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Estado español :: 15/10/2007

Carta abierta a Grande Marlaska

Nicola Lococo (Presunto filósofo)
Excelentísimo, Ilustrísimo, Veneradísimo y Magnífico, Sr.Juez Grande Marlaska: Quien le remite la presente misiva no es otro que su Humildísimo, Rebajadísimo, Modestísimo y apocado querellado por el Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional en cuyo juzgado Nº 3, usted tendrá a bien tomar declaración junto a sus compinches de juergas y correrías humorísticas; soy ese a quien aquel dijera en su denuncia que se hace llamar Nicola Lococo y dice ser filósofo, ambigua expresión que a posteriori ha ido degenerando en la prensa al extremo en el que hoy se me trata como presunto filósofo, con el correspondiente alias...

Me dirijo a usted en primer término para expresarle mi más profunda simpatía, dado que su hermana ha sido durante décadas, mi médico de familia, y como le dije en su día, de ser usted la mitad de bueno en su oficio, y en el trato que ella, tranquilo estoy de quedar en buenas manos. Pero por si acaso su formación jurídica fuera igual de deficiente que la mía lo es en ortografía, no estará de más que atienda cuanto sigue, si en algo le importara conmigo hacer justicia, y no aplicarme a rajatabla la mera legalidad.

Lo primero que le solicito tenga a bien concederme es poder declarar aquí en el Juzgado de paz de mi acogedor Portugalete, donde la policía, las autoridades, y hasta el propio magistrado me conocen de hace tiempo, y entre quienes no me sentiré ni como un criminal, ni como un traficante, sino como lo que soy: un sencillo ciudadano de a pie que ha tenido la mala fortuna de que todo el puto aparato del sistema se fijara en él. Creo que a estas alturas del siglo XXI no es mucho pedir que se me permita declarar por videoconferencia, o a través de una sencilla cámara web que si hace falta la podría instalar mi propio hermano.

Lo segundo que le solicito, es que en el caso que no acceda a la primera sugerencia, tenga a bien poner a mi disposición un vehículo de la Benemérita como hicieran con el ciudadano Otegi, pues no me veo yo llamándoles en pleno Septiembre desde Burgos para advertirles de mi imposibilidad de llegar a la Audiencia por culpa de la nieve, y no estaría nada bien, ante los ojos de la ciudadanía que desde su instancia se le denegara a un ciudadano español lo que se puso a disposición a quien abiertamente reniega de ella.

En tercer lugar, le solicito que en caso de dar lectura a mi artículo titulado Las tribulaciones del Oso Yogui, la misma se haga con la debida voz del personaje, y para ello, bueno sería contar con la presencia de un buen imitador. De carecer ustedes de uno, pueden notificármelo, y yo mismo podría llevar a alguien de mi confianza que se dedica al doblaje, y que no desmerece en nada. No crea usted que es cosa baladí: dado que una de mis defensas era el hacer reír... en nada ayudará a mi causa que el texto se leyera al margen de la voz con la que me fue inspirada por el espíritu de Mitrofan, y temo mucho que tanto en boca de usted, como del fiscal, el texto no tenga ni pizca de gracia.

Lo cuarto que le solicito, en caso de verme obligado a llegar ante su presencia, sea con taxi o sin el... es que por lo que más quiera, me permita declarar por escrito, y ello por dos motivos: en primer lugar, porque aun siendo la situación grave, y todos los implicados en el proceso personas serias, sucede que el motivo material de la querella no lo es tratando del oso Yogi, el borrachín de Mitrofán, los dibujitos de Rodríguez y Ripa, y el entero contenido del artículo, y en consecuencia temo pueda entrarme un ataque de risa que usted podría tomarse como desacato al tribunal. Y en segundo lugar, porque como usted mismo a estas alturas ya podrá sospechar, mi mayor enemigo, no es la fiscalia, ni el tribunal, ni la casa Real....el mayor enemigo mío soy yo, que no estoy muy bien de la cabeza. Y ya para terminar, en quinto lugar me encantaría que respondiera a esta carta respondiendo afirmativamente a todas mis demandas, o en su defecto al menos, reconociéndome en privado tener alguna simpatía hacia mi persona, o mi causa. Sin otro particular, y agradeciéndole la atención prestada, se despide atentamente su más fiel y humilde acusado.


Publicado en el periodico "cnt" nº 338 Oct.07
www.periodicocnt.org
 

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