estados Unidos, la derecha terrateniente y oligárquica y el partido militar siente dañados sus intereses económicos y políticos y desde un primer momento comienzan a complotar contra el gobierno popular.

Por otro lado, la izquierda extraparlamentaria y armada propone un pacto de no hostilidad y un apoyo externo.

11 de Septiembre de 1973, Santiago de Chile

Finalmente, y como culminación de una feroz campaña de desestabilización de la derecha chilena, la CIA y el Departamento de Estado yanqui al gobierno de la Unidad Popular, las tres fuerzas militares se sublevan y ocupan el puerto de Valparaíso, para luego rodear con tanques el palacio de gobierno de La Moneda y decretar que el gobierno había sido derrocado.

Salvador Allende dentro de La Moneda llamó por radio a los obreros, empleados y campesinos a defender con las armas en la mano el gobierno constitucionalmente elegido.

La casa de gobierno fue bombardeada y, luego de alguna resistencia y escaramuzas, la Junta Militar compuesta por los comandantes de las tres fuerzas y encabezada por Augusto Pinochet , controló la situación.

El presidente Allende dejó un último ejemplo de dignidad. Al ingresar los militares a su despacho lucho hasta agonizar acribillado con el casco puesto y disparando la metralleta que le había obsequiado Fidel Castro.

Luego del golpe, Chile se trastocó en un infierno. Se persiguió, torturó y asesino a obreros, estudiantes, militantes populares, intelectuales. El Estadio Nacional fue convertido en un gigante campo de concentración. Allí murió asesinado Víctor Jara. Y como él, fueron asesinados más de 15000 luchadores chilenos

Chile, 1986

1986 comenzó con un reanimamiento de las luchas antidictatoriales y populares y algunos intentos de unidad de la izquierda chilena, que se nuclearon en el Movimiento Democrático Popular (MDP). Por otro lado, había hecho su aparición tres años antes el activo Frente Patriótico Manuel Rodriguez (FPMR), con lazos con el Partido Comunista Chileno (PCCH), que comenzó su hostigamiento a significados representantes del régimen y a objetivos neurálgicos del poder pinochetista.

A este resurgimiento popular la dictadura le contestó con una nueva escalada represiva. El 28 de julio comenzó a diagramar el llamado “Plan de Seguridad Interior”, verdadero plan de operaciones a escala nacional y con una puntillosidad exhaustiva dirigida contra el movimiento popular y destinado a “identificar a los activistas más caracterizados,determinar fechas y lugares de posibles hechos subversivos” , etc.

Según organismos internacionales, en 1986 se produjeron un tercio de las torturas y asesinatos desde la implantación de la constitución pinochetista de 1981.

El 4 y 5 de Septiembre se desencadenó una jornada nacional de protesta. Se sucedieron concentraciones callejeras, asambleas estudiantiles y obreras, huelgas parciales, enfrentamientos con la guardia de infantería en Santiago, Iquique, Linares, Valparaíso, Temuco y Valdivia.

Dentro de ese contexto de represión y resistencia, el FPMR comenzó a planificar una acción de envergadura que apuntalara moralmente a las masas y dieran un salto de calidad en la correlación de fuerzas enfrentadas.

Operación Patria Nueva

Tras dirigir personalmente la represión del 4 y 5 de Septiembre, Pinochet se dirigía a “El Melocotón”, su residencia cercana a los Andes, escoltado por seis autos blindados y dos motocicletas.

El grupo comando del FPMR estaba divididas en tres unidades: la 501, compuesta por cuatro hombres y dos mujeres, armados con fusiles y subametralladoras, la 502, compuesta por siete hombres y cinco mujeres, pertrechados con fusiles, granadas y lanzacohetes, y la 503, formado por cuatro hombres y tres mujeres, armados con subametralladoras y lanzacohetes.

Según el parte de guerra del FPMR las acciones se desarrollaron de la siguiente manera.

Al divisar la caravana del tirano, la unidad 503 se coloca con un vehículo en su persecución. La unidad 501 le cierra el paso a la caravana, cruzando una casa rodante y lanzando una ráfaga de subametralladora al primer vehículo. Mientras tanto, la unidad 502 dispara contra el segundo vehículo un lanzacohete. La unidad 503 dispara desde atrás destruyendo el último automóvil.

Luego, las tres unidades hacen fuego sostenido contra la escolta del tirano que huye despavorida. Algunos escapan barranca abajo y otros se refugian debajo de los vehículos sin prestar resistencia al ataque guerrillero.

Mientras tanto, Pinochet continuaba escondido dentro de su auto blindado, salvándose gracias a las fallas de los cohetes que contra él iban dirigidos, logrando huir en el tercer móvil hacia su estancia.

Las unidades del FPMR, ya sin cohetes y con autos dañados, no logran perseguirlo, perdonándoles la vida a los sobrevivientes de la escolta, iniciándose la retirada.

Represión y conclusiones

Luego del atentado, el tirano reaccionó con una avanzada represiva que, unida a la hipócrita y oportunista repudio del atentado por parte de la Democracia Cristiana y la ambivalencia del MDP, que se cobró cientos de víctimas, secuestrando, torturando y asesinando a miembros de las organizaciones revolucionarias y demás sectores antidictatoriales.

El objetivo manifiesto del FPMR al intentar ajusticiar al dictador, siendo asimismo esto un deseo tanto explícito como tácito del pueblo, reunía en sí varios elementos estratégicos, tácticos y morales.

Por un lado, desde el punto de vista estratégico, significaba una manera de minar a la dictadura, basada en el poder unipersonal de Pinochet, creando disidencias entre los sectores “duros” y los “dialoguistas” de las Fuerzas Armadas sobre su reemplazante y las políticas económicas y de apertura o represión política a seguir, hasta lograr un agudizamiento de sus contradicciones.

Desde lo táctico, era un reposicionamiento del mismo FPMR y el comienzo de una contraofensiva popular, tanto a nivel de luchas de masas como en el aspecto militar, logrando algún cambio significativo en la correlación de fuerzas en pugna y auspiciando una fortaleza mayor y un espectro más amplia llegado el momento de negociar.

En lo moral, intentaba dar un salto de calidad en lo anímico de los sectores populares y antidictatoriales evidenciando la creciente vulnerabilidad de la dictadura.

Debería esperarse aún cinco años más para una apertura democrática de carácter condicionada y humillante, que no representaba las necesidades y deseos de la mayoría, y que brindaba legalidad e impunidad a la entrega económica y a los crímenes políticos y de lesa humanidad perpetrados por las FF.AA. en sus 16 años de dictadura, dejando un Chile sembrado con la sangre de sus mártires.

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