"Rogue State"

x Alizia Stürtze

«Rogue State», cuyo equivalente castellano sería estado malhechor, mafioso, terrorista en suma, es la etiqueta elegida por la administración gringa para criminalizar a todo estado en el que considere necesario intervenir, porque su política independiente o antiimperialista resulta inconveniente a sus planes. Para Washington, «rogue states» son, entre otros, Cuba, Corea del Norte, Irak, Irán, Sudán o Libia. Lo fueron, hace poco, Yugoslavia y Afganistán. Pero nunca lo habrían sido las dictaduras de Pinochet, Videla, Suharto o Franco. En su guerra contra Irán, el Irak de Sadam Husein tampoco era un «rogue state», sino un valioso aliado del «mundo libre». Ahora sí lo es, y ésa es la justificación de su anunciada «inevitable» invasión, así como la del criminal embargo y los sangrientos «golpes quirúrgicos» (carnicerías aéreas) que, con la supuesta finalidad de derribar al régimen, han matado ya a millones de civiles irakíes, entre ellos, infinidad de niñas a las que nadie obligaba a llevar velo ni burka, pero cuya muerte, según la ex embajadora ante NU M. Albright, «bien merecía la pena».

Digan lo que digan Bush y demás portavoces del complejo industrial-militar y del lobby sionista, el paradigma del «rogue state» en estado puro, como implacable estructura del derecho de pernada del amo, son los Estados Unidos, tal y como nos demuestra en su libro del mismo nombre el periodista William Blum. "Might is right" (el derecho de la fuerza, en traducción libre) se titula un artículo de "Time" en el que se pretende «razonar la razón» que asiste a EEUU para quedarse fuera del TPI: al más fuerte, haga lo que haga, así violen, torturen y descuarticen sus marines, nadie tiene derecho a juzgarle. «Sólo con el miedo va a conseguir reestablecer EEUU el respeto que se merece», argumenta el ex director de la CIA James Wolsey. O.K. Corral. Crímenes planeados de políticos molestos; entrenamiento de torturadores y escuadrones de la muerte (pretenden montar en Costa Rica un remedo de la siniestra Escuela de las Américas); cobertura a paramilitares (Colombia); utilización de especialistas extranjeros contra terceros países; intervenciones en todo el mundo contra cualquier movimiento resistente; imposición de su derecho de veto en la ONU; uso del espionaje, el secuestro y, muy especialmente, la droga para desactivar luchas progresistas y subvencionar a la contra; desestabilización (Venezuela); tongos electorales (el de Bush hijo, por ejemplo)... Todo en nombre de la libertad, el estado de derecho y el orden constitucional. Como Aznar y Chirac, sólo que en plan de indiscutible superpotencia mundial.

Mientras se monta una nueva Internacional Antiimperialista, exijamos, para empezar, la paralizacion inmediata de sus preparativos bélicos más inmediatos.

 
         
   
 

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