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EE.UU. :: 01/12/2021

Kyle Rittenhouse, ¿un nuevo "héroe [norte]americano"?

Abrente
La absolución del joven racista, acusado de matar a dos personas durante unas protestas en Wisconsin, ha demostrado la poca credibilidad de la justicia yanqui

El 19 de noviembre pasado fue absuelto de todos los cargos, después de un juicio muy mediático cuyo resultado ha dejado inconformes a no pocas personas. Kyle Rittenhouse es el nuevo héroe de la derecha radical en EEUU  y alimenta el largo debate sobre racismo, violencia y tenencia de armas.

Más allá de la polémica en torno al proceso judicial, me interesa poner el foco en otras preguntas fundamentales: ¿Por qué había protestas en primer lugar? ¿Qué hacía allí un adolescente de 17 años con un rifle de asalto, en un estado donde ni siquiera reside? ¿Qué consecuencias podría tener este hecho?

El drama inició el 23 de agosto de 2020 en Kenosha, Wisconsin. Jacob Blake, un hombre negro de 29 años, fue baleado siete veces en la espalda por la policía cuando intentaban arrestarlo injustificadamente. Como consecuencia quedó parcialmente paralizado. El oficial que disparó no ha sido procesado por ello.

Esa chispa encendió nuevamente la llama en un país donde abundan los casos de brutalidad policial contra ciudadanos afrodescendientes. Pocos meses antes, en mayo, había ocurrido el asesinato de George Floyd por un policía blanco, lo cual alentó protestas masivas del movimiento Black Lives Matter y otros activistas.

Kenosha, como sucede en gran parte de las comunidades menores y zonas rurales en EEUU, es de población mayoritariamente blanca y tiene una historia muy fuerte de racismo. Donald Trump ganó allí tanto en las elecciones de 2016 como en las de 2020.

Donald Trump dijo que Rittenhouse es un “buen joven”, después de que se reunieran en su residencia en Mar-a-Lago.

En ese escenario caldeado, complicado además por la crisis sanitaria, con un Trump en la Casa Blanca que atizó los sentimientos de odio hacia las minorías y dio alas a los grupos de supremacismo blanco, Kenosha se convirtió en un lugar de protestas y enfrentamiento. Por un lado, manifestaciones contra el tiroteo a Jacob Blake; por otro, 'vigilantes' que buscaban –dicen–, “defender” los negocios privados y otras propiedades.

Entre ellos estaba Kyle Rittenhouse, entonces de apenas 17 años, quien recorrió 20 millas desde su casa en Antioch, estado de Illinois, hasta llegar a Kenosha. A pesar de ser menor de edad había adquirido un rifle semiautomático; específicamente un AR-15, arma vinculada a varios tiroteos masivos como el ocurrido en una escuela en Parkland, Florida, en 2018. En medio de las protestas el 25 de agosto de 2020 Rittenhouse mató a dos hombres e hirió a un tercero. Fue acusado de múltiples cargos de homicidio, pero sus abogados argumentaron que actuó en defensa propia.

El 19 de noviembre pasado fue absuelto de todos los cargos, después de un juicio muy mediático cuyo resultado ha demostrado la poca credibilidad de la justicia yanqui. Mientras, la derecha radical no solo lo defendió, sino que elogió sus acciones. Algunos se sienten ahora con una especie de “patente de corso”.

Este caso combina varias problemáticas de la sociedad estadounidense contemporánea: racismo, supremacismo blanco, violencia policial, tenencia de armas, milicias y el llamado vigilantismo, esa idea de que los ciudadanos individuales apliquen lo que consideran justicia por su cuenta, fuera de –y a veces en contra de– la ley, al estilo Batman.

Entre quienes celebran está Kevin Mathewson, investigador privado y exconcejal de Kenosha. De acuerdo con el 'New York Times', se le conoce por ser el creador de una organización llamada Kenosha Guard (Guardia de Kenosha), un grupo armado que declaró su intención de “disuadir disturbios / saqueos” en el contexto de las manifestaciones por la justicia racial. Después del tiroteo contra Blake, instó a sus seguidores a tomar las calles. “Me sentí reivindicado”, dijo tras la absolución de Rittenhouse. “Reivindica a las personas que dicen: 'Mira, nadie viene a ayudar, tenemos que ayudarnos a nosotros mismos'”.

Esa idea de que, al margen de la actuación de las autoridades, los ciudadanos deben tomar las armas para defenderse hasta de sus vecinos, tiene raíces profundas en la historia de EEUU y se conecta con el individualismo que es para ellos una virtud. El hombre hecho a sí mismo, el héroe [norte]americano, el llanero solitario que conquista la frontera y aniquila indios a su paso, el superhéroe de los cómics, alimentan una mitología según la cual es “normal” que un adolescente salga a la calle con un arma de guerra para enfrentar a un grupo de manifestantes, amparado además en el derecho que le otorga la Segunda Enmienda de la Constitución.

El tema ha sido interpretado desde el oportunismo y la polarización política, e incluso se ha colado en el ambiente electoral para los comicios de medio término del próximo año. Por ejemplo, el demócrata candidato a gobernador de Texas, Beto O'Rourke, dijo a CNN que el incidente en Kenosha muestra que a los estadounidenses no se les debe permitir comprar “armas diseñadas para uso en el campo de batalla”.

Mientras, Donald Trump dijo que Rittenhouse es un “buen joven”, después de que se reunieran en su residencia en Mar-a-Lago. Ese encuentro lo terminó de catapultar al salón de la fama de la derecha radical, que no solo ha celebrado la absolución del joven, sino que intenta presentarlo como un “ejemplo moral”, un nuevo “héroe”.

Varios legisladores republicanos le han ofrecido pasantías para que vaya a trabajar al Congreso. La representante Marjorie Taylor Greene –conectada con el movimiento QAnon– fue más allá en los elogios y presentó un proyecto de ley para otorgarle la Medalla de Honor del Congreso, la más alta distinción que ofrece esa institución y que ha sido recibida por personas como George Washington, Rosa Parks y Nelson Mandela.

“La absolución de Rittenhouse añadirá más leña al fuego de la radicalización armada en EEUU”, escribió Margaret Huang, presidenta del Southern Poverty Law Center (SPLC, por sus siglas en inglés), institución dedicada al seguimiento de las agrupaciones extremistas en EEUU. Criticó el “racismo sistémico” en un país donde “un joven blanco puede viajar a través de las fronteras estaduales, armado con un rifle de asalto, y participar en una confrontación armada que resulte en múltiples muertes sin enfrentar responsabilidades penales”.

“Los de extrema derecha ya han publicado una avalancha de propaganda enalteciendo a Kyle Rittenhouse, y es probable que su absolución los anime aún más a fingir que sus acciones violentas fueron de alguna manera heroicas”, añadió.

Por su parte, el Partido Socialismo y Liberación declaró en un comunicado que lo sucedido otorga a los vigilantes racistas una “licencia para matar”, y que la mortífera tradición de violencia de tipo miliciano de extrema derecha en EEUU ha recibido un enorme impulso. “La absolución de Rittenhouse es una clara señal del gobierno de que los justicieros que maten a manifestantes antirracistas –o a cualquier tipo de manifestante progresista– gozarán de impunidad. Todo lo que tienen que hacer es decir que temieron por sus vidas y alegar defensa propia.”

Expertos señalan que la combinación en 2020 de la pandemia de COVID-19 y la crisis económica provocaron un aumento de la conflictividad. En ese año se compraron aproximadamente 23 millones de armas, un incremento del 65% con respecto a 2019, según un reporte de Small Arms Analytics, una consultora que rastrea el mercado de armas y municiones.

Al mismo tiempo, aunque las milicias armadas en las ciudades tienen una larga historia, también en 2020 ganaron protagonismo. Recordemos aquellas imágenes de asalto al Capitolio de Michigan para protestar contra las medidas de confinamiento. Algunos incluso fueron detenidos por organizar un complot para secuestrar a la gobernadora demócrata de ese estado.

Teniendo en cuenta todo este panorama, en un contexto de deudas sociales y problemas acumulados, expansión del mercado de armas y un escenario pandémico lleno de conflictos y frustraciones, decisiones como la absolución de Rittenhouse probablemente estimulen la ocurrencia de incidentes como el de Kenosha, e incluso más graves.

Cubadebate

 

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