EEUU traza planes de los opositores contra Evo Morales
La dependencia de la oposición boliviana de los planes trazados desde EEUU quedó demostrada con un documento conocido íntegramente por Prensa Latina, que incluye 23 acciones concretas orientadas a derrocar al gobierno del presidente Evo Morales.
El llamado “Plan Estratégico para Bolivia” fue diseñado por el “Instituto Interamericano para la Democracia”, uno de cuyos directivos es Carlos Sánchez Berzaín, político boliviano que escapó a EEUU bajo cargos de asesinato por su participación en la masacre de octubre de 2003 en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Ese “Instituto” tiene también como directivos a los contrarrevolucionarios de origen cubano Carlos Alberto Montaner y Alberto Valladares y recibe fondos del gobierno de EEUU, país desde donde opera y financia a políticos latinoamericanos de ultraderecha junto a otras entidades auspiciadores.
Afirma el documento que “la democracia en nuestra América Latina está en peligro (…) secuestrada por gobiernos populistas, antisistema y caudillistas que prohíben, violan y amedrentan el pensamiento liberal”, pero no mencionan que todos fueron electos en votaciones libres reconocidas por la oposición en esos países.
Reconocen que este “Plan Estratégico” fue “consensuado con dignos representantes de la oposición al régimen de Evo Morales” y recomienda como sus portavoces a “Rubén Costas, Luis Revilla, Félix Patzi, Samuel Doria, Fernando Tuto Quiroga y Manfred Reyes”, y su primera meta es impedir la repostulación de Morales el 21 de febrero.
Entre sus acciones llaman a “generar emoción” con mensajes “que retomen problemas sociales para provocar descontento social” e incrementar preocupación por la inflación y costo de alimentos, utilizando medios escritos, radiales y televisivos, internet con sitios web, blogs, SMS y las redes sociales.
Claramente orientan desde EEUU a “crear masivas corrientes de opinión contrarios a los gastos y despilfarros sociales”, en alusión a “los bonos, aguinaldos y la mala administración de la economía”, ignorando que Bolivia tiene el mayor crecimiento de Suramérica y ha reducido notablemente la pobreza.
En consecuencia con esa línea, la oposición boliviana en su campaña por el No en el referendo cumple el llamado del documento a “mantener e incrementar denuncias de corrupción y responsabilizar directamente al régimen de supuestas ineficiencias y negligencias en combatirla”.
Otro de los 23 puntos orienta a la oposición a “apoyar la normalización de las relaciones de Bolivia con EEUU”, para restar fuerza a las denuncias sobre la injerencia norteamericana y “justificar el contacto directo entre nuestras fuerzas afines en el exterior”,
Estimular la división es otra de las directrices del documento, tanto “entre sectores obreros, sindicales y del régimen, mediante la asignación de recursos a varios de sus líderes”, y reforzar las divisiones de las fuerzas populares en coordinación con los dueños de medios de comunicación privados.
Para el incremento de fondos a la oposición antes del referendo, orientan “gestionarlo ante el Departamento de Estado y su Oficina de Negocios en Bolivia, con organismos internacionales y la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID)”.
También les indica para buscar fondos contactar con las instituciones de EEUU “Fundación Nacional para la Democracia (NED), Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales, Oficina de Iniciativas Transitorias y el Instituto Republicano Internacional”.
El “Plan Estratégico” ordena a la oposición “mantener e incrementar la campaña contra la injerencia venezolana y cubana, para afectar la imagen y restarle apoyo popular al gobierno”, así como difundir materiales impresos y audiovisuales que expandan sus matrices de opinión.
En este documento hasta le dicen la consigna a utilizar: “Cambiemos hacia una Alternativa Democrática”, y llaman a deslegitimar conceptos “que el régimen quiso perpetuar en la conciencia ciudadana tales como nacionalización y redistribución de la riqueza”.
Igualmente pretenden deslegitimar logros reales de estos 10 años y piden manipular los conceptos de “recuperación de los recursos naturales estratégicos, inversión social, fortalecimiento de empresas públicas con políticas estatistas y gratuidad de servicios públicos”.
Plantean deslegitimar “los movimientos populares o sociales, el engaño de la falsa democracia participativa y el denominado socialismo comunitario productivo”, conscientes en su llamado de que es el apoyo popular quien sustenta, defiende y hace avanzar la Revolución Boliviana.
Sin tapujos, piden a la oposición cooptar periodistas bolivianos afines y contratar “reporteros de medios internacionales”, de algunos periódicos estadounidenses, europeos, agencias de noticias y cadenas de televisión que mencionan directamente.
Invitan a promover opiniones de líderes del Club de Madrid en favor de estas ideas y extender por todos los medios “la imagen de una grave crisis política e institucional en Bolivia”, y “visibilizarlo como un país con perseguidos, presos y exiliados políticos”.
Conocedores de las divisiones opositoras, llaman a “coordinar y unificar las tareas específicas que ejecutarán los representantes de partidos en Bolivia”, pero aclaran que será “en alianza con otras fuerzas opositoras al régimen en el exterior”.
Por último, en alusión a preparativos de un eventual golpe de Estado, el documento llama a “contactar con grupos de militares en servicio activo y en condición de retiro, ya identificados, para ampliar la campaña dirigida a restarle prestigio al gobierno dentro de las Fuerzas Armadas”.
Y por si hubiera dudas, concluyen: Es vital preparar a los militares para que a partir de un escenario de crisis y conflictividad social interna, encabecen la insurrección contra el régimen, o al menos que apoyen una intervención extrajera o un levantamiento civil”.
En este documento de reconocidas instituciones estadounidenses en función de los más reaccionarios intereses en esta nación, no es válido el refrán de que “al entendido por señas”, pues aquí ordenan a los opositores los pasos a seguir y les dicen cómo y con quienes darlos.
Prensa Latina