El problema de la vivienda y el papel de la okupación

x Rubén Ibán

Coincidiendo con el repliegue del movimiento ocupa en el Estado español, parece percibirse también un repliegue de las ideas y del antagonismo político que supone la ocupación en sus diferentes formas. El movimiento de ocupación de viviendas abandonadas tiene su principal y casi único campo de acción en el occidente desarrollado. Se dan en esta parte del mundo una serie de características que han permitido su desarrollo como medio de solventar necesidades reales, así como medio de intervención política. Estos son, un hiperdesarrollo de la actividad constructora, unida y sustentada por la especulación con inmuebles, así como problemas de hacinamiento en las grandes ciudades, infraviviendas, chabolismo, elevados precios del suelo, etc…(1)

Un poco de historia.

La ocupación política, desde su nacimiento, esta principalmente ligada a la denuncia de estos problemas principalmente urbanos. Esto no quita por supuesto que pudiera ser además una forma de desarrollar antagonismos políticos y económicos. El primer periodo de ocupación masiva y politizada dentro de un país capitalista quizás se remonte al Londres de pos-guerra(2), y que tras un paron de un par de décadas continua en la decada de los sesenta. Las ocupaciones de los sesenta-setenta son impulsadas por familias de clase obrera, sobre las que la crisis económica y la posterior reconversión no tuvo piedad. Sin embargo este movimiento aparece principalmente orientado ha presionar a los gobiernos para conseguir mejoras sociales en la vivienda, algo que acabarían consiguiendo parcialmente. Otros países con movimientos muy fuertes de ocupación en los 60s-70s fueron los autónomos alemanes, especialmente en Berlín Oeste, el movimiento de ocupaciones francés en el 68(3) y sobre todo el norte de Italia, donde las familias obreras, organizadas en torno a “Potere Operaio” primero y “Lotta Continua” después, realizaron ocupaciones masivas de bloques enteros de edificios. Es de esta experiencia quizás la más desarrollada en este sentido, al anunciar la extensión del capitalismo a todos los aspectos de la sociedad(4), y la posibilidad de extender la huelga y la desobediencia más allá de la producción, hacia el consumo. Esto se concretó a demás de las ocupaciones, en la llamadas “auto-reducciones”(5) en el supermercado, en el transporte publico…

El caso es que la ocupación política siempre ha ido relacionada con la denuncia de los problemas de la vivienda y la especulación. Sin embargo es un arma que se ha utilizado de diferentes formas, como forma de presión al gobierno o como forma de ruptura con el mismo. El modelo ingles de los setenta o el modelo italiano. Ambos coinciden en la crítica, pero se diferencian en los objetivos.

La trampa de la vivienda.

Vamos a tratar a ahora la crítica de la problemática de la vivienda en el momento actual. La vivienda, como cualquier otra mercancía orientada al consumo obrero de masas, es una trampa muy bien montada.

En los seis primeros meses del 2001 el precio de la vivienda creció un 16,6%, un 13% más que los sueldos de los trabajadores asalariados(6), desde julio del 2001 hasta julio del 2002 subieron un 15%. Familias de trabajadores tiene que dedicar de media (ambos cabezas de familia) un 47,5% de la renta familiar (7).

Las casas son construidas, diseñadas y equipadas por trabajadores asalariados como nosotros, lo que no quita que acabemos dentro de la jaula que nosotros mismos construimos. De igual forma el capital disponible en los bancos para créditos, con los que pagamos las casas, provienen de los ahorros allí depositados por los trabajadores(8) y del que los banqueros disponen para practicar la usura.

La sociedad de mercado tiende a convertir al trabajador en productivo y explotado durante toda su vida activa, siendo su única función en la sociedad producir beneficios para las empresas y los propietarios, a través del esfuerzo y el sufrimiento que forman el trabajo asalariado y el consumo. Quiero decir con esto, que el trabajo produce el plusvalor que hace que las empresas ganen dinero, y con la parte del dinero que no se le roba al trabajador, este consume los productos que él y otros como él han producido. El consumo es una pieza fundamental en el sistema de explotación capitalista desde la aparición del obrero-masa y con él del consumo de masas, y continúa ahora que el obrero-masa esta desapareciendo de occidente con más fuerza si cabe.
La situación actual es inmejorable para la explotación fruto del binomio trabajo-consumo, especialmente en cuanto a la vivienda. No solo por la eterna subida del precio del suelo, sino por el estancamiento de los salarios y la precariedad laboral del sufrido pagador de la hipoteca. Dentro de la lógica keynesiana, para mantener un consumo de masas son necesarias unas condiciones de vida suficientes que permitan al obrero consumir. Pero mantener los salarios en un nivel de supervivencia(9) tiene otras ventajas. Sin ir mas lejos la de producir trabajadores sumisos y disciplinados. Nada mejor para una empresa que un obrero con familia que tenga que pagar religiosa y mensualmente una hipoteca o un alquiler que absorba gran parte de su sueldo y que no le permita aventurarse en reivindicaciones salariales o en la búsqueda de un mejor puesto, ya que dejaría a su familia y a él mismo en la puta calle.

El empeoramiento de la relación entre salario y precios de los bienes básicos, (un hecho fácilmente constatable aquí y hoy) junto con la creación constante de nuevas necesidades (coche, electrodomésticos varios, móvil,…) obliga a los trabajadores a aferrarse a su trabajo sea este mas o menos precario, a la vez que mantiene el consumo y con ello el negocio inmobiliario, de la construcción, la industria automovilística,…

Los jóvenes son los más machacados por esta rueda. En este Estado, que nunca alcanzará el nivel de empleo y crecimiento del norte de Europa, la vivienda es inaccesible para gran parte de la juventud. Sin embargo el mercado inmobiliario puede permitirse postergar la entrada de los jóvenes en la dinámica trabajo-hipoteca, puesto que la vivienda se venderá por otras vías (ahora veremos cuales). Así se prolonga la estancia de los jóvenes en las casas de sus padres y es que el apoyo familiar también es un recurso o al menos un elemento que se tiene en cuenta al calcular la tasa de explotación del joven trabajador. Así se prolonga su dependencia y humillación mientras soportan un nivel de precariedad e indefensión en el trabajo que nunca se hubiera imaginado un par de décadas a tras, produciendo por el camino gran cantidad de plusvalía para otras ramas de la producción.

Esto nos lleva a la pregunta ¿sobre quien recae el peso de la demanda de viviendas?, dado que esta juventud sobre la que hablábamos no esta en principio muy bien situada para justificar una demanda creciente y aritmética de la vivienda que se esta dando.

Los precios suben, y como el ilustrísimo presidente de este circo comentaba, si lo precios suben es por que las viviendas se venden. El crecimiento vegetativo del Estado español, sin embargo, es de risa. A demás, tanto los jóvenes como los inmigrantes, que deberían sostener la demanda de primeras viviendas, están en una situación difícilmente empeorable para ello. Por eliminación gran parte de la demanda debe ser fruto de la compra de segundas viviendas y de la inversión de empresas y particulares en el ladrillo, a modo de segunda bolsa de valores.

Como no espero que nadie crea mi palabra, citaré datos del Instituto Nacional de Estadística que recientemente afirmaban que solo un 40% de la demanda correspondía a primeras viviendas y un 20% a segundas viviendas, el resto tendremos que asumir es pura inversión en activos inmobiliarios.

La función de la ocupación.

Con todo esto quisiera decir lo que ya sabemos, que la vivienda es un negocio y el único factor que la determina es el margen de beneficios. Sin embargo la vivienda es también una necesidad básica de todos y según la hipócrita retórica de los que mandan, un “derecho”.

Nuestro deber, el deber de los activistas que trabajan la ocupación de inmuebles, es en primer lugar hacer visibles estos desmanes y denunciarlos. Pero hemos de preguntarnos también ¿a quien queremos denunciarlo? No hacemos esto para que nos aplauda la sociedad del espectáculo, para que salgan un par de noticias en sendos periódicos o para presionar políticas sociales o de control de la especulación que nunca se cumplirán.

Los movimientos de ocupación históricos de GB, denunciaron la situación de la vivienda y consiguieron reformas sociales al respecto, los italianos sin quererlo hicieron lo propio en los 70s con las ocupaciones masivas de edificios(10).

La vivienda, como todo hoy en día, esta regida por las dinámicas del mercado. La principal función de los gobiernos es regular este mercado (y cada vez menos), y asegurar las condiciones necesarias para facilitar la circulación de las mercancías mediante políticas policiales o sociales. Lo que en la dictadura se consigue con el palo en la democracia se consigue con chucherias. Por lo tanto todas las políticas del gobierno tienen origen y objetivos economicistas, como perro guardián del mercado que es hoy día.

En lo que respecta a la vivienda, esta ha sido una de las principales bazas sociales para aplacar la conflictividad obrera cuando esta amenazaba el buen funcionamiento de la economía. Esta política tiene uno de sus primeros y mas claros referente en el Londres de finales del XIX, y los comienzos de las políticas de saneamiento de viviendas, así como los primeros bloques de edificios sociales (states) para sanear los barrios obreros y lumpen, nidos de miseria y revueltas (slums). Todo ello coincidiendo con las huelgas salvajes de los docks y los disturbios de Trafalgar Square, reflejo de una conflictividad que había llegado a su punto culminante a principios del XX. Desde entonces las políticas sociales siempre han ido de la mano del nivel de conflictividad de clase, las políticas sociales tienen el objetivo ultimo de alcanzar la paz social, al fin y al cabo.

En el español como en otros estados europeos, la construcción de viviendas sociales tiene su auge en los grandes polígonos de los 60s y70s. Sin embargo, cuando no son necesarias para aplacar a la clase obrera, estas políticas tienden a desaparecer, como en el momento actual. En una coyuntura alcista, las VPO dejan de interesar a los constructores y al propio Estado ya que se obtienen muchos mas beneficios con la vivienda libre. A pesar de que la demanda de viviendas subvencionadas aumenta con la precariedad laboral y la llegada de inmigrantes, la VPO a sufrido una reducción drástica en los últimos años de ser el 50% de la vivienda ofertada en el 93 ha ser el 7% en el 2001(11). Hay demasiado capital buscando vivienda libre donde invertir como para contratar con la administración viviendas subvencionadas.

Dependiendo en que circunstancias la protección social de la vivienda puede ser útil para el mercado, permitiendo bajar los salarios o aumentar los precios de los artículos de consumo en otras ramas de la producción, además de para aplacar la conflictividad de los estratos mas explotados de la sociedad.

Por todo esto el Estado intervendrá en la vivienda cuando lo crea conveniente para sus intereses, no cuando la gente lo pida.

El objeto de la ocupación, en consecuencia, no debe ser solo la denuncia, pues se trataría entonces de un nuevo acto simbólico orientado a presionar políticas reformistas. Sí se trata de difundir y crear conciencia sobre estos hechos. Difundir la idea de que no sirve de nada pedir limosnas al Estado, que no merece la pena trabajar toda nuestra vida para un banco y una inmobiliaria, que hemos de solucionar los problemas por nosotros mismos. Las casas, como todo en nuestra sociedad han sido construidas, no solo por el esfuerzo de nuestra generación, sino por el conjunto de todas las generaciones de asalariados que han trabajado esta tierra. Son bienes de la comunidad que tenemos la obligación de reclamar. Una función del ocupa debe ser fomentar la ocupación de inmuebles como solución a los problemas de espacio para uso político, social, cultural o de vivienda. Esto en primer lugar mediante el ejemplo y la difusión, así como con ayuda informativa o práctica, a aquellos que la necesitan y la solicitan. Hacer que cada espacio ocupado y autogestionado sea un cáncer para el mercado.

Notas:

1. En otros continentes a primado, respecto a la vivienda, la ocupación directa del suelo y la autoconstrucción.
2. Con gran parte de la ciudad destruida por los bombardeos, es evidente que la necesidad de vivienda era muy acuciante.
3. Aunque este movimiento es sustancialmente diferente, en cuanto a que la gran mayoría de las ocupaciones fueron de fábricas y universidades. Es decir la lucha se situaba en torno a los medios de producción, no de consumo.
4. Concepto de influencia situacionista.
5. “autoreduzione” rechazo a pagar los incrementos en los precios de los bienes de consumo o la acción directa para reducirlos a través de la organización colectiva. Milli Wild “Workers autonomy and social struggle in the crisis of capital. Italy”.
6. Datos extraídos de “El País”, Agosto del 2001.
7. Ibídem de Julio del 2002.
8 . Capital a disposición de los bancos, menos una fracción del dinero depositado que pueda estar disponible de forma inmediata, llamado “coeficiente obligatorio de caja”. “Poder y dinero en la era de la Globalización” J. M. Naredo.
9 . Cuando digo “supervivencia” no quiero decir necesariamente a pan y agua, me refiero a cubrir las necesidades básicas que cambian con el tiempo y la sociedad de la que hablemos. En la sociedad actual vemos a diario jóvenes con salarios miserables que gastan gran parte del mismo en el mantenimiento de un auto sin el que podrían sobrevivir.
10. “Carta de Berlinguer a Negri” en “Un terrorismo en busca de dos autores”.
11. “El País” Julio del 2002.

(Artículo enviado especial para La Haine)

 
         
   
 

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