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Barcelona: La policía carga contra los antifascistas y permite la concentración de ultraderecha
Varios cientos de antifascistas se enfrentaron el viernes 12 de octubre a los antidisturbios en el barrio de Sants, de Barcelona, después de ser atacados con pelotas de goma para impedir que boicotearan la concentración fascista de la plaza de Sant Jordi, en Montjüic, para homenajear a la bandera española con motivo del Día de la Hispanidad. La represión se saldó con 28 detenidos y un herido leve. Los antifascistas destrozaron seis oficinas bancarias, las sedes de dos compañías aseguradoras y una inmobiliaria, en protesta por que la policía impidiera el acto antifascista y permitiera la concentración ultraderechista.
La represión comenzó poco antes de mediodía. A las 12.00 horas varios grupos fascistas habían convocado su tradicional Homenaje a la Bandera española en una plaza del parque de Montjuïc. Al mismo tiempo, unas treinta organizaciones y colectivos de la izquierda social catalana, habían convocado una marcha de protesta contra el acto ultraderechista. Varios centenares de jóvenes se sumaron a esta convocatoria e intentaron llegar hasta el punto de la montaña de Montjuïc donde los fascistas celebraban su ceremonia.
La policía desplegó un impresionante cordón de seguridad que imposibilitó a los jóvenes llegar hasta los ultras, y permitieron con esto el normal desarrollo de la celebración fascista. Para acabar con la manifestación antifascista la policía no titubeó a la hora de disparar pelotas de goma, y la gente se defendió como pudo. Las cargas no pretendían cesar, y llegados a este punto, los activistas se disgregaron y algunos de ellos instalaron barricadas en los alrededores de la montaña de Montjuïc y en la Gran Via entorpeciendo las violentas acciones de los antidisturbios.
La plataforma Bloqueo Antifascista, que habló en nombre de los manifestantes, acusó a la policía de "cargar sin motivo" y disparar balas de goma contra los manifestantes que querían boicotear la concentración ultraderechista de Montjuïc.
La policía hizo uso indiscriminado de sus porras y detuvo a decenas de personas. Pero los anticapitalistas no se quedaron indiferentes. Después de cortar la circulación, se dirigieron a una sucursal de La Caixa, situada en la Gran Via, de la que rompieron los cristales y a la que prendieron fuego mientras otros destrozaban los ordenadores e intentaban destruir papeles.
"Es la guerra al capital"
Era lo que cantaban algunos. Mientras varias decenas de antifascistas acababan de destrozar la primera sede bancaria, otros grupos utilizaron coches aparcados enfrente y prendieron fuego a los contenedores de basura para impedir las cargas de las fuerzas de seguridad. La oleada de resistencia afectó a otras tres sucursales de La Caixa, a una de Caixa Catalunya, a otra del Banco Santander Central Hispano y a dos oficinas de las aseguradoras Mapfre y Catalana Occidente. Sin embargo, los pequeños comercios del barrio no se vieron afectados.
Los métodos utilizados por la policía fueron típicos. Hombres armados con escudos y porras, y algunos con fusiles de pelotas de goma arremetían sin descanso contra los manifestantes de izquierda, mientras otros aprovechaban para golpear a los detenidos dentro de las furgonetas policiales. Según los jóvenes, los antidisturbios que participaron en los altercados estaban "totalmente coordinados" y "sabían cuáles eran sus objetivos".
El portavoz del Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona, el "socialista" Ernest Maragall, afirmó tras la resistencia antifascista en Sants que el consistorio "se personará como parte acusadora en el proceso judicial" que se abrirá "contra los responsables de los destrozos", aunque se le olvidó comentar que no se abrirá ningún proceso judicial contra la indiscriminada violencia de la policía. Maragall afirmaba de nuevo en contra de los jóvenes: "Estamos ante una acción de violencia que no podemos tolerar desde el punto de vista democrático". Y también quiso criminalizar el objetivo de acabar con la concentración ultraderechista, asegurando que "nuestra obligación es actuar con la capacidad y los instrumentos democráticos para impedir o tomar acciones" contra las acciones antifascistas.
Los detenidos serán acusados de los delitos de "atentado por agredir a agentes de la autoridad, desórdenes públicos, daños y lesiones", y según fuentes policiales, podrían empezar a pasar a disposición judicial a partir de hoy sábado. Los policías que emplearon salvajemente la violencia para defender el acto fascista de Montjuïc no serán acusados de ningún delito.
La manifestación antifascista no había sido comunicada oficialmente a la autodenominada Delegación del Gobierno, aunque sí había sido comunicada a toda la población barcelonesa.
La represión policial en la jornada del 12 de octubre en Barcelona se han convertido en algo habitual. Las proclamas fascistas y racistas lanzadas habitualmente por los participantes en el Homenaje a la Bandera provocan importantes manifestaciones de rechazo entre colectivos de la práctica totalidad de ideologías. Algunas de estas manifestaciones, como la del año 1999, han acabado con brutales cargas policiales. En aquella ocasión grupos antifascistas causaron desperfectos en entidades financieras de la calle de Sants (a poca distancia del punto donde el viernes 12 se desató la represión), en protesta por la violencia de los antidisturbios.
La Delegación del Gobierno en Cataluña asegura que "no se puede prohibir la concentración ultraderechista". Y añade que una manifestación nazi-fascista de este tipo "es un derecho fundamental mientras sea pacífica y no necesita autorización previa", recordó ayer viernes esta autodenominada administración. Casi cada año, jóvenes participantes en el acto ultraderechista acaban causando incidentes en el centro de Barcelona, donde en ocasiones se producen agresiones racistas. Ayer no se registraron incidentes, aunque algunos de los utraderechistas se dirigieron al centro de Barcelona en coche lanzando proclamas fascistas.
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La Haine
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