Anarquistas españoles, por la libertad contra el capitalismo
Dolors Marin
Anarquistas: Un siglo de movimiento libertario en España.
Barcelona. Planeta-Ariel Historia, 2010.
490 páginas.
Este libro, como la autora explicita con frecuencia a lo largo de sus páginas, es un esfuerzo para captar las diferentes dimensiones del movimiento anarquista. Y no sólo ni tanto su actuación sindical o sus acciones más resonantes, que suelen acaparar la atención de otros historiadores.
Hay en la obra una voluntad de alejarse de los esquematismos en torno a los libertarios: Ni idealistas sin el menor sentido práctico, ni "tirabombas" sólo seducidos por la violencia. Tampoco "incontrolados" reñidos con cualquier disciplina o espíritu constructivo.
La recorre un propósito de reivindicación de aquellos militantes, en parte sustancial de origen obrero, que imaginaban un mundo radicalmente distinto. Y sin esperar a la revolución, se lanzaban a construirlo desde sus lugares en el mundo presente, organizados de las más diversas maneras, procurando esa "afinidad" anarquista que daba alas a sus ideas.
Para captar el propósito del trabajo, resulta elocuente lo expresado por la propia autora, al inicio del prólogo: "Este ensayo pretende describir someramente el universo cultural y la experiencia revolucionaria de ciertas trayectorias individuales y de algunos grupos que formaron parte del amplio movimiento libertario español del siglo XX que se aglutinó alrededor de la gran central sindical Confederación Nacional del Trabajo, la CNT."
Allí reside uno de los méritos capitales del libro, consistente en que logra dar una visión de conjunto sin necesidad de un desarrollo enciclopédico. Busca ejemplos elocuentes, representativos, y al seguirlos delinea el panorama general a través de casos particulares. Se introduce en la vida cotidiana de las y los militantes y permite así acercarse a un mundo de vínculos que sostienen las actuaciones en la esfera pública.
En algún pasaje la autora asevera que su obra trata sobre las "prácticas culturales" del anarquismo español y lo acerca a una perspectiva más antropológica que de la historiografía tradicional.
Lo que no significa que se relegue el tratamiento de las grandes organizaciones y su rol directriz en las principales luchas de la época. De hecho Marín destaca que, desde su creación en 1910 todo el movimiento libertario orbita alrededor de la Confederación, así fueran núcleos que cumplían tareas en apariencia alejadas de la labor sindical.
Construcción, creatividad, combate.
El primer capítulo está dedicado por entero al desarrollo de la CNT, con especial atención a los sucesivos congresos, hasta 1936.
Ocuparse de la central sindical lleva a la organización específica anarquista, la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que acompañó desde 1927 el desarrollo de la confederación.
Ya en terrenos más particulares aparecen los esperantistas y otros cultores de "lenguas planificadas". Lo que podría parecer una excentricidad, la autora lo trata como una manifestación del internacionalismo proletario, rasgo del grueso del movimiento obrero del siglo XX y antes aún, que tenía en los ácratas representantes conspicuos.
Asimismo presta atención a distintas experiencias comunitarias o cooperativas desplegadas a través del tiempo y desde el siglo XIX.
En particular se detiene en la realización de emprendimientos orientados al trabajo sin patrón. Resulta conmovedor su tratamiento del gremio de ladrilleros, trabajadores de baja calificación que, con autodidactismo y toma de conciencia mediante, desplegaron un fuerte trabajo cooperativo.
Valga al respecto una cita: "Los ladrilleros anarquistas de los grupos barceloneses de L' Hospitalet y Sants-Les Corts no fantaseaban con un futuro utópico: Sus prácticas cotidianas iban ya en la dirección correcta, y el cooperativismo era uno de los sistemas más habituales para la erradicación progresiva de la figura del capitalista..."
Ocupan un lugar preeminente a lo largo de toda la obra las mujeres que buscaban su dignidad e independencia en un país todavía regido por un machismo atroz. Más allá de un parágrafo sobre la organización libertaria "Mujeres libres" no hay un capítulo específico acerca de la militancia femenina. Ésta aparece múltiples veces y de diferentes formas, tanto a través de activistas anónimas como de algunas que fueron personajes destacados.
Se dedica espacio también, y no sólo en el parágrafo específico a las llamadas "escuelas racionalistas". Un modelo de educación alternativa, basada en el respeto a la personalidad y a la libertad de las y los estudiantes.
La que constituía un desafío campante al espíritu clerical y conservador de la enseñanza española oficial, dominada por la Iglesia y su enfoque clasista, elitista y machista de la enseñanza, amparado por interpretaciones religiosas siempre en el sentido de aumentar el control y la censura sobre las manifestaciones vitales de las y los jóvenes.
Un capítulo brillante es el destinado al "asociacionismo festivo", reflejado sobre todo en la poesía y las canciones proletarias, reproducidas y difundidas a través de múltiples agrupaciones y actividades, las que rebasaron el ámbito hispano y se expanden incluso a través del Atlántico, en un recorrido bidireccional.
En ese campo no resistimos la tentación de reproducir el Himno de Mujeres Libres, cuya autoría corresponde a una destacada dirigente, Lucía Sánchez Saornil:
Puño en alto, mujeres de Iberia.
Hacia horizontes preñados de luz
Por rutas ardientes,
los pies en la tierra, la frente en lo azul.
Afirmando promesas de vida
Desafiamos la tradición;
Modelemos la arcilla caliente
De un mundo nacido del dolor.
Que el pasado se hunda en la Nada
¡Que nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra Mujer.
Adelante mujeres del mundo,
con el puño elevado al azul.
Por rutas ardientes,
¡adelante de cara a la luz!
Acto de Mujeres Libres.
Una mención aparte merece el examen de la trayectoria del matrimonio de Juan Montseny y Teresa Mañá. Su actividad se desplegaba en el periodismo, la literatura, las escuelas racionalistas y la producción rural. En el terreno periodístico impulsaron una publicación llamada La Revista Blanca, de larga trayectoria en las situaciones más disímiles.
Su obra la continuó Federica Montseny, la hija de ambos que llegaría a ser ministra en el gobierno de la república. Todos ellos fueron editores y periodistas. Y asimismo escritores de novelas proletarias, casi siempre de ambiente obrero.
Buscaban formar la conciencia del proletariado, en contraposición a los productos de evasión que proporcionaba una novelística adocenada y comercial. Ese propósito se cumplió, ya que tuvieron un éxito descomunal.
De la guerra a la "transición".
La autora se ocupa de los años difíciles de la persecución militar y policial, en el transcurso de los cuales florecen iniciativas "específicas" y "grupos de afinidad" dotados de un gran potencial creativo y combatiente. Todo mientras se combatía contra los "sindicatos libres" y sus pistoleros sustentados por las patronales catalanas.
Como no podría ser de otro modo tiene su capítulo la articulación de guerra y revolución entre 1936 y 1939. Allí se destinan algunas páginas a los voluntarios internacionales anarquistas, a menudo opacados por la extendida fama de las brigadas internacionales, en las que predominaba la filiación comunista
En otra sección se examinan las colectivizaciones que tuvieron lugar en ese período, tanto las urbanas en la industria, el comercio y los servicios en Cataluña, como las de base rural que encontraron expresión en el Consejo de Aragón
Otra nota a destacar es que el libro no se remite sólo al período "clásico". Va hacia atrás hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando las tendencias anárquicas despuntaban, todavía un tanto mezcladas con corrientes liberales y republicanas.
Y en dirección a nuestros días, Marin se ocupa de los difíciles avatares del exilio, con las consecuencias de dispersión y aislamiento de toda expatriación, acentuadas en este caso por el peso de la derrota en la guerra. En paralelo se trata la difícil resistencia en el interior, en condiciones de clandestinidad y de persecución implacable. Todo queda englobado bajo el título "Memoria, la lucha contra el olvido".
Luego viene la consideración de la "transición" y de la vuelta de la CNT a la legalidad. Se describe y explica allí un revivir del movimiento ácrata, con arraigo sobre todo en las generaciones jóvenes y una multiplicidad de expresiones en el terreno artístico e intelectual.
Transcurridos los primeros años posteriores al fin de la larguísima dictadura, se abate un nuevo período de ocaso, que la autora interpreta como una consecuencia de que los anarquistas, congruentes con su apoliticismo y antipoliticismo, no se plegaron al juego de la democracia.
La calidad de la tarea y la rica información.
Dolors Marín tiene todo un recorrido previo de investigación en torno a los libertarios españoles y lo pone en evidencia en su trabajo. Ha hecho una concienzuda tarea tanto con fuentes orales como con documentación inédita albergada en variados reservorios.
Para eso entrevistó a numerosos testigos y protagonistas del movimiento. Consultó asimismo memorias y autobiografías muy variadas. Haber volcado esa vasta búsqueda en una escritura clara y amena, al alcance de un público extenso, no es la menor de sus virtudes.
El libro en su última parte trae una muy valiosa información, tendiente a enriquecer la mirada que se lleva el lector. Así se incluye un didáctico glosario de terminología anarquista. Y se adiciona también una prolija cronología que va de 1840 a 1999, un siglo y medio de historia viva.
Luego se añade la transcripción de un conjunto de fuentes muy ilustrativo, que pone al lector en contacto con las voces libertarias, incluidas las de dirigentes encumbrados como Ángel Pestaña, Salvador Seguí y Juan García Oliver.
Así se redondea una obra más que recomendable, apta sobre todo para recorrer caminos no trillados en la historia ácrata. Un sendero que las características del libro deja abierto para públicos diversos, desde el estudioso del tema hasta quien viva su asomo inicial a la historia de quienes sustentaron los ideales de la libertad en su versión más radical.
Quienes además de luchar con infrecuente tenacidad contra la explotación y la desigualdad, consiguieron prefigurar la realización de sus ideales sobre el terreno, en medio de las más duras confrontaciones.
Palabras de la autora casi al final del prólogo resultan elocuentes en su alta valoración de un proceso excepcional: "Pocas veces en la historia mundial se ha dado un caso como el de España, en que una clase social desposeída y anulada se organiza y en pocos años logra hacerse con las riendas de su propio destino."
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