De forma salvaje, el capitalismo se echa encima de uno de los supuestos reductos sagrados de la clase obrera, un símbolo venido a menos después del duro trabajo desmovilizador de los sindicatos amarillos, después de convenios donde los trabajadores han sido tratados eficazmente como mano de obra sumisa y flexible y después del troceo de la empresa original en contratas y subcontratas sin fin.

Hoy hemos luchado duro.

Miramos atrás años, décadas o siglos y nos parece estar viendo un mismo paisaje con pequeños matices que no transforman suficientemente el conjunto como para poder llamarlo "diferente".

Es madrugada en el campo de activistas Horizone, un enjambre de acciones coordinadas contra el G-8 y el sistema capitalista están a punto de comenzar.

No sé si alguien puede mostrarse pesimista porque ya no es simpático para los medios oficiales; deberían tener en cuenta que si tu enemigo no te ataca es que no eres peligroso para tu enemigo.

No debemos quedarnos a la expectativa para ver ‘si la izquierda anticapitalista’ reacciona. La izquierda anticapitalista eres tú, somos todos y tenemos que mover el culo para hacer algo o ponernos en contacto con alguien que haga algo, hacer correr la voz, convencer, concienciar, actuar.

Aportación al debate "Los límites de la contrainformación y la comunicación de masas".