lahaine.org
Argentina, Argentina :: 25/04/2025

Argentina: Treinta años de HIJOS

Nahuel De Lima
"Aprendimos que la historia no se borra. Se defiende, se grita y, sobre todo, se milita"

Organizadas por la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense, la agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio celebró las tres décadas de vida con actividades en el ex centro de detención Pozo de Banfield. “Nunca dejamos de caminar por el territorio y de buscar el contacto con la gente”.

14 de abril de 1995, en un país aún marcado por la impunidad, nacía HIJOS, una organización que transformaría para siempre la manera de luchar por la memoria, la verdad y la justicia. Tres décadas después de ese grito colectivo que desafió el silencio, la historia de Juana Eva Campero se erige como un testimonio vibrante de lo que se construyó en este tiempo. Su vida, atravesada por el terrorismo de Estado, se convirtió en símbolo de resistencia, en una acción constante y en una bandera de lucha.

Juana nació en 1960, en Lomas de Zamora, en una familia profundamente comprometida con la militancia peronista. Su padre, Juan Carlos Campero, fue detenido tras el golpe de 1955 y luego se sumó a la organización Montoneros. El 5 de enero de 1978, un grupo de tareas irrumpió en su hogar y secuestró a su padre; también se llevaron a Juana, a su madre, Haydeé García Gallo de Campero, su hermano y su cuñada. Solo estos tres últimos recuperaron la libertad. Juan Carlos y Haydée, su madre, siguen desaparecidos, vistos por última vez en El Campito, uno de los cuatro centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo.

En los años que siguieron, Juana encontró en HIJOS un espacio de pertenencia, un lugar donde no estaba sola. «Ahí comprendés que no sos la única», rememora. «La ausencia, la orfandad, la necesidad de mentir para sobrevivir… todo eso lo compartíamos». Ese sentimiento de unión fue lo que le permitió transformar el dolor en la lucha, en un proceso de resistencia que no solo visibilizó el sufrimiento individual, sino que lo convirtió en un compromiso colectivo. «No era solo por mis viejos, era por todos los compañeros y compañeras que pasaron por lo mismo. La lucha fue de todos. Y ahí entendí lo que significaba la memoria colectiva».

En los primeros días de la organización, la militancia de HIJOS se traduce en acciones concretas. «Nos movilizábamos desde los tribunales hasta el Pozo de Banfield para sacar a la policía que seguía allí», relata Juana. «Nunca estábamos solos, siempre nos acompañaban otras organizaciones: la CTA, gremios, colectivos sociales. Sabíamos que la resistencia tenía fuerza cuando la compartíamos». Esa presencia de apoyo mutuo fue crucial, no solo en ese momento, sino durante todo el proceso de lucha. Aún hoy, Juana señala con orgullo que en el frente del edificio donde hoy funciona el Espacio para la Memoria ex Pozo de Banfield, todavía se pueden ver las huellas de esos escraches. «Esas pintadas son nuestra marca. Son la huella de un reclamo que no se apaga», asegura.

Una lucha colectiva

A medida que HIJOS crecía, su lucha no solo se hacía más visible, sino también más organizada. «Lo que siempre fue clave en HIJOS fue la horizontalidad», reflexiona Juana. «Nadie era más que otro. Todos teníamos el mismo peso en las decisiones, esa era nuestra fortaleza». Así, la organización fue construyendo una red de resistencia que alcanzaba más allá de las fronteras locales. «La fuerza de HIJOS radicó en la solidaridad. Nos apoyábamos mutuamente y no importaba cuánto tiempo pasara, siempre encontrábamos la forma de continuar la lucha. Porque la memoria se construye entre todos».

En Lomas de Zamora, HIJOS impulsó iniciativas como la ordenanza de reparación histórica, el proyecto “Esquinas por la Memoria” y el acompañamiento a quienes tenían dudas sobre su identidad. Siempre con una fuerte impronta territorial, Juana y sus compañeros tejieron redes con clubes, escuelas, hospitales y profesorados. «Nunca dejamos de caminar por el territorio, de buscar el contacto con la gente. Esa fue siempre la esencia de la organización», recuerda Juana. «Nos movilizábamos muchas veces hasta el Pozo de Banfield, siempre acompañados por otros sectores. La lucha era colectiva, el cambio no podía ser aislado».

Ese sentido de unidad y cooperación se reflejó también en las actividades del pasado 12 de abril, durante la conmemoración de los 30 años de HIJOS, organizadas por la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense. La jornada comenzó en el Pozo de Banfield, un espacio que, como tantas veces, fue testigo del dolor pero también de la resistencia. Durante la actividad, Juana relató cómo, gracias a una multisectorial, se logró que la policía fuera retirada de la brigada ubicada en Vernet y Siciliano. «Fue un proceso largo», recuerda Juana. «La lucha nunca fue solo nuestra. Nos apoyaban organizaciones de todo tipo, porque entendían que lo que estábamos haciendo era por todos y todas».

En ese encuentro también participaron Paula García, quien se unió a HIJOS tras el pedido de perdón del Estado en 2004, y Lorena Battistiol Colayago, directora de sitios y espacios de memoria de la provincia. Juntos compartieron un mismo mensaje: «Historias parecidas, con finales iguales. Padres desaparecidos, hijas de presos políticos, nietos nacidos en cautiverio. Eso somos. Y desde ahí construimos una memoria viva, activa y popular».

Mirando hacia atrás, Juana comenta con serenidad: «Creo que soy la hija más grande que hay en Lomas. Y transformé el dolor en lucha sin darme cuenta. Con el tiempo, me di cuenta de lo que estaba haciendo. Hoy puedo decir que esta tarea también es una forma de honrar a mis viejos». Y con la voz firme y la mirada en alto, concluye: «La lucha no fue solo por ellos. Fue por todos los compañeros y compañeras que nunca dejaron de pelear, por todos los que nos enseñaron lo que es resistir».

Hoy, tres décadas después del nacimiento de HIJOS, muchos de sus miembros continúan militando en diferentes espacios de memoria, trabajando en políticas públicas o defendiendo la justicia desde otros frentes. Como Juana, quien sigue siendo la coordinadora del Espacio para la Memoria ex Pozo de Banfield. «Lo que aprendimos es que la historia no se borra. Se dice. Se defiende. Se grita. Y, sobre todo, se milita. No olvidamos, no perdonamos, y seguimos luchando».

Los siguientes encuentros fueron el martes pasado en el Espacio para la Memoria ex Centro Clandestino “La Cacha” y el miércoles en la ex Comisaría 5ª de La Plata. Las actividades están impulsadas por el subsecretario Matías Moreno, que también militó en HIJOS La Plata.

tiempoar.com.ar

 

Contactar con La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal