El mandato de miles de mujeres
Contra los femicidios y la violencia de género y por la legalización del aborto fueron los reclamos de la multitudinaria marcha de las mujeres, donde se evidenciaron dos políticas.
Como desde hace treinta años, miles de mujeres de todo el país se reunieron, esta vez en Salta, para debatir en talleres sobre diversas temáticas –Sindicatos, Educación, Salud, Prostitución, Medio Ambiente, Lesbianismo, Transexualidad, etc.- aunque los más concurridos fueron los de Violencia contra las mujeres, Femicidios y Derecho al aborto. Los talleres, que funcionan durante la tarde del sábado y el día siguiente, culminan con una multitudinaria movilización por las calles de la ciudad que oficia de sede, en la tarde del domingo. Este año, la Comisión Organizadora pactó, vergonzosamente, con el gobierno de Juan Manuel Urtubey –de estrecha relación con Jorge Bergoglio, incluso desde antes que fuera elegido Papa- que el recorrido de la movilización evitaría las calles del casco céntrico, la Catedral, otras iglesias y los edificios de las instituciones del régimen político.
La cada vez más aguda contradicción entre el sentir mayoritario del Encuentro Nacional de Mujeres y la decisión arbitraria e inconsulta de la minoritaria Comisión Organizadora que permite la injerencia del gobierno y la Iglesia –desmintiendo en los hechos la autoproclamada autonomía- terminó expresándose en la marcha del domingo. Mientras la cabecera de la movilización, con la Comisión Organizadora y alrededor de 5 mil mujeres enroladas en la CCC, agrupaciones kirchneristas y otras organizaciones se alejaba del casco céntrico, 10 mil mujeres encabezadas por un sector de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto giraron en sentido contrario, para alcanzar la Legislatura y la Catedral. Este sector mayoritario estuvo integrado por delegaciones de partidos de la centroizquierda y la izquierda, organizaciones sociales y barriales, agrupaciones juveniles y sindicales, destacándose la presencia de la multitudinaria columna de Pan y Rosas y el PTS –reconocida por diversos medios nacionales y locales.
La lucha por el derecho al aborto y el repudio al reaccionario Código Civil, lograron expresarse de manera contundente contra los intentos de silenciamiento del gobierno kirchnerista. Contra la maniobra del gobierno salteño, que montó un enorme dispositivo de seguridad en la Catedral y otros edificios públicos al tiempo que dejó libre el tránsito para que se provocaran enfrentamientos entre las mujeres que marchaban y los automovilistas, no hubo mayores incidentes. Por el contrario, desde los balcones de los edificios, asomándose a las veredas y desde los bares y cafés de las peatonales, las manifestantes recibieron muestras de simpatía y solidaridad, a su paso.
En el acto de cierre, del lunes feriado por la mañana, en un estadio en el que apenas el 10% de las participantes del Encuentro pudieron estar presentes, la Comisión Organizadora impuso que la sede del próximo año será la ciudad de Mar del Plata. Algunas organizaciones que habíamos sido parte del bloque disidente en la marcha de la noche anterior, acordamos proponer que la sede fuera la Ciudad de Buenos Aires. Sobreponiéndonos a la silbatina de las agrupaciones kirchneristas y al insólito cordón de seguridad que rodeaba al escenario, con mujeres de la Iglesia, la CCC y La Cámpora, las representantes del MST, PO y PTS-Pan y Rosas hicimos nuestra propuesta.
En nombre del Pan y Rosas y el PTS en el Frente de Izquierda saludamos al Encuentro con estas palabras: “Vinimos a Salta, que ostenta el lamentable record de ser la provincia con más cantidad de femicidios. Vinimos hasta acá, para gritar bien fuerte que ‘si tocan a una, nos organizamos miles’ y esa voz del Encuentro de Salta que logró conmover a todo el país, contra la violencia, tiene un valor importantísimo. Y esa misma voz, contra la violencia hacia las mujeres, por el derecho al aborto y por todos los derechos de las mujeres trabajadoras, queremos trasladarla al centro del poder político, porque el gobierno nacional está en acuerdo con el Vaticano para imponernos más muertes a las mujeres por abortos clandestinos, (…) con la aprobación reciente del Código Civil, que es un nuevo obstáculo que tenemos que vencer.” Y luego propusimos: “Queremos saludar este Encuentro que recibió de brazos abiertos a las obreras de LEAR y Donnelley que vinieron desde Buenos Aires (…). A esas mujeres que todos los días soportan la represión de este gobierno nacional, de la Gendarmería comandada por Berni, a esas mujeres que vinieron hasta aquí les queremos decir que el Encuentro Nacional de Mujeres las va a acompañar en el centro del poder político nacional.”
¿El movimiento de mujeres conseguirá resolver la contradicción planteada entre estas dos políticas? Encuentros Nacionales de Mujeres asqueadas de los brutales femicidios y que ansían conquistar el derecho al aborto, pero que tienen que disciplinarse a las decisiones inconsultas que toma una minoría afín al gobierno y la Iglesia. O, por el contrario, Encuentros verdaderamente democráticos, donde todas podamos expresar nuestras convicciones, debatir y organizarnos para quebrar la voluntad del gobierno y el Vaticano que pretenden seguir imponiendo su orden sobre los cadáveres de cientos de nuestras hermanas.
Los métodos burocráticos con que actúa la Comisión Organizadora, que son una burla para las miles de mujeres que concurrimos a los Encuentros Nacionales, sólo tienen la finalidad de encubrir y sostener a un gobierno que decididamente gira hacia la derecha, abrazándose al Vaticano, y es responsable del mayor femicidio que provoca la ilegalidad del aborto.
Para doblegar esa alianza reaccionaria contra nuestras vidas y nuestros derechos, es necesario más que nunca, construir un poderoso movimiento de lucha de centenares de miles de mujeres, en las calles. Nosotras optamos por este camino y te invitamos a recorrerlo juntas.
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