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Medio Oriente :: 26/08/2014

Política genocida, guerra genocida

Diego Torres
Responde al interés de la burguesía israelita, que a su vez militariza al resto de la población de su país para usarla como carne de cañón de los imperialistas

La guerra es siempre la continuación de la política por otros medios. También en el caso de las actuales agresiones militares israelíes contra Gaza lo es. Las bombas israelíes fueron lanzadas junto con las excusas y explicaciones que buscan enmascarar los objetivos que persiguen, la política de la cual surgen.

Israel afirma que se vio “forzado” a atacar debido a los cohetes artesanales lanzados en su contra, que su objetivo es destruir unos túneles en la frontera, que su campaña va dirigida solo contra objetivos militares de Hamas, etc. Y reclama que la gente proteste en contra de esto.

¿Si esos son sus objetivos como explicar que durante su ofensiva la mayoría del más de millar de muertos sean civiles, o que su ejército haya matado en promedio un niño cada hora? Las mujeres y los niños palestinos no fueron baleados o mutilados en batallas, cayeron en ataques aéreos premeditados a escuelas, casas y hospitales, inclusive algunos de estos edificios claramente identificados como pertenecientes a la ONU.

En fin, para dar por buenas las explicaciones de Israel, ¿Es que antes de verse “forzado” a estos ataques se conducía el Estado de Israel con una política de buena vecindad? Miremos algunos antecedentes.

Como resultado de sus campañas expansionistas previas, lo que antes era Palestina hoy está separado en la Franja de Gaza y Cisjordania, que a su vez se encuentra fragmentado en 167 enclaves, rodeados a su vez por 440 kilómetros de muro. Para que los palestinos transiten entre estos enclaves de su territorio deben pasar por varios de los 522 puestos de control del ejército israelí. Dentro de la propia Cisjordania existen 79 kilómetros de carreteras de uso exclusivo por Israelíes, y otros 155 kilómetros de carreteras cuyo acceso a palestinos es restringido.

Muchas familias palestinas se dedicaban al cultivo de olivos. Desde 1967 las autoridades israelíes han arrancado 800,000 árboles de olivo propiedad de palestinos, haciendo que 80,000 familias hayan perdido el equivalente a un ingreso anual de 12.3 millones de dólares.

En la presente y en previas guerras, la aviación y la artillería israelí han bombardeado las instalaciones de tratamiento y bombeo de agua, también han dañado el sistema de drenaje, contaminando el suministro de agua. Pero no solo eso, en el periodo de “paz” Israel ha bloqueado la entrada de materiales de reparación y reduce la entrada de suministros como agua potable. Al mismo tiempo, para mantener sus cultivos de exportación y granjas de peces, el Estado Israelí ha acaparado el manto acuífero fronterizo y absorbido una enorme cantidad del agua de la región. Por ejemplo el Río Jordán pasó de tener un flujo de 1.3 billones de metros cúbicos al año a solo 70,000 metro cúbicos, que a su vez ha reduciendo el nivel del mar muerto en 1/3 parte. El agua contaminada con nitratos y otros productos agroindustriales a su vez es descargada de vuelta en el acuífero del cual obtienen su vital líquido los palestinos. De los pozos presentes en las 117 municipalidades palestinos, 95% es inapta para el consumo humano, y continúa una prohibición para que puedan construir nuevos pozos. El resultado es que 26% de todas las enfermedades en Gaza están relacionadas con el consumo de agua, y que cada hogar israelí tiene disponible 300 litros de agua por día mientras que los hogares palestinos disponen de 70 litros de agua.

La franja de Gaza es tan precaria que depende de la caridad internacional para sobrevivir. Aun así, esa poca ayuda es controlada, restringida y prácticamente anulada a su antojo por Israel, que no satisfecho con bombardear hospitales, escuelas,  plantas eléctricas, dejando sin luz ni agua a la población, restringe el paso de camiones con alimentos, material de construcción y medicamentos al interior de Gaza.

Tomando los datos de Septiembre del 2000 a Octubre del 2008, 13% de las muertes fueron en combates, 79% de las víctimas fueron palestinos que murieron en ataques alevosos del ejército israelí. La proporción de bombas usadas por Israel desde 1967 es 50 bombas por cada 1 palestino que vivió en ese periodo de tiempo.

El gobierno sionista se ha encargado de inculcar en una porción peligrosamente grande de la comunidad judía un odio irracional contra los palestinos. De tal manera que han sido constantes los ataques bárbaros de colonos judíos contra palestinos. Por ejemplo, en estas últimos 2 semanas han lanzado manadas de perros contra menores, han quemado vivos a niños palestinos, han secuestrados, amarrado y torturado a palestinos adultos, e inundado las calles y el internet con sus mensajes de apoyo al exterminio.

Entre los ataques a la Franja de Gaza y Cisjordania de 1967 y el 2011 el ejército israelí destruyó 25,000 casas palestinas, dejó a 160,000 palestinos sin techo, y expulsó a cerca de 5 millones de palestinos que ahora viven en exilio. Desde 1993 se han destruido 10,000 casas palestinas en el  territorio ocupado, mientras en su lugar se han edificado casas de colonos israelíes.

¿Y quién gana con ello? Las constructoras israelíes obtienen contratos por un valor de 6.3 billones de dólares anuales. Las empresas de armas, que surten al ejército israelí lo han colocado como uno de los 10 mayores exportadores de armas del mundo. Las petroleras que al dejar a Gaza sin franja costera se hacen con el control de las reservas de petróleo y gas en la zona aledaña del mar mediterráneo.

Y no olvidemos a Estados Unidos y a la Unión Europea, que tienen en su sanguinario aliado israelí a la punta de lanza contra regímenes rivales a sus intereses como Irán, Siria, etc.

Claro que a Estados Unidos y la UE les da algo de vergüenza que los asocien con este moderno genocidio por lo cual hacen declaraciones sobre “guardar distancias”, “pedir moderación”, etc. Y mientras al Secretario Kerry se le van algunas palabras, Estados Unidos sigue recompensando a su aliado estratégico en la región con millones de dólares como ayuda militar, y los centros imperialistas los recompensan con inversiones para localizar plantas de HP, de Intel, etc. dentro del territorio que  ocupa Israel.

Esa es la esencia del conflicto actual, una guerra genocida y una política genocida que responde al interés de la burguesía israelita, que a su vez militariza al resto de la población de su país para usarla como carne de cañón de los imperialistas en las grandes guerras futuras

Diego Torres es Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de México.

 

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