Modernidad de Marx
En Rio de Janeiro, una amiga me ofreció un libro que me sugirió una meditación inesperada. El titulo de la edición brasileña, de l998, A Armadilha da Globalização, no refleja bien el contenido del libro.
Los autores son dos periodistas alemanes, Hans Peter Martin y Harald Schumann. El primero fue un de los tres periodistas invitados a acompañar un extraño evento internacional que transcurrió en un hotel de lujo de San Francisco en 1995. El encuentro fue convocado por Mikhail Gorbatchov y el tema era muy ambicioso: “El futuro de la Humanidad”.
Participaron 500 representantes de la llamada élite mundial, entre los cuales estaban George Bush padre, Margaret Thatcher, Ted Turner de la CNN, eminentes profesores de Harvard y Oxford y economistas y sociólogos de Europa, EEUU, China y Japón. Los debates se desarrollaron durante tres días y las intervenciones no podían exceder 5 minutos, con los comentarios limitados a 2 minutos.
Hubo consenso amplio en torno a una ponencia de David Packard, el poderoso patrón de Hewlett Packard. Apoyado en previsiones estadísticas afirmó con convicción que a mediados del Siglo XXI el 20% de la población mundial sería suficiente, gracias a los progresos de la ciencia y la técnica, para asegurar el buen funcionamiento de la economía. Quedó implícito que el 40% de las clases medias de esa época tendrían una vida agradable , casi ociosa, porque no sería necesaria para la producción. Packard no habló de qué pasaría con el 40% de los sobrantes.
Nadie defendió la necesidad de eliminar esa fracción «superflua» de la humanidad. Pero a través de algunas intervenciones, aplaudidas, se tradujo que guerras, sequías, inundaciones y epidemias contribuirían a que la población del planeta se redujera al nivel considerado adecuado por los grandes del capital.
Un amigo norteamericano me dijo que Gorbatchov fue, al final de ese seminario de la élite mundial, muy felicitado.
LA HISTORIA NO ACABÓ Y EL MARXISMO RENACE
La previsión sobre el “Fin de la História” fue formulada por el estadounidense Francis Fukuyama en l989. Ese funcionario del Departamento de Estado, hegeliano fuera de época, celebró prematuramente la muerte del comunismo, proclamando la eternidad del neoliberalismo. Transcurrido un cuarto de siglo, su ejercicio de futurología es ridiculizado incluso por académicos de derecha.
La Historia no acabó y la crisis mundial iniciada en EEUU desacreditó al neoliberalismo. Y el marxismo vuelve a despertar enorme interés en escala mundial. El Manifiesto Comunista es reeditado en decenas de países. Congresos sobre Marx y su obra son organizados en Europa, América Latina y Asia.
En Francia, un seminario titulado Marxismo en el Siglo XXI, promovido en la Sorbona por Jean Salem, es seguido en Internet por unas 30.000 personas. En los últimos años Salem habló sobre Marx en universidades europeas, asiáticas, africanas y latino-americanas.
Ensayos sobre el pensamiento del autor de El Capital son publicados en muchas lenguas. Marxistas como el húngaro István Meszaros, el italiano Domenico Losurdo, el inglés David Harvey, el alemán Michael Krakte, el argentino Claudio Katz, los franceses Georges Labica, Jean Salem, Geoges Gastaud y Rémy Herrera adquirieron prestigio mundial con la publicación de trabajos que confirman la inocultable actualidad de la obra de Marx.
La ofensiva del capital contra las grandes conquistas de los trabajadores posteriores a la II Guerra Mundial , intensificada a partir de 1973 (crisis del petróleo), se acentuó después del fin de la URSS. La contrarrevolución neoliberal, liderada por Thatcher y Reagan, recuperó las tesis ultrareaccionarias de Friedrich Hayek, y en pocos años se desmanteló en la Unión europea el llamado «Estado del Bienestar».
LA DESIGUALDAD AUMENTÓ
Los más ricos se han enriquecido prodigiosamente mientras las masas oprimidas se empobrecieron y un porcentaje considerable de las poblaciones vive en la pobreza o en la miseria absoluta. Un documento de la ONU, publicado en 1990, informaba que 358 multimillonarios concentraban entonces un patrimonio equivalente a la renta total del 45% de los ciudadanos más pobres del mundo, que en ese momento eran 2.300 millones. Los tres primeros de la lista tenían entonces fortunas superiores al PIB de países con 600 millones de habitantes.
En los últimos 20 años, la zanja se hizo más profunda, pero hubo cambios en la pirámide de multimillonarios. Hoy el hombre más rico del mundo es el mexicano Slim, que sobrepasó al norteamericano Bill Gates, de Microsoft. Ese cambio de posiciones es revelador del nivel de explotación a que son sometidos los trabajadores de México.
Las relaciones de poder se han alterado profundamente en el ultimo cuarto de siglo. La URSS desapareció y los países de Europa Oriental son hoy capitalistas, al igual que Rusia; China, bajo la dirección del Partido Comunista es un gigante mundial que practica un capitalismo atípico; y EEUU, incapaz de superar la crisis estructural del capitalismo, se involucra en guerras de saqueo en Asia y en África, en el escenario de una estrategia de dominación planetaria.
Un engranaje mediático perverso que desinforma a la humanidad es hoy el instrumento de poder fundamental para el imperialismo. Las agresiones contra países que EEUU pretende saquear y ocupar son siempre precedidas de campañas mediáticas que las justifican en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos.
El combate a la falsificación de la Historia es hoy una exigencia de la lucha contra la alienación de los pueblos. Nunca fue tan necesario comprender el mundo y la estrategia de la ideología dominante, el capitalismo.
Esta situación ha favorecido el «renacimiento» del marxismo, facilitando el trabajo de los intelectuales que contribuyen a demostrar la modernidad de Marx en el inicio del Siglo XXI. Ya Lenin decia que no hay revolución victoriosa sin teoría.
DAVID HARVEY
En su reciente visita a Brasil, Ivana Jinkings, la editora de Boitempo, me ofreció «Los Limites del Capital»*,de David Harvey. Publicado en 1982 ese libro no perdió actualidad, sino todo lo contrario. Nos ayuda a comprender una humanidad diferente de la del siglo XIX, amenazada de extinción por un sistema monstruoso que, con máscara de demócrata, es tan peligroso como el nazismo.
Harvey no es un revisionista. En Los Limites del Capital, se propone facilitar el entendimiento de los textos del genial filósofo y historiador alemán, «adaptarlos de manera que puedan ajustarse a las complejidad de nuestra época». El objetivo es comprender un tiempo en el que el capitalismo, como afirma, «se consolidó en países como México, Sudáfrica e India y consiguió implantarse en Rusia y China.»
Harvey subraya que «el significado del Estado cambió dramáticamente en los últimos 30 años y que el principal agente de presión en la mudanza fue algo llamado globalización». Se identifica con los que «consideran el Estado como un momento vital en la dialéctica y la función contradictoria de la acumulación del capital».
En otro de sus libros, el geógrafo marxista británico define al nuevo imperialismo como «fusión contradictoria de la política del Estado y del imperio y de los procesos moleculares de la acumulación del capital en el espacio y el tiempo».
Harvey cumple hoy un papel que me hace recordar el de Georges Politser, al inicio del Siglo XX cuando hizo el marxismo accesible a miles de obreros. Harvey, es cierto, se dirige a un publico diferente, de intelectuales y jóvenes que estudian el marxismo, pero eso no quita importancia a su obra.
En estos días de confusión ideológica en que partidos como el Syriza griego y el Podemos español (en Portugal está surgiendo una imitación) siembran la confusión en sectores progresistas al presentarse con máscara de izquierda, los libros de David Harvey representan una contribución importante para el regreso de Marx.
En Brasil constaté, sin sorpresa, que la intelectualidad burguesa promueve con entusiasmo el libro Marx no Seculo XXI, de Thomas Pikkety. Al igual que en Portugal, intentan presentar el autor como un continuador de Marx, pese a que el académico francés es un reformador del capitalismo con una cosmovisión antagónica a la marxista.
En este tiempo de barbarie capitalista, los libros de David Harvey serian útiles a dirigentes de partidos comunistas europeos que, con ingenuidad, insisten en creer que se puede llegar al gobierno (en la lucha por el socialismo) utilizando las instituciones creadas por la burguesía.
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Vila Nova de Gaia, 5 de diciembre de 2014
* David Harvey, Os Limites do Capital, Boitempo Editorial, 591 páginas, São Paulo, Noviembre de 2013
Editora Boitempo, São Paulo, Brasil. http://blogdaboitempo.com.br