El paro que no fue
La oposición venezolana convoco para 28 de octubre a un paro nacional que termino en un completo fracaso [ver fotos].
No se paralizaron los transportes, PDVSA, las empresaa estratégicas, los bancos, la educación pública, el comercio, ni la industria. Su impacto de limita a la educación privada, algunas universidades y comercios ubicados en los lugares más coquetos de Caracas y otras ciudades. No hubo tampoco presencia opositora movilizada y si una gigantesca movilización fe trabajadores de la educación que conmemoron el aniversario de Simón Rodríguez, expresando su respaldo a la revolución Bolivariana.
Otra vez la lucha de clases expuso la fragilidad del proyecto opositor, que confundió su microclima con lo que efectivamente sucede en Venezuela. La oposición ya había empezado a perder la batalla política cuando arremetió desde la Asamblea contra los restantes poderes del estado y la emprendió contra el general Padrino López que expresa con representatividad y consenso la posición de las fuerzas armadas.
En evidente desventaja en la batalla dentro del Estado y con una constitución nacional que no le da resquicio para dar un golpe de estado parlamentario, y ante la evidencia de que estaba perdiendo la calle a manos del chavismo, no tuvieron mejor idea que someter su decisión político a una prueba de masas como es un paro nacional.
Los resultados están a la vista y la sensación que se percibe en los comentarios de la calle de chavistas y opositores es de que está pelea esta definida. Un paro nacional también tiene sentido plebiscitario, y hay ganadores y perdedores.
Y los perdedores tendrán que maniobrar con mucha habilidad para no perder por más. Como siempre ocurre las victoras y derrotas tienen consecuencias entre quienes protagonizaron la disputa,
En el seno del chavismo se consolida el liderazgo del presidente Maduro, que ha demostrado en la crisis valentía, capacidad de conducción y una mirada amplia de los factores en juego. En la oposición se agravará el pase de facturas entre quienes en un año dilapidaron el triunfo electoral del 6D, desaprovecharon el peor momento de la crisis económica y la posibilidad de ocupar la Asamblea Nacional.
Sin opciones políticas a la vista a la oposición solo le queda el camino de promover la violencia fraticida para justificar una eventual intervención extranjera. Pero esas opciones cuentan con el rechazo de más del 80 por ciento del país.
En las calles de Venezuela se grita no somos Brasil, Paraguay, ni la Argentina. Aquí no pasarán.
Como para pensar.
Veremos si se animan.