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Medio Oriente :: 25/01/2016

La resistencia en Yemen: coraje, compasión y mucho corazón

Catherine Shakdam
La adversidad ha dado pie a la oportunidad de un renacimiento: el pilar del movimiento de resistencia social

En los estertores de una embestida asesina contra su pueblo, contra su soberanía, y contra su derecho político a la autodeterminación, Yemen de alguna forma ha logrado resistir contra la furia de la coalición militar saudita; al desamparo en un conflicto que debió haber barrido con toda resistencia hace tiempo.

Pero Yemen no es solamente un país cualquiera. Si algo Yemen ha demostrado es que mientras su pueblo sangra rojo brillante, su fuerza permanece forjada en un metal que ningún conquistador de la historia siquiera logró arrodillarlo. Los yemeníes no son un pueblo conquistado, ni son un pueblo de conquistadores; por el contrario, son un pueblo bello y gentil.

El mismísimo alma de Yemen, sus murallas y sus monumentos, sus montañas y valles, todavía cargan la memoria de un tiempo inmemorial, cuando los profetas caminaban sobre la tierra, y Dios hablaba milagros. Cuenta la leyenda que fue Shem, el hijo de Noé, el patriarca bíblico, quien fundó Saná, la capital de Yemen.

Una joya histórica, Saná corre el riesgo de ser aniquilada para siempre por Riad: todo en nombre del feudalismo político. No es la restauración lo que el reino busca en Yemen; Abd-Rabbu Mansur Hadi, el ex presidente, hace mucho tiempo que perdió cualquier reclamo sobre la silla. Es la esclavización política e institucional lo que persigue la realeza al-Saud en Yemen, empero el anclaje del wahabismo en Arabia del sur, el último bastión religiosamente independiente en la región.

Hoy Yemen ha sido marcada para ser destruida. Por diez meses interminables ,el reino ha devastado a esta nación empobrecida, lloviéndole muerte, crueldad y abominación con cada bomba de racimo, con cada explosión.

La guerra menos reportada de esta década que pasa, Yemen casi literalmente se ha escurrido por las grietas, ignorada, abandonada y eludida pues su lucha ha sido contra la agenda imperialista de la Arabia Saudita wahabita, una nación hecha excepcional debido a su amistad con los EEUU. 

Pero si Yemen ha sido convertida en una gran pila de escombros, si su pueblo se ha marchitado bajo las atrocidades del bloqueo humanitario que ha evitado que los alimentos, las medicinas y demás suministros lleguen, la tenacidad y la increíble resolución ante la adversidad ha dado pie a la oportunidad de un renacimiento social: el pilar del movimiento de resistencia social que relata la fuerza de carácter de los yemeníes. 

"Donde la mayoría de las personas se hubieran desplomado de rodillas ante las muertes, los ríos de sangre y el dolor de perder a los seres queridos, los yemeníes han anclado sus pies hondo en su tierra, que es suya, compartiendo la dureza apoyándose uno al otro. Muy pocas veces he sido testigo de semejante determinacion frente a la pobreza abyecta", dice el doctor Riaz Karim, filántropo y fundador de la Mona Relief Organization, una de las ONGs independientes más activas de Yemen.

"Ninguna comunidad ha sido eximida... la guerra ha diezmado a familias enteras, dejando atrás agonía y terribles recuerdos llenos de fuego, gritos llenos de miedo y el olor de la carne ardiendo. La guerra no puede ser medida por los daños esstructurales que causa; la guerra quema en el corazón de los hombres mucho después de que se callaron los cañones. Los yemeníes, no obstante, han resurgido una y otra vez de las piras encendidas por Arabia Saudita con gracia y generosidad, aguantando juntos para resistir juntos. Le debemos a semejante valentía el contarlo", me dijo el doctor Karim en una entrevista.

En enero, Riad bombardeó una estación policial en el corazón de la capital yemení, asesinando al menos a 26 personas e hiriendo a otras 15. Se espera que la cifra ascienda, con los locales diciendo que tantos como otros 30 no se ha respondido por ellos y creen que se encuentren bajo los escombros. La semana pasada fueron bombardeados hospitales. A lo largo de toda esta guerra, los civiles han sido el blanco en lo que la gente sobre el terreno ha acuñado como un claro intento de erosionar el movimiento popular de resistencia de Yemen. 

Haytham Alí Mohamed, un periodista que se convirtió en activista social y defensor de los derechos humanos, explicó cómo la mayoría de los yemeníes se han puesto en modalidad de supervivencia los últimos 10 meses. "Esas comunidades en las tierras altas (Yemen del norte) han retornado a las viejas formas. Muchos líderes tribales decidieron replegarse en la tradición para velar que su pueblo sobreviva, y esto ha llevado a la reapertura de viejas rutas comerciales en las montañas, provocando que revivan economías alternativas. No es de ninguna manera algo floresciente... pero la gente se las está arreglando de alguna forma", me dijo por teléfono.

Divida por las lealtades políticas -la resistencia en el norte y los colaboradores con los saudíes en el sur- Yemen ha atestiguado el ascenso de una variedad de individuos: corredores del bloqueo.

Desde que ciertas áreas de Yemen del sur se han beneficiado de la generosidad de Riad, Catar y otros poderes regionales, muchos en el norte han estado dispuestos a actuar como puente entre las dos zonas, para ofrecerle a aquellos que han tenido tan poco indulto.

Silenciosamente, la resistencia ha establecido una red de apoyo que cruza Yemen, permitiendo que alimentos básicos y medicinas puedan ser caravaneados a través de las líneas políticas: una nueva forma de resistencia humanitaria.

Anissa al-Dhahab, una doctora en entrenamiento, conoce muy bien la línea de vida que han sido esos voluntarios para las comunidades destrozadas por la guerra. "Si no fuera por ellos, mi hermano menor no hubiera podido conseguir su insulina... entre el empleo de medicina alternativa y los suministros que recibimos de la resistenca hemos sido capaces de mantener a mi hermano saludable", dice.

Agregó: "¡Mi país puede estar quebrado pero nosotros no! Si tenemos que morir, entonces déjennos morir libres".

Una joven valiente de Yemen del norte, Anisa, como otros miles, se ha incorporado a la red de la resistencia, trabajando junto a comunidades para traerle consuelo a otros y albergar esperanza.

"Sabes que los yemeníes son increíblemente ingeniosos... está esta comunidad en Hajjah (al norte de Saná) donde la gente inventó un sistema que les ayuda a recolectar rocío para resolver la necesidad del agua para beber, cuando el combustible se volvió imposible de conseguir para hacer que funcionara la bomba de agua. La guerra no nos derrotará".

Ciertamente, si Yemen yace en ruinas, su pueblo ha comprobado que el nacionalismo efectivamente puede mover montañas cuando se arraiga en la solidaridad. Este es el verdadero rostro de Yemen.

Russia Today. Traducción para Misión Verdad: Diego Sequera.

 

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