Abandonad toda esperanza
"Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza". Así rezaba la entrada en el infierno de la Divina Comedia de Dante y, con la misma frase lapidaria, nos recibe el cancerbero del sistema político español. Perdamos toda esperanza. La estructura corrupta se pone digna y tira hacia adelante. Se aferra al sillón y asegura que las denuncias de corrupción masiva en el PP y los sobresueldos a su cúpula no son más que una conspiración judeomasónica que pretende mancillar el buen nombre de los españoles buenos. Lo de hoy, lo del sábado, lo de toda estas semanas, es el dramático resumen de un modelo que hace aguas, de una clase política que se define por lo que ya dijo Felipe González sobre el GAL: "Ni hay pruebas, ni las habrá". Y lo más dramático es que, en medio del temporal, todavía tiene capacidad para mantenerse a flote.
Nadie esperaba que el presidente español, Mariano Rajoy, dimitiese o, al menos, ofreciese algún síntoma de marcha atrás en el Comité Ejecutivo del PP. El enroque del sábado en Génova, parapetado tras una pantalla y blindado por decenas de Policías, es la constatación de que aquí nadie lo deja, ni da la cara y ni siquiera se siente obligado a ello. Abanderar la tesis del contubernio resulta tan pueril como cuando el mismo jefe del Ejecutivo, entonces como cabeza de la derecha española, aseguró que la trama Gürtel no era "del PP" sino "contra el PP". Han pasado cuatro años, el fango lo empantana todo y seguimos en el mismo punto. "No me consta". "No hay pruebas". "Todo es mentira salvo alguna cosa".
Dejaré de lado mencionar todos y cada uno de los rebatibles argumentos contables. "Salvo alguna cosa" es admitir que utilizarán su jeta de cemento como frontón y únicamente asumirán aquel escándalo ineludible. No, pero sí, pero todo lo contrario. Para todo lo demás, siempre estará recurrir a ETA. No deja de ser llamativo que todos aquellos cargos públicos del PP que han reconocido haber recibido fondos de Bárcenas se escuden ahora en el conflicto político para eludir responsabilidades.
"Abandonad toda esperanza" es el mensaje que lanzan Mariano Rajoy o Alfredo Pérez Rubalcaba. Abandonad toda esperanza de regeneración, honestidad o democracia. De que algo cambie, de que pasadomañana no amanezcamos con un enésimo escándalo que reviente la capacidad de sorpresa y aguante hasta límites insospechados. Siendo honestos, ¿cuál es el recambio? El siniestro espectáculo del "y tú más" que recrean semanalmente PP y PSOE solo refleja que los dos principales partidos, enfangados hasta el corvejón, solo obedecen a la lógica del "ya caerá el otro". Que dejar correr el tiempo mientras señalan hipócritamente hacia el contrario constituye su único recurso, conscientes de que, en algún momento, correrá el turno y volverán a su punto cero en Moncloa.
No hace falta más que ver las encuestas que vaticinan qué ocurriría en caso de que mañana se celebrasen elecciones. El régimen, los dos grandes partidos, aquellos que comparten una visión del Estado prácticamente unívoca, se mantiene indemne. El PP sigue como fuerza más votada, el PSOE salva su eterna caida y ambos guardan la posición que necesita la Troika. Pensar que UPyD es el gran beneficiado solo provoca que un escalofrío recorra mi cuerpo. Entre urdangarines, bárcenas, ideas y demás corruptelas, me sorprende la escasa reacción percibida entre los ciudadanos, ahogados por las medidas económicas impuestas desde el Gobierno español. No sé si el "yo haría lo mismo" forma parte de la cultura española tanto como el "con IVA o sin IVA", pero, como decía Kortatu, "hay algo aquí que va mal".
Abandonad toda esperanza, el sistema español está podrido hasta los cimientos. El recambio es Pepsi o Cocacola, no cabe la opción de que se reforme. Se aferra a su supervivencia y a la apatía promovida durante muchas décadas de omertá política en la Corte. Aguanta los embites con inusitada soberbia. En su ADN viene marcado que el verdadero objetivo está en mantener la amnestia colectiva, aunque sea solo hasta las próximas elecciones