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Con el euro, la Europol
Jon Odriozola
A la próxima unificación de la moneda europea, el euro, sobreviene, para no dejar cabo suelto, la unificación jurídico-policial. Si la locomotora del euro es Alemania, es el Estado español el mastín de lo segundo. Van sobrados.
Pero no fue este último Estado quien ideara la enésima tentativa de eurocachiporrear el viejo continente. El concepto «espacio judicial europeo», tan seductor para J. J. Imaz, lo patentó en 1977 Giscard D''Estaing. En 1984 el PSOE promulgó una nueva ley de asilo que destruía la noción de delito político que había constituido el núcleo central del derecho liberal continental después de la Revolución francesa. Con él se ha ido una pieza básica del liberalismo. Y ahora que se habla tanto de «neoliberalismo» me río yo, tuvo que ser el socialfascismo quien lo enviara al baúl de los recuerdos como procede en la etapa del capitalismo monopolista. Si ése hubiera reconocido el muy democrático derecho de asilo que ahora la Eurocámara quiere quitar, no existiría ese término tan ambiguo y arbitrario que llaman «terrorismo» donde cabe de todo. Y no digamos el famoso «entorno» colmo de la discrecionalidad donde ya te cagas lorito.
No es que el Estado español fascistice Europa (no por falta de ganas) sino que el imperialismo necesita dotarse de un cañamazo represivo-policial contra la disidencia interna para luego lanzarse con las manos libres a sus aventuras militares.
En 1936, durante la guerra civil española, las muy «democráticas»
Francia e Inglaterra declararon un llamado «Comité de No Intervención»
para, teóricamente, no inmiscuirse en asuntos internos de otro país
y, en la práctica, coadyuvar a la victoria de Franco, incluso bloqueando
los barcos con alimentos que la URSS mandaba para ayudar a la II República.
En 1989 los EEUU invadieron Panamá, detuvieron a Noriega y se lo llevaron
a su país para juzgarlo (esto se llama «extraterritorialidad»,
que suena más «legal»). Los países que integran la
OTAN deciden que cumple «intervenir» en los Balcanes (esto se llama
derecho humanitario contra el díscolo Milosevic). El Estado de Israel
machaca a los palestinos pero aquí sería de mal gusto intervenir
(esto se llama derecho a mirar para otro lado o también conocido como
«derecho sueco»). En Europa, ahora, sí está bien visto
intervenir contra los «radicales» y lo llaman Derecho Comunitario.
Inclusive quebrantando las propias «reglas del juego» que ellos
mismos se dan y quitan a conveniencia y de las que tanto alardean y cacarean.
Kolectivo
La Haine
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