Paraguay: estallido social y crisis política
Una masa estimada de entre 30 a 40 mil jóvenes decidió poner el punto final a la paciencia y a la impotencia ante la grave crisis sanitaria, el colapso de los hospitales y las reiteradas denuncias de corrupción. En los últimos días, arreciaron las denuncias de especulación y venta de medicamentos e insumos en el mercado negro.
La concentración se hizo el viernes 5 de marzo, al atardecer, en las plazas ubicadas frente al edificio del Congreso, en Asunción, con la consigna principal “Fuera Mario Abdo”.
Las primeras horas transcurrieron de manera pacífica, pero luego comenzaron los incidentes con la policía, que reprimió con balines de goma y gases lacrimógenos para impedir que la multitud marche frente al Palacio de Gobierno. Los enfrentamientos se extendieron a varios puntos del microcentro de la capital, hasta que la policía sacó la “bandera blanca”, se dio por vencida, no pudo dispersar a la multitud y pidió tregua. Los jóvenes volvieron a las plazas frente al Congreso y comenzaron una vigilia que se extiende y permanecerá algunos días más.
El gobierno de Mario Abdo entró en una crisis profunda a consecuencia de su incapacidad para manejar los efectos sanitarios, humanitarios y sociales de la pandemia, además de que siempre estuvo jaqueado por denuncias de corrupción de su entorno, y de su responsabilidad personal y política en un momento de mucha tensión.
El principal partido de oposición, el Liberal Radical Auténtico (PLRA), unificó sus bancadas en la Cámara de Diputados y anunció que solicitará el juicio político, algo que, meses atrás, ya lo había planteado la coalición de centro izquierda Frente Guasu, liderada por el ex presidente Fernando Lugo (2008-2012).
Solo faltaría que al interior del gubernamental Partido Colorado, el sector liderado por el ex presidente Horacio Cartes (2013-2018), de mayoría en la Cámara de Diputados, le “suelte la mano a Marito” para que la suerte del presidente esté sellada y no tenga otra salida más que renunciar o someterse al juicio por mal desempeño en sus funciones.
El ministro del Interior Arnaldo Giuzzio y el comandante de la Policía Nacional, Francisco Resquín, acusaron que entre los manifestantes había grupos infiltrados que provocaron los hechos de violencia, destacando el uso de petardos 12×1 (1).
Varias horas después de terminados los incidentes, el presidente Abdo anunció que todos los ministros debían poner sus cargos a disposición como primera respuesta a la crisis.
Horas antes de que comenzara la manifestación de los jóvenes -de diversos estratos sociales que acudieron ante convocatorias hechas a través de las redes sociales por dirigentes y organizaciones sociales, culturales y políticas de todas las tendencias-, Mario Abdo había destituido al ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, uno de los más cuestionados por los efectos que tiene la pandemia ante la mayoría de la población.
La cifra de heridos en los choques fue de 21 manifestantes y cuatro policías. Los canales de televisión habían mostrado imágenes de varios jóvenes que fueron detenidos y golpeados, pero no existe información oficial al respecto.
Las manifestaciones se repiten diariamente, al menos hasta anoche, cuando reclamaron nuevamente la renuncia del presidente Mario Abdo, acompañado de todo su equipo de Gobierno, y que se convoque a elecciones anticipadas. Convocados a través de redes sociales, con la etiqueta #EstoyParaElMarzo2021, los ciudadanos se concentraron fundamentalmente en Asunción, capital del país, aunque se reportaron movilizaciones también en Ciudad del Este, Caaguazú, Misiones y Encarnación.
Los próximos días serán decisivos para el gobierno, que tiene poco espacio para maniobrar y muy poco tiempo. La posibilidad de movilizaciones se mantiene y podrían extenderse a otras ciudades importantes del país.
El poder estatal tambalea porque no puede explicar que, habiéndose otorgado los fondos suficientes para sostener la pandemia, los hospitales están colapsados y desabastecidos, los pacientes deben comprarse los medicamentos y la posibilidad de obtener vacunas a corto plazo es lejana.
La cantidad de contagiados por la COVID-19 alcanza a 165.811 casos y la cifra de fallecidos 3.278, pero dirigentes de gremios médicos mencionaron que estas cifras representarían un subregistro y los números deberían multiplicarse fácilmente por tres o por cinco, para una población de más de siete millones de personas.
Las consignas en las últimas manifestaciones alcanzaron también a la denominada “clase política” y a los parlamentarios, con bajo prestigio ante la sociedad.
El gobierno de Mario Abdo perdió el consenso y está aislado a nivel nacional. Una de las únicas esperanzas que tiene de retener el poder es que la posibilidad de un cambio presidencial (2) tampoco genera mucho optimismo a la masa de gente cansada y agotada por la pandemia, aunque también está cansada y agotada del gobierno y sus operadores.
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1. El 12×1 es un petardo que se utiliza en Paraguay en todos los mitines políticos, eventos sociales, religiosos, deportivos y manifestaciones callejeras. Para generar estruendo y bullicio, se lo lanza al aire, pero, cuando hay enfrentamientos, se lo dirige en forma directa a la policía.
2. En caso de renuncia o juicio político asume el vicepresidente y, si por algún motivo, así no ocurre, debe asumir el presidente del Senado.
Nodal / La Haine