Daniel Ortega traicionó la revolución sandinista
Daniel Ortega fue reelegido por amplia mayoría presidente de Nicaragua. Es su tercer mandato consecutivo.
El principal partido de la oposición llamó al boicot. Pero la abstención ha sido inferior a lo que preveían las encuestas.
La victoria del candidato sandinista fue bien recibida por el gobierno de Obama. Las relaciones económicas de los EEUU con Nicaragua son consideradas correctas por el Departamento de Estado.
Por una paradoja, Ortega no renunció al discurso de izquierda, cultivando una imagen de antimperialista, lo que le permitió en los últimos años mantener relaciones privilegiadas con Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y algunos partidos comunistas.
Pero la fachada progresista del régimen es hoy incompatible con la realidad política y social del país.
Desde que perdió las elecciones presidenciales de 1990, Daniel Ortega imprimió al FSLN una orientación que empujó gradualmente a la derecha la organización revolucionaria que destruyó en una lucha épica a la dictadura de Somoza.
Carlos Fonseca Amador (1936/1976), su fundador, fue el ideólogo de la guerrilla; era un marxista creativo y talentoso. Consiguió lo que parecía imposible: unificar las tres tendencias de la organización revolucionaria - la de la Guerra prolongada, la Proletaria y la Tercerista. Obtuvo el apoyo para el combate al somozismo de los sindicatos, la iglesia, los campesinos y los intelectuales liberales.
La victoria del FSLN, dirigida por Daniel Ortega y un grupo de comandantes con prestigio internacional, generó una gran esperanza en América Latina.
Transcurrida más de una década de la muerte del Che en Bolivia, los sandinistas demostraron que en condiciones excepcionales era posible derrotar y derrumbar regímenes apoyados por el imperialismo a través de la lucha armada.
Tuve la oportunidad en 1983 de visitar Nicaragua y de conocer allí a destacados comandantes sandinistas cuando el FSLN movilizaba aun la solidaridad de las fuerzas progresistas de América y Europa.
Instalado en el Poder, el FSLN no demostró, desafortunadamente, la lucidez y firmeza de la organización guerrillera.
Blanco de una ofensiva permanente del imperialismo estadounidense, que financió y armó los mercenarios contra-revolucionarios, el Frente Sandinista fracasó en la tarea fundamental de construir un modelo de economía de transición, no capitalista, y perdió gradualmente el apoyo de amplios sectores de la población.
Cediendo a presiones de Washington, Ortega –contra la opinión de Fidel Castro- convocó elecciones para la Presidencia en 1990. El resultado fue inesperado: la elección de la liberal Violeta Chamorro enmarcó el fin de la Revolución Sandinista.
LA CRISIS DEL FSLN
El Frente Sandinista entró en crisis después de su alejamiento del Poder. Daniel Ortega volvió a ser candidato a la Presidencia en las elecciones siguientes y perdió de nuevo. Sin embargo su elección en 2006 no sorprendió. Era esperada porque Ortega se había desplazado a la derecha.
Algunos de los comandantes más destacados que habían participado de la guerra contra Somoza habían roto con él por la orientación dizque pragmática que el expresidente imponía al partido. Entre otros Ernesto Cardenal, Luis Carrión, Víctor Tirado, Henri Ruiz.
Ortega había optado por una política de alianzas incompatible con los principios e ideología del sandinismo.
En el ámbito de la «reconciliación nacional» estableció un acuerdo con el ex presidente Arnoldo Alemán, condenado a 20 años de cárcel por corrupción y blanqueamiento de capitales. Alemán había sido, subráyese, un esforzado somozista.
ROSÁRIO MURILLO, « LA BRUJA»
Fue sobretodo la mujer, Rosario Murillo, que tuvo un papel decisivo en la metamorfosis del dirigente máximo del FSLN.
Profesora, escritora, poeta, Rosario, que había sido guerrillera, es una católica fervorosa. Amiga desde la juventud del arzobispo de Managua, defendió siempre la necesidad de buenas relaciones con la iglesia. No hesitó incluso en proponer el nombre del arzobispo para Premio Nobel de la Paz.
Hizo al marido olvidar que Don Miguel Obando y Bravo había sido admirador de Anastasio Somoza y su colaborador en la lucha contra el sandinismo.
Elevado a cardenal, Obando cimentó una íntima alianza con Daniel Ortega cuando este retornó a la Presidencia en 2007.
Rosario, reelegida ahora vice-presidente, concentra hoy en sus manos un enorme poder. La familia acumuló una fortuna colosal en negocios oscuros.
Tres de los hijos son millonarios. Laureano negoció con China el proyecto de un nuevo canal transoceánico que atravesará Nicaragua del Atlántico al Pacifico, obra faraónica que amenaza arruinar el Canal de Panamá. Juan controla lo audiovisual. Otros de los hijos ganaron millones con la distribución del petróleo barato recibido de la Venezuela bolivariana.
Rosario, conocida como «La Bruja», domina la familia y el gobierno.
DE HEROES A GRANDES EMPRESÁRIOS
La crisis del FSLN comenzó con la deserción de Sergio Ramírez Mercado, que fue el vice-presidente de la República en el primer gobierno de Ortega.
Sergio, que estudió en Alemania, era un social demócrata enmascarado de revolucionario. Escritor de talento, pasó en tiempo mínimo de sandinista a enemigo de la revolución.
Posteriormente ocurrieron rupturas más graves. Humberto, el hermano de Daniel, fue durante la lucha armada el principal estratega de la guerrilla.
Ministro de Defensa, reformó el ejército y creó la esdrújula doctrina del «centrismo”, incompatible con el programa del FSLN.
Recibió la medalla militar de los EEUU. Su adhesión al capitalismo fue rápida. Ganó millones en el negocio de maderas.
El ministro de Agricultura de Ortega, Jaime Weelock, es hoy también próspero empresario. Bayardo Arce, otro de los comandantes de la insurrección, también es hoy un hombre muy rico.
En México, durante un Seminario Internacional de Solidaridad con las FARC, pregunté a Miguel d’Escoto, ex canciller de Ortega, cómo explicaba que algunos comandantes de la guerrilla habían acumulado grandes fortunas. Su respuesta fue muy breve: «Quizá por haber nacido en una familia abastada nunca sentí la tentación del dinero».
Daniel Ortega repite con mucha frecuencia que la situación económica del país mejoró acentuadamente. Es verdad. El PIB debe crecer mas de 4% este año. Pero no dice que Nicaragua recibió durante sus gobiernos 4 800 millones de dólares de organizaciones financieras internacionales tuteladas por EEUU.
Daniel insiste en afirmar que practica una política de izquierda y no se abstiene de críticas al imperialismo, mientras elogia a Cuba y a la Venezuela bolivariana. Pero Washington considera inofensiva esa oratoria.
Podría concluirse de este artículo que veo con pesimismo el futuro de Nicaragua.
Sería una conclusión falsa. La memoria de Sandino, de Carlos Fonseca y de la epopeya de la insurrección que destruyó la dictadura de Somoza permanece viva en el pueblo de Nicaragua. Un día este retomará la lucha rumbo al socialismo, interrumpida por la traición de Daniel Ortega.
Soy consciente de que un gobierno de extrema derecha en Managua seria peor que el actual. Pero me repugna la hipocresía de los medios y dirigentes de izquierda que insisten en caracterizar el Gobierno de Ortega-Murillo como revolucionario.
Vila Nova de Gaia, Noviembre de 2016
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