La política de genocidio tiene que ver con el capitalismo altamente tecnologizado
Análisis de James Petras en CX36, 27 de abril de 2015. Escuchar: http://www.ivoox.com/analisisi-james-petras-cx36-audios-mp3_rf_4414653_1.html
Efraín Chury Iribarne: Para comenzar, queríamos consultarte sobre la arremetida del presidente español, Mariano Rajoy contra la Revolución Bolivariana de Venezuela. ¿Lo hace en su nombre o de alguien más?
JP: Tenemos que tomar en cuenta que las proyecciones externas del gobierno de Rajoy reflejan la política reaccionaria interna. Es decir, en España se han perdido cientos de miles de puestos de trabajo, mientras en Venezuela se ha generado mucho empleo a partir de inversiones públicas. En España están privatizando muchas empresas públicas, vendiéndolas a precio de bazar; mientras en Venezuela están socializando empresas y generando nuevas industrias.
Hay una cleptocracia en España, particularmente en el Partido Popular, donde los altos jefes están involucrados en grandes estafas, incluso el ex jefe del partido –Rodrigo Rato, que tiene un nombre apropiado- han desviado por lo menos veinte millones de dólares en coimas y cuentas en el exterior; mientras en Venezuela están luchando contra la corrupción. No digo que no hay corrupción, pero al menos el gobierno de Maduro ha lanzado una campaña de limpieza.
Mientras en España están ilegalizando protestas populares contra las oficinas de gobierno y poniendo en la cárcel a disidentes, en Venezuela no encarcelan a protestantes pacíficos, solamente han encarcelado a violentos y terroristas.
Ahora, con todas estas diferencias entendemos por qué entonces el gobierno de Rajoy está involucrado. No quiere enfrentar el gran contraste, la alternativa que presenta Venezuela, una alternativa a la política de estafas, explotación y privatización que se da en España. También el contraste con el programa de bienestar social en Venezuela y la política de destruir el Estado de bienestar social en España. La represión en España contra la tolerancia venezolana.
Es algo realmente incompresible que el gobierno represivo de España acuse al de Venezuela de violar los derechos humanos, es absurdo, cuando en realidad el verdugo es el culpable y no la víctima. Por esa razón –la política interna altamente reaccionaria- es por la que Rajoy no quiere tolerar a Venezuela y ha lanzado estas agresiones, insultos y calumnias.
Pero de todos modos, no ha tenido ningún efecto en Venezuela ni en la opinión pública internacional. Y ahora España se ofrece a negociar porque Venezuela es un mercado lucrativo para los españoles, es mucho más importante a nivel comercial Venezuela para España que España para Venezuela. España no está calculado como un mercado importante para Venezuela pero sí Venezuela para los exportadores españoles. Entonces, buscan alguna negociación pero todavía no han alcanzado porque mantienen la alianza entre Rajoy y la ultraderecha venezolana, donde sienten mucha simpatía por su política regresiva. Es muy difícil el camino para mejorar las relaciones entre los dos presidentes y sobre todo entre los dos sistemas políticos.
EChI: Nos vamos a Brasil ¿Cuál es la situación económica y cuáles son las consecuencias para la región?
JP: Brasil entra en recesión este año, de acuerdo a las cifras que hemos visto. Hay un estancamiento en la producción, en las exportaciones, en los precios de las exportaciones de soja, hierro y otros productos.
Ahora, más allá de eso, el gobierno busca manejar las cuentas externas, bajar los gastos sociales y ajustar la Economía a las exigencias del gran capital externo e interno. Entonces, frente al estancamiento están adoptando políticas que favorecen al gran capital, pero no necesariamente van a estimular las inversiones como esperan, porque cuando más disminuye el mercado interno menos posibilidades hay para el capital de conseguir grandes ganancias. Es cierto que los banqueros se van a sentir satisfechos pero los sectores productivos se sienten perjudicados.
Y luego está lo de la gran empresa de la Bolsa en Brasil, Petrobras, que enfrenta un déficit multi mil millonario, a partir del deprecio de las acciones y también por los juicios -en el sistema legal de EEUU- iniciados por los inversionistas que se sienten defraudados por la corrupción que han hechos los jerarcas de Petrobras. Entonces, tampoco la empresa principal de la Bolsa ha estimulado mucho la inversión, al contrario, está en declive. Por tanto, son tantos los problemas fiscales, es tanta la corrupción, es tanto el estancamiento y tanta la política reaccionaria en Brasil, que todo está funcionando para debilitar al gobierno.
En contraste con Argentina, donde algún tipo de polarizaciones se están desarrollando frente al fin del gobierno de Cristina Fernández, en Brasil no hay una polarización política, porque la izquierda del PT está muy débil, el PSOL, el PSTU, el PSB, etc. pueden tener intenciones y alguna crítica justa, pero no tienen la base militante de masas para presentarse como alternativa. Por esa razón creo que la caída de la economía y la caída del PT probablemente aumentan las chances para que vuelva la derecha.
Mientras en Argentina se está viviendo algo diferente, donde una organización de izquierdas, por fin, empieza a aglutinar una alternativa en lo que llaman el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, el FIT, que está acumulando votos y tal vez, con la fragmentación del centro izquierda, podrían alcanzar algún voto respetable en las presidenciales y legislativas a fin de año. La polarización política y social en Argentina me parece más avanzada y más favorable a la izquierda que en Brasil, donde los partidos, sindicatos y los sin tierra desafortunadamente se pusieron a la cola del PT y quedaron ahora descolgados, en el sentido de presentar una alternativa a la desintegración y la fragmentación de la centro izquierda.
EChI: La Federación Rusa celebra en estos días una fecha histórica, ¿en qué momento encuentra ese aniversario a ese sector del mundo?
JP: Hay muchas razones para analizar la ausencia de los países occidentales para celebrar la victoria contra los nazis. Lo que más me choca es el hecho de que hay muchos nazis, abiertamente nazis, en Ucrania apoyando al gobierno de Kiev y aliados a EEUU y Europa. El sector de la derecha utiliza banderas, señales, ideología, que llaman nacionalista pero es fascista, muy xenófobo, muy hostil a Rusia, e incluso celebran a los neonazis en la segunda guerra mundial que lucharon contra Rusia. Entonces el hecho de que ahora la OTAN está aliada a los neonazis es un factor de la falta de participación en la celebración de la victoria contra los nazis.
En segundo lugar, debemos decir que la ausencia de países occidentales en esa celebración tiene razones políticas, de tratar de deslegitimar el gobierno de Putin, tratando de demostrar con esa ausencia que Rusia queda sola. Pero es absurdo eso porque el mundo que tiene alguna memoria de la historia, sabe que Rusia fue esencial en la derrota nazi. Dos tercios de los mejores tropas nazis pelearon en el Frente Oriental contra los rusos, el avance de Rusia fue importantísimo en la derrota, mucho más que los países occidentales que tardaron cuatro años para abrir un frente en Occidente. Es un descrédito a la política de Washington y Bruselas el no participar en las celebraciones, y las razones son sus alianzas con los neonazis en Ucrania y su politiquería contra Putin.
Debemos entender que los mismos países occidentales y Washington que prometieron en un momento reconocer el genocidio del pueblo armenio se niegan ahora a utilizar la palabra genocidio, citando a Turquía como un aliado de OTAN, mientras Turquía está fomentando a los terroristas en Siria. No sólo son los verdugos de los armenios, no sólo han cometido genocidio contra el pueblo armenio, sino que ahora está fomentando el terrorismo y el genocidio contra los sirios, a partir de sus alianzas contra los terroristas yihadistas.
En otras palabras, hay una consistencia aquí entre la negación del genocidio armenio de alemanes y norteamericanos, la negativa a participar en la celebración de la derrota de los nazis, y la alianza contra los neonazis en Ucrania.
EChI: ¿Hay algún otro tema que ocupe tu atención?
JP: Bueno, me gustaría comentar el hecho de que las últimas guerras destructivas han ocurrido contra los países más pobres de los pobres. Si analizamos la ocupación y destrucción de Afganistán, tenemos que Afganistán era el país más pobre de Asia del Sur; si analizamos el hemisferio occidental, el golpe de Estado contra Honduras y la ocupación de Haití, son los países más pobres de este lado del mundo; si analizamos África, los países subsaharianos, Malí, Gambia, Somalia, son los que han sufrido las ocupaciones y ataques occidentales; si analizamos la actualidad, los ataques son contra Yemen que es el país más pobre entre los países árabes.
Entonces, ¿cómo explicamos la violencia, la política genocida contra Haití, Honduras, Yemen, Somalia, Afganistán? Actualmente hay un tipo de capitalismo que no necesita más la gran masa de trabajo en reserva, la gran masa de desocupados y pobres, y la guerra sirve para reducir estas poblaciones, porque los poderes occidentales no los necesitan más para aumentar su riqueza. Si tienen que explotar explotan su propia mano de obra, si necesitan alguna extra podrían importarla de algún otro país de Europa.
Y debemos anotar que dentro de EEUU, los grupos más abusados son los negros, que son los más pobres de los pobres, que han sufrido constantemente asesinatos por parte de la Policía, el último caso es de aquí de Baltimore. Podríamos decir que de la táctica de encarcelar y matar negros resulta que hay un millón y medio de hombres afroamericanos desaparecidos en EEUU, han muerto asesinados o encarcelados. Y esta política de genocidio tiene que ver con el capitalismo altamente financiado y altamente tecnologizado. Y las dos cosas no necesitan mano de obra barata, por eso están en la onda de matar. Matar a los yemeníes, matar los negros, matar a somalíes, bloquear a los inmigrantes africanos para que mueran de miseria en sus propios países.
Extractado por La Haine