La chispa y el incendio
En el marco de esa actividad se produjeron incidentes, hubo fuego y piedras de manifestantes y represión policial. La discusión no es quién prendió el fuego, sino si hay condiciones para que ese incendio se pueda extender.
Cuando el Ministro de Medio Ambiente, Juán Cabandie, se enteró de los incendios de Corrientes, la primera reacción fue responsabilizar a quienes prenden fuegos intencionales. En esa provincia se queman rastrojos de arroz y pajonales desde hace mucho tiempo y las quemazones quedan acotadas. Esta vez se incendiaron más de un millón de hectáreas, porque la Provincia era un polvorín.
Una sequía atroz provocó que prácticas habituales tuvieran resultados extraordinarios. Tratar de explicarse esa sequía conduce directamente al cambio climático. Y el cambio climático nos deriva directamente al extractivismo. Cuando se llega a ese punto, el Ministro de Medio Ambiente prefiere cambiar de conversación. Y otra vez sale a buscar gauchos pirómanos.
En la movilización del 10 de marzo, los gauchos pirómanos fueron reemplazados por piqueteros incendiarios y tirapiedras. Y otra vez la lupa oficial se puso en quien tiró la primera piedra. Lo que no intenta comprender es por qué se amplificó la pedrada. Y por las dudas no se interroga si lo ocurrido fue un hecho aislado o es el comienzo, de una pedrada mayor.
Lo que pasará a la historia es que en 2022, cuando el Frente de Todos y Juntos por el Cambio decidieron acordar con el FMI, había pueblo en la calle protestando y lo reprimieron. Las historias chiquitas del que renunció, pero no tanto, o del que se abstuvo en la votación, pero antes se corrió de la Comisión para que el proyecto avanzara, no serán recordadas por nadie. Son picardías y las picardías no dejan huellas en la memoria colectiva.
El gobierno nacional le ha hecho un regalo a la oposición de derecha legalizando la estafa de la deuda externa. Y la oposición de derecha ha devuelto favores apoyando con sus votos para poder concretar el acuerdo con el FMI. Desde una perspectiva popular sus diferencias se diluyen y ambos empiezan a ser percibidos como un matrimonio con peleas pero que, trabajando para la misma empresa, sólo disputan quién puede ser el próximo gerente.
Unos y otros están asentados en el polvorín de la ampliación de la pobreza y la indigencia en nuestro país. En los barrios populares hay millones de jóvenes que no sólo han visto recortar su presente, sino que han sido privados de un futuro en el cual puedan proyectar tener una vivienda, un trabajo, un estudio. La mayoría de ellos seguramente no están enterados de lo que significa este arreglo con el Fondo, pero padecerán sus consecuencias.
Lo que sucedió ayer, 10 de marzo, en la afueras del Congreso es apenas un anticipo. El gobierno no debería ocuparse en buscar pirómanos, sino debería preocuparse porque el material inflamable se está extendiendo bajo sus pies.
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