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Argentina, Pensamiento :: 22/10/2015

Elecciones en la Argentina: ¿Que peronista va a ganar las elecciones?

Guillermo Cieza
La derecha-derecha no tiene posibilidades, la izquierda tampoco, y el probable ganador Scioli comparte la opción de baja de salarios y mayor productividad

Buenas y malas noticias

En las ultima semanas la derecha argentina, que expresa a los grupos mas concentrados de poder financiero, económico y político, con mayor vocacion antipopular y antinacional, y que suelen expresarse a tráves de los monopolios mediaticos encabezados por Clarin y la Nacion, recibieron dos noticias: una mala y una buena.

La mala es que no podran poner presidente. Sus candidatos Mauricio Macri y Sergio Massa han quedado entrampados en dos alternativas perdedoras.

A Macri las encuestas le dan que sale segundo, pero si consiguiera su objetivo de entrar en ballotage, no podría a vencer al candidato oficialista Daniel Scioli, porque los votos del tercero,Mazza, emigrarian mayoritariamente al oficialismo.

Mazza sí podría vencer a Scioli en un escenario de ballotage, pero creciendo en primera vuelta a expensas de los votos de Macri, se corre el riesgo que se mejoren las condiciones para que Scioli evite el ballotage, para lo que necesita sacar un 40% y 10 puntos de diferencia con el segundo.

La buena noticia para la derecha conservadora es que Scioli hace sus primeras movidas politicas confirmando que no va a ser condicionado por el gobierno saliente. Ha nombrado para su futuro gabinete a personas de su riñón politico, con un perfil neodesarrollista corridos hacia el centro y la derecha con respecto al modelo vigente.

En otras palabras podría resumirse la sensación agridulce de la derecha argentina en que no siendo elegidos sus candidatos de la oposición, va a elegirse su opción más cercana dentro del oficialismo.

El peronismo, ese extraño invento argentino...

El peronismo es un fenómeno que suele ser incomprensible para quienes no son argentinos, pero también para las generaciones mas jóvenes. A 70 años de su nacimiento, en una jornada de rebelión obrera y popular, el 17 de octubre de 1945, ha transitado un camino que ha impactado decisivamente en la politica argentina. Que Mauricio Macri, el candidato de la oposición mas derechista y gorila, inaugure un monumento en homenaje a Peron en Buenos Aires, como parte de su campaña electoral, es una demostración cabal de la continuidad de su influencia politica.

Hace algunos años propuse que la asociación con el PRI mexicano podía darnos pistas de su origen, desarrollo y actualidad. Los dos movimientos tienen orígenes populares, una etapa heroica encarnada en iconos desaparecidos tempranamente como los son Emiliano Zapata y Eva Peron, y un posterior desarrollo donde la lucha de tendencias se va a tornando favorable a quienes reforzando su condición de partido de Estado (que arrastran desde su nacimiento), promueven los intereses de las burguesías, al principio nativas, pero despues locales (que incluye a las filiales de las maultinacionales). La reivindicación del proyecto argentino (como reemplazo del proyecto nacional) que hace el kirchnerismo, precisa esa modificacion.

El discurso de estos proyectos populares reconvertidos conserva una referencia histórica sobre el pasado glorioso, un discurso antiperialista y una preocupación por el desarrollo del mercado interno y la inclusión social, pero cuya correspondencia con los actos de gobierno difiere según las epocas. La vocación estatista se impone a la vocación nacional y popular. En otras palabras: “primero seamos gobierno, despues veremos con qué politica”.

En el caso del peronismo la lucha de tendencia se expresó en tiempos de la resistencia peronista (1955-66), donde un sector se vinculaba con la Revolucion Cubana y el Che y el otro era complice de las dictaduras y quedó marcada a fuego en los años 73-75 con gigantescas columnas que reivindicaban la Patria Socialista, confrontando con importantes contingentes que reivindicaban La Patria Peronista (capitalista). Esa lucha de tendencias que transitaron hacia su antagonismo, fue saldada trágicamente, primero por el accionar de la Alianza Anticomunista Argentina, organizada desde el propio gobierno peronista y despues por la dictadura militar de 1976-1982.

Despues de 1983 la lucha interna de facciones se limitó a la disputas de modelos dentro del capitalismo, entre neoliberales y neodesarrollistas más o menos progres, con la necesaria aclaración de que el movimiento se caracteriza más por su lealtad a los ganadores (a los que acceden al Estado) que por la lealtad a las ideas. Llega al gobierno quien tiene un perfil más acorde con el momento politico, el resto acompaña, todos acceden al Estado.

En pleno auge mundial del neoliberalismo, esta politica fue encarnada por su referente, Carlos Menem. El resto, incluídos Nestor Kirchner y Cristina Fernandez, acompañaron.

Con un país convulsionado por la rebelión popular de 2001, con una Latinoamerica alzada, fogoneada por ejemplos subversivos como el de Hugo Chavez y Evo Morales, resulta explicable que el peronismo haya apelado a llevar al gobierno a su tendencia antineoliberal y progresista encabezada por los Kirchner, y que esta vez le tocara a los menemistas acompañar. Este acompañamiento se encarnó en la formula presidencial de 2003. El vicepresidente de Kirchner fue Daniel Scioli, un deportista famoso, empresario de electrodomesticos, arrimado por Menem a la politica..

Pasado los ardores insurreccionales y los sustos capitalistas, se recupera la “normalidad”, en consecuencia encabeza Daniel Scioli y lo acompaña como vicepresidente Carlos Zanini, un hombre del kirchnerismo.

El recorrido del binomio Sergo Massa y Jose Manuel de la Sota tambien es representativo de este proceso.

Sergio Mazza fue Jefe de Gabinete de Cristina Fernandez y Juan Manuel de la Sota fue (preronista) renovador, opositor por centroizquierda a Menem, despues menemista, despues kirchnerista y ultimamente opositor por derecha. Trataron de llegar al gobierno intentando disputar “por afuera”, al liderazgo circunstancial de Cristina y están fracasando en su intento. Como su tropa politica esta imbuída de la lealtad a los ganadores ya han empezado a pasarse a las filas de Scioli, que se perfila como nuevo presidente.

Quienes alimentaron alguna fantasía sobre la reconstrucción de una izquierda peronista, han obviado algunos detalles constitutivos de esa experiencia.

La izquierda peronista se construyó en los tiempos de la resistencia (55-66), desde el llano, luchando contra el estado y asociandose a las revoluciones de su tiempo, las luchas anticoloniales de Argelia y la revolución cubana. John William Cooke, su máximo ideologo, fue el hombre de confianza de Ernesto Che Guevara en la Argentina. Se construyó en las batallas sindicales y en las luchas insurreccionales. Fue un proceso popular que no partió de una definición socialista, sino que la fue madurando siendo parte protagonica del desarrollo de la lucha de clases en la Argentina.

Cuando un grupo de jóvenes funcionarios y aspirantes a serlo intentan reeditar esa tendencia a partir de la repetición de rituales, consignas e invocación a íconos revolucionarios, la historia se repite como farsa.

Que militantes populares con trayectoria en derechos humanos, el movimiento sindical, el urbano-territorial, estudiantil o campesino hayan sido cooptados, no cambia la trama. Ellos no dirigen ni tienen posibilidad alguna de disputar poder en un movimiento institucionalizado y reconvertido al servicio de intereses de la burguesía local.

La primera evidencia de la farsa es que sus jefes se alinearon con la presidenta que ha afirmado públicamente su vocacion de no superar los limites del capitalismo. La segunda evidencia es que votarán disciplinadamente al empresario Daniel Scioli.

Continuidad o cambios en la economía

Para ayudar a pensar qué sucederá con la economía en un eventual gobierno de Scioli, aporta mucho el trabajo del compañero economista Mariano Feliz  “Neodesarrollismo, ¿Quo Vadis?” que nos explica:

El intento de contención de la conflictividad de clases a través de la política social y laboral y de políticas macroeconómicas expansivas, fueron conformando las bases de la alta inflación, la pérdida de competitividad internacional (y deterioro del sector externo) y la creciente fragilidad fiscal. Esas barreras componen la base local de los límites del proyecto neodesarrollista de capitalismo posible en Argentina en el siglo XXI.

Una política económica basada en el dólar caro, crédito barato y superávit fiscal es progresivamente abandonada por ser insostenible sin la superación radical de las barreras estructurales de la dependencia. La presión de la disputa de clases se proyecta como tensión inflacionaria y un dólar alto difícil de mantener sin retroalimentar esa pelea. La recuperación salarial (por magra que sea) es combatida con mecanismos inflacionarios (en lugar de mayor inversión) y además, la apropiación especulativa del territorio alimenta el aumento en los precios.

Si el sciolismo encarna la sucesión, el proceso tendrá más continuidades que cambios. La necesidad de sostener la estructura de aliados construida, con un apoyo importante en organizaciones sindicales y movimientos territoriales, supondrá el intento de una transición negociada. La alternativa macrista, menos probable, expondría el proceso a un movimiento de mayor turbulencia, donde la conflictividad será mayor al igual que más intenso el ajuste transicional.

En la visión de las fracciones dominantes del gran capital se privilegia un horizonte que permita recuperar el crédito internacional y garantice condiciones de estabilidad política e iniciativa/apoyo estatal para el avance de diversos proyectos de inversión. Solo la configuración de un programa de gobierno que ratifique las bases estructurales del neodesarrollismo será capaz de garantizar la reproducción ampliada de los intereses de las fracciones hoy dominantes.

En tal sentido, frente a la crisis estructural del capital, los actores dominantes buscarán consolidar las condiciones para exacerbar la superexplotación de la naturaleza y el trabajo, pasando a una nueva ofensiva de intensificación productivista. Ello supondrá un salto cualitativo en la estrategia de integración público-privada y una reformulación de las políticas sociales y laborales. Estas últimas darán un giro para promover una mayor integración subordinada del trabajo en el capital (en la línea de promover, por ejemplo, la participación de lxs trabajadorxs en las ganancias empresariales). Las políticas sociales buscarán, por su parte, desarrollar mayores niveles de articulación de la llamada economía popular en el ciclo del capital local, dotándola a la vez de mayor funcionalidad y menor capacidad disruptiva.”

Podría sintetizarse su aporte afirmando que el gobierno de Scioli, que comparte con la oposición el diagnóstico sobre la necesidad de corregir el modelo, promoviendo la baja de salarios, mayor productividad y un aumento de la super-explotación de los bienes naturales, se diferenciaría con su postura de un tránsito negociado y gradual del ajuste.

El alineamiento internacional

Cuando se discute la cuestión del alineamiento internacional de un país periférico, suele asociarse a los problemas de vinculación con EEUU o a cuestiones ideológicas. En este punto, creo necesario precisar que tambien existe una particularidad argentina a considerar. La Argentina es un país que históricamente ha tenido una relación dificil con EEUU, por razones diversas..

Si pensamos en sus clases dominantes, desde los tiempos de la independencia se manifestaron como pro-britanicas. Uno de los primeros servicios que los servicios de inteligencia britanicos le brindaron a la oligarquía criolla fue asesinar en 1811 a Mariano Moreno, autor del Plan Revolucionario de Operaciones, primer proyecto de un país autónomo.

Al constituirse el Estado Nacional, la llamada generación del 80 fue fervorosamente europeísta. Durante las dos guerras mundiales, la Argentina fue neutral y sus oligarquías aprovecharon esa condición para realizar importantes negocios con el abastecimiento de los ejercitos.

La dictadura de Videla rompió el bloqueo yanqui de carnes y cereales a la Unión Soviética pero fue parte de la ejecución del Plan Condor donde EEUU colaboró con las dictaduras regionales para reprimir y asesinar a los militantes populares. Volvió a distanciarse en la guerra de Malvinas, cuando EEUU se alineó junto a Gran Bretaña.

EEUU fue un fuerte opositor a los gobiernos de Yrigoyen y Peron, y este último en las elecciones de 1946, propuso la consigna “ Braden o Peron”. Braden era el embajador de EEUU que encabezaba las movilizaciones de la llamada Union Democratica

Algunas encuestas han relevado que el país en el mundo donde hay peor opinión sobre EEUU es Argentina.

Ademas de las cuestiones históricas, hay cuestiones económicas que permitan explicar esta lejanía. Sus economías no son complementarias, sino competidoras, al menos en el principal rubro de las exportaciones argentinas que son agropecuarias. La economía argentina era económicamente complementaria con Gran Bretaña y ahora lo es con China.

Con estos antecedentes no resultan extrañas las afirmaciones de la actual presidenta de que el nuevo gobierno de Scioli mantendrá su alineación internacional apostando a un nuevo mundo, a la multipolaridad. Y esto no es una opción ideológica. Su burguesía local ve mejores oportunidades de negocios con China que con EEUU. Además en la Argentina mantener una posición distante de EEUU suma votos.

Seguramente el proximo gobierno va a mantenerse en el Mercosur, y apoyará aperturas, acompañando a Brasil y Paraguay en sus propuestas de abrirse hacia la Union Europea, pero difícilmente se sume a tratados de Libre Comercio con EEUU.

Con respecto a los países del Alba los gobiernos de los Kirchner acompañaron propuestas como la conformacion de UNASUR y La CELAC, pero no se integraron al Alba ni se sumaron a sus proyectos. La oposición por derecha al oficialismo ha sido parte activa de la campaña internacional contra Venezuela. El gobierno ha defendido al gobierno bolivariano en ambitos internacionales (Unasur, Celac), y en situciones críticas; pero hacia lo interno no se ha presentado como un aliado de Venezuela y los demás países del Alba.. Esta postura politica es muy similar a la que adoptan los gobiernos de Uruguay, Chile y Brasil.

Daniel Scioli, que no registra en su pasado ningún acercamiento a la izquierda y sí alguna declaración de apoyo a la dictadura, no puede ilusionar con un cambio favorable con respecto a los países del Alba. En el mejor de los casos continuará con la postura de los gobiernos kirchneristas. Por no existir razones economicas de peso que promuevan la identificación o solidaridad, lo mas probable es que aumente su distanciamiento y diferenciación.

Conclusion

Compartiendo los adelantos de las principales encuestadoras, comparto que el candidato oficialista Daniel Scioli ganara las futuras elecciones en la Argentina con un proyecto politico que expresará continuidades del actual modelo neodesarrollista, con ajustes graduales y negociados, manteniendo en un trazo grueso su alineamiento internacional, acompañando las iniciativas de Brasil y Paraguay en el seno del Mercosur y distanciándose aún mas de las propuestas del Alba.

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