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Huelga General: Una pelea entre facciones del Capitalismo
ajenas a los intereses del Pueblo
x Oscar Grácia
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Con gran escenificación e indignación,
aquellos sindicatos que han negociado y aceptado las últimas reformas
laborales y responsables por lo tanto de llevar a la población a
los niveles de precariedad y explotación más elevados de la
Europa capitalista occidental, han convocado una huelga general para el
próximo 20 de Junio.
Súbitamente las mismas cúpulas encargadas de frenar el
descontento de sus bases, hacen un amago de pelea para enseñar
unos dientes de leche que ya no asustan a nadie, así que como tal
son tratados por un Gobierno que es fuerte con los débiles y débil
con los fuertes al aceptar el desafío mediante la aprobación
de la nueva reforma por decreto.
Son todos estos años de 'diálogo social', el abandono de
la ideología de lucha de clases (UGT ha retirado hace un mes su
condición de sindicato marxista) y el sometimiento a concesiones
de subvenciones del estado, las que han dejado a la clase trabajadora
asfixiada en el puño del Mercado, tratada como una mercancía
más y despreciada tanto más cómo se van reduciendo
sus escasos derechos.
¿Habría que pensar que gracias a un debate autocrítico
se ha dado un volantazo a la estrategia llevada hasta ahora por los sindicatos?
Falso. Como consecuencia de su sumisión a las diferentes agresiones
neoliberales a la población, llamadas 'reformas', éstas
son cada vez más directas y menos modificables en el proceso de
'diálogo'; un camino que culminó el pasado 11 de Abril al
presentar el gobierno el ataque al desempleo, abaratamiento de despidos
y eliminación de las ayudas a los jornaleros andaluces y extremeños
como un paquete ya decidido y al que sólo podrían hacerse
'retoques' técnicos.
Era necesario aumentar la 'fuerza' de los sindicatos mayoritarios en
la mesa de negociación mediante la convocatoria de una huelga general.
Ése es su único objetivo, ser tenidos otra vez en cuenta
para poder administrar la receta capitalista neoliberal en dosis más
espaciadas en el tiempo y no con la prisa que un Capital seguro de sí
mismo quiere imponer.
Estamos entonces en una pelea entre facciones del Capitalismo totalmente
ajenas a los intereses del Pueblo. El ala moderada se preocupa de los
ritmos del ala radical; nadie está interesado en repeler las agresiones
como un primer paso para, por lo menos, recuperar derechos perdidos.
Desde una perspectiva anticapitalista se hace francamente difícil
participar en estas movilizaciones, conociendo la mediocridad de los objetivos
finales con que será usada la huelga, necesaria por otra parte
como válvula de escape del descontento de muchos que no se conforman
con asistir al banquete de los ricos como plato principal.
A pesar de todo eso, no podemos permitirnos abandonar la escena y un
espacio político propio que poco a poco vamos haciendo conocer
a más y más gente. Un espacio que centenares de miles de
personas hicieron suyo pasando por delante del brazo izquierdo del Capital
en Barcelona.
Es una gran oportunidad para hacernos ver, con nuestro propio estilo
y la intensidad que tenga el 'movimiento' en cada ciudad, cada pueblo
para visualizar que más allá de grandes protestas internacionales
luchamos por un cambio de sistema aquí y ahora.
La negación de difusión de este mensaje, cuando no criminalización,
puede ser contrarrestrada con acciones de todo tipo según cómo
lo decida cada grupo, que no tiene porqué ser numeroso, siguiendo
el modelo de acciones directas descentralizadas pero a nivel estatal.
Es éste un método muy imaginativo y flexible que desmonta
cualquier tipo de planificación de represión policial pues
es impredecible qué, cuándo ni dónde va a realizarse
una acción, al contrario que una manifestación donde el
control es más exacto y preparado. Es por otra parte un terreno
donde los sindicatos no ponen el pie, consiguiendo esa diferenciación
necesaria para no quedar absorbidos por su mensaje. En todo caso e independientemente
del método de lucha usado, nuestra presencia en la calle debe ser
importante y visible pues ni nos callarán unos ni nos arrinconarán
los otros.
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