Atari Teenage Riot: "¡Provoquen disturbios! ¡Quemen los coches de la policía!"

x CALLE 22

"Alemania tiene que morir...
La guerra entre Este y Oeste permanece...
El dinero llama más dinero!!!...
A usted lo tienen retraído y enfermo...
Quememos a Alemania".

Cuando las máquinas piensan, los gobiernos entran en pánico. La acción ruidista de Atari Teenage Riot ha puesto en jaque al sistema alemán desde la primera mitad de los años 90, con una marcha radical que alterna sonido digital y activismo político. Ahora toda Europa le teme. Su motín contra lo establecido ha tenido no menos drásticas implicaciones en el campo artístico: nacida en Alemania, cuna de la música electrónica, esta banda hizo que el techno tuviera, tras años de intentos fallidos y artistas fortuitos, una connotación ideológica no relacionada con el superficial mundo de las discotecas y el neón.

Autoconsiderados como una "conspiración de disc jockeys", sus integrantes llegaron al Tercer Milenio mucho antes que la mayoría, llevando un mensaje claro en sus manos: "¡No voten! ¡Provoquen disturbios! ¡Quemen los coches de la policía! ¡Acepten a las mujeres! ¡Respeten a los terroristas! ¡Revienten los televisores! ¡Destruyan todas las prisiones! ¡Destruyan la moral cristiana! ¡Sexo! ¡Más graffiti! ¡Promocionen las drogas y a Foucault! ¡¡¡Sobrevivan!!! ¿Qué están esperando? Háganlo. Cambiemos el mundo".

Al frente de esta fábrica de provocación y furia está el músico Alec Empire, talentoso berlinés que no por joven y anti-rock star ha dejado de amasar su propio imperio: Digital Hardcore Recordings, discográfica fundada en 1994 para satisfacer las necesidades de promoción de Atari Teenage Riot y hoy uno de los sellos independientes más promisorios del nuevo rock. El éxito comercial de esta casa echó por el suelo el cerco de las multinacionales hacia la música con contenido político y las tendencias experimentales. Sus lineamientos de contratación y representación artística están directamente conectados con estrictos dogmas musicales, como el uso de instrumentos digitales de última generación, el desarrollo de beats ensordecedores y la redacción de contenidos incendiarios.

Dos años antes de la creación de esta promotora, Empire armó un primer núcleo de creación para Atari Teenage Riot junto a los vocalistas Carl Crack y Hanin Elias, compositora que también estaba enrolada en la cultura japonesa del manga. Los tres compartían intereses comunes por géneros tan disímiles como el punk y el hip hop, y al mismo tiempo los unía un rechazo hacia la monotonía e ingenuidad de la música electrónica: para ellos, el techno había dejado de ser peligroso.

La historia de la sociedad alemana y de la cultura europea fue el punto de partida de su escalada ideológica. Empire y lo suyos no dudaron en vociferar su oposición al neo nazismo, al rechazo de las minorías y a la represión policial. Exigieron así mismo un uso distinto para la industria del entretenimiento y las expresiones populares, y se declararon partidiarios de la legalización de las drogas y de una apertura literaria para las nuevas generaciones.

Después de lanzar al mercado varias ediciones limitadas de singles y discos EP, entre ellas Hetzjagd auf Nazis, Atari Teenage Riot, Kids R United y Raverbashing, el grupo presentó en 1995 su primer larga duración bajo el título de Delete yourself, antecedido por una gira con más de 270 presentaciones.

La propuesta sonora de Atari Teenage Riot tuvo el carácter suficiente para no pasar desapercibida, más aún cuando, y hasta la fecha, arremete con frecuencias y ritmos que trastocan el estado de ánimo de los humanos. Muchas de las composiciones del comando artístico de Alec Empire -quien también graba discos en solitario- utilizan estructuras rítmicas a las que científicamente se les ha comprobado su capacidad para provocar inconformismo y ansiedad en el público que las escucha. Los beats del bajo tienen una frecuencia tan rápida que alteran el ritmo cardíaco.

En 1996 y de nuevo, tras otra serie de grabaciones para coleccionistas, la banda presentó su segundo álbum de larga duración, esta vez titulado The future of war. El disco, además de reivindicar su odio por el camino fácil de la música, demostró que la prioridad que Atari Teenage Riot le daba a toda la instrumentación digital y tecnológica de primera mano no estaba ligada a la antigua usanza del género electrónico. Las cajas de ritmos, secuenciadores y sintetizadores que ellos utilizaban para darle forma a sus contenidos eran tratados como un medio y no como un fin dentro del proceso de creación. Empire atacó a los fabricantes de estos productos electrónicos aludiendo que también eran parte de toda esa masa homogénea que echó a perder la jovialidad del techno. Su respuesta no podía ser otra que The future of war: la máquina al servicio del hombre, ultrajada y exigida hasta el punto del corto circuito.

Entre 1997 y 1998, Atari Teenage Riot entró al mercado japonés, español y americano, gracias a que otras disqueras como Caroline España y Grand Royal (de propiedad de Beastie Boys) se interesaron en distribuir sus productos. En los Estados Unidos, por ejemplo, Grand Royal presentó oficialmente al grupo berlinés con la edición de un álbum titulado Burn Berlin Burn, que era la combinación de los ya conocidos elepés Delete yourself y The future of War.

Mas América, y en oposición a la regla general, no era el sueño del ejército de Alec Empire. Por el contrario, el sistemático estilo de vida americano entró a formar parte de sus lemas de campaña, reseñados a tope en su siguiente álbum 60 Second wipe out (1999).

La crítica le concedió a este disco calificativos sin precedentes para una música tan cruda, gritona y atestada de rudeza informática. Las reseñas del disco iban desde su ejemplificación como la combinación perfecta entre un bombardeo electrónico y guitarras metálicas, hasta su canonización como punta de lanza del neo anarquismo.

Contando desde ese momento con los servicios de la vocalista y compositora Nic Endo, Atari Teenage Riot se olvidó de la bondad de los comentarios y emprendió de inmediato la realización de un nuevo arsenal sonoro. La banda del electro-gurú Alec Empire continúa alternando giras y grabaciones en estudio, en busca de un azote musical más sofisticado y agresivo que borre de inmediato los malos recuerdos que han dejado en el camino los primeros 30 años del género electrónico. Su apuesta por ello los hace pioneros de algo que, de hecho, aún no conocemos.

 
         
   
 

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