Cuando algunos ni con los aviones
que se estrellan, se les quita el aduleo,
no se percatan y prefieren
seguir idolatrando al capital.

Cuando las bolsas bajan las empresas de armas
se frotan las manos ensangrentadas, restando
almas que no son rosadas, ni rubias, ni tienen
tarjetas, ni semillas para comer.

Cuando operaciones de castigo de antaño
se conviertan en cotidiano parte aséptico de
campañas en busca del terrorista, en países
de difícil recuerdo, que bucólicos paisajes nos
traen los documentales, olvidándose casualmente
de la hambruna que desde tanto padecen.

Cuando las banderas,
si esos trapos sucios que ondean,
estarán siempre a media asta mientras
alguien muera de hambre en esta tierra.

Cuando dejaré de tener vergüenza por
pertenecer a una sociedad tan hipócrita como esta,
hincándose ante tío Sam porque este probó
la globalización que tanto buscaba.

Cuando contenidos gritos suenen libres rompiendo
el silencio suicida de este tiempo, lastimeros
instantes muchos seres mueren de hambre, pero lo
que importa es que el centro económico
del capital ha sido dañado,
¿la respuesta bélica a quién le interesa?.

Cuando el trabajo será repartido como el alimento
por decreto popular, sin miramientos a todos los habitantes
del planeta a esta diversidad y riqueza, contrario a la
consumista cultura hamburguesa.

Cuando entre pueblos habrá relaciones de igual a igual,
sin estados por medio que lo vengan todo a capitalizar,
sin invasiones, colonial opresión, destruyendo idiosincrasia...

Cuando los nobles miserables de este
mundo nos comeremos al capital,
empezando por uniformes engreídos,
enchaquetados políticos,
ricos hacendados en punto de mira están.