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Contra el chaPPapote que asola Galiza: organización
y mobilización social
x Carlos Morais - militante de la organización
independentista, socialista y antipatriarcal gallega NÓS-Unidade
Popular
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Desde que el pasado 13 de Noviembre el pretrolero
Prestige sufre un accidente en aguas gallegas, y seis dias despues se
hunde a 250 quilómetros de la Costa da Morte, Galiza está
asistiendo a una de las mayores catástrofes ecológicas,
a una de las mas importantes crisis socioeconómicas de nuestra
historia contemporánea.
Las causas que provocan esta situación de emergencia nacional
son diversas y complejas, y, a casi de dos meses de su inicio aun no
poseemos todos los datos que permitan explicar algunas decisiones del
gobierno español, y entender la totalidad de las circunstancias
que rodean este suceso.
Desde las primeras horas en las que el capitán del buque siniestrado,
un barco monocasco de 26 años de antigüedad, com bandera
de las Bahamas, propiedad de una armadopra griega, y cargado com mas
de 77 mil toneladas de fuel, -uno de los derivados más contaminantes
y peligrosos del petróleo, -utilizado como combustible en los
paises del mal llamado Tercer Mundo-, solicita ayuda lanzando
um mayday, el gobierno de Madrid y su delegación en la Comunidad
Autónoma Gallega (CAG) actuaron siguiendo la lógica colonial
con la que la oligarquía española siempre ha tratado a
Galiza y a nuestro pueblo, y plegándose a las presiones de las
potencias europeas. Desde ese mismo momento infravaloraron, minimizaron,
desconsideraron, desatendieron la dimensión del accidente y las
similares experiencias de barcos anteriormente accidentados en unas
costas caracterizadas por su dureza y adversa climatología. Galiza
ha sufrido en los últimos 25 años el 10% de las mareas
negras por derramamiento de petróleo o derivados que se han producido
en todo el mundo, el 65% de los accidentes de petroleros de Europa,
soportando la contaminación de 300.000 toneladas. Desde que en
1967 el Polycommader vierte en la ría de Vigo 35.000 toneladas,
fueron cinco los accidentes más importantes que han arrasado
el litoral y golpeado a l@s trabajadores/as del mar: em mayo de 1976
el petrolero español Urquiola se parte e incendia en
A Corunha con 120.000 toneladas de petróleo bruto; en diciembre
de 1978 fue el Andros Patria quien vertió 50.000 toneladas en
Fisterra; en el mismo mes de 1987 el Casón encayó también
el la Costa da Morte, liberando miles de bidones con productos tóxicos
de los que nunca se supo exactamente su composición, causando
una nube contaminante e importantes enfermedades respiratorias en la
población más próxima, provocando el pánico
y posterior evacuación de toda la comarca, su control por parte
de unidades del ejército, el traslado por tierra de los letales
bidones a las instalaciones de Alumina, -en la costa cantábrica
de Galiza-, entre las protestas populares y la oposición de l@s
trabajadores/as de la fábrica que, negándose a sua manipulación,
impedieron la entrada de la carga en la factoría, desconectaron
los hornos paralizando la produción, siendo posteriormente despedido
todo el Comité de Empresa; en 1992 el buque griego Mar Egeu
arde frente al puerto de A Corunha provocando una nueva marea negra
al soltar las 79.000 toneladas de crudo que transportaba.
Con estes antecedentes el gobierno del Partido Popular de Madrid y
el de la Junta de Galiza, Aznar y Fraga, no solo mantuvieron una pasividad
criminal, sino que han negado a nuestro país los medios y los
recursos técnicos y humanos mínimos para hacer frente
a un tipo de situaciones que son cíclicas en nuestras aguas.
Galiza, después de un cuarto de siglo padeciendo sistematicamente
este tipo de catástrofes claramente evitables, carece de barcos
descontaminantes, de buques de extracción de hidrocarburos, de
potentes y modernos remolcadores, de barreras protectoras, medios aereos,
personal especializado, etc, para poder combatir con eficacia las mareas
negras.
Las causas y los responsables de la crisis nacional
Desde la izquierda independentista galega consideramos imprescindible,
para poder comprender y actuar correctamente en la situación
de emergencia nacional que padece nuestro país, delimitar las
causas y los responsables de la catástrofe. Antes de nada es
necesario definir como atentado terrorista el desinterés, la
ineptitud, la descoordinación, con la que el Estado español
desde el primer momento viene gestionando la situación. La ubicación
geográfica de Galiza provoca que el corredor marítimo
que atraviesa nuestras costas sea estratégico en el transporte
de mercancias y materias peligrosas. La división internacional
del trabajo impuesta por el capitalismo, entre países productores
de hidrocarburos y países transformadores, entre el centro y
la periferia, es responsable de que mas de 600 barcos cargados con estes
materiales, una parte de ellos auténticas bombas flotantes, crucen
diariamente nuestras costas sin control alguno. En los criterios de
rentabilidad económica, de máximo beneficio, de abaratamiento
de costes -características consubstanciales del modo de producción
capitalista-, por encima de los intereses y necesidades de los pueblos,
l@s trabajadoras/es, las mujeres y la naturaleza, encontramos en primera
instancia el origen de la actual catástrofe nacional que asola
y amenaza al ecosistema de mas de 900 quilómetros de costa y
un sector vital de la economía de la CAG.
Una legislación internacional, europea y española, que
favorece los intereses de las compañías de transporte
marítimo, de las grandes corporaciones y multinacionales, unido
al incumplimiento de las tímidas normativas de seguridad actuales,
asi como los grandes negocios económicos que benefician a ciertos
estados y a sus oligarquías, evitan y vetan la modificación
de las leyes y los acuerdos internacionales sobre tráfico y transporte
marítimo, manteniendo una permisividad y complicidad criminal
que permite la repitición cada vez mas frecuente de este tipo
de accidentes.
En segundo lugar, y como consecuencia directa de la explotación
y dominación capitalista, debemos resaltar la opresión
nacional que padece nuestro país. El Pueblo Trabajador Galego
carece de las competencias, del mínimo poder político
para poder incidir en la modificación de esta legislación,
no posee los mecanismos para defender nuestros intereses nacionales
y de clase, y por lo tanto de los medios para evitar que barcos como
el Prestige circulen por nuestras aguas jurisdicionales. El capitalismo
español es directamente responsable de la actual catástrofe
pues no ha tomado ningun tipo de medidas para evitarla y porque en contra
de los informes técnicos adoptó incorrectas decisiones
que todos los especialistas desaconsejaban. Nuestra falta de soberanía,
la carencia de un estado galego, provoca que seamos rehenes de los intereses
de la oligarquía española y de la lógica colonial
de desconsideración y desprecio con la que historicamente siempre
ha tratado a Galiza y a su pueblo trabajador.
Porque, y en tercer lugar, es evidente que si el Prestige
hubiese tenido el accidente, -aun no sabemos que provocó la ruptura
de su casco-, delante de las costas de Bilbo, Tarragona, València
o Almeria, la actitud del gobierno español hubiese sido totalmente
distinta. Madrid y su sucursal autonómica no calibraron en su
justa medida las dimensiones del hundimiento del buque y las consecuencias
de la marea negra. Tampoco entraba en sus cálculos la posibilidad
de una respuesta tan masiva, contundente, de amplios sectores de las
clases trabajadoras, y de la población en general, de este país,
ante el abandono y humillación que soportamos. Pensaban que las
mentiras de Rajoi y Cascos, las patrañas del Delegado del Gobierno
Arsenio Fernández de Mesa, y del propio Fraga, que en pleno desarrollo
de la crisis se encontraba de caceria por Aranjuez con varios conselheiros,
la manipulación de la mayoría de los medios de comunicación,
y las cortinas de humo utilizadas -inicialmente convirtiendo al capitán
del buque en cabeza de turco, al gobierno británico en la pérfida
albión por permitir que entrara en Gibraltar, para posteriormente,
ante el fracaso de ambas opciones, incidir en los recurrentes “éxitos”
de la lucha antiterrorista, en la “brillante operación
militar” contra el barco norcoreano en el Índico, el cumplimiento
íntegro de las condenas, al juicio contra las direcciones de
HB, etc-, eran suficientes para esconder sus responsabilidades, y maquillar
los efectos de la contaminación. Nunca se imaginaron encontrarse
con una indignación popular y una mobilización social
sin precedentes en nuestra historia mas reciente.
Sobre las tendencias y fenómenos sociales en curso
El espontáneo malestar popular ante las mentiras de Arsenio
Fernández de Mesa y de Mariano Rajoi, el silencio de Fraga, las
absurdas crónicas de la TVG, TVE o de los periódicos de
la burguesía española, fueron determinantes a la hora
de configurar el actual movimiento de protesta articulado alrrededor
de la plataforma Nunca Mais una semana después del inicio de
la crisis.
Galiza está viviendo el mayor movimiento de masas desde 1936.
La manifestación nacional celebrada en Compostela bajo una intensa
lluvia el 1 de Diciembre (mas de 250 mil personas), o las mobilizaciones
del 11 de ese mismo mes, en las que participaron entre el 12 y el 13%
de la población de la CAG, evidencian este fenómeno, que
si bien inicialmente solicitaba la dimisión de los gobiernos
del PP en Madrid y Compostela, por estar su discurso bajo la hegemonia
y el control del autonomismo reformista, y ante el temor de que se les
vaya de las manos, actualmente carece de um objectivo político
claro, mas allá de solicitar medidas de urgencia para paliar
la catástrofe y ayudar a las poblaciones afectadas.
Este movimiento de masas se enmarca en una tendencia de caracter ascendente
y esporádica que se viene desenvolviendo en los últimos
dos años en Galiza caracterizada por masivas mobilizaciones sin
grandes objectivos y dirección política definida, mas
allá de lograr modificar y/o tumbar medidas antipopulares adoptadas
por la oligarquia espanhola: reformas laborales, LOU, LOCE, que han
provocado manifestaciones estudiantiles de decenas de miles de jóvenes
o dos huelgas generales el 15 de junio de 2001 y el 20 de Junio de 2002
con un seguimiento masivo del paro y de las manifestaciones.
Tal como afirmabamos anteriormente, la actitud criminal del PP ha provocado
una indignación colectiva de amplios sectores populares, incrementando
cuantitativa y cualitativamente, de la noche para la mañana,
el nivel de aspiraciones socialmente compartidas. Es como si un velo
que cubría secularmente los ojos de centenares de miles de galleg@s
repentinamente cayese, y de un día para otro se diesen cuenta
de que al Estado español no le interesa Galiza, ni sus habitantes,
que los gobernantes son unos delincuentes, que somos um pueblo humillado
y oprimido por España, y que esto ya no puede seguir así.
La ausencia del estado, la falta de decisión política,
de coordinación, para adoptar las medidas mínimas que
impidiesen la entrada del fuel en las rías, provocó que
los sectores populares afectados directamente (marineros, mariscadoras)
se viesen obligados a utilizar sus herramientas de trabajo, sus barcos,
sus propias manos, para evitar la entrada de la marea negra en la ría
de Arousa, en la de Ponte-Vedra o en la de Vigo. En un fulgurante proceso
de autoorganización popular sin parangón en nuestra historia
mas reciente, las clases trabajadoras de comarcas enteras tuvieron que
hacer frente a la contaminación con sus propios recursos, con
su capacidad creativa, para defender su modo de vida, sus puestos de
trabajo, sus casas, sus pueblos. Este fenómeno, unido al anterior,
ha provocado un incremento de la conciencia nacional, de momento de
forma difusa y primaria, y sobretodo de la autoestima colectiva, del
sentimiento y orgullo de pertenencia a un pueblo que padece una agresión
colectiva y que confía, como nunca antes lo había hecho,
en superar con éxito este trance.
Tambien estamos asistiendo a una relativa permisividad social a la
hora de utilizar métodos de lucha avanzados, instrumentos de
intervención no convencionales, que hasta hace escasos meses
estaban estigmatizados: desde hacer pintadas, increpar, lanzar huevos
y otros objectos a las autoridades, a acciones de sabotajes como la
quema de un camión del ejército en Carnota o la colacación
de explosivos en dos sedes del PP, que sorprendentemente ninguna fuerza
política o sindical del regimen condenó como es habitual
en estes casos.
Este emergente proceso de radicalización de masas, unido al descrédito
de las instituciones en general, de los políticos y de la política
institucional, paralelo a una politización social que mucha gente
compara al ambiente de la Transición, -en plenas fiestas de la
Navidad, en los cafés, en los mercados, en la calle
no se habla de futbol o del fin de año, y si del Prestige,
de los responsables y de las soluciones-, es lo que ha motivado, entre
otras razones, que el BNG, motor proncipal de Nunca Mais, esté
intentando reconducir el movimiento transformándolo en una protesta
cívica que aporte una “crítica responsable”,
una comedida presión social para buscar consensos institucionales
a la situación.
Finalmente, otro de los fenómenos que se derivan de la actual
catástrofe que padecemos, es el fracaso relativo de las estrategias
de manipulación y alienación de masas. Los medios de comunicación
de la burguesía española fueron incapaces hasta el momento
de minimizar y ocultar la verdadera dimensión del accidente,
de sus consecuencias para el ecosistema y el medio de vida de decenas
de miles de personas. Amplos sectores populares assistieron en directo,
comprobaron en sus propias carnes, sin intermediarios, las mentiras
de la TV, las radios o los periódicos, el paroxismo de su manipulación
informativa, desenmascarando las tentativas de invisibilizar la marea
negra y la contaminación de las costas, que han obligado a buscar
nuevas estrategias de contención del cabreo popular.
La desinformación y censura que seguimos padeciendo sobre la
situación y evolución de la contaminación, del
vertido del barco, es contrarrestada con los datos del “Instituto
Hidrográfico Português” y la prensa del país
vecino. Esta experiencia demuesta sobre el terreno los limites, la vulnerabilidad,
en ciertas coyunturas, de los aparatos de propaganda e ideológicos
del capitalismo.
Las dimesiones socioeconómicas de la catástrofe
De los 74 principales sectores económicos de Galiza, 54 están
directa e indirectamente vinculados con el mar. La pesca mueve más
de 3.127 millones de euros al año en la economía gallega,
sin contabilizar los beneficios que genera, ni las inversiones de capital.
Es un sector estratégico que mantiene unas relaciones interdependientes
con la mayoría de los sectores productivos: desde la industria
papelera y transformadora de cartón, los servicios de transporte,
hielo y agua, pasando por la industria química, gas y energía,
las prendas de vestir y productos textiles, hasta el turismo, hostelería
y el comercio en general. Constituye el 10% del PIB de la CAG, calificada
por la UE como la región más dependiente del mar de todas
las integradas en su seno. A la recesión económica que
el Prestige ya está provocando también hay que sumar que
el desastre va truncar el proceso de perfecionamiento y modernización
que se estaba desarrollando en el marisqueo. Las subvenciones podrán
mitigar a corto plazo las economias familiares pero sus efectos son
limitados porque, según cálculos oficiales, el 40% de
la economía de estas comarcas es sumergida, por lo que destacados
sectores populares no se verán beneficiada por la política
de ayudas.
Los efectos del Prestige suponen la cuarta reconversión económica
que padece Galiza, después de la industrial de inícios
de los ochenta, de la agraria desde finales de esa década hasta
mediados de los noventa, a la pesquera en ese mismo período.
Condenará a miles de trabajadoras y trabajadores a emigrar o
al desempleo, supondrá, -sino se aplica un plan socioeconómico
integral de recuperación y reactivación-, la ruina de
pueblos enteros. Los análisis económicos que se han realizado
con la urgencia del momento hablan de que el efecto de la catástrofe
rebajará entre cinco y seis puntos el crecimiento de la economía
gallega, caracterizada por su subdesarrollo, bajo crecimiento, desarticulación
y dependencia. Para paliar parte de sus efectos serían necesarias
grandes inversiones económicas que ni Madrid ni Bruxelas están
dispuestas a realizar. Hasta ahora las cifras de las ayudas, los planes
que Aznar, Fraga y Cascos han hecho, no dejan de ser mera propaganda
del fascismo español para atenuar las protestas. Frente a los
doce millones de euros de Caixanova la UE tan sólo ha cedido
5, uno menos de lo que “aporta” la multinacional Zara-Inditex.
La mayoría de los 260 millones restantes, prometidos por España,
ya formaban parte de las inversiones en infraestructuras anunciadas
por Cascos en septiembre. A esto hay que sumar que una parte son destinados
a reforzar los planes de turistificación de Galiza.
Los actores políticos de la crisis
Son fundamentalmente cuatro los actores políticos de la crisis:
el PP, el BNG, el PSOE y la reacción popular.
El PP, tal como ya hemos afirmado, desconsideró la magnitud del
accidente y el movimiento social creado ante su criminal negligencia.
El aparato madrileño tampoco permitió hasta el momento
que la Junta de Galiza juegue um papel destacado, apostando por invadir
ciertas competencias. Esta actitud, unido al nerviosismo generado en
el PPdG por la reacción social ha provocado una fuerte división
interna que ha complicado aun más la toma de decisiones para
paliar el impacto sociolaboral de la marea negra. Actualmente el gobierno
Fraga se encuentra en una difícil situación, -mitigada
por la leal oposición del BNG y del PSOE-, que espera superar
ganando tiempo hasta las elecciones municipales de mayo. Las protestas,
abucheos y los huevos acompañan los escasos desplazamientos institucionales
que hasta hace dos meses realizaba Fraga entre baños de multitudes.
De todas maneras es necesario diferenciar entre la Galiza costera y
la del interior, entre el norte del eje atlántico y el sur.
El autonomismo pretende canalizar institucionalmente, desea capitalizar
electoralmente la actual situación. Si bien inicialmente logró
dirigir y articular socialmente mediante la plataforma Nunca Mais a
un conglomerado diverso de organizaciones y colectivos, desde IU al
anarcosindicalismo, teniendo vetada la incorporación de las diversas
entidades que componen el MLNG, basicamente a NÓS-Unidade Popular,
actualmente está dejando en manos de artistas e intelectuales
ligados directa o indirectamente con ellos, organizad@s en el colectivo
Burla Negra, las iniciativas “reivindicativas” de las últimas
semanas. La masividad de las mobilizaciones convocadas, la radicalización
cada vez mayor de las consignas, de los objectivos de amplios sectores
populares, cuestionando el marco autonómico, el papel dependiente
de Galiza, y la necesidad de profundizar y ampliar el movimiento de
masas, si bien tuvo de forma contradictoria cierto eco en la CIG, -central
sindical vinculada mayoritariamente al BNG, que barajó la posibilidad
de convocar una huelga general-, fué imediatamente abortada por
el autonomismo que optó por sumarse a la estrategia del PSOE
de presentar una moción de censura al gobierno de Fraga, que
tan sólo supuso el balón de oxigeno y de estabilidad institucional
que reclamaba el regimen. El Bloque nunca se tomó en serio la
posibilidad de trabajar en la dirección de lograr la dimisión
de Fraga. Actualmente, está preocupado ante la cada vez mayor
probabilidad de que ante los malos resultados electorales del PP en
los núcleos urbanos y la franja atlántica, -que concentra
el 70% de la población-, en las elecciones municipales de mayo,
Fraga se vea obligado a convocar elecciones anticipadas después
del verano. La hipótesis de que el PP pierda la mayoría
absoluta de la que disfruta desde 1989 provoca auténtico pánico
en su seno, pues tendría que hacer frente al problema sin solucionar
de un barco que sigue vomitando más de 150 toneladas diarias
de fuel.
Este temor es parecido al mismo que manifiesta a la hora de frenar
el desenvolvimiento y la politización del movimiento popular.
El inicialmente reivindicativo Nunca Mais ha sido incorporado con su
consentimiento por el regimen. Las instituciones, las empresas, universidades,
los medios de comunicación, sectores del PP y de la administración
autonómica, hasta las unidades de la legión que aprovechan
la marea negra para lavar su deteriorada imagen, aparentando contribuir
a solventar la contaminación mediante bien estudiadas campañas
de promoción, desplazandose a las localidades mas afectadas de
Mugia, Carnota o Fisterra, se han incorporado al carro de la “denuncia”
abstracta que tantos beneficios económicos puede dar, que tantas
subvenciones puede lograr, que tantos votos puede recuperar, que tanto
prestigio social puede conllevar. Hasta Bush se sumó a la fiesta
delante de su súbdito español.
El autonomismo, el mismo que ha alcanzado un acuerdo institucional
con el neofascismo fraguiano, renunciando a la reclamación y
ejercicio del derecho de autodeterminación, no está aprovechando
la coyuntura social más favorable de las últimas décadas
para incrementar la conciencia nacional de nuestro pueblo, para cuestionar
la dependencia colonial que padece Galiza, para romper lazos con España.
No le interesa, ni quiere. Hace años que ha abandonado la construcción
de una nación libre. Apuesta unicamente por reforzar su posición
institucional en la prolongación juancarlista del fascismo español.
Asi el alcalde de Vigo inaugura con el príncipe español
y Fraga un museo en plena crisis nacional aunque para eso tuviese que
aguantar que miles de manifestantes arrojasen chapapote, botellas, piedras,
etc sobre el séquito real; o una conocida concejala del BNG de
Compostela asiste el 30 de diciembre, bajo el paraguas de Fraga, a un
desfile militar en el acto racista e imperialista de traslado de los
restos del apostol Santiago de Palestina a Compostela, mientras la policía
reprimía a los militantes independentistas de NÓS-UP.
La posición del BNG se puede resumir en las palabras pronunciadas
por el alcalde de Vigo en el acto institucional de homenaje a la constitución
española, el 6 de diciembre, “El mayor brindis que
se puede hacer a la gente que combate la tragedia es que sepan que sus
derechos continuan vivos en la Constitución”.
Por su parte el PSOE intentó sumarse a la ola de las mobilizaciones
desplazando a todo su aparato madrileño a la manifestación
del 1 de diciembre, aunque nunca se integró en Nunca Mais, pero
Zapatero y compañia tuvieron que abandonarla entre los gritos
de “PSOE-PP a mesma merda é” lanzados por
los manifestantes, mientras le era arrebatada la pancarta y varios diputados
autonómicos, concejales y cargos públicos de su partido
eran agredidos y expulsados por la izquierda independentista sin que
nadie les echase literalmente una mano.
La memoria popular no olvida la gestión felipista del Mar Egeu.
Al igual que el BNG teme al movimiento de masas, pero, a diferencia
del primero, carece de la capacidad del autonomismo para actuar en plataformas
sociales. El alcalde “socialista” de A Corunha, en unas
declaraciones públicas, manifestó su temor al proceso
de radicalización y organización social por representar
un claro “peligro para la democracia”.
Desde el primer momento, ante las palabras de Beiras solicitando calma
por las criticas de la gestión en las primeras jornadas de la
crisis, su sucursal en la CAG intentó convertirse en oposición
contundente para posteriormente apostar por una moción de censura
y matizar las críticas a Fraga.
Finalmente el actor fundamental son las poblaciones trabajadoras afectadas
y el movimiento de masas que hemos comentado. Su organización,
desarrollo y consolidación, su capacidad de mantener la lucha,
de no dejarse instrumentalizar por el autonomismo, son algunos de los
elementos fundamentales para poder orientar e inclinar la situación
en claves nacionales y de izquierdas, o acabar en la vía muerta
de una nueva frustración colectiva. Hay que evitar dejarse llevar
por el triunfalismo que emana de las mobilizaciones populares en curso,
pues los comportamientos sociológicos, los códigos de
conducta, que el capitalismo colonial inyectó secularmente en
nuesta estructura de clases, no desaparecen en pocos meses, no se derrumban
con una crisis, que si bien todo apunta que va continuar, la experiencia
histórica nos ha enseñado la inmensa capacidad de resistencia
y regeneración de la red caciquil y clientelar que controla y
mantiene en el cautiverio alienante a numerosos sectores populares.
Sobre el voluntariado
Aunque en nuestro movimiento de liberación nacional y social
de género no existe unanimidad al respecto, si son mayoritarias
las opiniones contrarias a colaborar en la limpieza de la marea negra
bajo la supervisión de ayuntamientos, instituciones, ONGs, ejército,
grupos ecologistas y otras entidades vinculadas directa e indirectamente
con los responsables de la catástrofe. Las altruistas y bien
intenciondas brigadas de personas que desde que el fuel comenzó
a invadir la costa, de manera mas o menos espontánea, y movida
por el sentimiento de indignación e impotencia que a tod@s nos
invade, comezaron a limpiar las playas y acantilados, sin medios ni
medidas de seguridad, no son la mejor manera de abordar la catástrofe
desde parámetros patrióticos, ecologistas y de izquierda.
Son los responsables, las autoridades españolas, las que poseen
los medios y recursos, las que están obligadas a descontaminar
y regenerar el litoral. El movimiento popular debe seguir mobilizandose,
reivindicando medios técnicos y recursos, presionado, exigiendo
responsabilidades políticas y penales, y no desviar la atención,
apaciguando las contradiciones entre Galiza y España, entre el
pueblo trabajador y la burguesía, porque asi ni realizamos una
eficaz labor de limpieza, porque hasta que se actue sobre la raiz del
problema: el barco, podremos estar meses y años limpiando fuel
en las costas, ni evitaremos que nuevos sucesos vuelvan a enlutar nuestras
costas.
Actualmente el voluntariado, con gran peso foraneo, es un gran show
mediático, el “Todos somos Galicia”, fomentado e
instrumentalizado por el PP y el Estado para seguir españolizando
Galiza, para lavarse la cara ante parte de su electorado.
Galiza no necesita de limosnas, de donativos, de ayudas en juguetes,
alimentos, al mas puro estilo 0`7. Las comarcas y las poblaciones afectadas
necesitan y reclaman medidas políticas, fondos, planos de reactivación
económica y sobre todo soluciones técnicas para sellar
el barco o extraer el fuel. El estado español no pone los medios
financieros ni técnicos de los que dispone para solventar el
problema. Basta ver la reacción del gobierno portugués
o del francés para comprobar que España ha abandonado
a Galiza a la deriva, que no le importamos. Con el precio del coste
de los aviones de combate Eurofighter, uno de los cuales se estrelló
hace semanas en Cáceres, 68 millones de euros cada unidad, o
los 80.000 millones de pesetas que se van invertir en las obras del
mausoleo de Fraga mal denominado “Cidade da Cultura”, se
podrían tomar algunas de las medidas estratégicas para
solucionar o mitigar la crisis nacional.
Otra tema es colaborar con las poblaciones trabajadoras afectadas en
el combate de la marea negra, fortaleciendo la autoorganización
popular, la conciencia nacional y de clase, la autoestima colectiva,
el orgullo de derrotar, sin necesidad del Estado español, el
veneno que expulsa el Prestige. En este caso si apoyamos y defendemos
la colaboración.
Actualmente parte del voluntariado y de la gestión de la limpieza
de la costa está siendo canalizado por la empresa Tragsa vinculada
directamente con el PP. La oligarquía española pretende
sacar una buena tajada de su criminal abandono.
Los retos y las posibilidades de incidir por parte del independentismo
De momento las características y grado de desarrollo de la izquierda
independentista galega no facilitan que podamos incidir con el mínimo
peso necesario en la actual situación, mas allá de realizar
una intervención propagandística de masas convirtiéndonos
en el referente para aquellos sectores mas combativos del movimiento.
NÓS-UP está introduciendo el discurso nacional, de clase
y de género en el actual escenario, delimitando con nombres y
apellidos a los responsables de la crisis nacional, solicitando no únicamente
responsabilidades políticas: dimisiones, sino penales, pidiendo
la prisión para los culpables, incluyendo al propio jefe del
estado; la ilegalización del PP por sus evidentes responsabilidades
en el ecogenocidio de nuestras costas y por poner en peligro el futuro
de decenas de miles de trabajadoras y trabajadores que viven directa
e indirectamente del mar; asimismo reclamamos la convocatoria de una
huelga general para tumbar al PP, para exigir medidas políticas
que resuelvan técnicamente el problema del barco, y un plan integral
de intervención socioeconómica que evite la ruina de la
población afectada; para eso es necesario mantener, ampliar y
radicalizar la lucha de masas, la presión social, evitando que
el caudal acumulado culmine nuevamente en una derrota popular, en la
resignación paralizante. No podemos darles tregua. Hay que seguir
con las mobilizaciones, con la denuncia, con las acciones reivindicativas.
El crimen que han cometido contra Galiza no les pude salir gratis a
los enemigos de este país y de su pueblo trabajador. Solo la
independencia y el socialismo evitarán nuevos Prestiges. De nosotr@s
depende lograrlo.
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