Ecuador y Venezuela: unidad frente al golpismo
Durante los últimos meses, varias delegaciones de políticos se han apresurado a ir a visitar a la oposición venezolana. Pero no se trata de visitas espontáneas. En realidad forman parte de una campaña de comunicación bien orquestada. Una buena prueba de ello fue el reciente paso de la delegación de Aécio Neves y otros senadores brasileños por Caracas, con el objetivo de que "la presión internacional pueda garantizar que en Venezuela se celebren elecciones libres." Y para movilizar a la opinión pública mundial, esos senadores de la oposición en Brasil pueden contar con el apoyo activo de los medios de comunicación, puesto que en ese país la casi totalidad de los medios están controlados por cuatro familias. Por otra parte, recientemente, tres monopolios de información latinoamericanos tomaron esta sabia decisión: que 82 medios de América Latina escribiesen al menos una página al día contra Venezuela.
Son esos mismos medios los que utilizan la visita de Felipe González, ex presidente del gobierno español, junto a varios representantes de la derecha latinoamericana al preso Leopoldo López, para presentar a éste último como un santo inocente, redentor de la Patria. Sólo Evo Morales denunció el cinismo de la situación: "¿Qué clase de socialista visita a la extrema derecha venezolana? Si se trata de un socialista, entonces ¿por qué no va a Guantánamo? Esta es una prueba de que en Europa, los socialistas son los mejores instrumentos del capitalismo".
Para comprender el alcance de esta guerra mediática o de cuarta generación, basta echar un vistazo al fenómeno de las guarimbas que tuvo lugar a principios de 2014. Los medios de comunicación privados e internacionales presentaron entonces a Venezuela como un país inmerso en una guerra civil. Sin embargo, no mostraron la instalación de barricadas o guarimbas ubicadas en lugares estratégicos para sembrar el caos en el país. La violencia de los planes de la oposición fue silenciada y las víctimas de las guarimbas atribuidas al Estado. Aquella campaña de los medios de comunicación sólo tenía la intención de demonizar al gobierno de la revolución bolivariana y promover el programa de los grupos de extrema derecha.
Pero esta guerra mediática no se detiene en las fronteras de Venezuela. En la actualidad, los principales medios de comunicación están atacando la Revolución Ciudadana de Rafael Correa, con el pretexto de que quiere aprobar una ley sobre la herencia, ley que concierne a una pequeñísima fracción de la población, sólo el 2%. Pero es precisamente ese famoso 2% el que todavía mantiene un fuerte poder económico, pero también y sobre todo en los medios de comunicación. El presidente ecuatoriano denunció fervientemente las acciones de la oposición y pidió a su pueblo y a sus seguidores que estén alertas contra cualquier tentativa de desestabilizar a su gobierno. Recordemos que Rafael Correa sufrió en 2010 un intento de golpe de Estado que, como en el caso de Venezuela en el año 2002 resultó ser un rotundo fracaso para la oposición golpista.
Ecuador y Venezuela son las dos piezas esenciales del mismo rompecabezas. Nunca debe olvidarse cual es el deseo de la derecha latinoamericana para la Patria Grande. Vemos ante nuestros ojos cómo actúa en Honduras o en Haití, por citar sólo dos ejemplos. El primero, desde el golpe de estado contra Zelaya se ha convirtido en el país más violento del mundo. Esta violencia se dirige principalmente contra la oposición, los periodistas demasiado independientes y los luchadores sociales, como el profesor Héctor Martínez Motiño, asesinado el pasado 17 de junio. El segundo, Haití es otra prueba del infierno en el que el imperialismo puede sumir a un país durante dos siglos, y eso por atreverse a arrebatarle su libertad, su independencia y la abolición de la esclavitud.
El Diario de Nuestra América / Investig'Action