No se combate el terrorismo con el terrorismo de Estado

[Traducido por La Haine]

Cabalgando la justa emoción popular y la universal condena de los ataques terroristas de los últimos días, el gobierno francés y los grandes medios internacionales montaron una colosal operación de manipulación y propaganda, con base en las gigantescas movilizaciones populares convocadas para el domingo.

Tal “jornada republicana” tiene así dos caras diametralmente opuestas. De un lado, una larguísima y emocionada movilización popular en defensa de una sociedad libre de opresión y de miedo. Del otro, un encuadramiento institucional y mediático que apunta en sentido contrario.

Basta ver el rango de las presencias internacionales en esa “jornada” para que tal contraste resulte evidente. Al lado de Hollande – el presidente de una Francia crecientemente empeñada en la recolonización africana – estuvieron, entre otros, el criminal de guerra Netanyahu, el oligarca Poroshenko, actual responsable de la catástrofe ucraniana, Angela Merkel, el húngaro Viktor Orban, representantes de regímenes del Medio-Oriente cuya complicidad con el imperialismo los torna co-responsables de la destrucción de Irak o de Libia, de la actual tragedia en Siria, del interminable martirio del pueblo palestino.

Estuvieron primeros ministros que conducen una implacable guerra contra los derechos de los sus pueblos, desde Passos Coelho a Cameron o Rajoy. Estuvieron representantes de gobiernos antidemocráticos y de extrema-derecha y otros que, ante el ascenso de la extrema-derecha en sus países, adoptan posicionamientos y el mismo lenguaje de esa extrema derecha, como sucede en Francia y en Gran Bretaña. Con el pretexto de homenajear a los redactores de “Charlie Hebdo” se juntó una amplia gama de personajes contra los cuales esa valiente revista ejercía una vigorosa sátira.

Con el pretexto del “combate al terrorismo” se juntaron algunos de los más repugnantes practicantes del terrorismo de Estado.

Estas dos caras de la “jornada republicana” de Francia no son tan solo opuestas. Están inevitablemente confrontadas. De un lado el discurso de seguridad del poder de Estado, el elogio a la necesidad de una aun mayor represión y vigilancia policial indiscriminada de la sociedad. Es de temer que en Europa y en EEUU esté ya en preparación una ola represiva con el pretexto del combate al terrorismo. Del otro lado una gigantesca masa popular cuya emoción no la puede hacer olvidar que la defensa de la paz y de la seguridad es inseparable del combate a todos los que ejercen la violencia a partir del poder, sea ella bajo la forma de la explotación, de la exclusión, de la pobreza, de la destrucción de los derechos de los trabajadores y de los pueblos, sea bajo la forma de la represión y del terrorismo de Estado.

No es con enemigos de la democracia y de la paz que se defiende la democracia y la paz. No es con el terrorismo de Estado que se combate el terrorismo.

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