¡México 43, hora de lucha!
“La libertad no se conquista de rodillas, sino de pie, devolviendo golpe por golpe, infringiendo herida por herida, muerte por muerte, humillación por humillación, castigo por castigo. Que corra la sangre a torrentes, ya que ella es el precio de su libertad”
México es para el mundo lo que para un revolucionario la libertad
Tenía preparado para publicar un homenaje a una mujer que vivió la revolución mexicana, Leandra, l`abuelita que hizo la revolución. Recién cumplió 127 años. Pero ante la masacre de estudiantes la noche del 26 de septiembre, me niego a mirar para otro lado. Necesaria es la denuncia tanto como la amistad internacional apremia. Urge para que ruga como León de Tarapacá, enarbolar la dignidad de clase por encima de la deformidad humana. La indignación es denuncia, reacción, confrontación, solidaridad. Que la luz de la verdad prenda sobre nuestras conciencias, ensamble en lo más combativo, recorra los continentes del planeta y enarbole a los pueblos en lucha alumbrando lo más consciente en el desafío de la marcha internacional de los nadie “los que valen menos que nada”, su indignación es dignidad. Marcha con todos los medios a favor, que no se haga de rogar. Que México hermano, levante (amplíe) anclas, fije sus plantas en la tierra que le vio nacer para que brote a tiempo la rabia contenida. Se acerca la hora del estallido colectivo, hora de liberar la rabia amordazada, quebrantada, ira revolucionaria en marcha, todo es camino; océano es el oleaje de fuerza que dió vida a sus antepasados. Hay que liberar el Océano compadres, cuarta pared de la historia (nuestra historia), sin ella, sí que no somos nadie; México está gobernado por la mafia (la que más fomenta el crimen es la mafia gringa, junto con ellos todo el poder es mafia), y no por la ira de la rabia contenida como nudo en la garganta ¡Vamos compadritos! Qué esperas, hermano ¡¡Trinitaria de los campos de las vegas de Morelos, si preguntan por Zapata, diles que no ha muerto!!
El gringo apuntaló la degradación sobre México después de robar parte del país, y, al mundo entero domina, en diferentes dosis de putrefacción; nadie se salva del control de sus garras ideológicas y políticas, su devastadora economía, su cloaca bélica, militar, sus espías y su CIA minando hombres y mujeres “de ese otro lado del mundo” aunque otro mundo siga siendo posible. La mafia mexicana en unión con el gringo controla estados; sectores oscuros de la sociedad, gobiernos enteros y a sus serviles, ejércitos, policías (pequeñas y grandes mafias de éstos) economía, carreteras, aeropuertos... Porque el gigante, descomunal agujero negro de la corrupción capitalista en el mundo, sabe que sólo manteniendo en la miseria absoluta y cultural al pueblo, lo domina, doblega, anula; con su deformidad y sumisión triunfa. Así es como se abren camino entre valles y montañas, apuntando a la verdadera paloma de la paz, la gente de conciencia. Así es como a los malos gobiernos, los grandes criminales, les abren los portones de las embajadas y grandes palacios, fomentan mansiones y privatizan los grandes monopolios de las drogas y las armas; sus despachos son alcobas de corrupción de la patria por la que lucharan del lado de los diezmados los grandes de la dignidad, héroes internacionales de la libertad.
Ahí, entre la CIA y el Pentágono es que se cobijan los mengeles mandatarios mexicanos de la patria de Juárez, Villa y Zapata, entre miles de héroes más de la revolución mexicana. Encuentran solución a sus desmanes y lo que no consiguen doblegar lo eliminan. Es la ley del gringo impuesta sobre el pueblo mexicano, esclavitud y miseria. Es la barbarie institucionalizada en el poder. Vivimos la decadencia más degradante de la historia del mundo capitalista del amo imperial. Pablo Gonzalez le ordena a Guajardo que le finja un rendimiento, y al ver a Zapata disparan sus armas al llegar al campamento... El capitalismo es enemigo antagónico desangra y humilla para alimentar su ego en el dominio; la avaricia es monstruo demoledor. La izquierda (?) domesticada asume la llave de su confort (tarjetas bancarias y sobres con grandes sumas incalculables de “paz y democracia”), su palabra está llena de mensajes del capitalismo que reflejan la negra montura del jinete de la putrefacción; desmovilizan desangrando a los jóvenes de espíritu, su dignidad y combatividad. Otro mundo sin ellos nos espera, paso básico e indiscutible, tónico de libertad. Otro mundo en el que no te maten por ser intelectual competente y no marioneta partícipe de su corrupción; por ser periodista y contar la verdad sin tergiversar los hechos; por ser abogado y desnudar la Ley Damocles contra las legiones esclavas, disponiendo y manipulando a golpe de bota blindada la degradación sobre la tierra; matan, siempre matan.
LA DECADENCIA, su ruindad infinita...
(En México violan y secuestran a miles de mujeres)
Las desaparecen. Más miles que cientos cierran año tras año, los ciclos del escarnio de la injusticia, desesperación e impotencia. Las desaparecen en fosas clandestinas. Todo esto y más con la plena participación del imperio de Norteamérica y podridos malandros donde los haya además de asesinos, beneficiarios de la droga y de un estado que criminaliza a su pueblo, asesinando lo más consciente; cuanto más reafirma su independencia, cuando más enarbola su derecho a la libertad,
prohibido ser de izquierdas. A la orilla de un camino corté una blanca azucena, sobre el árbol frondoso y fértil de Villa, Zapata, y sus héroes, la llevo como una ofrenda: 43 estudiantes de magisterio, fueron perseguidos, acorralados por la mafia institucional de la ciudad de Iguala (estado de Guerrero), finalmente los docentes fueron detenidos por la policía con el beneplácito de militares y sicarios. Ocurrió el pasado 26 de septiembre. En pleno siglo XXI sigue dominando el gringo, “rubitos” nos siguen llegando y les abrimos la puerta. Y, ver vemos!, al diezmado pidiendo y a sus hijos llorando de hambre como extraños por su tierra... Los torturaron hasta desangrarlos.
Les arrancaron la piel de sus cuerpos, sus ojos.
Les metieron en fosas y quemaron vivos.
43 muchachos de izquierdas tentando a la buena suerte.
43 jóvenes rurales que estudiaban para llegar a ser maestros.
43 estrellas empeñadas en dignificar su existencia y la de la humanidad. 43 luces alumbrando el camino de la dignidad frente a la opulencia.
43 fueron los asesinados, banderas y soles contra el capitalismo carnívoro, sangriento.
México no necesita maestros.
Ni médicos ni periodistas necesita ni mujeres libres.
Ni México ni ningún país mediocre donde la ignorancia impera en los podres que se sostienen a lo fáctico.
Segura, de que el valiente pueblo de Guerrero, campesinos y estudiantes unidos, sabrán dar respuesta revolucionaria por justa a esta nueva masacre.
Segura, de que tarde o más temprano no quedará impune el derroche de crímenes de estado por todo México; vigente más que nunca el manifiesto de liberación del precursor de la revolución, Ricardo Flores Magón:
“La libertad no se conquista de rodillas, sino de pie, devolviendo golpe por golpe, infringiendo herida por herida, muerte por muerte, humillación por humillación, castigo por castigo. Que corra la sangre a torrentes, ya que ella es el precio de su libertad”
43 seres queridos entre 18 y 23 años fueron segados por el sable del criminal.
43 estrellas estrenaban juventud.
43 muchachos apiñados en una pira con parte de sus cuerpos mutilados entre gritos de dolor, fruto del villano vil, la tortura.
Y, el sicario prendió fuego, entre ramas y troncos vertió gasóleo sobre los 43 inmaculados cuerpos.
La orden de raptar a los 43 jóvenes partió del jefe de la policía, Francisco Salgado Valladares, y la de matarlos, de El Chuky, cabecilla de la mafia. Otros principales de la matanza fueron:
El Alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su jefe de seguridad, que tras el crimen, se dieron la fuga con todas las puertas a su favor; y el regidor, cuyo crimen mayor fue negar, “no había oído nada”. Se le vincula no sólo con el narcotráfico sino con la eliminación física de los jóvenes asesinados.
El sueño de Leandrita
(Nota histórica. A, la abuelita más longeva del mundo, Leandra Becerra Lumbreras)
Cuentan que Leandrita vivía en un poblado casi desértico al norte de México, dónde sólo la miseria era compañera de la parte más humana, pero oyó una voz popular que decía ¡¡No te rindas carajo!! Y el grito sirvió como autoestima a la entonces niña Leandra. Tierra en la que apenitas encontraban sustento; pero bellos pajaritos y mariposas sobrevolaban sus encantos y saludaban, espantando el calor agotador sobre la frente del hambre. afortunadamente haber había lagartos, zopilotes, gavilanes y algunas cabras desnutridas, aunque famélicas!, ayudaban el deambular de la dura existencia.
¡¡Resistir luchando es vivir!!
(Dijo la voz de una cabra a su chivito)
Leandrita tuvo que observar mucho y aprender de todo y de todos, la vida no es fácil. Desde que las cercas favorecieron a la propiedad privada de los grandes parásitos y hacinaron el mundo de hacendados, gracias a la esclavitud de los “bueyes”. ¿Y el agua?, ¡ay, ay, ay, el agua!, ese bien tan escaso para los nadie... Leandrita tenía una vieja guitarra que le habían regalado sus padres. Y, a la sombra de la higuera entorno a las hojas del fruto preciado, al atardecer cuando el sol resecaba menos su garganta, cantaba como esperando del horizonte donde el astro se esconde, la señal definitiva; la luz palpable que la guiara hacia la libertad donde la justicia no fuera un arma de guerra, si no sinónimo de esperanza y liberación.
Bajo el tintineo de los sueños de Leandra, el mar descansaba y brotaba entre el suave vaivén de su oleaje la añoranza de una vida, más allá del patente valle de lágrimas que arrastra al abismo ¡Cantar, Leandrita, cantaba con ganas! Y, de esas ganas del deseo brotó una nueva luz propia, cantaba hasta desfallecer. Era su voz grito de revolución que llegaba a través de las cordilleras, a toditos los cachetes que daban cuerpo al México añorado de norte a sur entre el este y oeste, penetrando entre colinas. Así expandía su eco contra la tiranía de los hacendados, caciques, subordinados, mediocres, militares, más militares y más policía que el imperio gringo imponía, curtiendo a lazo de látigo al hambriento.
Robar más allá del hurto de una gallina, robar y violar, patrimonio del hacendado. Escuela que patenta por encima de los seres civilizados; los secuestros también los registró su patente. Muertes anunciadas y muertes improvisadas. Los sicarios se envalentonan a base de opio y alcohol como sus grandes jefes, arrasando los valles de los diezmados por la miseria. Un día se despertó Leandrita agitada pero feliz, sus ojos y su sonrisa anunciaban la estrella de una nueva mañana nunca vista. Un viento revoltoso venía del norte. Miles de jinetes polvoreaban los caminos fusil al hombro y cananas repleticas sobre sus pechos henchidos de tierra y aires de libertad. No, aquél no era un ejército pertrecho de uniformes sádicos de los que te fuerzan, despluman y arrastran al barranco de la miseria absoluta. No, para nada, no eran sino campesinos; los muertos de hambre de “toda la vida” habían abrazado a conciencia un fusil de futuro, una estrella de la mañana. Eran guajiritos revolcados en la sal de la tierra, polvo y cicatrices del más que dios, astro que alumbra la tierra y junto con dios lluvia alumbra cosechas colectivas de esperanza sin aguijón tenebroso (lluvia seca), lluvia de muerte temprana.
Los ninguneados como Leandrita, eran personas forjadas a fuerza de bala, falsas promesas y látigo. Miles de mujeres y niños morían de desnutrición, enfermedades que los ricos imponían con mucha mala leche, toda la maldad del mundo es que escupía su boca y sus leyes desleales al pueblo trabajador. Entre los jinetes guerrilleros que como “fantasmas” a lo Cervantes, aparecían en pueblos y aldeas repartiendo las tierras confiscadas a hacendados, y alimentos de primera necesidad, se encontraba, Margarito Maldonado, el que luchara en la Revolución; el que regaló a Leandrita un rifle para que formara parte del deambular de sus días con sus noches. Margarito Maldonado, fue el primer gran amor de Leandra Becerra Lumbreras. Con su fusil al hombro y Margarito, pasó inolvidables tardes y hermosas noches compartiendo la llama de la dignidad, felicidad verdadera, esa que irradia los huesos formando estrellas en la mirada del mar, y bajo los ojos de la luna, los guerrilleros se besan.
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? ¿A hacerte rico en loterías con un millón? Mejor trabaja, ya levántate temprano; con sueños verdes solo pierdes el camión.
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? Con sueños de opio no conviene ni soñar: sueñas un hada... y ya no debes nada, tu casa esta pagada, ya no hay que trabajar, Ya ´stá salvada la Copa en la Olimpiada, ¡soñar no cuesta nada... que ganas de soñar!
¡Ah!.. . Pero eso sí... mañana si que lo hago, pero eso sí... mañana voy a ir, pero eso sí...
mañana sí...
Así fue como Leandrita se convirtió en Adelita, fusil en mano se envalentonó y partió a hacer la Revolución con Margarito Maldonado, para luchar contra el tirano Porfirio Díaz. Corría el año 1910, aún los Bolcheviques con Lenin, no habían tomado el poder en la Rusia imperial y ya los famélicos guajiros mexicanos, estaban haciendo su revolución social con los bravos, Villa y Zapata al frente, luchando contra el tirano de su país y el gringo del mentado Norte, crápula anglosajón y sajón por angostura.
El sueño de Leandrita era el mismo sueño de, Cuauhtémoc y Moctezuma, el mismo de Benito Juárez y Cárdenas, Villa y Zapata; con los que compartió maíz, tierra, agua y amor, muchas lunas de miel bajo los ojos y futuro en la mirada. Pero los sueños, ay, ay, ay, los sueños sueños son. Los sueños duran sólo de la mano de conciencia cuesta arriba sin mirar atrás, y la revolución como los sueños no se desvanecen entre intrigas y salones de cuna del hacendado explotador, oligarca bancaria, rey del ladronicio, traiciones y cansancio. Porque el enemigo que es muuuucho, más que malo, sabe esperar para meterte en el pozo oscuro sin fondo, donde regenere el crimen entre asaltos y estafas...¡Fíate de la virgen y no corras!, dijo Margarito Maldonado a Leandrita.
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? Deja el tesoro que Cuauhtémoc fue a enterrar Cuántos centavos se te escapan de la mano buscando un taxi que jamás te ha de llevar.
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? Que faltan niños pa´ poblar este lugar, Sigue soñando que no hay contribuciones, que ya no hay mordelones, que ya puedes ahorrar. Sigue soñando que el PRI ya no anda en zancos, que prestan en los bancos , que dejas de fumar.
¡Ah!.. . Pero eso sí... pero eso sí... pero eso sí... ¿A que le tiras cuando sueñas, soñador?
Capítulo II:
Los crímenes de Estado siguen haciendo historia
(MÉXICO, PARTE METEOROLÓGICO DEL MAR DE FUEGUITOS)
Estudiantes rurales normalistas asaltan el Palacio de Gobierno de Guerrero, pelotón de campanas al son de Villa Ayala... ¿porqué tocan tan dolientes?, refuerza la indignación en marcha haciéndose con el edificio que alberga el Poder Ejecutivo local. Las consignas de las campanas de Villa Ayala marcaron el compás de lucha, como en Chinameca con el insurrecto Zapata:
¡¡NO MÁS MUERTES CARAJO!!
Consiguiendo el “pelotón de a ciento” reafirmar la indignación, logrando se replegara el personal de vigilancia; tal fue la fuerza indignada contra el escarnio del crimen de Estado, logrando entrar en las áreas administrativas encuadradas en los edificios (palacetes) de Palacio. Un derroche de nombres alumbran los edificios de la esfera del crimen, tan esféricos como sugerentes y hasta paradisíacos pero nada representativos de la palabra escrita:
Costa Chica, Costa Grande, Acapulco, Región Centro, Norte y Montaña, además de Tierra Caliente, dónde la indignación fue mas cañera, prendiendo fuego al edificio. Entre 'caña y caña' los granos de arroz brotaban de la tierra a borbotones; para más tarde hacerse con el transporte que mantuvieron estacionado durante seis horas, guerreando las andadas entorno a la vialidad del río Huacapa. Forma de asentar el perfil en lucha del Estado Guerrero mientras el fuego consumía a dentelladas la sede del Gobierno estatal. Cinco unidades de bomberos intentaron en vano sofocar el sofocón, pero el estallido del fuego no se detuvo, a contrapunto marcó consignas. El hambre de fuego es hambre de libertad harta de ser despellejada: Septiembre del 2014, en la memoria quedará del campesino y estudiante, como una mancha de Estado más en la historia.
Retención de “personal” en el Palacio de Gobierno
Como es natural en los casos que apuntan entorno al octubre rojo “el grupo de retenidos”, se abrió paso a golpes contra los estudiantes de Ayotzinapa; el ambiente en el perímetro sur de la ciudad echaba chispas, por lo que la tensión entre estudiantes, artilleros del fuego y funcionarios de la función burócrata, generó un afanoso intercambio de intereses a pedrada limpia. Escuchen, oigan “el corrido” que ahuyentó al burócrata (mientras los policías antimotines asomaban por Callejón del gato) obligándole a saltar a cuatro patas, para caer sobre dicho callejón como sacos de adecenas, eran muchos los retenidos del confort del Estado!, se encontraban reforzando la caja fuerte del amo, guardando a lo blindado las balas del Congreso Local.
Las vialidades del río Huacapa tomaron total protagonismo, intentaron reprimir los antimotines amotinados nuevamente a sangre, pero los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa convirtieron un camión en lenguas de fuego. Los normalistas estaban encaprichados en hacer valer, prevalecer, su derecho de existencia; se parapetaron a lo valiente como casta de Villa y Zapata, y lanzando piedras reventaron los ventanales del pecado que arropan el Palacio del crimen. De nuevo el fuego artillero purificó la llama y permitió a mujeres, niños, personas mayores, con discapacidad... abandonaran las instalaciones del Palacio del Fuego sobre Tierra Caliente del Guerrero.
*Nota histórica que vuela en el tiempo
Muchos años han pasado desde el sueño de Leandra. Días enteros de sueño y lucha, mucha lucha. Son los secretos de la longevidad de la mexicana Leandra Becerra Lumbreras, nacida el 31 de agosto de 1887. La viejita Leandra, la guerrillera, ha transitado por tres siglos. Lo que no le impide conversar sobre los malos gobiernos. La novia de la revolución vive en una casita de Zapopan, Guadalajara, capital del Estado de Jalisco... ¡No te rajes nunca Leandrita, que los sueños no te abandonen para que puedas vencer las cataratas y ver con mas claridad las nuevas cosechas!. L`abuelita Leandra busca siempre la mano de quienes se acercan a saludarla y la sostiene fuertemente entre las suyas. En su silla de ruedas y con un rebozo arropando su frágil cuerpo, esperó para soplar las velas del sabroso pastel; pero Leandrita pedir pide y reivindica imponiendo su voz de canto ¡¡Quiero frijoles con gordas!!
Leandra Becerra Lumbreras:
23 años cuando estalló la Revolución.
82 cuando el hombre pisó la Luna.
113 cuando entró el nuevo milenio.
Sigue narrando mientras puede historias de la época revolucionaria... Cuando, junto con sus hijos, corría a las cuevas cercanas a Tula para esconderse de los “soldados”, que reclutaban a la fuerza a los más jóvenes. Conoció al líder insurgente Francisco Villa, y a Alberto Carrera, revolucionario que la concedió un terreno expropiado a los hacendados tamaulipecos. Leandrita sigue fija en el pasado, deja volar su mente y conversa con algunos de los 'fantasmitas' que marcaron su vida, sueña con aquellos jinetes polvorientos de cara quemada (sol abrasador), que fusil al hombro cabalgan por tierras mexicanas en busca de libertad, de pan y de justicia. Colegas ya me despido, que no tengan novedad...Cual héroe murió Zapata por dar tierra y libertad.
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)