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Argentina, Chile :: 03/08/2017

"La Conquista del Desierto no ha terminado"

Darío Aranda
Entrevista con el líder mapuche Facundo Jones Huala, preso por luchar contra Benetton. El futuro mapuche, las multinacionales y la lucha

Es acusado por sectores del gobierno y mediáticos como el culpable de muy graves delitos: terrorismo, incendios, robos, amenazas e, incluso, haberle “declarado la guerra a Chile y Argentina”. Facundo Jones Huala, 31 años, autoridad mapuche del Lof Cushamen de Chubut, dialogó con Página/12 desde la cárcel de Esquel. Denunció la ilegalidad de su detención desde el 28 de junio, explicó la lucha del pueblo mapuche, la disputa por el territorio, el capitalismo, los estados coloniales y el rol de los gobiernos aliados a las empresas mineras y petroleras, y  las grandes estancias. “La Conquista del Desierto no ha terminado”, afirmó Huala y alertó: “No dejaremos de luchar por la tierra. Y aumentará la represión”.

–¿Por qué está detenido?

–Estoy preso de forma ilegal. El año pasado hubo un juicio por un pedido de extradición a Chile, que fue declarado nulo por diversas irregularidades, entre ellas por la tortura a testigos. Fui liberado y esa causa está ahora en la Corte Suprema. Pero me volvieron a detener en junio por la misma causa. Por lo cual no se respeta el debido proceso, nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa. Los jueces están violando el estado de derecho, su propia legislación.

–¿Por qué le darían a usted este trato?

–Se trata de un hecho político. Mi detención se dio el mismo día de la reunión entre los presidentes Mauricio Macri y Michelle Bachelet. La misma prensa oficialista dio cuenta que hablaron de la situación mapuche y de mi extradición. Nuestra lectura es que se trata de un montaje político y judicial.

–¿A qué lo atribuye?

–Hay un clima de persecución política porque estamos afectando intereses de empresas, sobre todo en un gobierno tan neoliberal y derechista como el de Macri. Gobierno que no tiene reparos en vulnerar el propio estado de derecho con detenciones ilegales como la que me toca.

–¿Lo considera un caso testigo ante los reclamos indígenas?

–No solo para indígenas.  Es un mensaje para todos los luchadores sociales. Se quiere reprimir a quiénes se levantan y exigen sus derechos.  En particular sobre el pueblo mapuche, ellos saben que tienen un problema en términos geopolíticos con la expansión de conflictos referidos al territorio. Saben que los mapuches no dejaremos de luchar y ellos quieren avanzar con el extractivismo. De ahí que se valen de represión, tortura, judicialización, cárcel. Los gobiernos ven un peligro en la organización y levantamiento de los pueblos indígenas.

–El gobernador de Chubut y medios de comunicación, de la Patagonia y porteños, lo acusan de diversos atentados, robos, incendios.

–Hay muchas mentiras de los medios, sobre todo de los que defienden los intereses de los poderosos, son periodistas aliados a gobiernos y empresas. Muchas de esas acciones se dieron cuando estaba preso, pero igual me acusan con mentiras.

–Hubo incendios reivindicados por una supuesta organización llamada Resistencia Ancestral Mapuche (RAM).

–Mi gente (Lof Cushamen) no ha sido. Yo no he sido. Pasa cualquier cosa y nos quieren responsabilizar a nosotros. Hay un accidente de tránsito y nos culpan a nosotros. Luego nos reprimen de forma asesina como en enero.

–En 2015 recuperaron tierras en la estancia Benetton. ¿Por qué?

–Se trata de materializar un derecho. No podemos estar veinte años sólo con una propuesta teórica, tenemos que garantizar la vida de nuestros hijos, materializar la vida en territorio, el ser mapuche. Y Benetton es el terrateniente más grande de la Argentina. Es uno de los reyes de la Patagonia y siempre ha tenido a las oligarquías criollas a su servicio. Benetton, como Lewis, son los verdaderos dueños del Estado, tienen más poder real que Macri.

–En varias oportunidades usted dijo que vivimos en un Estado colonial y racista. ¿Por qué?

–Porque sufrimos una invasión y colonización forzada.  Fuimos obligados a nacionalidades ajenas, ser argentinos o chilenos, cristianizarnos, asumir formas culturales ajenas y luego ser mano de obra barata del colono rico, de los terratenientes, y ahora de las empresas extractivas. Y nos rebelamos ante eso  porque es una situación colonial que tiene directa relación con el robo del territorio del pasado y que aún se mantiene.

–¿Cómo es en el presente?

–Nos colonizaron porque querían toda nuestra tierra e imponer un nuevo orden político, económico y social. Y una expresión más de eso es el Estado en manos de élites. Desde hace más de un siglo el poder político, económico y judicial se articuló para desaparecer al pueblo mapuche. No se nos permite ser lo que somos, mapuches, y que tiene directa relación con nuestras tierras. De ahí que impulsamos recuperaciones territoriales, algo básico como volver a la tierra donde nacimos, y luego avanzar en recuperaciones productivas, donde podamos ver crecer a nuestros hijos y nietos.

–¿Qué relación existe entre ese pasado y el actual avance de las empresas extractivas y gobiernos?

–Es evidente que la Conquista del Desierto no ha terminado. Se mantiene una lógica de dominación y opresión colonial y capitalista. Ahora es en una avanzada conjunta de mineras, petroleras, grandes estancieros, con el apoyo de gobernantes y jueces. Y no les tiembla el pulso al momento de reprimir, encarcelar, crear un clima de violencia político. Quieren crear fantasmas de terrorismo para justificar la escalada represiva y la militarización territorial en defensa de sus intereses

–¿Cuál es la situación del Pueblo Mapuche?

–Debemos comprender que hay una lucha centenaria. Primero con la Corona Española y luego con los estados nacionales. Nosotros perdemos la independencia hace 130 años, mucho después de la Revolución de Mayo.  Nuestro territorio fue ocupado. Las tierras se entregaron a terrateniente y nosotros fuimos reducidos a mínimas porciones de tierras. En la actualidad hay nulo reconocimiento de nuestro territorio ancestral. Sobrevivimos en las peores tierras, la mayoría improductivas. Ese podría ser un resumen de la historia del pueblo mapuche. 

–¿Cómo se definen como parte de ese pueblo?

–El pueblo mapuche nunca dejó de estar organizado y exigir derechos. Nosotros pertenecemos a una generación que se ha nutrido de esa lucha, fortalecida en los últimos treinta años. Y hemos decidido dar un paso más a partir de conceptos como autonomía, autodeterminación, territorio, liberación. Y lo intentamos llevar a la práctica. Un ejemplo es la recuperación de territorios que están en manos de grandes terratenientes y multinacionales.

–Dentro del pueblo mapuche también hay diferencias marcadas…

–Claro que sí. Nosotros somos un sector más autonomista dentro de lo que es Puelmapu (territorio mapuche al Este de la Cordillera), lo que hoy se conoce como Movimiento Mapuche Autónomo, que plantea la reconstrucción de nuestro mundo mediante la recuperación de territorios. Sí hay una coincidencia general es que todo el Pueblo Mapuche impulsa la reconstrucción de nuestro mundo, y la expulsión de extractivas del territorio. Como mapuches no podemos ser en tierras devastadas, no podemos ser mapuche con pozos petroleros o con mineras. Necesitamos nuestra tierra sana, en equilibrio y armonía. Restablecer ese equilibrio es hoy revolucionario, es alterar el orden actual del capitalismo extractivo.

–No existen muchos referentes indígenas que se refieran en términos de “anticapitalista”, aunque la práctica vaya en ese sentido.

–Es que ser indígena, ser mapuche, es seguir un modo de vida de respeto y armonía con el territorio, no depredador, y al mismo tiempo comunitario. El capitalismo, donde una de sus caras es el extractivismo, es todo lo contrario. Destruye los territorios, arrasa comunidades, termina con la vida. Los propios poderosos, mediante los medios de comunicación y sus voceros, nos quieren hacer creer que no podemos rechazar el capitalismo ni cuestionarlo. Por nuestra cultura, por nuestra historia y por nuestro modo de vida no podemos no luchar contra el capitalismo. No es algo que inventamos ahora, viene de nuestros abuelos, pensamientos de nuestros antepasados, y tiene como objetivo la liberación, la felicidad y bienestar de las futuras generaciones.

–¿Cuál es la situación de los pueblos indígenas en Argentina?

–Hay distintos niveles de organización y movilización. Lamentablemente no todos los pueblos están rebeldes, por distintos motivos no están confrontando. Sí hay atropellos en todo el país, nos reprimen, nos matan. Nosotros invitamos a que se rebelen, peleen, exijan sus derechos.

–¿Por qué cree que sucede eso contra las comunidades?

–Los pueblos indígenas son uno de los últimos bastiones de resistencia de la humanidad. Lamentablemente esta sociedad capitalista es suicida, antihumana, y los pueblos indígenas tienen formas de vida que se contraponen al sistema capitalista. Pueblos que han mantenido vidas comunitarias, sostenibles, sin intervención del Estado. Los pueblos indígenas son una alternativa para estos modelos de vida modernos e inhumanos. Por eso se ve a los indígenas como un peligro para el capitalismo.

–Algunos medios y funcionarios habla del “problema mapuche”.

–Quizá seamos un mal ejemplo porque nos organizamos, luchamos y planteamos la reconstrucción de nuestra forma de vida y cultura. Por eso nos reprimen, para acallarnos. Los mapuches somos un problema para el poder.

–Usted dijo que la represión a los mapuches es “apagar el fuego con nafta”. 

–La judicialización, cárcel, desalojos y torturas que propone el Estado solo agrava el problema. La violencia siempre la proponen ellos, durante siglos. Nosotros sólo nos defendemos.

–¿Por dónde debe pasar la solución? 

–La respuesta debe ser política, pero el Estado argentino no lo entiende o no lo quiere hacer. Una forma de descomprimir es la entrega de tierras, como establece la Constitución y las leyes que el mismo estado ha legislado. Tienen que frenar los desalojos y devolver las tierras que está probado fueron robadas por grandes terratenientes y empresas.

–¿Cómo debe ser esa entrega de tierras?

–Cómo dice la ley. Tanto el artículo 75 de la Constitución, que habla de tierras aptas y suficientes, como el Convenio 169 de la OIT, no se cumplen. Incluso la Ley 26160, que debe frenar los desalojos, no se aplica. Si no nos han desalojado no ha sido gracias a jueces, sino que las comunidades hemos resistido en los territorios. Está claro que solo se aplican los derechos que benefician a los poderosos.

–¿Qué debería hacer el Estado a través de sus tres poderes?

–Dejar de regalarle tierras a las mineras y petroleras y cumplan la deuda con los pueblos preexistentes, como dice la Constitución Nacional, que estamos acá desde antes que esto se llame Argentina. Solo queremos la tierra para seguir vivos. Entre todos debemos construir un mundo más habitable, con el derecho a ser diferentes.

–¿Cómo imagina el futuro mapuche?

–Los poderosos, políticos y multinacionales, no van a ceder sus privilegios ante ciudadanos de segunda o de última categoría, como nos consideran a los pueblos indígenas. Y nosotros no dejaremos de luchar, donde la tierra es central. Por lo cual aumentará la represión, pero también la resistencia.

Página/12

 

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