Ante las nuevas medidas de excepción
Después de una primera cuarentena en la que no podíamos salir de casa, con todos los trastornos que ello supuso para las familias trabajadoras, mientras la producción y la actividad en el trabajo seguía como si nada y sin apenas medidas de seguridad; después de ver cómo sacaban al ejército a la calle y la policía abusaba impunemente más a la luz del día que nunca; tras la segregación de los barrios obreros; ahora, nos imponen el toque de queda nocturno.
No aumentan los recursos sanitarios, ni paran la producción, ni mejoran el transporte público para que los obreros no vayamos hacinados al trabajo. Pero nos prohíben circular libremente durante la noche. Es una medida propia de economías de guerra, en la que se busca asegurar la productividad recortando al máximo las actividades fuera del trabajo para los obreros.
Además, refuerza el control de la población y permite que esta lo naturalice, para que lo puedan usar más fácilmente en el futuro cuando quieran reprimir y evitar movimientos de resistencia contra su régimen de explotación y miseria.
Y además, ya sin tapujos ni vergüenza, nos dicen que con el nuevo estado de alarma podrán prohibir manifestaciones "si no se garantiza la distancia de seguridad". El derecho de manifestación, ya bastante raquítico en el Estado español, sufre un nuevo ataque de manos del "Gobierno progresista", que se vale de la pura ambigüedad para tener un recurso legal más con el que evitar las movilizaciones y las protestas.
Mientras tanto no han aprobado ni una sola medida sanitaria: no han aumentado el número de personal sanitario suficiente, desplazando y dejando morir a pacientes con otras patologías, no se han habilitado las camas que cerraron durante los años de recortes, la Atención Primaria de Salud sigue desbordada, no se ha reforzado el transporte público para evitar los contagios durante los trayectos y, por supuesto, siguen sin aplicarse políticas que aseguren la vida de los trabajadores no esenciales, por lo que se ven obligados a ir a trabajar poniendo en riesgo su salud. Sin medidas sanitarias efectivas, las medidas de control no sirven para nada, salvo para hundirnos más en la miseria y sofocar cualquier intento de luchar por nuestras vidas. Pero no debilitan al virus.
Nada de esto ha sucedido. Ante una crisis sanitaria de este calibre lo único que imponen son medidas represivas, dejando más evidente el carácter autoritario y antidemocrático del Régimen. Cada vez vienen más a cara de perro. Saben que se vienen tiempos difíciles, que nos tienen preparado al pueblo trabajador más despidos, más desahucios, más hambre, más miseria. Y, antes de que nos levantemos contra ello, ya se están dotando de las herramientas para reprimirnos y sofocar nuestras luchas. No se lo permitamos.
No podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos organizarnos y responder, no cedamos ni un centímetro. La desobediencia y la resistencia activa, la lucha en la calle, son el único camino para hacer valer nuestros derechos. Nos seguiremos manifestando y preparando para conquistar los derechos y libertades democráticas que desde 1939 nos niegan. Ahora más que nunca.
La implementación y reforzamiento de medidas sanitarias salvan vidas; los recortes y la represión generan abandono y muerte.
Movilización y lucha hasta conquistar medidas sanitarias efectivas y no represivas.
¡La represión no es la solución!