La lección de Corea

x Alizia Stürtze - Historiadora

En los cines de mi infancia, echaban montones de películas sobre la Guerra de Corea, en las que valientes marines yankis eran torturados y asesinados por defender la civilización occidental frente a los malvados «amarillos». Hoy, 50 años después de la firma del armisticio que puso fin a aquella agresión imperialista, en la que EEUU estuvo a punto de emprenderla también contra China y de utilizar la bomba atómica, no es casualidad que, en la última película de James Bond, el enemigo vuelva a ser la comunista Corea del Norte, demonizada con parecidos rasgos a los atribuidos a aquellos «amarillos» de entonces. Como no es casualidad que se estén acentuando los tiroteos esporádicos en torno a ese paralelo 38 que separa a Corea en dos mitades. Y es que EEUU, que desde entonces ocupa militarmente Corea del Sur, está buscando un «pretexto» para provocar una nueva guerra contra la Corea comunista. Si la puesta en funcionamiento de sus antiguas instalaciones nucleares por parte de Pyongyang, ante el incumplimiento yanki de proporcionarle petróleo y dos reactores de agua ligera, marcó el inicio de la crisis, el anuncio del régimen norcoreano de que ha completado los pasos necesarios para empezar a producir armamento nuclear ha hecho saltar la alerta roja. Washington decide quién puede y quién no disponer de la bomba atómica, y tiene bien claro que a Pyongyang no se lo va a permitir.

Sin embargo, las opciones militares de EEUU en Corea del Norte no son ni de lejos las que tenía al invadir a ese Irak embargado y desarmado por orden de la ONU y en el que está ahora empantanado. Ante la permanente amenaza gringa, el régimen norcoreano lleva ya años priorizando al Ejército como único medio de defender la soberanía y la dignidad contra los planes de agresión de Washington. Así, EEUU se tendría que enfrentar a un potente ejército de 1,2 millones de soldados y que además cuenta con 6.000 misiles apuntando a las capitales de Corea del Sur y de Japón.

Esa es la lección de Corea: el imperialismo es el enemigo, y sólo forzaremos su caída aprovechando sus puntos débiles y sus contradicciones y desarrollando herramientas ideológico-políticas claras, que incluyan la defensa del derecho a la utilización de la fuerza. Según un proverbio coreano, «la política es poder, y, cuando a la política se le quita el envoltorio, aparece el Ejército». La capacidad política depende de la relación de fuerzas y ni el capitalismo ni el imperialismo regalan nunca nada. Nunca.

Gara - 21/07/03

 
       

Versión para imprimir

 
   
 

| Principal | España | País Vasco | Internacional | Antiglobal | Antimúsica |
| Pensamiento autónomo | La violencia como herramienta de lucha política | Alizia Stürtze |
| Reconstruyamos la historia de América Latina | La prensa al servicio del neoliberalismo |
| Anticultura | Desenmascaremos a Garzón | Antirred [enlaces, campañas] |