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Praga: El cuerpo como arma de la desobediencia civil
Una batalla bajo inspiración zapatista

Los Tute Bianche (monos blancos) llegaron a Praga para participar en las protestas contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Cientos de jóvenes activistas italianos de los Centros Sociales, de la Asociación Ya Basta, parlamentarios y hasta religiosos, ejecutaron novedosas tácticas de desobediencia civil frente a la policía checa, que les arrojó gases y los golpeó con sus macanas. La imaginación política y la vestimenta -o la falta de ella- de estos globalifóbicos llamaron la atención de los periodistas y sorprendieron a los manifestantes de otros países que los acompañaban.

Dos fuerzas se encontraron cuerpo a cuerpo en el puente Nusle de Praga, cada una defendiendo una idea del mundo diferente. De un lado, un contingente de hombres y mujeres vestidos con trajes blancos, protegidos con hule espuma, cascos, máscaras antigás, escudos hecho con botes de basura y toda una parafernalia de instrumentos de lo más increíble, desde redes de coloridos globos hasta barreras con cámaras de llantas. Del otro, una valla de policías uniformados como Robocop y protegidos con tanques, lanzagranadas, escudos y macanas. Un muro infranqueable que bloqueaba el paso.

La policía estaba para proteger a los representantes de los poderes financieros y económicos del planeta. Los manifestantes cuestionaron la globalización en nombre de millones de personas que sufren sus consecuencias: hambre, miseria y muerte. En medio de las dos fuerzas, un joven se paseaba desnudo, con su cuerpo tatuado con denuncias contra el capitalismo salvaje, en los entremedios de cada choque.

En medio de la batalla, don Vitaliano, párroco de Avellino, ayudaba a los manifestantes en sus intentos por romper el cerco que protegía a los miles de delegados del FMI y el BM. "Con nuestros cuerpos, con lo que somos, venimos a defender los derechos de millones, la dignidad y la justicia. Aun con la vida. Frente al dominio total del mundo que ejercen los dueños del dinero, sólo tenemos nuestros cuerpos para protestar y rebelarnos contra la injusticia", dice.

Luca, vocero de los Tutte Bianche, señaló ante los periodistas llegados a Praga: "No estamos armados, actuamos como ciudadanos que ponemos en riesgo nuestras personas, para demostrar que la democracia del FMI y el BM son los tanques y los policías armados. No somos criminales, ellos reprimen a ciudadanos que hacen uso de sus derechos. Queremos demostrar que es posible rebelarse contra el orden utilizando como arma nuestros cuerpos".

Si, como escribió Foucault, el cuerpo es el objeto de la microfísica del poder, si todo el control social y político ejerce su dominio sobre el cuerpo, si la economía de mercado ha convertido el cuerpo en una mercancía, los monos blancos han convocado a una "rebelión de los cuerpos" contra el poder mundial, reflexiona Sergio Zulián, uno de los organizadores.

En medio de las transformaciones que producen la globalización y los cambios tecnológicos, frente a la crisis de alternativas al modelo imperante, ante el debilitamiento de los Estados, los partidos tradicionales y las formas de hacer política clásicas, aparecen los monos blancos, que se autodenominan como zapatistas italianos. Este movimiento integrado por viejos militantes autónomos (ligados a Toni Negri), miembros de la Asociación Ya Basta, jóvenes de los Centros Sociales de las principales ciudades de Italia, grupos ecologistas, campesinos y asociaciones civiles. Todos ellos promueven una forma creativa de protesta, la desobediencia civil activa.

Pero ¿de dónde salieron estos militantes con ideas que rompen los esquemas políticos tradicionales y aparecen disfrazados como si fueran a un carnaval?

La búsqueda de un lenguaje nuevo

"Después de Chiapas y Seattle, la desobediencia civil se ha convertido en una referencia internacional, una manera de decirle a millones de personas que queremos vivir en las nuevas condiciones de la sociedad, pero luchando", afirma Federico Mariani, presidente de la Asociación Ya Basta, uno de los animadores principales de la acción en Praga.

Aunque la desobediencia civil tiene su historia con Gandhi, la lucha por los derechos civiles en Estrados Unidos en los sesenta o las expresiones pacíficas de protesta en todo el mundo, Federico Mariani explica que "después de 1994 fue el cambio. Los zapatistas hicieron una gran aportación con sus propuestas de construir una nueva política sin luchar por el poder. Nosotros intentamos metabolizar el mensaje y las formas que proponen".

"Para nosotros -dice Mariani, quien fue uno de los 140 observadores italianos expulsados de Chiapas en 1998-, fue un símbolo muy fuerte ver a un ejército de indígenas con rifles blancos. Conocer a un ejército que espera el momento de dejar de ser ejército. Gente que lucha por los derechos de su pueblo. Las mujeres zapatistas protestando frente a los tanques pueden equipararse, en distintas condiciones, a los trajes blancos, los cascos y escudos para protegerse de los golpes y gases de la policía. Ese es nuestro referente".

"Al principio discutíamos de las experiencias anteriores de la acción directa, del sabotaje, de la violencia revolucionaria. Concluimos que en las nuevas condiciones la desobediencia civil utilizando nuestros cuerpos como una arma, puede liberar fuerzas ciudadanas que ya no responden a los viejos esquemas", subraya.

"Es una manera imaginativa -dice Mariani- de colocar al otro en un problema. Con métodos pacíficos de acción directa el lenguaje de la violencia queda del lado de la policía, de los gobiernos. Las manifestaciones clásicas ya no molestan. En cambio, ahora nosotros desobedecemos como cuidadanos y ellos reprimen, pero nos defendemos. Eso llama la atención de la sociedad,que se hace eco de nuestra protesta.

Federico Mariani cuenta que hace más de un año comenzaron a practicar las acciones de desobediencia civil. "Nos entrenamos para resistir a la policía. Construimos escudos, acopiamos máscaras antigás, cámaras de llanta para utilizarlas como barrera; y diseñamos protecciones para el cuerpo. Utilizamos el cuerpo como arma de lucha política".

"Llegó Seattle, y con ello viene la confirmación de un movimiento renovador que rescata la participación de la sociedad civil, aunque aún no tenga programa. En Italia hasta hace pocos años, la lucha callejera era un monopolio de unos ultras que practicaban formas excluyentes, grupos que quemaban autos y quebraban escaparates. La mayoría de la gente se asustaba de llegar a ese nivel", añade.

"Incorporamos un factor nuevo, una forma de enfrentamiento radical que supera las manifestaciones clásicas y que nos da la posibilidad de participación masiva con métodos seguros", sintetiza Federico Mariani.

Otro de los grandes éxitos -concluye Mariani- "es la participación de la gente joven, que es consciente de que su intervención con su propio cuerpo, protegido de la violencia de la policía, tiene efectos claros. El movimiento está creciendo. Este es un gran logro, lo que reconoce todo mundo, al grado de que pudimos tomar un tren para ir a Praga. Se nos abren grandes espacios. No es un grupo político, es un movimiento horizontal donde cada quien contribuye al debate y a la organización de una manera particular. Todo se permea, hay gente de todas las edades, todos están en posibilidad de compartir paritariamente.

Se han caído esquemas antiguos de vanguardias y dirigencias".

"Cuando el mundo está en venta rebelarse es natural"

La primavera de Praga de los monos blancos de Roma, Nápoles, Boloña, Génova Padua, Milán y otras ciudades fue interponer miles de cuerpos y mentes contra las estructuras ilegítimas e inaceptables de los poderes internacionales. Nadie los controla, a nadie rinden cuentas. "Hicimos de Praga la capital de las alternativas al modelo imperante, de las reivindicaciones para un futuro distinto, para un mundo nuevo", escribieron los jóvenes aretudos, greñudos y punks de los Centros Sociales de la Carta de Milán en un manifiesto difundido en Praga.

"Los monos blancos inspirados por el levantamiento indígenas de Chiapas se han lanzado a un nuevo reto para emerger del subsuelo y así meterse en la sociedad para promover la autogestión y la autoorganización construidas estos años. Para pasar de la resistencia a una nueva ofensiva sobre el terreno de los sueños, de los derechos, de la libertad, por la conquista del futuro hoy negado para las nuevas generaciones", sostienen.

Max, un joven del Centro Social de Padua, informa de las acciones contra los Mac Donald's en Venecia, Padua, Roma y Milán, que hicieron para solidarizarse con José Bové, líder de los campesinos franceses que se oponen a la globalización.

Massimo, cantante del grupo de rock 99 Posse, surgido del Centro Social de Nápoles, estuvo en Praga con los Tutte Bianche para llevar "nuestra música y nuestra presencia a su música". 99 Posse ha participado en muchas jornadas en apoyo a Chiapas, por la legalización de las drogas, contra el fascismo y contra la represión a los migrantes.

Orlando, del grupo Milk Warriors (guerreros de leche), un grupo de ecologistas de Milán, cuenta cómo en Praga hicieron performance pacíficos frente a los Mac Donald's, con mazorcas de maíz y una bandera con el emblema de una vaca, para protestar contra los alimentos transgénicos que vende esa empresa trasnacional.

"Queremos construir una humanidad donde todos estemos incluidos, donde nadie muera de hambre, donde nadie sufra injusticias", comenta don Vitaliano, que lo mismo participa de la desobediencia activa que organiza conciertos de rock y encuentros en el convento de San Miguel en Avellino, para manifestarse en favor de los derechos de los migrantes, por la despenalización de las drogas, contra la guerra y la represión.

Vilma Mazza, de Radio Sherwood, estación de radio independiente con sede en Padua y que se difunde en el norte de Italia, informa que la radio transmitió en vivo desde Praga los días de las protestas. "Es nuestra forma de informar de lo que pasaba a todos los que no pudieron venir pero que nos apoyan".

Vilma, una veterana activista de las luchas sociales en Italia en las últimas décadas, explica que el movimiento de los monos blancos abarca a muchos sectores a quienes nos son comunes estos temas de la globalización y sus efectos en Italia.

Después de más de 20 años de organizar manifestaciones tradicionales, incluso unas muy numerosas, señala que estas acciones se han desgastado. "Por eso nos lanzamos con los monos blancos primero en una marcha por los derechos de los migrantes en 1999. Todos de blanco enfrentamos a la policía. Más de 10 mil manifestantes permanecieron atrás, apoyando sin moverse. Cada quien participaba desde su lugar. Nos enfrentamos con formas defensivas, no ofensivas. Esa desobediencia civil abría el espacio para que participara la gente que no quería enfrentar a la policía, pero cada uno desafió a la policía desde su lugar", dice Vilma.

"A partir de ahí -explica-, hemos realizado acciones para combatir los efectos del neoliberalismo en nuestro país, desde cerrar los campos para migrantes sin documentos en Triste, Milán, Boloña (al grito de 'todos somos clandestinos'), a protestas contra los cultivos transgénicos en Génova y Venecia; oponiéndonos a la devastación del ambiente ('la tierra es de todos, no de las trasnacionales') y a la explotación de mujeres y hombres con la flexibilidad laboral y el empleo precario".

"También hemos abierto centros sociales como espacios solidarios de los jóvenes. Hemos ocupado fábricas y edificios viejos para albergar ahí a trabajadores migrantes que no tienen vivienda. También hemos apoyado a los refugiados de guerra albaneses y llevamos un barco a las costas de Albania para exigir el fin de las fronteras y el respeto a los derechos de todos".

Otra de las luchas que han librado últimamente es contra la privatización del transporte público y para que sea un servicio gratuito para estudiantes, desocupados y pensionados. Del otro, una carta para jóvenes menores de 30 años que garantice el acceso a determinados servicios, a la cultura y a la diversión.

"Así como los desempleados franceses han asaltado la Bolsa de Valores de París, fuimos capaces de afianzar una nueva modalidad de la lucha político-social más tradicional hablando a toda la sociedad, alargando el conflicto, invadiendo canales de comunicación, restituyendo una garantía a todos los excluidos de todos los colores que hoy sienten la fragilidad de su propio porvenir", escriben los monos blancos en su manifiesto de presentación el año pasado.

El locutora y animadora de radio Sherwood explica que en Europa miles de personas viven excluidas, sin derechos ni vida digna, por esa razón ahora están promoviendo "el derecho al salario universal de ciudadanía". Este es descrito en un documento como "el arma para agredir el nuevo milenio, la demanda ideal para colocarse en la batalla por la reducción del horario, para garantizar el trabajo precario, intermitente, por los derechos a los servicios y a la calidad de vida, por la redistribución de la riqueza, para dar a la vida un gran movimiento de liberación de nuestro ser. Hablamos de un salario y del acceso gratuito a los servicios fundamentales y a la cultura, para todos".

"Estamos junto a aquellos que continúan la lucha empezada en San Cristóbal de las Casas, Seattle y que llegó ahora a Praga. Hablamos de los derechos de las personas sobre las leyes del mercado, del rechazo de los mitos de seguridad pública, y hablamos de una socialidad real, de participación horizontal, para decidir nuestro destino", fue uno de los mensajes que dejaron a la reunión del FMI.

Jesús Ramírez Cuevas-Masiosare, octubre 2000

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