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Colombia, Colombia :: 22/05/2016

Guerra sucia y democracia a las puertas de un acuerdo final

Enrique Acosta

Un 11 de octubre de 1987 en uno de los tramos de la vía entre La mesa y Bogotá un grupo de sicarios detuvo el carro donde se desplazaba Jaime Pardo Leal y su familia; en el mismo sitio y ante los ojos horrorizados de sus hijos fue vilmente asesinado quien fuera uno de los líderes más carismáticos de la izquierda colombiana en su momento.

A este hecho que conmovió y convocó la solidaridad del movimiento social y político en Colombia le siguió el asesinato de 2 candidatos a la Presidencia de la República, 7 congresistas, 13 diputados, 11 alcaldes, 69 concejales, más de 3000 militantes de base, al cual se le suman diversos atentados a sus sedes políticas, masacres y desplazamiento.

Hoy el genocidio de la UP es un símbolo de la impunidad que reina en Colombia. El asesinato de Jaime Pardo leal y de las más de tres mil víctimas de la UP a partir de 1987 fue apenas el inicio de un nuevo1 ciclo de violencia política y de "Guerra sucia" donde el Estado colombiano sirviéndose de todo su aparato contrainsurgente, a saber, ejército, paramiltarismo, entre otros, reaccionó a las posibilidades de una apetura democrática, de una propuesta progresista, pluralista y de izquierda en el contexto de unos diálogos de paz.

Ya aniquilada la Unión Patriótica y reducida a su mínima expresión, continuó el exterminio de la izquierda en Colombia. Todavía persisten intactas en la memoria de los colombianos las masacres de Piñalito en el Meta donde fueron asesinadas 88 personas, Segovia Antioquia donde las víctimas sumaron 46, Mapiripán en el Meta con 46 víctimas, Sitio nuevo con 37 víctimas, El Salado con 60 víctimas, Chengue en Montes de María con 31 victimas, Remedios con 18 victimas y Tomarrazón en la Guajira con 16 personas asesinadas2. Estas son apenas unas cuantas de las más representativas acciones del paramilitarismo y las FFAA que entre los años ochenta y el año 2012 sumaron según el informe Nunca Más la escandalosa suma de 5.871 víctimas de una Guerra sucia contra el pueblo colombiano.

. Por su parte el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (cpdh), presenta una cifra de 44.1333 homicidios políticos entre 1966 y 2003 que aumentan considerablemente las cifras anteriormente expuestas. Debemos recordar que estos son precisamente los años de consolidación y expansión nacional del proyecto de las AUC y ACCU, así como de la firma del Plan Colombia por parte del presidente Pastrana y el comienzo del gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2006, 2006-2010) y su "Política de seguridad democrática".

Otros informes de investigaciones que recogen datos aportados en abril de 2010 por la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación suman 163.762 ejecuciones y 31.841 casos de desaparición forzada4, esta cifra supera tres veces los casos registrados de desaparición forzada en las tres dictaduras del cono sur.

En Chile a partir de 1973 con la dictadura militar de Augusto Pinochet y en Argentina con la dictadura militar de Jorge Rafael Videla, al igual que en Colombia se desató un proceso de represión contra el pueblo y más particularmente contra la izquierda organizada; según el informe Nunca Más presentado en Argentina por la comisión sobre la desaparición de personas CONADEP en 1984 encabezada por el famoso escritor Ernesto Sábato se calcula la alarmante cifra de 8.960, lo paradójico y que hace bastante particular y macabro el caso de Colombia no es que las cifras superen por mucho las de Chile, Argentina y Uruguay, o que el fenómeno haya perdurado más en el tiempo llegando incluso hasta nuestros días, como demostraremos más adelante; no, lo que hace casi único el caso de Colombia es que la sistemática aniquilación de la izquierda se dio y se sigue dando en medio de la supuesta democracia más estable de América Latina.

Citando al prestigioso magistrado y presidente de la Corte Suprema de Justicia Dario Reyes Echandía, asesinado precisamente por las balas del ejército en la toma del palacio de justicia por parte del M-19, Francisco Gutierrez Sanín llama la atención sobre esta macabra contradicciòn del Estado Colombiano al cual describe como un orangután con sacoleva5, dado que es un país donde la vanagloria de más de cien años ininterrumpidos de "democracia" formal se entrelazan con la vergüenza de más de cien años de represiòn, es decir, se ha permitido la coexistencia entre las instituciones democráticas y la guerra sucia.

No obstante, si el régimen político colombiano debe ser considerado como democrático esto no puede limitarse a que a partir de 1910 se hayan sostenido en el tiempo una serie de instituciones democráticas tales como elecciones, prensa "libre" y parlamento entre otras que menciona Gutierrez Sanín en su libro El Orangután con sacovela: Cien años de democracia y represiòn en Colombia (1910-2010)6.

Gutierrez Sanín por otra parte profundiza con gran acierto en los aspectos que han generado la fuerte represión en tres dimensiones: La privatizaciòn del servicio de la seguridad y el mantenimiento del orden público (paramilitarismo, autodefensas y mercenarismo); la inequitativa e injusta distribución de la propiedad sobre la tierra; y un tipo específico de intereses al interior de los partidos que da ventajas a las elites violentas, esto se explica en que la dinámica de los partidos se ha visto cruzada por acuerdos con sectores mafiosos y violentos que han determinado el accionar de estos.

Sin embargo, si vamos más allá de una idea estrecha de la democracia valdría la pena al profundizar sobre el carácter del Estado colombiano, poner relieve en si realmente han habido los niveles efectivos de participación política con garantías que implica una verdadera democracia, así como las garantías de la seguridad humana que necesariamente exige el libre ejercicio de las libertades políticas que son consustanciales a todo proyecto democrático.

A nuestro parecer, mientras ante los ojos del mundo Colombia se ha mostrado como una democracia estable, el Estado se ha convertido en instrumento de la clase en el poder y para esto ha creado un marco legal que cierra la participación política y ha puesto a su servicio todo un esquema contrainsurgente dentro del cual han estado sus propios organismos de seguridad y las estructuras paramilitares según sea el caso y la estrategia.

Así pues, en Colombia no podemos hablar de una democracia estable y consolidada sino de la permanencia de algunas instituciones que hacen parte de la democracia formal y que sin embargo han sido instrumentalizadas en función de los sectores más violentos del bloque hegemónico de poder.

Fueron las mismas élites que financiaron, auspiciaron y participaron plenamente del proyecto paramilitar en los años noventa las que luego lograron coptar gran parte de la institucionalidad durante los dos periodos del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Son estas mismas élites las responsables del exterminio sistemático de la Unión Patriótica y del resto de las fuerzas políticas de izquierda durante las últimas decadas del siglo XX y lo que va del siglo XXI.

Según un reciente informe publicado por el CINEP en el 2015, solo desde el 1ro de enero hasta el 31 de diciembre del 2014 los paramilitares fueron los principales ejecutores de violaciones de derechos humanos por persecución política, con un total de 875 víctimas, luego del paramilitarismo sigue la policía y el ejército con un total de 283 y 176 respectivamente, y en cuarto lugar la SIJIN con 28, la fuerza aérea con 11 y otras instituciones del Estado; en este informe el Estado mismo aparece con 6 víctimas7.

Las recientes denuncias hechas en diversos comunicados por Marcha Patriótica dejan constancia de la actualidad del fenómeno paramilitar en el territorio nacional y la intensificación de la guerra sucia contra el conjunto de organizaciones sociales, populares y comunitarias. Según un comunicado del Movimiento Social y Político Marcha Patriótica fechado el 13 de abril de 2016, el último periodo la guerra sucia contra este movimiento ha dejado la escalofriante cifra de 119 militantes asesinados y centenares de compañeros/as del movimiento social y popular amenazados y perseguidos8. A estos asesinatos se le suma los recientes atentados contra destacados lideres de la izquierda como Piedad Córdoba en Chocó el 1 de abril e Imelda Daza en Cartagena solo cinco días despues.

Las cifras anteriormente expuestas nos muestran la forma que sigue tomando la defensa de los privilegios de clase que tras decadas de exterminio y terror se ha ido consolidando y sigue manteniendo intactas sus estructuras criminales. Los sectores a los que responden estas estructuras siguen siendo reaccionarios a la nueva oportunidad de construir verdaderas condiciones de participación políticas, que si bien no eliminen el conflicto, al menos permitan eliminar la expresión violenta y de guerra sucia que este ha revestido a lo largo de la historia de Colombia.

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Notas

1. Nuevo porque la violencia ha sido la constante en toda la historia colombiana. A las guerras de independencia le siguieron en el siglo XIX catorce guerras civiles, 8 guerras generales, 2 internacionales, en el siglo xx numerosos levantamiento locales, una guerra con Perú y una insurrección popular a partir del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán con el que se inagura el llamado periodo de la Violencia, a este periodo le siguió el conflicto con las insurgencias, las violencias ejercidas luego de instaurado el Frente Nacional para rematar con el ciclo de violencia que se da en los años ochenta y que se profundiza con el ascenso de mafias y paramilitarismo.

2. http://www.verdadabierta.com/cifras/3828-estadisticas-masacres

3. Otero Prada, Diego. Las cifras del conflicto colombiano. Bucaramanga: Uniciencia, 2007.

4. López Hernández, Claudia. «La refundación de la Patria, de la teoría a la evidencia». En Y refundaron la patria... De cómo maf iosos y políticos reconfiguraron el Estado Colombiano, editado por Claudia López, 29-78. Bogotá: Debate, 2010.

5. Gutierrez Sanin Francisco, El Orangutan con sacovela, Editorial DEBATE, IEPRI, Bogota D.C, 2014, Pg 12

6. Gutierrez Sanin, Pg 15

7. http://www.cinep2015.org/Old/2014_V1/images/informeddhh2014.pdf

8. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211064

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