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Una política seria de reinserción (en el "más allá")

El que Juan José Moreno Cuenca, haya sido uno de los más claros fracasos de un modelo penitenciario que nos vendían como una maravillosa alternativa de reinserción social, le ha supuesto un precio muy alto a pagar. Desde que en 1994, Juan José volviese a prisión, su vida ha dado un predecible vuelco fatal. Para hacernos una pequeña idea, basta decir que hace apenas unos meses, Juan José se paso tres meses en aislamiento, de los cuales 15 días estuvo en huelga de hambre, en la que se vio obligado a coserse la boca para evitar el tener que responder a las continuas provocaciones de los carceleros.

Con las comunicaciones limitadas o desautorizadas; las llamadas restringidas o negadas; con una medicación tan fuerte que le hace perder la noción del tiempo y el espacio, a Juan José, que tuvo todas las posibilidades de ser un modelo de reinserción, lo están transformando en candidato a un posible "suicidado". Los carceleros lo saben, porque leen sus cartas, y los responsables de Instituciones Penitenciarias también, y por eso le dejan sobre su cama, unas corbatas que ni usa, ni son suyas.

El domingo 1 de julio, a Juan José le enviaron un matón a "sueldo". Un "skin" que de un envenenado cabezazo, lo mando directo al hospital. Esposado, en la perrera, maltrecho y completamente sedado por esa medicación que, poco a poco, lo va matando como ser humano y lo va convirtiendo en una tenue sombra de un lejano recuerdo, se lo llevaron al Hospital Clínico. Tras la cura, lo trasladaron de nuevo hacia la prisión y por el camino sus guardianes pasaron el tiempo humillándole y diciéndole, que el cabeza rapada lo tenia que haber dejado muerto. Con la rabia de la impotencia, Juan José golpeó el cristal del furgón, rompiéndolo, y allí mismo, parados en medio de esa autopista hacia el centro de exterminio de muertos vivientes, lo apalearon miserablemente y con saña mientras seguía inmóvil y esposado, acabando el día, en la enfermería de la prisión.

A partir de ahí, le niegan insistentemente las llamadas de teléfono y el jueves 5 de julio, en estado de desesperación, se trago una aguja para reclamar el poder hablar por teléfono con su compañera. Ese mismo ida lo trasladan de nuevo al Hospital Clínico, pero al negarse a que lo visitaran sino hablaba antes con su compañera, lo devolvieron a la prisión. El viernes 6 de julio, es llevado otra vez al mismo hospital, pues temen que en su critico estado de salud, la aguja le provoque una infección. A ultima hora de esta tarde del viernes 6 de julio, aun no sabemos cuál es su situación. De lo que no nos queda la menor duda, es de que los responsables de la prisión, están haciendo todo lo posible para extinguir definitivamente la sombra del recuerdo de su gran fracaso.

Juan José es uno de los muchos presos de este país que, con total impunidad, están condenados a una pena de muerte encubierta.

PD. Se dice que tras la reciente publicación de su libro "Hacia la libertad", el rigor y la brutalidad han aumentado. La editorial, el psiquiatra, la abogada, ..., en definitiva todos han cobrado y Juan José también, pero con diferente "moneda".


(COMUNISTES de CATALUNYA difunde de UHURU)

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