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Españoles, qué valientes que sois
los hijos de... España
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Carta enviada a La Haine por Raúl A., de 43 años y residente
en Rosario, donde se describe el sentimiento de los argentinos en lucha
hacia los españoles "de bien".
Durante muchísimos años, tal vez siglos, España
gozó del dudoso privilegio de figurar al tope del ranking europeo
(y por qué no, universal) del atraso, oscurantismo, analfabetismo,
opresión a las minorías regionales e intolerancia a la libertad
de conciencia. (Repasar si no la historia del Santo Oficio)
Si bien dejaron de quemar personas hace ya un tiempo no es menos cierto
que hasta hace treinta (30) años todavía aplicaban el garrote
vil, método de ajusticiamiento que a una gran cantidad de españoles
les encantaba presenciar como forma de entretenimiento, para no hablar
de las multitudes que cada fin de semana se reúnen a aplaudir la
martirización de animales criados con ese fin específico.
Qué valientes que sois los hijos de... España, coño!
Naturalmente que todo español bien criado reprendería a
su hijo si lo encuentra torturando al gato: Niño, deja ya de joder
con el pobre felino, que eso es cosa de adultos, cómo se sabe!
Pero, bueno, hoy día los españoles se consideran europeos,
es decir: gente de primera, y por lo general no ven con buenos ojos a
las distintas oleadas de "sudacas" o magrebíes que pugnan
por ingresar al primer mundo por una de sus puertas, que de eso se trata,
pues.
Les han dado el rol de porteros de Europa, y ellos tan contentos. De
la limosna que la OTAN dejó caer para que Felipillo firme la incorporación
que ni siquiera Franco había signado construyeron los españoles
su capitalismo de segunda, con porcentajes históricos de paro (desocupación)
de los cuales nadie se enorgullecería. Claro, ésta vez algo
aprendieron, no había que desaprovechar la segunda oportunidad
histórica de acumulación primitiva de capital basada en
la expoliación, la rapiña, el soborno descarado y el vaciamiento
de las empresas que las sometidas economías latinoamericanas les
entregaron (Aerolíneas Argentinas y Viasa, por ejemplo). Y allí
va España, la misma que hasta hace sólo tres décadas
aún expulsaba trabajadores hacia Sudámerica, Francia, Suiza
y Alemania, por ejemplo. La misma España que soportó una
dictadura de más de treinta años y echó (cuando no
fusiló) a sus mejores hijos.
Y en su nuevo papel de porteros y gendarmes de las fronteras europeas
se los nota un poco... cómo decirlo... Ensoberbecidos?
Pero su canalla sigue siendo la misma, las mismas recuas que siglos atrás
expulsaban judíos y arabes ahora asesinan agricultores que laboran
en las tareas que ya no les resultan agradables a los nuevos europeos.
Es que ser europeo es tan, pero tan agradable. Decid la verdad: No os
produce un cosquilleo en la entrepierna saber que estais en compañia
tan selecta como los piratas ingleses, o los rudos teutones?
Vale, hombre, que no todos han de ser así!
Pues claro, los hay intelectuales. Y esos son los peores, como sus filósofos
de cuarta que se dan el lujo de pontificar sobre democracia y tolerancia.
Meritorios herederos de los que mendigaban el pan en la revista "SUR"
allá por los treintas, y recomendaban a los argentinos dirigirse
"...a las cosas", con la autoridad moral de hidalgos que toda
la vida consideraron que el trabajo no era cosa digna para ellos.
Esos intelectuales que se mojan los pantalones hablando de la familia
real, como si ser Borbón de apellido no amerite ser descendiente
de asesinos, fraticidas y degenerados. Yo no conozco a mis ancestros,
quizás fueron peor que eso, QUIZAS. En su caso está probado,
y no es para enorgullecerse, supongo.
Pero algún intelectual de esos hasta se escandaliza porque un
jugador de fútbol argentino no le rindió pleitesía
a una de sus majestades en la entrega de premios de la "Copa del
rey" (involuntariamente).
Pase, hasta esto es perdonable en personajes tan cretinos, herederos
de aquellos sucios, ramplones y ávidos de oro que vinieron a robar,
violar y asesinar a América durante cuatro siglos y que ahora se
visten con ropa de marca italiana creyendo que es de buen gusto, hablando
su inglés deplorable aprendido a fuerza de limpiar la mugre de
alemanes y suecos en las playas del sur, de donde quieren expulsar a los
laboriosos marroquíes.
Pero todo tiene un límite, y cuando un tal Muñoz Molina,
de quién dicen que es escritor, se atreve a llamar a Hebe de Bonafini
como: "esa tarada que viene a España de vez en cuando a elogiar
a los terroristas". (http://www.rebelion.org )
Bueno, se rebasó el vaso. Aquí se van a la mierda todos
los modales: Lavate la boca, hijo de puta, antes de hablar así
de alguien que se manda a tres tipejos como vos para el desayuno! y que
está a la altura de una "Pasionaria"; quien -dicho sea
de paso- te daría vuelta el rostro de una cachetada si escuchara
tu diarrea verbal.
Perdón por el exabrupto, pero esta gentuza que se cree demócrata
(democratosa, diría Cortázar) realmente me enerva. El linaje
democrático de estos papagayos amaestrados por el capital es lo
bastante reciente como para que por lo menos tengan el mínimo decoro
de callarse, disfrutar de las prebendas que les regalan los dueños
de Telefónicas, Petroleras y Energéticas, escribir sobre
lo majos que son los chavales que merodean por las Cibeles los sábados
por la noche y eyacular de gusto cada vez que piensan en sí mismos
y se ven como europeos.
AL FIN!
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