Para los rebeldes en las trincheras con todo el respeto y la humildad de quien sólo es capaz de luchar desde el teclado del ordenador. Los rebeldes de Valencia han pasado a engrosar la carpeta de expedientes del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES). ¿Qué otra cosa se podía esperar? Pero el Estado (que es lo mismo que decir El Capital) posee un monopolio más temible aún, un monopolio que utiliza como filtro de entrada y salida a los rediles y mataderos: el monopolio de la definición. Una vez que tres chavales –rebeldes cualesquiera- son definidos como Terroristas mediante un Acto de Poder que nada tiene que ver con procesos judiciales, engorrosas formalidades jurídicas o anticuados prejuicios constitucionales, se pone en marcha un brutal protocolo de destrucción en el que cárceles y carceleros tienen un papel especialmente repugnante. Ese es el engranaje inexorable del Poder. Por debajo –sin forma, sin estructura definida, sin posibilidad de ser contada o medida- corre la vida: la gente que se concentra a las puertas de los centros de exterminio, la gente que escribe, piensa, habla, grita, pinta, lucha, siente, llora y comparte siquiera sea un pequeño trocito del dolor de los encerrados. Yo lo comparto. El dolor, pero también el descontento, la rabia, la ilusión, el tesón, el sueño de otro mundo que hay que construir con los escombros de este. Animos, energía y salud a los tres rebeldes secuestrados. |