La dificil lucha por la paz en Colombia
Para los colombianos progresistas, dos acontecimientos llaman la atención al iniciarse el año.
1. Una mesa redonda en la cual los comandantes Jesús Santrich y Víctor Sandino Palmera, del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, procedieron al balance de dos años de los Diálogos de Paz. El debate ocurrió en La Habana, sede de las conversaciones, pero alcanzó repercusión mundial por ser accesible por Internet.
2.Los ataques que en los primeros días de enero el Ejército emprendió contra unidades de las FARC-EP.
Santrich y Palmera consideran que el dialogo por la paz es globalmente positivo. Se avanzó mucho en la discusión de puntos fundamentales de la Agenda. En la cuestión de la tierra, en los temas de los desplazados, del narcotráfico, y en el debate sobre las víctimas da guerra el gobierno hizo concesiones que, aunque insuficientes, motivaron criticas furibundas de Uribe Vélez y sus halcones.
Pero los dirigentes farianos fueron prudentes. La paz no está próxima. El pueblo colombiano la desea ardientemente, pero las fuerzas que pretenden sabotear los Diálogos son poderosas. El uribismo cuenta con el apoyo de la oligarquía agraria y tiene una fuerte representación en el Congreso, controla sectores importantes de la administración publica y de la magistratura. Son íntimas las relaciones que Uribe Vélez mantiene con el paramilitarismo, el cual sigue -en complicidad con el y la policía- a platicar en muchos departamentos una política de terror.
Los crímenes de que son victimas los campesinos y las comunidades indígenas son con frecuencia atribuidos a las FARC.
La posición de los EEUU es contradictoria. El presidente Barack Obama afirma ser favorable a la paz. Pero la ayuda militar de Washington a Colombia solamente es superada por la atribuida a Israel. El Pentágono mantiene en el país ocho bases militares y la intervención de los «asesores» militares norte-americanos en operaciones contra las FARC es inocultable.
EEUU contribuyó decisivamente para la transformación de las Fuerzas Armadas Colombianas en la más poderosa maquina militar de América Latina. Equipado con armas que Washington solamente entrega a Israel, el Ejército (con la policía) tiene hoy más de 500.000 efectivos.
El cuerpo de oficiales no es, sin embargo, homogéneo. Un porcentaje considerable de la joven oficialidad se muestra receptivo a los llamamientos de la Iglesia en pro del fin del conflicto armado y es consciente de que las iniciativas del Frente Amplio por la Paz y de Colombianos por la Paz -dinamizadas por la ex senadora Piedad Córdoba- que movilizan a centenares de miles de ciudadanos, expresan el sentimiento profundo del pueblo.
Pero en los altos mandos del ejército predominan los halcones. Sin embargo no existe ya la antigua unanimidad. Es significativo que en los medios aparecieron artículos que, con el pretexto del episodio del general Alzate -de contornos nublados- recuerdan que la ultra derecha militar ya no es hegemónica.
Los comunicados emitidos por la Delegación de Paz de las FARC en La Habana en los primeros días de enero informan que la cúpula militar y sus aliados políticos buscan una confrontación con la guerrilla que la empuje a una ruptura del cese al fuego unilateral por ella decretado.
No denuncian un caso aislado. Las FARC citan una serie de acciones ofensivas provocativas.
Entre otras las siguientes:
- El 31 de diciembre, el ejército asaltó una columna de guerrilleros en el municipio de Algeciras, Departamento de Huila. Hirieron y capturaron un combatiente fariano.
- En Miramar, una fuerza del Ejército avanzó sobre un campamento del 15º Frente que fue abandonado.
- El 1 de enero el Ejército atacó la Columna Jacobo Arenas. Las FARC respondieron al fuego y mataron seis soldados.
- El día 3 de enero el Ejército atacó al Frente 26 en Ondas de Cafre, con el apoyo de helicópteros, utilizando morteros de 120mm. Los asaltantes cayeron en una embocada, sufriendo pérdidas.
- El 4 de enero nuevo ataque, en Salto Gloria, contra unidades del 1er Frente.
En los días siguientes las operaciones ofensivas del Ejército prosiguieron, principalmente en el Cauca y los Llanos orientales. En todas esas acciones, las FARC actuaron defensivamente.
El Frente Amplio por la Paz ya protestó, pero el presidente Juan Manuel Santos no comentó aun las operaciones ofensivas del ejército.
Su actitud es ambigua. Insiste en afirmar su deseo de que las conversaciones de La Habana abran camino a la paz, pero simultáneamente autoriza al Ejército a desarrollar ininterrumpidamente operaciones ofensivas contra las FARC.
¿Hasta cuándo las FARC, hostilizadas diariamente, podrán mantener el cese al fuego unilateral?
La Delegación de las FARC en La Habana pregunta, con fundamento, si el presidente de la República, presionado por Uribe, la oligarquía y los generales ultra, pretende, sin osar confesarlo, el fracaso del proceso de paz.
La lucha por la Paz, límpida por parte de las FARC, es muy difícil.
Vila Nova de Gaia, 14 de enero de 2015
www.odiario.info - Traducido por el autor. Revisado por La Haine